El Onlyfans de mi Hermana. Parte 2

La primera sesión fotografía tiene lugar y Majo, de a poco, se involucra cada vez más en la tarea de vender su sensualidad para su Onlyfans, solo queda ver cuál es su límite.

Este capítulo tiene bastante del formato fotonovela y las fotografías que Gabriel saca son enseñadas de forma intercalada, así como alguna que otra sorpresa ocasional.

La musa de esta historia es la ucraniana Alexandra Kroha, una de mis debilidades y que nos van a acompañar con su inocente rostro y flexible cuerpo a lo largo de esta historia.



Valor agregado

No todo era capturar su silueta, su trasero, el contorno sutil de sus senos, también despertar una sonrisa, captar una mirada, inmortalizarla en cada detalle podía ser vital, quería que aquellos deseosos de sensualidad exclusiva sean cautivados y para ello, confiaba en las armas secretas de mi hermana como su belleza natural tan juvenil. Traduciendo: tiene cara de ilegal a pesar de no serlo.

- Decime que hago ¿Me quedo parada solamente? – Preguntó algo incómoda con mi continuo gatillar alrededor de ella.

El Onlyfans de mi Hermana. Parte 2

- Hace cosas simples, gira, tocate la remerita o el brazo, mírame, mira la ventana y a distintos lados, ponete de perfil… - Tampoco era un experto en la dirección, por lo general me ordenaban a mí: “Vení sácame una foto con mi amiga.” “Van a cortar la torta, sacá fotos de ella haciendo mordiscón.” “Dejá el asado y saca fotos en las mesas.” etc.

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- ¿Así? Me siento maceta, por esto no nos dan nada. – Admitió queriendo subir la intensidad.

- No seas impaciente, primero hay que hacerlos desear con fotos así, aunque si queres podes mostrar tu obligo, eso es… que preciosa pancita, la van a adorar. – La elogié gatillando como en un tiroteo de western.

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- Basta, no seas baboso. – Me reprimió algo nerviosa. – Ya no sé si lo tuyo es por cariño, te haces el gracioso o sos un pervertido de verdad.

- Ahora no soy tu hermano sino un fotógrafo, uno muy pervertido. – Confirme. - A ver, de perfil, ahí está, que preciosa por favor.

- ¡Me pones nerviosa! ¡Sos mi hermano! – Se escandalizó provocando una pausa ya que no podía parar de reír. - ¿Y si ponemos de regla no decir ni una palabra?

- Es un embole así, además de que se vuelve más incómodo, nomás hace cosas simples, cuando te sientas lista te sacas la remerita.

- Que la pancita, que la remerita, habla bien carajo, me pones nerviosa, mierda.

- Bueno, no te hagas la “enojadita”. - Aceptando su queja, tomé nota e hice silencio por un rato y me concentré en captar su mejor perfil, que eran todos. No, en serio, empezaba a pensar a lo grande y con optimismo, mi Majo no era la típica tetona, E-Girl toda tatuada y teñida o ricachona operada, tampoco haría posiciones burdas abierta de gambas, pienso que podía convertirse en toda una ídola soft capaz de meterse varias suscripciones en el bolsillo.

- Tengo una idea, mostrá el corpiño, en una tet, en un seno nomás, si podes tocate el pelo, acomódatelo, así… justo como quería.

No le dije que sus axilas eran perfectas, tenía un depilado impecable que aquellos fetichistas de esa parte del cuerpo iban a adorar.

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hermano y hermana
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Por fin, tras cambiar el tono de mis directrices hicimos conexión y mis consejos fueron captados de inmediato. Intercalé órdenes precisas con silencios consiguiendo muchas fotografías valiosas de por medio. Aunque nunca había fotografiado a una mujer a solas, más que en las sesiones de quinceañeras, la lógica era más o menos la misma: capturar las sonrisas, las expresiones, el momento, y en este caso, su belleza, su increíble belleza.

Majo se metió en papel y me pidió ver como estaban quedando las fotos, acercándose a curiosear, cosa a la cual me negué. Era poco profesional y una pérdida de tiempo ir enseñando las fotos.

- Estás preciosa Majo, tranquila, me encantás. Sigamos que las ves todas juntas cando la subamos a Onlyfans.

- Basta, Gabriel, no me hables así. – Susurró no muy incómoda sino risueña tras despojarse de la remera paso a paso, permitiéndome capturar la acción casi en fotogramas… nos estábamos quedando sin ideas, ya había jugado con su pelo, quedado en corpiño y más que bajarse un poquito el short, no había mucho que hacer, a menos que…

- ¿Te puedo hacer una pregunta atrevida? – Ni bien dije la palabra atrevida, algo reacciono bajo mis pantalones, algo que no debía reaccionar. Quizás el ver tanta piel joven, tanta belleza familiar, quizás estaba al límite y esa palabra detono la reacción en cadena.

- Huy Gabriel ¿qué me vas a preguntar? No seas zarpado hermano, siempre me haces chistes pervertidos y me incomodas. – Se sonrojó mientras mostraba fastidio legítimo.

- No, no, es algo serio. Te iba a preguntar si te animabas a mostrar un poco más…

- ¿No te parece suficiente? ¡Mira como estoy! – Incuso enseñaba un hombro desnudo ya que había dejado deslizar una tira de su sostén…

Isabelle Kalinka
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En parte tenía razón, tenía a mi hermana tan solo usando un corpiño y con el short de gimnasia bastante bajo, desnudando esa curva deliciosa entre sus caderas que descendía del ombligo hacia su entrepierna, sin escalas. Lamentablemente, incluso para mí, el final de su recorrido seguía oculto tras unos pocos centímetros de tela. Esos pensamientos no ayudaron a mitigar la bestia despertada que crecía en mis pantalones.

- Majo, pensaba que quizás podías mostrar los pechos. – Le mencione con la mayor seriedad posible.

– Si te animas podemos tener un Onlyfans mucho más sólido, podemos subir los precios, dar un plus.

Para mi sorpresa, María José me respondió de inmediato y sin inmutarse.

- No sé, creo que sería demasiado, no sé si me animo… además frente a vos es incómodo.

- No sería la primera vez. – Recordé. – Vos te acordás de cómo hicimos renegar a mama con nuestras travesuras, no sería tan distinto.

