El Onlyfans de mi hermana. Parte 5

La sesión fotográfica se ve interrumpida, las manos de Gabriel, como poseídas, recorren en cuerpo de su hermana donde nuca nadie lo recorrió ¿Se acabaran las idas y venidas en los hermanos? ¿Sera el fin de esa farsa llamada hermandad que hace años saben que es solo una palabra?

Las fotografías que Gabriel saca son enseñadas de forma intercalada, así como alguna que otra sorpresa de su vida, ya han sido imágenes de una película que los marco, frases de canciones significativas para ellos… En el capítulo anterior hice el foco un grupo musical que ponían para acallar los sonidos de sus travesuras a su madre, hoy no hay mucho más que agregar, solo que sin proponérselo, Gabriel va a recrear una escena de una controversial película.

La musa de esta historia es la ucraniana Alexandra Kroha, trabajo para diversas compañías como Met-Art, Teen Funs, 18 Only Girls o Fleexy Teens, bajo los seudónimos de Isabella Kalinka, Isabella A, Grace, Mary… nació en 1988, de 1, 65 mts de altura y 87, 64, 90 de medidas.


Desatados

Toda la gracia de su cuerpo la abandonó ni bien comencé a masturbarla con mi mano. Toda su elegancia, mesura y sensualidad entraron en cortocircuito cuando mis dedos se desliaron en la rampa rosada de su sexo, en esa canaleta mágica entre ambos labios que ya estaba húmeda de diversas sustancias al abordarla.

Su rostro estaba desencajado, un pie estaba en puntas de pie y el otro apoyaba su arco en el suelo, un brazo lo mantenía enlazado a mi cuello y el otro colgando en una posición extraña. Si su cuerpo fuera una inteligencia artificial diría que había sido invadido por un virus.

Yo era se virus, un hermano pervertido que por año planto la semilla que ahora siembro. ¿Por qué sentía esa sensación irrefrenable de hacer con mi hermana lo que debería hacer con una novia, esposa o amante? ¿Era atracción por lo prohibido? Lo dudo, hay varias cosas prohibidas y no me atraen como ella. Tampoco diría que es solo morbo, también considero morbo dar latigazos, usar máscaras de cuero, pinzas atenazando zonas erógenas y nada de eso llama mi atención. Tampoco mujeres con pene u hombres con vaginas… mi punto débil era ella, con quien compartíamos apellido, padres, sangre y por lo visto, el gusto por el incesto.

Por primera vez, a pesar de sentir el fuego de cerca por mucho tiempo, nos tocábamos mutuamente como dos brasas crepitando en las llamas.

- Uuuh, uuh, uhh, aaah… - Gemía bajo la influencia de mis habilidosas manos que la frotaban en puntos clave, la vagina, a la que no dejaba en paz con mis yemas, hasta sentir su humedad impregnándose en mi piel como si se hubieran vuelto esponjas. Mis dedos eran prácticamente abrazados por sus pequeños alerones de piel, sobresaliendo de manera sutil de sus labios.

También la invadía a besos en el cuello, las mejillas, su boca entre abierta y sus pezones encaramelados. Con mi mano libre acariciaba su pelo, quitándoselo del rostro para ver su expresión de placer, contenida por tanto tiempo.

- Sos tan hermosa Majito, me volves loco, loco… - Le dije al oído mientras dejaba de frotar para penetrar su orificio pequeño y virgen. Un pequeño porcentaje ingresó donde ninguno ingresó jamás, sintiendo carne húmeda envolviendo mis dedos como si el agujerito quisiera darme la bienvenida.

- Esto está mal… pero se siente tan bien. – Me respondió cuando encontró las palabras, así como yo encontraba su orificio desprotegido, atacado impunemente por mis dedos libidnosos.

- Tocame, la pija, podemos hacer todo lo que quieras, somos libres. – Le dije casi en una súplica.

- No sé… es mucho. – Se resistió.

Aún en esa posición, desnuda, desencajada de placer entre mis brazos, con dos dedos enganchados a su sexo, se resistía.

- No tenes de que preocuparte, soy tu hermano mayor, y como tu hermano mayor te voy a cuidar. – Ironicé.

- Se nota que me estás cuidando, pervertido.

- Siempre te resistís y al final te encanta.

Acto seguido, la tome del rostro y le estampé un sonoro beso de lengua, invadiendo la suya con la mía, refregándole mis labios contra los suyos para que sintiera bien el gustito y el olor de mi saliva y a la vez, sentía el de ella. Mientras mi boca la distraía y mis dedos seguía prendidos a su vagina, aproveché para bajarme la bragueta y soltar mi probóscide, erecta a tope.

- No seas bobita, Majito, ya empezamos, no hay vuelta atrás, deja de resistirte… - Insistí sin dejar de besarla, no muy seguro de que mis palabras hayan salido con claridad ya que mi boca estaba ocupada en sus labios, en su cuello, en todas partes.

