Mi inolvidable iniciación XI

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Después de haberse asegurado Mary de que su extraordinario amante de aquella tarde inolvidable se había alejado por completo, se dirigió hacia el sitio en que yo me hallaba escondida.

Para entonces yo también me estaba limpiando la abundante leche que me fluía sin parar de lo más profundo de mi hendidura a causa de las visiones que los dos amantes me habían proporcionado con gratuita generosidad.

Yo pensaba en esos momentos, sobre todo después de haber admirado la forma en que el desconocido se había cogido a mi hermana,

que bien había valido la pena arriesgarse a jugar aquel delicioso jueguito que ambas habíamos planeado tan minuciosamente,
y que al parecer hasta ahora marchaba de maravilla.
Cuando Mary llegó hasta donde yo me hallaba, me dijo:
-Ay Angelita….que cosa tan extraordinaria….simplemente no tengo palabras para agradecerte todo esto, manita linda…
-Verdad que sí?….pero dime, qué te pareció la verga del tipo?
-Ohhh….ni me lo digas….es algo verdaderamente incomparable….
ay manita, ante ese vergón tan tremendo, el pitillo de Pepe más bien parecería un pequeño clítoris de una mujer… no crees?
-Así es Mary….creo que no le llega ni a la cuarta parte, no?
-Ay si…..y ahora quisiera confesarte algo, Angelita…
-Si manita….dime qué es….
-Que francamente a mí ya no me quedan ganas de hacerlo más con Pepe….
-No Mary, eso no….tienes que pensar en que si lo haces así, él sospechará algo….
-Oh manita…pero es que ya no se me antoja para nada….
-Te lo creo….porque a mí me ocurre lo mismo…pero nosotras tenemos que actuar con inteligencia…eso tienes que recordarlo siempre, manita…
-Pues eso sí….sí….realmente tienes razón, Angelita….
-Mira manita…yo te entiendo perfectamente…pero no por eso vamos a echar las cosas a perder…
no te parece?….creo que aún tenemos mucho
para gozar…ji ji ji ji….
-Ay, claro….al contrario…esto tiene que seguir…yo
quiero gozar de ese pitote por mucho tiempo….ji ji ji ji ji…
-Ji ji ji ji….exactamente manita….así debe ser…pero
dime Mary…. en qué quedaste con él?
-Pues como lo planeamos….le pedí que viniera el
jueves…pasado mañana…cuando Pepe se queda a ensayar.
-Muy bien….recuerda que esta vez me tocará a mi, eh Mary?…
-Ay sí, Angelita….en eso quedamos…
-Así es…los martes lo gozarás tú…y yo lo disfrutaré los jueves….eso quiere decir que ambas lo gozaremos una vez por semana…
-Ay si…aunque yo quisiera que fuese más seguido….ji ji ji
ji….
-Ay pues yo también, tontita…pero ya sabes que eso no se puede….
-Sí Angelita…lo sé bien…sólo lo decía porque ese es mi más íntimo deseo…
-También el mío….pero tendremos que manejar muy bien las cosas…
-Si Angelita….así lo haremos…no te preocupes.
-Bueno manita…pues ya vámonos a casa….creo que hoy tardamos más de lo normal….
-No te procupes…ya inventaré algún pretexto que darle a mamá.
-Está bien Mary…esa tarea te la dejo a tí….jajajajaja….
-Ay vas a ver…..cómo eres ladina, Angelita…..jajajajaja.
Contentas y sonrientes porque las cosas nos habían salido bien ese día, nos retiramos del bosquecillo y nos fuimos a casa.