Como hermanos, no era casualidad que nos lleváramos tan bien y tengamos una relación inusual por lo cercana. Habíamos pasado una infancia (la de ella, sobre todo) casi solas, encerrados en una casa sin nada que hacer más que nuestras tareas escolares y hogareñas hasta que comencé a trabajar ni bien termine la escuela. Las cosas no cambiaron mucho de todas formas al principio ya que me costó conseguir trabajo regular al principio, solía trabajar más los fines de semana y pasar de lunes a jueves encerrado en casa los primeros años.

Mamá, aunque no era malvada ni nos hizo faltar nada, parecía vivir un par de generaciones atrás. Estaba más tiempo en la iglesia haciendo trabajo comunitario y “esparciendo” la palabra del señor (o sea, rompiendo las pelotas de puerta en puerta) que en casa y cuando venía, nos hacía la comida, dormía y nos regañaba, poco más que eso. Fue una receta para el desastre con el correr de los años, en especial cuando terminamos la comunión y decidimos no acompañarla más a la iglesia. En algún momento bastante temprano de nuestras vidas decidimos que no seríamos como ella y mamá desistió, casi dejándome la casa y Majo a mi cuidado... cosa que admito, no termino muy bien.

Por culpa del aburrimiento, con ella teníamos más travesuras inenarrables de las que quisiéramos admitir y aunque fuimos lo suficiente listos como para nunca tener problemas en la escuela y terminarla sin repetir nunca, con nuestros juegos le dimos disgustos a mama que nos valieron castigos de todo tipo. Juegos de los que hasta el día de hoy me siento algo culpable, siempre fui el hermano mayor y no debí ser tan permisivo en varios aspectos con ella.

- Era muy distinto, Gabo, éramos otros… por empezar tenía otro cuerpo, paso un tiempo de esos jueguitos inocentes y ahora no sé si quiero que mis tetas estén por todos lados en la internet. – Se sinceró no muy convencida, estaba seguro de que podía hacerle cambiar de opinión.

Suspire calculando bien mis palabras. Era como caminar en suelo de madera sin hacerlo crujir en una película de terror, debía decir lo justo y necesario o no la convencería.

- Con más razón, Majo, en esos tiempos nomás estábamos aburridos y solos, ahora estamos en una necesidad y nos puede ayudar mucho cualquier extra que podamos dar. Aunque seguimos estando solos, eso no cambio. – Trate de convencerla y antes de que replicara: – Y sobre tu miedo de tus pechos subidos a la internet… creo que ignoras la cantidad de mujeres desnudas que hay en la internet, te lo digo por experiencia, hay fotos de tetas y mujeres desnudas como para empapelar el sistema solar, ya nadie se escandaliza si se sube en alguna página unas fotos íntimas, hay millones de otras dando vueltas. Prácticamente se vuelven anónimas, serían fotos al desnudo entre millones de fotos al desnudo.

- Vamos Gabo, no es eso a lo que me refiero, obvio que hay miles de actrices porno y celebridades que tienen algo más que las tetas expuestas, no soy tonta, es que estas son mías y me incomodaría saber que están dando vueltas por todos lados, mira si se hacen virales o algo así, si las ven mis amigos me muero.

Bajé la cámara y cambié el enfoque.

- Es mama la que está hablando, no vos. No son los 70 o los 60, los chicos no andan heredando revistas porno como si fueran las únicas tetas que van a ver en sus vidas, nadie se hace viral por unos pechos, aunque sean de alguien muy hermosa… ni se va a hacer un culto de psicópatas que te va a viralizar por algún motivo, no te das una idea de la cantidad de chicas que hay mostrando más que los pezones, solo hablando en Onlyfans, si no fuera seguro no habría tantas usándolo haciendo plata.

- Basta Gabo…

- Además Noé me aseguró que el sitio es seguro, ella que hace desnudos totales me contó que en términos de seguridad podés…

- Basta Gabo, está bien, voy a enseñarte las tetas. No hagas comentarios ¿Sí? No me incomodes y hagámoslo rápido antes de que me arrepienta o me de frío.

Casi sobresaltándome cuando dijo (y cómo dijo) “enseñarte las tetas” como si me las fuera a mostrar solo a mí, me posicione tratando de que no notara mi erección y la apunte con la cámara.

- Te prometo que no digo nada y lo hacemos rápido. Cuando quieras, estoy listo… creo.

María José respiró profundo y jugueteó con su sostén, con las tiritas que lo sostenían de sus hombros y por fin dejo caer una solapa del corpiño, enseñándome un delicioso pecho, precioso como toda su humanidad. Susurré una obscenidad que ella no escuchó mientras capturé su seno desnudó observándome con su pezón descubierto, de un marrón claro sutil como todo en ella, casi una pincelada de acuarela en la cumbre de su seno.

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- ¿Me dedicarías una sonrisita?

- Y dale con los diminutivos. Si le decis “tetitas” me visto, me voy y me mudo, te advierto.

- No, no, jamás diría eso, perdón, me calló la boca…

En silencio, la fotografié hasta que descubrió su otro seno sin que tuviera que pedírselo, revelando una simetría divina. Un artista del desnudo o un escultor del renacimiento no podría hacerlos mejor, no era tetas grandes, tampoco pequeñas, tenían el tamaño indicado para el tipo de belleza sutil que mi hermana destilaba de cada poro. Cada pieza en ella encajaba como un guante.

Aunque pude mantener silencio, no cumplí mi promesa de hacerlo rápido. No sabía si algo así se iba a repetir en mi vida y hasta yo admito que me excedí en la cantidad de fotos y tiempo que pasé fotografiándolos. Capture sus senos desde abajo, de cada perfil, con distintas expresiones en su rostro y por supuesto, en algunos primeros planos que detallaban hasta la textura de sus pezones.

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Para mi sorpresa, Majo se posiciono frente a la cámara totalmente expuesta y comenzó a bajar su shortcito (perdón, short) un poco más y por poco me da un infarto ¿Pensaba ir más lejos incluso sobrepasando mis ideas más pervertidas? ¿Sería capaz de mostrar su tajito a sus suscriptores por dinero y, por consiguiente, a mí? Guiándome por la sensualidad de su piel, la coloración de sus pezones y su belleza natural debía de tener una vagina de infarto, y no me importaba tener esos pensamientos de mi hermana.

La fotografíe y bajé la cámara observándola con mis propios ojos de arriba a abajo, expectante, deteniendo mi mirada en su short, que cubría de manera milimétrica una vagina que evidenciaba un rasurado prolijo desde el mismísimo milímetro en el que nacía. Su vientre dibujaba unas líneas que descendían como flechas hacia su sexo, perdiéndose bajo el short. De bajar un micrón de tela más se podría decir que estaba haciendo un desnudo completo.