- Hermano… sos mi hermano… - Repitió con los ojos cerrados y las piernas temblando. Quizás fuera su hermano, quizás no importaba ya que la hacía estremecer de placer.

- Vos sabes que somos hermanos, tu cuerpo parece que no. – He inmediatamente, le golpetee el clítoris con las yemas, como si quisiera sentir el calor de su piel sin quemarme, haciéndola enloquecer.

- Ah, ah, aaah, uuuhh…

Mis dedos comenzaron a chapotear haciendo dibujando una deliciosa onomatopeya en el aire: “pit, pit, pit, pit, pit…”

Mientras la masturbaba me prendí al pezón más cercano, sin importarme que hacia tan solo unos minutos lo había acosado a más no poder. Con el trabajo sincronizado de mi mano y mi boca, Majito no tardó en correrse, escuchando como las gotitas regaron el suelo como una lluvia sobre tierra seca.

- Aaah, ah, ah, aauuuuh… mmmm.

Mis dedos quedaron brillantes, y ante la vista de mi hermana que se preguntaba qué haría con ellos, me los lleve a la boca para beberme todo lo que había exprimido de su vagina, deleitándome con sus jugos únicos y prohibidos.

- Desee hacer esto desde hace más tiempo del que debería…

- Hermano… no digas esas cosas. – Jadeó como si hubiera corrido una maratón.

- ¿Qué tiene? – la desafié pasándome los dedos que la invadieron por la nariz y la boca. – Es imposible no tocar una conchita tan linda y no saborearla, tenés suerte de que no me zambullí de jeta…

- Ganas no te faltan, pervertido.

Cuando esos lapsos de lujuria me embriagaban el tiempo corría de manera distinta, por suerte el disco de Rata Blanca seguía sonando y me ubicaba en tiempo y espacio " Quiero saber si esto fue la magia de tus labios Hay perfume de mujer flotando aquí. El conjuro de un cuento de amor quizás me atrapó, lo puedo sentir” cantaba el enano y estaba seguro de que había perfume de mujer y de que estaba preso de un conjuro.

Majo respiro agitada por un par de minutos hasta que, con algo de timidez, su mano envolvió mi tronco y por primera vez, me tocó la pija. Sintió su temperatura, su circunferencia, me frotó el glande con sus dedos haciéndome doler un poco y después me acaricio los testículos, palpándolos, sintiendo el peso de saco en su mano con cuidado de no hacerme doler.

Como ya dije, así había sido siempre, mucho “no, no” mucho histeriqueo y al final se dejaba llevar por mis deseos. En los primeros años esos juegos los empezaba ella, por curiosidad propia de la edad, rebeldía adolescente y para rebelarse a las férreas estructuras de nuestra madre.

Ahora que no teníamos barreras de ningún tipo y podíamos ser libres, era lógico que tuviera dudas. No era fácil aceptar que era una incestuosa de pura cepa.

- ¿Te gusta? Podes hacer con mi pija lo que quieras… - Le dije observando como masajeaba mis testículos.

Tan solo ver mis frutos de hombre masajeados por su mano me volvía loco, eran manos que hace unos años veía recorrer hojas escribiendo para cumplir con deberes, manos que tomaban mis cacharros limpios para secarlos, manos que veía cambiar de canal, que veía desde que nacieron y verlas ahí, adentrándose en lo más prohibido me encendía como un bombardeo de napalm.

- ¿Te duele? La tenes re dura. – Se preocupó apretando mi rabo con su mano y mirándola con desconfianza. Mi tronco no cedía ni un milímetro, estaba a tope de excitación.

- No duele, aunque podés hacerme sentir muy bien…

Tome la mano de mi hermana con extrema delicadeza y le indique como quería que me masturbe, envolviendo su índice y pulgar bajo el nacimiento de mi glande, indicándole que hiciera movimientos cortos y continuos. Era un error bastante común que las inexpertas tratasen el miembro como una manguera de bomberos atorada en medio del incendio, intentando estirarla como si fuera de goma.

María José aprendió rápido y desviando su mirada de mi pija a mi cara, se mostró complacida con mi expresión de placer. Me estaba haciendo la primera paja de su vida y era muy buena, sentía su respiración junto a mí, la cercanía de su cuerpo y mientras ella hacía su labor, podía tocarla a gusto y placer en todos lados.

Me deleité acariciando su espalda, sintiendo su piel ceder bajo mis dedos, fui bajando hasta llegar a su cola y apresé una nalga, sintiendo su tamaño escurriéndose entre mis dedos y la firmeza muscular bajo la piel, reaccionando ante mis estímulos.

- Dios… hermosa cola. – Mencioné como los narradores pervertidos de los videos porno.

Sentir cuando se tensaban dichos músculos bajo mi mano era un deleite, mi hermana era carne argentina de exportación, primerísima calidad.

También volví al ruedo en su vagina y le froté el clítoris con delicadeza.

- Ahora te toca vos disfrutar, no es necesario que me la toques.

- Si fuera por mí, te la tocaría en cada segundo. – Admití. – Seguí que vas muy bien, me gusta mucho como me la tocas.

Y lo que veía también me deleitaba, sus pezones en punta me observaban como otro par de ojos.

- Que exagerado…

- Ya vas a ver si soy exagerado.

Me acerque a ella de frente, teniéndola pegada a mí, pecho con pecho y antes de que se quejara, la tranquilice: - Tranquila, no te la voy a meter, hoy no… por ahora vas a seguir siendo mi virgencita.

Aunque no se la metí, deje que mi pija se abriera paso por ese pequeño triángulo formado de muslo a la derecha, muslo a la izquierda, y su húmeda vagina arriba, frotándome contra su sexo, sintiendo sus pequeñas alas brillantes de néctar rozándome el glande, sintiendo su piel traspirada y excitada poniéndose de gallina a medida que me hacía una paja contra su vagina toda mojada.

- Aah, aah, aah, aahu… uuhh. – Comenzó a gemir y no tarde en sentir que sus piernas se cerraban aún más para apresarme el pene. Contra mi glande pude sentir cada parte de su vagina con cada roce.

Por fin estábamos en la misma sintonía, disfrutando exactamente de lo mismo sin distracciones, peligro ni barreras. Majo confío en mi palabra y abrazada a mí, se dejó frotar por mi pene, cada vez más húmedo empellón tras empellón. Sentí sus labios mayores empapados darme su suave bienvenida y al chocarla a fondo, juntando vientre con vientre, mi cabezal enrojecido salía del otro lado, seguro para tener la maravillosa vista de sus nalgas rodeándolo.

Con el correr de los minutos, mi vientre casi que reemplazo a las baterías de Fernando Scarcella durante el tema “Aún estás en mis sueños”, golpetee la panza de mi hermana con la mía hasta sentir que la lujuria brotaba de mí, incontenible. No tenía un pedazo de proporciones dignas del porno pero era lo suficientemente satisfactoria como para tener un recorrido amplio y sentir como mi glande emergía del otro lado como si saliera a tomar aire.

- No puedo más… me voy a correr. – La alerté tomándola de la coleta de caballo para que arquee su cuello hacia atrás y poder llegar a sus labios.

- Ya me corrí como tres veces, hermano, te toca… te toca, te toca. – Balbuceó mientras metía mi lengua en su boca.

- Uuuugh, uuh, uuuh, uuuuh… - Conectado a sus labios, eyaculé libremente hacia todas partes, sintiendo las gotitas caer en el suelo mientras mi cadera, como si no se hubiera enterado de mi eyaculación, segúia moviéndose automatizada de atrás hacia adelante.

- Gabo… Gabriél. – Me retuvo mi hermana, separándose de mí, despeinada, sudada, con algo de saliva abrillantando sus labios. Demonios, la tenía desnuda frente a mí, sacando pecho, no podía creer que lo había conseguido, que por fin teníamos una aventura hecha y derecha.

- Perdón, perdí la razón, no pienso con claridad cuando te tengo así, desnuda, frente a mi…

- Nunca pensaste con claridad, sino no habríamos hecho esto. – Pensó. – Mira como quede, toda chorreada.

Majo se distancio, y olvidando que estaba desnuda o sin importarle, levanto una pierna para enseñarme que mi fruto espeso y blancuzco había impactado contra su muslo chorreándose, por un lado.

- ¿Sabes que es lo peor hermanita? – Dije observándola como quien aprecia una obra de arte.

- ¿Qué cosa?

Pase mis dedos por su sexo una vez más y estos emergieron más empapados que antes.

- Que no todo eso es mío, la mayoría es tuyo. Vas a tener que admitir cuanto te gustan estas cosas, rendirte a mí y dormir conmigo, coger conmigo y hacer estos jueguitos una y otra vez. – Chupándome el dedo.

Majito negó con la cabeza y se cruzó de brazos, hasta que me miró a los ojos y dejó escapar una risita.

- ¿Ya no lo puedo esconder más no? Digo, me fotografiaste desnuda, me viste desnuda, me hiciste eso de recién, se llame como se llame… parece que ya no lo puedo esconder más. – Aceptó por fin.

El disco llegaba a su fin, así como nuestra 3era sesión, que había pasado a un segundo plano, y al parecer, así sería en las siguientes. Después de todo no había manera alguna de que mi hermanita se empezara a desnudar y pudiera contener mis impulsos.

- Me voy a bañar. Te dejo el trabajo de edición, la “subición” y todo eso.