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- ¿Terminamos? – Me susurró roja como un tomate por su atrevimiento, por haber ido tan lejos frente a su mismísimo hermano. En vez de contestarle, volví calzar mi cámara y seguí gatillando. Majó se dio vuelta. Se veía el nacimiento de su colita a la perfección, su espalda como una cascada se zambullía en unas nalgas perfectas de una tonalidad más blanquitas por la falta de sol que no hacían más que sumarle fichas a su sensualidad.

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Fue el mayor acierto de mi vida. Haber continuado con la sesión, Majo se sintió más segura siendo enfocada de espaldas, quizás pensaba que era su lado más sexy o la incomodaba menos que las tomas de frente, ya que volvió a juguetear con su short, bajándolo y subiéndolo en sus flancos, enseñándome las caderas desnudas y cada vez un poco más de su trasero, desnudo ahora en un cuarto, quizás un tercio… Era como si hubiera entrado en trance y no se diera cuenta de que se estaba desnudando frente a mí. Jugaba con su prenda con una sensualidad que incendiaba el ambiente como en un bombardeo de napalm, haciéndome latir la entrepierna con sus miradas, su sonrisa discreta, sus manos en su prenda amenazando con bajarla para enseñarme toda la…

- Bueno, ya estamos. Alcanzame el corpiño y la remera. – Pidió ruborizada, esquivando mi mirada.

Majo volvió en sí, escandalizada, con las mejillas y hasta la frente sonrojada. Se había dejado llevar como en una danza tribal alrededor del fuego y estoy seguro le pasó por la cabeza por un instante la idea de un desnudo completo, abortando el descalabro en el último segundo… de todas formas la idea de que su vagina estuvo desnuda frente a mí, a escasos centímetros de mi rango de visión, causó un cortocircuito en todas mis extremidades. De haber querido, pude dejar la cámara y haberle visto el sexo al detalle.

- ¿Me alcanzas el corpiño? – Volvió a pedirme, ahora con el short subido y un poco incómoda, cruzándose de brazos como si no conociera sus senos. Ahora los conocía al detalle y no podía quitarme de mis retinas sus aureolas marroncitas, eran como esas manchas lumínicas que se gravan por mirar al sol.

Tomé su prenda y se lo alcancé, cuando su mano casi lo toma, lo retiré jugueteando con ella, impidiéndole que lo agarrara escondiendo su brasier tras mi espalda. Ese jugueteo le saco una sonrisita, rompiendo con la tensión… creando una nueva tensión.

- Gabo, no seas infantil, dale, ya estuvo. – Resopló.

Insistí con mi juego y levanté su corpiño como si fuera la sortija del carrusel, Majo se pegó a mi cuerpo con los brazos estirados al intentar alcanzarla, rozando sus pechitos preciosos contra mi cuerpo al saltar sin darse cuenta de que mientras ella intentaba llegar a su prenda dando saltos y manotazos, no dejaba de verla a los ojos. Pensé que, si yo estuviera sin camisa hubiera sentido el suave roce de sus pezones contra mi piel, que oportunidad perdida.

- Me parece que te vas quedar así todo el día…

- Gabriel, basta. Sabía que iba a terminar en algo así, sos un pajero, tarado. – Se fastidió amenazando con irse y no la deje, tomándola de la cadera con delicadeza.

- Esta bien, perdóname. Permitime ayudarte. – Desistí con mi bullying dedicándole una sonrisa paternal. – Yo te lo pongo. - Le dije en un susurró, pasando sus brazos por las tiras del brasier y abrochándoselo por detrás con una mano mientras recogía su cabello castaño con mi otra mano, todo con una calma y serenidad que apelaban a apaciguar los ánimos. Incluso por uno segundos, mientras terminaba con mi detalle, mi erección palpable se apoyó contra su colita permitiéndome sentir su suavidad y ella, de seguro, sintió mi dureza.

Sin desistir en mis intenciones de calmarla y mostrarle que no era mi intención molestarla y solo bromeaba, tomé su remera e hice lo mismo, ella se la dejó poner con lentitud e incluso me dejo acomodarle rozarle los senos sin problemas. Al terminar Majo me dedico una mirada cariñosa que fue de mis ojos hacia abajo, y más abajo, deteniéndose en mi pene erecto, formando un bulto sobresaliente en mi entrepierna.

- No cambiaste en nada, Gabriel. – Me dijo con la vista clavada en mi pija resignada. – Pasan los años y seguís siendo el mismo pervertido, sabía que se te iba a poner tiesa como pata de perro envenenado.

No hice más que reír con su chiste y asentir, cuando tenía razón, tenía razón.

- Quiero que editemos las fotos juntos. – Mencione cambiando de tema. – Vamos, elijamos las fotos y terminemos con nuestra primera sesión.

El pasado que siempre regresa

A los pocos minutos, tras una breve conversación con Noé pidiéndole consejo (ella además de ser mi consejera estaba interesada en todo el chisme) empecé a llenar de contenido su cuenta completando los datos y las autenticaciones, por supuesto, faltaba la confirmación principal, una fotografía de la usuaria, Majo, sosteniendo su D.N.I. de frente y reverso junto a su rostro.

Con la descripción perdimos varios minutos. Tardamos en decidirnos si la poníamos en español o inglés y nos decantamos por ambas. Que supieran que era latina pensé que iba a pegar como piña. Al final quedó así:

“Bienvenidos a mi Onlyfans. Soy argentina, bailarina y gimnasta.

Tengo 18 años recién cumplidos y muchas ganas de conocerte y que me conozcas. ¿Me acompañas? Sé amable y respetuoso, soy nueva y quiere pasar momentos agradables juntos.”


- Un poco largo, aunque deja en claro que tienen que ser respetuosos. Que paguen no les da derecho a ser tóxicos.

- Si, está bien, no quiero que se zarpen al principio. – Aceptó Majo satisfecha con la descripción mientras agregaba los emoticones finales. – Aunque es bastante chamuyo eso de gimnasta y bailarina cuando fui unos meses nomas, a danza sí fui tres años, pero no me vuelve bailarina.

- ¿Todavía te sale eso de abrirte de piernas a lo Jean-Claude Van Damme?

- Si. – Contestó extrañada sin encontrar la relación con la pregunta.