- ¿No me acompañas a elegir las fotos?

- Después de lo que te deje hacer me merezco un buen baño. ¡Ah, y quiero estar tranquila unos minutos! ¡Nada de que entres a cachondear o molestar! No tengo un grifo entre las patas.

- ¡Me voy a cobrar mi parte por ser tu community manager! – Bromee viendo maravillado como mi lujuriosa hermanita dejaba un rastro de elíxir hacia el baño. No estaba de acuerdo con su última sentencia, por lo empapado que había quedado, la cantidad de veces que se corrió en pocos minutos y su rastro de flujo sin dudas tenía un grifo abierto por vagina.

- Si tenemos nuevos suscriptores, la primera compra va a ser un par de sábanas, tenes una cascada entre las piernas hermanita… - Dije en soledad, procesando lo ocurrido.


Placer y trabajo


Los días siguientes entramos en la dicotomía de ocupar nuestro preciado tiempo en más sesiones o en nuestras perversiones. Para colmo, esa misma noche, tras nuestra primera aproximación íntima intensa, mientras nos besábamos en la cama con el celular de acompañante, no dejaba de sonar anunciando nuevas suscripciones.

El desnudo total fue la carnada que necesitábamos para picar en un río cada vez más lleno de pescadores, no obstante, nunca dude de las cualidades de mi hermana. Su cuerpo de gimnasta y su cara de ángel no era algo que se puede ver todos los días.

- ¡7 nuevos! ¡7! ¡Hijuuuuuu! – Festejó muy contenta rodando sobre la cama, abrazada a mí, haciendo que me choque la cabeza con el velador.

- ¡Yo sabía, yo sabía! ¡Si sos hermosa! – La apretujé entre mis brazos hasta hacerla chillar. - ¡¿Viste que tenías que mostrar todo?! ¡Se iban a volver locos!

- ¡Vos estás loco, me vas a quebrar las costillas! – Se quejó sin dejar de reír hasta que un golpeteo fuerte contra el suelo proveniente del piso de abajo me recordó que vivíamos en departamento… se hizo un silencio y volvimos a estallar en carcajadas, pobres nuestros vecinos, no solo no debían de entender nada, sino que seguro nos puteaban en cinco idiomas por hacer tanto quilombo a las 2 de la mañana.

- No sé si voy a poder dormir, con esa plata vamos a poder estar tranquilos toda la pandemia. ¡Y lo conseguimos en pocos días!

- ¡Tenemos que ponernos profesionales! – Se tiró arriba mío como en un pin de lucha libre. – Repitamos las dos primeras sesiones, tenes los sets y tenemos la ropa, ahora le agregamos el desnudo como plus.

El celular volvió a sonar, era el octavo suscriptor (o suscriptora, quien sabe) y era motivos de aunar festejos.

- Veni para acá hermosa, te voy a comer la boca toda la noche.

- ¡Sos mi hermano! ¡Ya parece que ni te acordás de eso! – Me reprimió acomodándose arriba mío y abriendo la boca para que pudiera meterle la lengua.

Sin ánimos de querer tensar nuestra nueva relación, ese raro experimento de amante y hermana en el empaque más sensual posible y a la que llamaba María José, me conformé con unos besos apasionados hasta que el último pico coronado de un “buenas noches” sentenció el fin de un día fructífero… su salivita prohibida fue el refrescante vaso con agua que en las películas toman antes de dormir.

En efecto, nos pusimos manos a la obra a los dos días, tras contabilizar 9 suscripciones nuevas, más que satisfechas por la idea de nuevos desnudos, más osados que muestren el flexible cuerpo de Majo en toda su gloria.

Como fotógrafo, me tome el desafío de repetir las dos primeras sesiones tanto en iluminación como configuración de cámara, para que pareciera que fueron hechas el mismo día. Creo que el trabajo quedó impecable, poniendo las fotos de esta última sesión a la par con las primeras, daban la ilusión de haber sido tomadas el mismo día.

Ahora Majito posaba de pie, como vino al mundo, pero con una mirada sumamente seductora. Debían de prohibirle visitar los polos o los derretiría agravando el calentamiento global.

El Onlyfans de mi hermana. Parte 5

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Nuestro público valoraba el profesionalismo, la calidad fotográfica, así como admiraban la belleza natural de mi hermana, que pasaba varias horas al día respondiendo mensajes, anticipando nuevos sets y por supuesto, propuestas tan sensuales como atrevidas.

- Estas muy linda, aunque re seria para mi gusto, regalame una sonrisita. – Le pedí, y Majo me la concedió.

- Como jodes con los diminutivos… aunque me hacen reír un poco, me hablas como una maestra jardinera.

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incesto

Consideré que estábamos progresando si ahora mis típicos diminutivos le gustaban, hasta le hice sacar una sonrisa hermosa. No hay mucho más que destacar, saque una cantidad de fotos inmensa de su rostro lumínico, de su figura desnuda y en especial, sus tetas.

hermana

hermanos

Como leyendo mi mente, Majo separó sus piernitas enseñándome esa anchoíta perfecta, siempre manteniendo nuestra distintiva calidad fotográfica, no queríamos pasar la raya y caer en lo que caen todas como abrirse de piernas y mostrar hasta el útero.

- ¿Así está bien no? Todavía me da vergüencita. – Menciono mientras el ojo de cíclope capturaba su pose, sentada, ligeramente abierta de piernas.

- Esta perfecto, lo mantenemos artístico como siempre. No como Noe que se abrió de gambas varias veces según me contó.

- See… según te contó, de seguro alguna fotito te debió pasar, atrevido. – Se puso celosa ni bien se la mencioné.

- Para nada. – Respondí cortante, aunque sabía que de pedirle lo haría. Tenía la sensación de que con Noe teníamos ese nivel de confianza.


grace

tabu

hermano y hermana


La sesión continuó y Majito fue cambiando de pose por sí sola, pasando de estar de pie, a sentada y, por último, acostada. Fue demasiado para mí, como dije al principio, todavía no sabía cómo balancear trabajo y placer, por ende, viéndola ahí, acostada, desnuda, como una mujer de pintura renacentista (aunque no tan llenita) deje la cámara de lado y pase a abordarla con mis labios.

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- ¿Otra vez? Pensa en los dólares, pensá en ser profesional… - Se resistió de manera curiosa, dado que hablaba dejando su cuerpo expuesto a mis ataques, con los brazos abiertos como su cabello.

Sobre ella, besé su cuello, sus mejillas, sus labios, plantando besos profundos y sonoros mientras mi erección crecía hacia abajo, amenazante contra mi hermana. Me sentí Kevin Spacey en Belleza Americana cuando el controvertido actor por fin tiene a su merced a su joven obsesión, Mena Suvari, haciendo de la amiga de su hija, con la camisa desabrochada y sus pechos expuestos a su merced.

Si la vimos juntos la película no lo recuerdo, sin saberlo la recreamos a la perfección, ella estaba mirándome con sus preciosos ojos y los labios entreabiertos, quizás con una súplica a medio camino o alguna palabra de impaciencia inaudible brotando de sus labios. Yo, la observaba con un brillo de encanto en los ojos, como encandilado.

Me hubiera gustado tener una camisa para desabrocharle con paciencia, botón por botón, sin embargo, el resultado era el mismo, esas preciosas mamas apuntando al techo como lentes de observatorio en un páramo estrellado.

- Ya sacamos suficientes fotos, déjame probarte un ratito, te extraño.

OnlyFans

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A diferencia de Kevin Spacey en esa producción, no me detuve y al tener esas tetitas servidas como un platillo de lujo, las degusté devoto a sus mamas.

- ¿Me extrañas? ¿Ya te olvidaste lo de anoche o te calentaste pensando en el onlyfans de Noe?

- No seas boluda. – Respondí tajante soltando su pezón. – Me calentás vos y la sola idea de hacer lo que pienso hacer.

- ¿Qué vas a hacer?

- Algo más que chuparte las tetas…

Fui bajando por su vientre durito, plantando besos que hacían germinar sus poros, poniéndolos de gallina. Me encontré con su ombligo delicado y seguí bajando, las curvas de su vientre eran como flechas que me indicaban el camino a seguir, su preciosa entrepierna, delicado como una flor de dos pétalos, recién abriéndose engalanando el aire con el suave aroma de su néctar.

- Hermano… - Susurró Majo no sé bien porqué.

Para mi sorpresa, el teléfono sonó y me sacudió como si me despertara de un sueño hermoso. – Es mamá, la puta madre. – Me quejé sin ocultar mi fastidio.

- Atende rápido o va a sospechar. – Se atajó Majo escurriéndose a un lado, quebrando el momento mágico para siempre. Su llamado, aunque de seguro era bien intencionado, nos sacaba de contexto y nos evocaba a viejas épocas.

Recordaba cuando cancelaba sus visitas a la iglesia o sus recorridos puerta por puerta en todo el barrio por lluvia o cualquier motivo y nos arruinaba los planes de disfrutar nuestro tiempo a solas, ya sea en actividades de hermanos o de no tan hermanos.

Tomando el teléfono fui a atender al comedor mientras mi hermana daba por terminada nuestra incursión fallida vistiéndose. Creo que para Majo esa llamada había sido un salvavidas, quizás no quería cruzar la línea tanto como yo.

Mamá solía llamar de vez en cuando, noté que estuvimos tan abstraídos en nuestro mundo compartido de fotos y perversiones que no nos comunicábamos con ella, en efecto, estaba preocupada por no tener noticias de sus hijos.