- Entonces sos bailarina y gimnasta, es lo único que importa. – Determiné provocando que se golpeara la frente con la mano.

- Sos incurable hermano.

Lo demás fue todo lo predecible, el sitio pide una contraseña, un correo electrónico al que envían el enlace de confirmación y, por último, los obvios detalles del perfil, como la foto de portada, que debía de ser lo más atrayente posible.

- Majo vení, elijamos una fotito. - Le mencioné por la noche, poco antes de cenar. Ya estaban todos los datos, me había ocupado de seleccionar las fotos, poniéndoles las marcas de agua y los precios

- El diminutivo, que no estamos en jardín de infantes. – Me reto como toda una maestra, aunque sentándose en mi falda como una nena. Por suerte, me mi amigo se había calmado y no la apuñalé con una erección incómoda, aunque con la calentura que manejaba y ver foto tras foto de Majo desnuda, la bestia no estaba del todo dormida.

- Esta me gusta, no sé qué opinas. Aunque podría aterrizar un ovni en mi frente, esos de Día de la Independencia.

- Sí, como portada va como caño…y me gusta tu frente. Te da apariencia de bebota.

- Siempre tan turbio vos. – Me reprimió mirándome con desaprobación como diciendo “es incurable”. - ¿Y bien? ¿Ahora qué?

Me quede pensando en que la palabra turbio me caracterizaba demasiado bien. Me compensaba la idea de que nunca me caracterizó ser malvado, cruel o abusivo, solo algo pervertido con una pizca de manipulador y cargoso, nada más. Después de todo estaba fotografiando a mi hermana de 18 años desnuda para hacer dinero, no se llega a ese punto sin agregar perversión y manipulación a la mezcla.

- Me aconsejó que hiciera una cuenta de Twitter para acompañar el Onlyfans, unos días antes y generar sinergia. No lo hice, pero podemos hacerlo ahora y subir varias fotitos, digo, fotos, para empezar a mover los motores.

Nos copamos bastante, juntos, con ella y todo su peso sobre mí, y mi olfato engatusado con el perfume de su cabello (ni hablar de su peso contra mis piernas), no solo abrimos una cuenta de twitter sino de otras plataformas populares. El que entrara en ellas tendría un link a su Onlyfans y viceversa, retroalimentándose entre sí. Esa noche se podría decir que ÁneLolita había nacido.

- Ahora es cuestión de esperar, esperar lo mejor. – Sentencié acariciando su pierna, obsequiándole un suave beso en el cuello que ella, recibido muy mimosa.

- ¿Sale pizza de celebración?

- Yo sabía que tanta complicidad se debía a algo, bueno, pidamos una pizza. Con que se suscriban un par esas pizzas están pagadas.

Sin dudas la comida era el punto débil de mi hermana. Además de todas las bendiciones con las que contaba, tenía un agujero en el estómago que absorbía calorías sin hacerle perder la silueta. Era casi una X-Men.

- Me la merezco, di más de lo que esperaba y me viste las tetas no sé cuánto. Pensé que iban a ser unas pocas fotos en topless y te re cebaste.

- Te re mereces una pizza con coca, pedila nomas, la que quieras. – Mencione viéndola incorporarse, ella, consiente de las sensaciones que me generaba, se tomó su tiempo para girar sus piernas a un lado sobre mí y levantarse.

“Demonios… si esto sigue así, no va a terminar nada bien.” Pensé mientras la observaba haciendo la llamada y dejando el pedido. Mis barreras psíquicas y mis murallas morales estaban siendo azotadas por un colosal ariete de fuego de 18 años que se dejaba fotografiar al desnudo. Cuando Majo se mudó conmigo prometí no volver a nuestro estilo de vida anterior y me juré no hacer nada con ella que no harían otros hermanos cualesquiera.

El encierro por la cuarentena, la sesión fotográfica, la visión de su cuerpo desnudo y su actitud, seamos honestos, de calienta pija, amenazaban con traer ciertos demonios del pasado, demonios de los cuales era el responsable de invocar. Verán, siempre fui el hermano mayor, aunque Majo era el pentagrama que podía traer el infierno a la tierra, me responsabilizo de haber continuado con el hechizo y haber realizado blasfemias, “travesuras” como les llamábamos, que volvían a mi mente cada vez más a menudo.

Le sacaba la nada despreciable cantidad de diez años, si de algo ella es culpable, sería solo de vulnerar una resistencia débil y nacer con una belleza que no vi en ninguna otra, sumado a una actitud de lolita auténtica, una manera de ser muy de adelantada que, en vez de reprimírsela, siempre alenté. Sea una locura de ella o una locura mía, siempre cedíamos a nuestros pedidos mutuamente, aunque sin llegar muy lejos, claro.

Yo, en lugar de enderezarla y ponerle un punto final a nuestras travesuras como haría nuestra madre, prefería probarla para ver qué tan lejos era capaz de llegar. Ella ya era consciente de que estaba mal, nuestra madre religiosa si algo nos inculco bien eran límites, no obstante, era como si nada ni nadie nos pudiera detener, como dos fuerzas que se atraen irremediablemente, siempre terminábamos aburridos, solos, y cumpliendo alguna idea que no era para nada normal.

Y esa noche, además de estar solos, con el estómago lleno y felices, teníamos algo grande que celebrar: ya contábamos con 3 suscripciones mensuales y una de 3 meses, que daba un total de 61 dólares, qué, gracias al método compartido por Noe; hacerse una cuenta en Skrill, que funciona como un monedero virtual y luego lo retiramos a Mercado Pago usando la plataforma saldo.com.ar nos entrarían de forma casi neta.

Aunque estábamos con las revoluciones a mil por hora y queríamos ir ya mismo a retirar la plata para sentirla y tener un poco de efectivo en las manos, nos calmamos viendo una película tranquila antes de ir a dormir.

- Vamos a poder tener Netflix como todo el mundo. – Se ilusionó Majo levantándose de sofá.

- Antes paguemos lo esencial, como el impuesto al inmueble y la luz, primero esas cosas, después cuando estemos libres, vos decidís en que gastamos. – Le prometí, muy optimista. – Aunque estoy re podrido del cable, admito que me muero por volver a tener Netflix.

- Estaba pensando, tengo bastante ropa de gimnasia, podríamos hacer alguna sesión así con la que tengo mañana, como para no perder ritmo y empezar con todo. Digo, ya que me titulaste como gimnasta.

- ¿Te vas a abrir de piernas?