Era bastante larguera al teléfono, nos contaba de cómo estaba “militando” para que abrieran las iglesias porque para ella eran esenciales para protegerse del virus. Era recurrente en ella atribuirle a la fe poderes que no todos, en estos tiempos, le conferimos, como proteger a los creyentes del virus del covid. Mi madre era especial, no solo creía en el poder renovador de la fé, también en esas teorías algo arcaicas y supersticiosas de que este se trataba de un nuevo azote de Dios.

- Mama, no digas esas cosas, no está probado nada, ni siquiera se sabe el origen del virus. – La corté en seco, algo fastidiado, aunque disimulando muy bien mi tono. Después de todo, quería creer que ella había llamado justo en ese momento por casualidad.

- Hijo, te lo estoy diciendo, creé… capítulo 26 de Isaías, versículo 20… “Pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra tu puerta tras de ti, escóndete por un breve momento hasta que pase la ira. Porque el Señor viene de su morada para castigar por sus pecados a los habitantes de la tierra. Y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá más sus muertos…”

- Mama, admiro tu memoria, pero ya sabés que no tengo las mismas convicciones. – Le dije de la manera más respetuosa posible. – Tenes que ver más noticieros mamá, no te apegues tanto a eso que…

- ¡Así estamos por la falta de fe, Gabriel, así estamos! – Me reprochó.

Majo, nuevamente vestida, pasó por mi lado y sin necesidad de preguntarme sabía de qué iba la conversación. Verla vestida me causó un bajón de glucosa.

- Mamá, sabes que te quiero, no lo digo de malo, ese versículo como muchos puede atribuírsele al sida, la malaria, la gripe española, un virus zombi…

- Virus zombi, no seas blasfemo, por favor, estas siendo irrespetuoso.

- Es un decir, sabes a lo que me refiero, la mayoría de lo que dice no es muy específico y puede interpretarse …

- ¡Hola ! – Intervino mi hermana, saludando a la pasada pegándose al teléfono, antes de que a nuestra madre le dé un sincope por mis reticencias con las sagradas escrituras.

- ¿Cómo está mi bebé? Bebé, ja, es un decir, ya tiene 18 y es toda una señorita. – Como verán, tiene un modo muy particular de hablar. - ¿No la estás dejando traer novios ni nadie no? Mira que no se pueden hacer reuniones.

- Tranquila mamá, tengo la escopeta cargada por si acaso. – Bromeé, recordando como mama había aceptado que se viniera a vivir conmigo porque estaba segura de que mantendría a los buitres alejados. Que ingenua, que malvado había sido traicionando su confianza, vulnerando su preciado retoño.

- ¿Y la plata? ¿Conseguiste algo? Como no me hablabas pensé que te habían cortado el teléfono.

Mire de reojo a Majo que pasaba a la cocina meneando su delicioso trasero bajo un jogging de gimnasia, no había un novio acechándola, sino alguien peor. Un hermano que estaba contabilizando toda esa sensualidad para salir de la crisis y sacando algo más que unos dólares de provecho.

- Encontré una salida, unas fotos en interiores para vender. – Revelé con cautela. –Para vender en internet, no te preocupes que vamos a estar bien.

- ¿Fotos? ¿A que le sacas fotos?

- Ya sabes… - Dije sin saber que decir mientras Majo se inclinaba para buscar una fruta del compartimiento inferior en la heladera, imaginándome ese culo desnudo cuando en realidad, ya lo había visto, aunque no con lujo de detalle… por ahora. Mi siguiente objetivo era cruzar la última frontera y ver ese culo ejercitado y durito en toda su gloria, abierto como las puertas del Valhalla.

Me acerqué sin que mi hermanita lo note y mire su culo remarcado con detalle, casi sintiendo mi erección queriendo llegar a él y escuchando a mi pene puteando porque mis piernas no se movían hacia ella. Al que se le ocurrió poner el compartimiento de la fruta en la parte más baja de la heladera debería recibir un Novel.

- ¿Gabriel?

- Ah, sí, decía que fotos de interiores, adornos, cuadros, frutas… - Majo seguía y seguía buscando una fruta con ese delicioso culo apuntándome. – Frutas jugosas, que se vean sabrosas… son para una página de arte, necesitan fotos en altísima resolución para que sus estudiantes pinten.

- Que lindo Gabriel, me encanta, gracias a vos van a poder seguir con su aprendizaje, que santo. – Me felicitó mamá haciéndome sentir como un niño mimado. - ¿María José está por ahí?

- Sí, está por acá…- Dije, y sin mediar palabra, la apoyé para que sintiera mi erección. - Esta cerca. Ella se dio cuenta y me miró con desaprobación, aunque no se movió, solo sé que susurró algo que no logre entender.