Majo me miró con los ojos entrecerrados muy fastidiada, aunque tras unos segundos de una mirada fija, me sonrió provocándome una risa.

- Me voy a abrir de piernas para patearte la cara como hace tu héroe Jean-Claude Van Damme. – Me amenazó destilando ingenio.

Me quede un momento mirando tele, sin prestarle atención. Mi mente divagaba por rumbos propios en los que no tenía el control total. Ignoré e teléfono por unas horas hasta que la noche me sorprendió y Majo, que estaba muy cansada vino a darme el beso de las buenas noches.

- Buenas noches, Majito, estuviste tremenda, te recontra luciste. – Mencioné abrazándole cuando se inclinó a darme un beso en la mejilla, beso que le devolví con fuerza duplicada.

- Bueno, todo sea por la causa de estar mejor. – Envolviéndome con sus brazos también y dejándose caer sobre mí, casi dándome a entender que no era una simple despedida. – Por fin siento que no soy un plomazo y puedo ayudarte.

Majo era así y siempre lo había sido, me ligaba codazos y amenazas por algún chiste verde y al momento siguiente se sentaba a horcajadas sobre mis piernas y me obsequiaba una mirada de enamorada que podía hacer eyacular a una momia.

- No sos ninguna carga. – Le replique con seriedad teniéndola encima, con sus brazos aún alrededor de mi cuello y los míos, bueno, en algún momento habían bajado a su cintura, metiéndose bajo la remera que usaba para dormir para sentir su piel. – Basta con eso, que sea la última vez, cuando paguemos todo, va a ser tu plata, no te estoy explotando.

- Hablando de explotando, me habló Noe personalmente recién, me dio varios tips, y creo que sí voy a tener que ser explotada y mantener la cuenta viva de forma constante, me dijo.

Noelia le aclaró, en una charla de mujer a mujer, que tener 4 suscripciones de arranque había sido más que una fortuna, aunque lo difícil no era tenerlos sino mantenerlos. Dijo que los hombres, como a las focas de Mundo Marino, hay que tirarles pescado continuamente para mantenerlas aplaudiendo.

- Pésima analogía, siempre fue una burra. – Refunfuñé. – Y una feminazi.

- Como sea, me dijo que tendría que haber puesto la cuenta gratuita unas semanas para que piquen. – Antes de que le dijera que era una mala negando con la cabeza idea ella mostro su desacuerdo. – Prefiero tener pocos que ninguno, le dije, aunque tiene razón en el sentido de que tengo que mantenerlos entretenidos con tanta competencia, me sugirió hacer promociones, concursos, ofertas, mantener un horario para subir material, cosas así…

- Quizás pasar al desnudo total…

Majo me dio la bofetada más suave y adorable posible por mi desfachatez.

- Ah, y siempre contestar los mensajes. Ya me están preguntando si voy a mostrar la concha, son todos iguales ustedes. Le dije que lo consideraba en un futuro cercano.

- Me sorprende de forma muy grata como te metiste de lleno tan rápido ¿Te imaginabas hace pocos días que estarías entusiasmada por algo así? ¿Haciendo dólares con tu cuerpo? – Observe acariciando su piel bajo mis manos, como si le rascara los flancos con suma suavidad.

- No, nunca me hubiera imaginado, cuando tenés buenas ideas tenes buenas ideas. - Me concedió. - Lo hayas hecho por el dinero o porque sos un hermano mayor pervertido y explotador igual me agrada ver cómo sigue esto.

- ¡Hey, ya te lo dije! ¡Te voy a dar dinero cuando paguemos lo esencial, no soy ningún explotador! – Me quejé haciéndola reír por lo que omití refutarle.

Entre risas y caricias, noté que Majo se quedaba ahí, sobre mí, clavándome esos ojos preciosos encima y sobre mis piernas con toda su humanidad. Se hizo un silencio de tensión, no incómodo, sino de expectativa. Era como ver una granada sin el cerrojo frente a mi rosto o a un gran felino agazapado a punto de saltar sobre la gacela.

- Creo que es hora de que vayamos a dormir. – Cedí a mi lado más moral esquivando la mirada.

- Sí… mejor ¿No? - Obsequiándole un beso en el cuello que ella me devolvió aún abrazada a mí. Sin dudas era una postal de los viejos tiempos, de cuando no podíamos despegarnos en nuestros juegos secretos. Definitivamente mi hermana parecía esperar otra clase de trato, trato que me prometí no volver a traer a nuestras vidas por más que siempre me movía al límite del peligro.

Majo volteó hacia atrás y me vio a los ojos antes de entrar en su habitación, algo desilusionada.

Sé que es un histeriqueo digno de terapia, eso de sacarle fotos al desnudo, hacerle chistes fuertes todo el tiempo y después mandarla a dormir sin que nada pasara, no obstante, no quería terminar de sucumbir a ese demonio interno que me susurró toda la vida y al que siempre le hice caso. Era una nueva casa, una nueva vida, y aunque parecía jugar siempre al límite, no quería volver a saltar al abismo del pecado.

- Por el amor de Dios, es mi hermana ¿Qué estoy pensando? – Me maldije decepcionado conmigo mismo y mis continuas pujas con el diablo apagando la tele.

Estoy seguro de que ella tampoco quería y no deseaba que volviéramos a nuestros jugueteos prohibidos. Me fui a dormir pensando en que alguno de los dos, tarde o temprano, quizás cedería, quizá entre foto y foto, entre abrazo y caricia, como quien no quiere la cosa, olvidaría que nos unía un lazo sanguíneo de hermandad.


Atrapados en el ascensor


Cada hora, hora y media me despertaba como si me hubieran conectado una batería de auto a los huevos y con una erección cual sable corvo de San Martín. Mire en mi celular y eran recién las seis de la mañana. Majo dormía, aunque se apreciaba una luz colándose por debajo de la puerta viniendo de su habitación. Tenía que tomar una medida drástica y la tenía que tomar de inmediato: hacerme una paja.

- Tengo los huevos duros como dos bolas de pool la puta madre. – Susurré viéndome en el espejo del baño, recordando los sucesos del inusual día anterior como si pertenecieran a otra persona.

Aunque no lo crean, nunca fui adepto a la masturbación. Conté con parejas ocasionales y algún que otro contacto femenino con el que desquitarme que no entra en la categoría de pareja, amiga, ustedes dirán. Quizás era un poco de la educación estricta o los sermones de mi madre, no obstante, trataba de evitar desquitarme seguido para que, cuando ocurriera, su goce se multiplicara. Tenía la teoría de que cada día sin descargar me aumentaba un segundo de orgasmo para cuando decidiera eyacular.