- ¿Te está ayudando? Espero que no te esté causando problemas.

- No, se está portando bien… muy bien. – Comenzando a frotar mi pija contra el centro de su cola, muy excitado de tan solo saber que bajo dos capas de fina tela estaba su precioso culo, de seguro sabroso y edulcorado por la larga sesión de fotos…

Majo se dio vuelta y me siguió el juego manoteándome la pija por arriba del pantalón. - ¿Querés hablar con ella para saber cómo está?

- Sí, quiero saber cómo está, pásamela.

Ni bien mis manos quedaron libres y le pasé el teléfono a mi hermana, la abordé como un violador de callejón hollywoodense, con el perdón de la truculenta imagen. Le apretujé las tetas, la cola, la llene de besos, todo mientras Majo intentaba tener una conversación normal, sin dejar emerger de sus labios prohibidos un gemido delator.

- Sí, sí… estoy bien, mamá… mi hermano mayor me cuida… me cuida bien…

Mi mano ya estaba en su jarrón de galletas, masajeando su vulva como la primera vez, con las mismas ganas de siempre, frotándole cada sección de su anatomía más austral. Estaba sin bañar, y su perfume de señorita de fabricación propia emergía de mi mano producto de la fricción como si estuviera produciendo una reacción química… olerla solo me hacía frotarla con mayor frenesí, embriagándome con la subida de temperatura febril de su sexo.

Majo intentó resistirse girando, quedando sosteniéndose de la mesada de la cocina como si sufriera un terremoto, sin prevenir que hundiría mi rostro entre su culo, desafiándola a gritar.

No solo me hundí en él, respiré en él, me froté en él, casi levantándola con mi cara.

- Ah, ah… estoy bien, es que… me senté en algo caliente, muy caliente… estaba cerca de la hornalla y casi me quemo el culo.

Era fija que mamá se quedó retándola por ser una “mal hablada”.

Mientras intentaba hilvanar una conversación coherente, comencé a respirar pegado a su jogging, entre su culo, sintiendo su olorcito a piel, ropa y sudor. La sola idea de sentir su raya algo húmeda de ardiente traspiración me volvía loco. – Te tengo que cortar… tengo un problema con, he, he, con Gabo, tiene hambre, mucha hambre… como si no comiera hace mucho… sí, siempre fue un goloso, lo sé muy bien.

No debía de ser fácil para ella interactuar con su madre y a la vez, un hermano adicto al peligro, que no pudo evitar jugar con fuego teniendo a su propia madre al teléfono, para cuando corto, el aluvión sensaciones no se marchó.

- Chau ma, chau, voy a ver qué hay de comer… - Dijo justo cuando subí a besarle las tetas mientras le apretujaba el culo con ambas manos. Tenía el jogging todo metido entre la raja, como si se estuviera comiendo el pantalón con sus orificios.

- No cortes, seguí hablando, sacale conversación. – Susurré lengüeteándole el pezón mientras la observaba. Su mirada en cambio era de asombro, entendía el juego sin saber si le gustaba tanto como a mí. – Dale, hablale de algo, no cortes.

- Espera… ¿Te estas cuidando del covid? No le hagas caso a todo lo que dicen en la iglesia, tenés que quedarte en casa y usar barbijo…

La pandemia, aunque no era un tema agradable estiraba conversaciones como el clima desde tiempos inmemoriales. Mientras abría mi bragueta para sacar (una vez más) mi falo y darle caña, Majo discutía con su madre que, como muchos ancianos desinformados, creía en los remedios milagrosos o fraudulentos.

- ¿Ivermectina? Nunca de escuché de eso ma, pero pensá, si hubiera una cura milagrosa ya se habrían curado todos, no hagas ninguna locura.

Locura era lo que estábamos haciendo, como si no hubiéramos hecho nada parecido en años. Veníamos de una sesión de fotos candente y no habían pasado ni quince minutos que ya estábamos escribiendo una nueva página en nuestro compendio de travesuras.

Era admirable como seguía en papel mientras le masajeaba los senos, frotando sus pezones con mis yemas hasta sentirlos duritos y erectos, así al instante, succionarlos de forma ruidosa. Se los estaba haciendo crecer de tanto chupar con fuerza. La tenía acorralada contra la mesada, apoyándome contra ella, sintiendo todo su cuerpo envuelto con el mío.

La excitación de hacer actos prohibidos en las narices de nuestra madre como en los viejos tiempos nos inyectaba una dosis de adrenalina impensada. La llamada que en un principio vi como una interrupción de mis deseos, se convirtió en una oportunidad de traer, en cierta forma nuestro hobby secreto.

Majo, aunque se resistía y mostraba cierto lenguaje corporal defensivo, meneando su culo para evitar que se lo siguiera estrujando. Aun así, estaba bajo mi dominio, contra la mesada y la heladera, podría eludirme y no lo hacía, le gustaban esos juegos como a mí solo que le quedaban algunos ladrillos a su muro de Berlín de moralidad, entre su oriente y occidente aún había restricciones que les impedían definirse como una u otra.

- Antes no te resistías tanto, venías a dormir conmigo, me veías hacer cochinadas, me mostrabas tus cositas. – Susurré en el oído opuesto al que mi hermana tenía pegado el celular.

- Shhh para que te va a escuchar. – Me reprimió alejándolo para que mamá, larguera como siempre en sus llamados, no nos escuche franelear, no nos escuche jadear y en mi caso, casquearme la pija casi con furia, previniendo que la llama no podía dilatarse más, estaba forzando una acabada a donde fuera, no me importaba si los pibes crudos terminaban en la mesada, en la ensalada, en mi hermana, donde fuera, quería acabar.

Lo bueno, si es breve, doblemente bueno, la llamada duró lo que tenía que durar y nos encontramos a solas, sin esa presencia lejana acercada por la virtualidad de la llamada.

- ¿Tanto te pone ser descubierto? - Me preguntó mirando hacia abajo, a sus joggings todos enlechados en la cola, alcanzados a quemarropa por mi pistola, un nuevo caso de gatillo fácil en la ciudad, otro crimen secreto encapsulado en cuatro paredes de los tantos que debían ocurrir en la ciudad de la furia.

- Cámbiate otra vez, yo preparo la comida. – Dije entre sorprendido y avergonzado por haber quedado con los pantalones en los tobillos, con la pija muerta goteando y sosteniéndome en la mesada.

Para mi fortuna, mi hermana por un momento, dejo de hacerse la mosquita muerta y dándose cuenta de mi situación, me levantó los pantalones, acariciándome la pija y los huevos en el proceso, metiéndomelos dentro del calzoncillo como si fuera un joven incapacitado de ambos brazos. Acto seguido, me beso en la boca.

- Aprovechemos la racha, comamos, hagamos una nueva sesión y después vemos con qué nos divertimos.

Me lo dijo con un tono juguetón que no era común en ella, inflándome el pecho de la emoción, inyectándome una dosis peligrosa de sangre ardiente a mi torrente sanguíneo. Si los dos estábamos vibrando en la misma sintonía no había manera de que se nos escapara una noche más, sin hacer debutar a mi hermana.


Continuará…

relatos

Gracias por leer, poco a poco, van a ir dejando atrás la sangre y le van a hacer más caso a sus impulsos, ser hermanos va a significar menos capítulo a capítulo. Si les gusto les agradecería puntos, comentarios o cualquier detalle que demuestre que les interesa la historia. También escucho ideas o sugerencias.

Capítulos anteriores:
Capítulo 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/4020235/El-Onlyfans-de-mi-Hermana.html
Capítulo 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/4027496/El-Onlyfans-de-mi-Hermana-Parte-2.html
Capítulo 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/4041501/El-Onlyfans-de-mi-Hermana-Parte-3.html
Capítulo 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/4072304/El-Onlyfans-de-mi-hermana-Parte-4.html

6 comentarios - El Onlyfans de mi hermana. Parte 5

Jungkook77 +1
Sos un genio chabón me entretiene el nivel de detalle que le agregas en todos los párrafos no me voy a cansar de decírtelo
El_Cochinoco
Gracias man, se recontra agradecen esas palabras, siempre fui vueltero para escribir y me gusta describir todo bien, en estas historias me parece que suma agregar detalles. 😅😉😉
Viyito +1
Excelente relato. Me encanta tu narrativa. Pensá seriamente en publicar...
El_Cochinoco +1
En parte soy un escritor frustrado, no se si soy tan bueno como para publicar pero conque lo disfrute y lo que escribo se deje leer me conformo.
Viyito +1
@El_Cochinoco La verdad es que me gusta mucho tu forma de narrar y el detalle que le ponés a la historia.
Gracias por compartir con nosotros.
El_Cochinoco +1
Muchas gracias, el placer es mutuo.
kjhgffffg +1
cada vez mejor 10 p
El_Cochinoco +1
Gracias por pasar y comentar!
metalporn96 +1
Me encanta la mina que usas de modelo , me cuesta muchisimo encontrar algo de ella fotos o videos
El_Cochinoco +1
videos hay poco, pero buscala en fuskator como alexandra kroha. isabelle kalinka. Otros nombres que usa es grace, isabella A. https://fuskator.com/search/Alexandra+Kroha/
Caco_cali +1
Se espera ansioso la continuacion! grandisimo relato!
El_Cochinoco +1
Muchas gracias, esta en proceso, me esta quedando un poco largo.
pacificlupus +1
+10 y fav Genio!
El_Cochinoco
Me alegro que te este gustando 😋