Lo que no me dejó dormir era un pequeño detalle que encontré en ese mismo baño antes de ir a la cama, cuando hacía el típico meo antes de dormir. En el frentón de la ropa sucia, sobre el mismo, como una alpinista que logró escalar la montaña de ropa sucia, se posicionaba la bombachita de Majo.

La vi y aunque pensé que mi hermana era una descuidada por dejar la ropa interior así de expuesta, casi desplegada como una bandera sobre la cima de la ropa, no pude evitar notar que tenía un manchón de humedad. Abandoné el baño con la cabeza atestada de ratones y recuerdos inapropiados. Fue todo un error pretender ignorar ese detalle crucial y pensar que podía tener una noche de sueño reparador.

Soñé que salía a comprar una jaula para un hámster que tenía de mascota y me encontraba perdido de repente en un callejón norteamericano, con un misterioso hombre de gabardina y sombrero con aspecto de traficante de armas, muy parecido a cuando las Tortugas Ninja en las películas, se disfrazan de humano para pasar desapercibidas. Al abrir su saco, me enseño una docena de bombachitas, todas de Majo, todas colgando como medallas de guerra del saco del sujeto misterioso.

- Sabes que la quieres, no te va a costar mucho… Puedo hacerte una jugosa oferta. - Me dijo con la misma voz y apariencia que el famoso pirata Jack Sparrow uno de mis personajes de ficción favoritos.

Me negué, intenté gritar que se apartara y mi voz no salió de mi boca y al voltear ya era demasiado tarde. Me encontraba atrapado en una multitud de anónimos sin rostro, qué, como maniquíes, querían llevarse una de esas prendas íntimas. Por más que hacía fuerza esa multitud me atrapaba, me asfixiaba y me llevaban hacia el saco abierto del pirata, que, como un agujero negro, me absorbía irremediablemente…

Pasé varios minutos analizando ese sueño y otros que tenía más difusos hasta que decidí levantarme.

- Menos mal que no se paga copyright por soñar con celebridades. – Pensé frente al espejo mientras me lavaba la cara y, sin quererlo veía la bombachita tras de mí reflejada en el espejo, reposando como una reina en su trono sobre la pila de ropa usada. Me llamaba como una sirena en su promontorio, sin dudas ejercía una tracción que no podía controlar y me hizo recordar otro sueño...

Peleaba a mano limpia en un ring de UFC con antiguo amigo de mi hermana alto y fornido para su edad que, desde nos mudamos, por cuestiones de distancia no volvió a ver. Un tal Facundo, que era rugbier y bruto como un arado, lo había retado a una pelea porque lo había pescado oliendo la ropa interior de mi hermana en el baño. No recordaba más de ese sueño, solo que observaba a Majo en las gradas con una enorme pancarta que, en lugar de alentarme a mí, lo alentaba a él…

- Hice cosas peores, a la verga. – Cedí a mis impulsos tomándola de un hilo. Sin dudas era la que había usado en su sesión de fotos y mostraba evidentes signos de excitación. La pregunta del millón era ¿Fue dejada ahí arriba a la vista de forma adrede? Si yo tuviera un calzoncillo todo palometeado nunca lo plantaría como una mina antipersonal de forma tan expuesta.

- La vieja Majo no llegaba tan lejos, por más que era una lolita no dejaba tesoros así en la casa porque mama la hubiera crucificado. Majo, como me gustaría leerte la mente…

Al parecer ser histérico venia de familia, ya que tras jurar y perjurar que no volvería a ser un degenerado haciéndole caso a mis demonios internos, me lleve la bombachita usada de mi hermana al rostro y aspire sus efluvios prohibidos hasta que no pude absorber más aire, todo mientras sacaba mi pija del pantalón y me comenzaba a masturbar, de pie, con los ojos cerrados dados vuelta con mi droga concentrada.

No se me ocurre una descripción a lo que sentía sin caer en lo grosero o desagradable. Solo diré que María José, así como tenía curvas sutiles y era todo un canto a la armonía, poseía un perfume para nada acorde a su exterior delicado. Olía como cualquier mujer olería tras venirse en su prenda íntima y me enloquecía con su fragancia.

Me senté en el inodoro con la tapa puesta y sin despegar la prenda en mi nariz, fui subiendo la intensidad mientras pensaba que, como yo, quizás ella no era adepta al onanismo y cuando lo hacía, solía hacerlo de forma concentrada, tal vez era solo mi olfato sensible por ser de mañana, de todas formas, ya empezaba a hacer efecto y sabía muy bien dónde quería eyacular.

Dejé la bombachita en el mismo lugar que la encontré y teniéndola toda desplegada a mi merced, apoyé mi glande y dejé salir un espeso y grueso chorro de semen que por poco cubre el triángulo de tela por completo, uniendo mi grumosa sustancia a la humedad de mi hermana en la prenda, dejándola irreconocible. Aún tenía impregnado el olor de su sexo y era tan edulcorado que tenía la sensación de que lo llevaría conmigo el día entero.

Fue como si me diera una inyección de adrenalina el ver mi obra de arte abstracta sobre la prenda, “eyaculación incestuosa bajo los efectos narcóticos sobre lienzo de tela” pensé que se llamaría de exhibirse en un museo de la lujuria. “Si quiso dejar un mensaje, lo va a notar… si no fue así, voy a tener que preparar una buena excusa rápido” pensé mientras salía del baño, satisfecho con mi fechoría. Debía de reconocer que eso de masturbarse muy de vez en cuando tenía sus ventajas, me sentía tan relajado que incluso podría volver a dormirme.

Lejos de volver a acostarme, me preparé un té y revisaba la lista de artículos que necesitábamos. Era el momento perfecto para salir y darle un buen uso a esos dólares mal habidos. Antes de terminar mire su cuenta de Onlyfans y había sumado dos suscripciones.

- Lo único bueno de esta situación de mierda es que unos pocos dólares valen oro. – Reflexioné mientras encendía la tele… en eso, sentí el sonido de pasos y la puerta del baño abrirse. No tarde en preguntarme si mi hermana encontraría su pantie toda enlechada y que interpretaría. Era imposible ignorarla, más cuando escuché el sonido de la cadena del inodoro, la pila de ropa estaba al lado, a no ser que no haya levantado la vista dl celular, tendría que haber visto mi respuesta.

- Buen día hermanita. – Expresé poniéndole la mejilla y recibiendo un sonoro beso. A diferencia de otros días, había dormido con un pijama rosado liso algo percudido que le quedaba algo chico, lo usaba desde hace varios años, aunque no muy seguido. - ¿Tuviste frío anoche que estas en pijama?

- No, es que no me podía dormir y se me ocurrió sacarme algunas fotos para la página.

Desde mi lugar en la mesa la vi agachándose para buscar una fruta en la heladera y tomar una mandarina. Sin dudas ya no debía usar ese pijama, que le metía entre las nalguitas.

- ¿Y sacaste algunas? – Pregunté. No era buena señal que ni ella ni yo hayamos podido dormir.

Tras prepararle un té se sentó en la mesa y deslizó su celular hacia mi mano mirándome con esos ojazos inusualmente grandes.

- Decime que te parece…


Lewd


- Me encanta, tenes unos pechos hermosos, no me voy a cansar de decirlo. – Respondí sin esperar ver tetas tan temprano en la mañana.

– Gracias Gabo. Espero que les gusten… a vos ni te pregunto, baboso.

- Te noto algo ansiosa por una segunda sesión, capaz la 3era puede ser una con ropa de dormir en tu cama o en la mía, te ves muy linda así. – Mencioné con la vista clavada en la foto, sin su permiso, seguí pasando y vi que se había sacado varias fotos muy sexys, lamentablemente, solo en esa que me mostró salía desnuda.

- ¡Hey era esa sola! ¿Qué chusmeás?

Acto seguido le dije que me acompañara al Pago Fácil de la cuadra siguiente para pagar la cuentas y luego a hacer algunas compras. Ella aceptó entusiasmada. Comúnmente salía solo mientras ella dormía, sin dudas debí de querer comprar algo.

- Muero por comprarme algo dulce, un alfajor Óreo o unas masitas Tody, algo con toda la azúcar del mundo.

- Perfecto, te espero a que te cambies y salimos. – Concedí sin notar en todo el desayuno, alguna señal de nuestro pequeño intercambio de mensajes. - Anda pensando en algo que podamos necesitar para la sesión de hoy o la próxima, algo baratito obvio. – Agregué.

Con nuestros barbijos y bastante juntos, marchamos por la ciudad de un lugar a otro como piezas del juego de la Oca avanzando, siempre logrando nuestros objetivos y aumentando nuestro regocijo tras poder retirar efectivo. Cuentas del mes: pagadas (envolví a mi hermana con un abrazo apretujándola con fuerza a modo de agradecimiento y la encargada del Pago Fácil nos miró raro).

Compramos un frasco de café en nuestros chinos más confiables, una caja con saquitos de té y artículos varios que no vienen a cuento. En un momento le perdí el rastro hasta que reapareció en la caja con un paquete triple de Óreos, un par de alfajores Águila y una coca.

- Dijiste que era mi plata.

- Lo es. Tampoco nos sacamos la lotería he, rescátate guacha. – Mi comentario también hizo que la cajera nos mirara raro ¿Qué le pasaba a la gente? ¿no podían tolerar a dos hermanos llevándose bien, bromeando y abrazándose? Al salir, noté que en efecto éramos las únicas personas felices de la ciudad, una atmosfera de pesimismo y amargura nos fue envolviendo en nuestro camino a una tienda deportiva. Rostros preocupados tras los barbijos y muchos ojos que no fueron absorbiendo la alegría hasta que entramos en un local de artículos deportivos.

Lo que compro Majo pensando en futuras sesiones, lo dejo en incógnita, aunque es algo muy imaginable, nada revolucionario.

Una vez dentro entramos al ascensor con las compras y pulse el botón para subir a mi piso, el ocho. Le dije que con lo comprado más valía duplicar las suscripciones o íbamos a estar en la misma de siempre.

- Con la foto que subí hoy censurada ya ganamos una suscripción por 3 meses.

- Acodarte de subir también a twitter imágenes con censura o lewds, los nudes solo para quienes garpan.

- ¡Obvio! No necesitas ni decírmelo.

- ¿Contestaste cada mensaje? ¿Le agradeciste a cada suscriptor por privado?

- ¡Sí y sí! – Se fastidio poniendo los ojos en blanco sacándome una sonrisa.

Acto seguido, le saqué el barbijo y le estampé un sonoro beso en sus jugosos cachetes.

- Sos tan linda cuando te fastidias. – Le dije enternecido.

- Salí, no te hagas el cariñoso, bien que anoche arrugaste.

- ¿Qué arrugué? – Me descolocó. - ¿De qué estás hablando enana calentona?

Majo volteo, clavo su mirada penetrante y ni bien abrió la boca para responderme, el ascensor se agitó como si una mano de King Kong lo hubiera atrapado en el aire.

De repente, a 2, solo 2 malditos pisos del nuestro, el ascensor se detuvo y algunas luces se apagaron a la vez que escuchamos un silencio sepulcral, seguido de los inquilinos gritando. Era un apagón, para nuestra fortuna, ninguno era claustrofóbico, no obstante, Majo no se lo tomó nada bien.

- ¿Y si se cae? ¿Y si tarda mucho en volver? ¿No vas a gritar por ayuda?

- Tranquila, le estoy mandando un mensaje al conserje, sentate. – Dije calmado acomodándome en el suelo. - ¿Ves? Ya lo recibió. – Majo me imitó sentándose a un lado del ascensor, bajo la botonera.

A los cinco minutos, como supuse, Héctor el conserje me informó que se había cortado la luz en varias manzanas cuya electricidad era suministrada por un generador bajo un desperfecto. Siendo optimistas, teníamos para veinte minutos, pesimistas, para hora, hora y media. No cambiaba mucho mi ecuación, siempre estaba encerrado con mi hermana.

- Me dijo que esperemos y no intentemos ni salir ni forzar la puerta. – Le informé a mi hermana.

- ¿Estás en pedo? ¿Te acordás de esa película que vimos hace mucho con la mina que se moría en el ascensor decapitada? Ni loca intento salir.

- De lo que te venís a acordar ahora… era Destino Final 2 si mal no recuerdo. – No todo era perversión cuando estábamos solos, también veíamos muchas películas de las que daban en la tele. Esa, recuerdo que mamá no quería que la veamos por considerarla “del Diablo y una apología al suicidio” (?)

Majo tras intentar recordar otras muertes ocurridas en elevadores en el cine, abrió uno de los alfajores y lo comió, ofreciéndome una mordida que acepte, dándole una pequeña mordida donde ella había mordido.

Mi hermana lo termino metiéndose el resto en la boca y pasándole la lengua al interior del envoltorio, noté que le había quedado un poco de chocolate en la comisura de sus labios.

- Si serás cochina, te quedó chocolate en la boca. – Acto seguido, la limpie pasándole el pulgar y me lleve el dedo con el chocolate a la boca dedicándole una mirada expectante, quería ver como reaccionaba.

- ¿Yo soy la cochina? – Preguntó con bastante razón. – Últimamente estas bastante zarpado hermanito, te está haciendo mal el encierro, las fotos, todo... – Mientras lo dijo, le paso la lengüita al envoltorio por los residuos de chocolate que siempre quedaban pegados.

- ¿Vos decís? Anoche no pareció molestarte mucho, digo, no sé cuál era tu intención cando nos miramos frente a frente por varios segundos.

Majo se deslizo por el suelo y se sentó a mi lado, sonriente.

- Anoche no pude dormir, no paraba de recordar todo lo que hacíamos… pensé que ibas a volver a hacer de mi muñeco de práctica, pero te contuviste – Reveló.

Sabía perfectamente de que hablaba y no me enorgullecía. No era nada como para alertar a FBI ni meterme preso, no obstante, tampoco era usual que me haya ofrecido a enseñarle a besar a mi propia hermana.

- ¿Te acordás he? ¿Todavía me necesitas para aprender a besar? – Respondí sin saber muy bien que decir. – Yo siempre me acuerdo de eso y sé que no estuve bien, no debí aprovecharme de la situación, después se salió de control.

- Le das mucha importancia a un número. Ahora soy mayor de edad, sí, igual era consciente de lo que hacíamos y no lo veo tan grave, de haberme conflictuado con nuestros “juegos de hermanos” no me hubiera mudado con vos y capaz hasta te hubiera denunciado.

- Gracias por no ser como Thelma Fardin, sino me exiliaba a Brasil. – Bromee. – Igual yo no salí con esas ideas, diría que vos tampoco, fue esa maldita película que vimos que empezó todo ¿Cómo se llamaba?

- Kids. – Contestó de inmediato. La muy listilla la tenía bien presente.

- Ah sí, Kids, todo cambio desde que la vimos… mamá se pensó por el título que era una película infantil y nunca sospechó de ese dvd. No debí dejarte verla, te alteró las hormonas pero mal.

- Y vos aprovechaste como el pervertido que sos.

No recuerdo como ni porqué, en una época en la que comprábamos muchas dvds piratas para ver porque ni cable teníamos, di con esa película que paso bajo los radares de nuestra madre y la vimos a solas casi tan engañados como ella. Me avergonzaba revelar hace cuantos años fue y que ocurrió después, lo único que diré, es que teniendo a mi hermana tan cerca, pensando en volver a capturar su cuerpo en una sesión erótica basada en la gimnasia, la idea de que me usara como muñeco de práctica para más que unos simples besos me carcomía la cabeza.


Continuará…

hermano y hermana

Gracias por leer, la siguiente parte no está empezada pero sí bocetada, no prometo fecha aproximada de publicación. Si les gusto les agradecería puntos, comentarios o cualquier detalle que demuestre que les interesa la historia. También escucho ideas o sugerencias.

Capítulo anterior:

Capítulo 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/4020235/El-Onlyfans-de-mi-Hermana.html

21 comentarios - El Onlyfans de mi Hermana. Parte 2

alexisrodrigez97 +2
Usted es un verdadero héroe señor 😅
El_Cochinoco +2
Gracias XD 😂 El prmer capítulo, por ser introductorio fue light entonces le metí pata a esta 2da parte... y veo que quedo larguísima. Disfruten Xd
Kinshasaa
Esta muy buena mi estimado
El_Cochinoco
Gracias por el comentario!
Bewene +2
Muy bueno man que ganas ya de la 3ra parte!
El_Cochinoco
No voy a tardar mucho pero tampoco va a salir tan pronto
PAJAESVIDA +1
muy bueno amigo! van 10 por la nena!😋🍆💦💦
El_Cochinoco +1
Se lo merece, como diria Francella "Si es una nenaaaaa"
Jungkook77 +1
Recién vas por el 2do capítulo y ya me parece icónico
El_Cochinoco
Me alegra que te guste la idea, gracias man
LaGarraAsesina +2
tremendo, las fotos son excelentes
El_Cochinoco +1
Lo bueno es que tengo muchos sets de ella y todos completos asi que se pueden hacer varias cosas, y eso que hace ya muchos años que no se consigue algo nuevo de esta modelo
juanchirini +1
Muy buenooooo. Por favor que la rompa toda y la reviente a lechazos por atrevida
El_Cochinoco +1
jajaja se merece unos chirlos al menos
alexandra kroha
miravos2 +2
“eyaculación incestuosa bajo los efectos narcóticos sobre lienzo de tela”
Perfecto, jajaja
El_Cochinoco
castana
TukannAss +1
Van +10 excelente, no nos hagas esperar tanto para el 3ro 😂
El_Cochinoco
Este no tarde casi nada jaja lamenteblemente tengo otros y el 3ero va a tardar un toque mas
dellinspiron67 +1
Genial la historia. Supe atrapante y excitante a la vez. +10 y a favs... Espero la continuación
3shaka3 +1
Muy sugerente y bien escrito. Van puntos.
ClonAngeluzMage +2
Excelente 2° capítulo. ¿En algún momento habrá un croosover entre Majo y la amiga de Gabriel?

Van puntos.
El_Cochinoco +1
Lo pensé desde el principio, no lo descarto aunque lo tengo que planear bien, por ahora no.
juanchirini +2
Y la parte 3??
El_Cochinoco +1
Me retrasé, esta casi lista. Voy a tratar de subirla hoy
pacificlupus +1
Delicios relato. + 10 y fav
El_Cochinoco
Gracias por los puntos y comentar, me alegro que haya gustado!
elfalca +1
Muy buen relato. Me gusta como lo va llevando
El_Cochinoco
👍👍👍
Camilito69696969
Como se llama la nena?😍
El_Cochinoco
Alexandra Kroha, Isabelle Kalinka, figura con varios nombres. Igual no se encuentran sesiones de fotos de ella como del 2011