Durante el trayecto de regreso yo le dije a Mary:
-Ay manita…mañana es miércoles…
-Y qué tiene que ver eso, Angelita?….
-Pues qué….que de seguro Pepe me pedirá que me vaya con él a cortar mangos…
-Mmmm…sí…tienes razón….ahora le tocará a él….ji ji ji ji…
-Ay Mary…..pero yo no quiero ir….te imaginas?
-Qué cosa, manita?…
-Pues que al día siguiente será jueves….y ese día me tocará estar con nuestro amante.
-Pues sí….tienes mucha razón….pero qué podremos
hacer?….
-No lo sé….pero tenemos que inventar algo….tienes que ayudarme, manita…

-Sí, claro, pero qué cosa podríamos inventar?
-No sé….tal vez decirle que no me siento bien para ir con él…que me duele la cabeza o una cosa parecida….
-Pues sí….podría resultar…pero si tú no vas con él,
quizás me pida a mí que lo haga…y ay…..estoy toda adolorida de mi papayita…
-Ohh…ya sé Mary….se me ha ocurrido algo…..haremos lo siguiente…
-Qué cosa?
-Yo iré con él….le diré que me duele la cabeza y que no tengo ganas de que me penetre….pero le mamaré la verga para que se satisfaga
de esa forma….que te parece?
-Genial….así le guardarás tu cosita a nuestro amante
desconocido, no?
-Exactamente manita….eso es lo que deseo…
-Muy bien…pues manos a la obra…
Al día siguiente y como teníamos por costumbre, regresamos los tres de la escuela por el sendero del camino.
Al llegar a la bifurcación que conducía hacia los tupidos mangales,
Pepe me dijo:
-Angelita…que Mary se quede cuidando las mochilas y vamos tú y yo por los mangos.

-Ay Pepe….casi ni quisiera ir…tengo un dolor de cabeza
que ni te imaginas, manito.
-Anda, vamos…aunque sea un ratito…
Mary terció como lo habíamos acordado con la intención de apoyarme.
-Sí…vayan aunque sea un ratito…no tienen por qué demorar si Angelita no se siente bien.

-Está bien “contestó mi hermano- vamos sólo un ratito.
-Sí…vamos “le respondí, segura de que había logrado lo que quería-
Enseguida nos encaminamos los dos hacia el interior del bosquecillo hasta que llegamos al sitio de nuestros encuentros secretos.
Una vez allí le dije a mi hermano.
-Ay Pepe…quisiera pedirte un gran favor, manito…
-Dime Angelita…
-Hoy no estoy de humor para que me la metas….pero te la besaré si quieres hasta que te vengas adentro de mi boca.
-Mmmm angelita…estoy tan caliente que aunque sea eso
haremos…necesito descargarme….
-Está bien….sácatela ya
“le apremié-
Pepe se bajó de inmediato la cremallera del pantalón y hurgó con sus manos debajo de su calzón para sacar rápidamente su pequeñita herramienta,
que a esas alturas ya estaba enhiesta al saber el premio que le esperaba.
Cuando la tuvo completamente de fuera yo me la quedé mirando sin poder
evitar recordar la tremenda vara de nuestro desconocido amante, que puesta junto
al pito de mi hermano venía a ser algo parecido a comparar, por decir así, una hormiga con un elefante.
Tratando de abreviar lo más que se pudiera mi encuentro con Pepe,
cogí su verga con mis dos manos y me di a la tarea de comenzar a tallarla primero con suavidad.
No necesité en realidad acariciarla por mucho tiempo,
pues más pronto de lo que pensaba él me jaló de la cabeza y me acomodó el falo adentro de mi boca, dándome a entender lo apremiante de su urgencia por venirse,
así como era de precoz para derramar su semen con tanta velocidad.
Más que dispuesta a sacarle la leche cuanto antes comencé a chuparle el pequeño y duro pito,
que ya se hundía frenético entre mis labios moviéndose con rapidez dentro de mi cavidad bucal.
Estoy segura de que no habían pasado ni cinco minutos a lo menos,
cuando sentí que un torrente de caliente semen me inundaba hasta lo más profundo de mi gargante,
mientras mi caliente hermanito me apretaba la cabeza contra su pene como para asegurarse de que no se prediese ni una gota de la tibia provisión de su mágico elíxir,
el cual fluía sin cesar de la punta de su pene como si fuese una llave de agua abierta.
Cuando sentí que él acabó de estremecerse como consecuencia de sus espasmódicas explosiones orgásmicas,
yo me saqué el pene de la boca para comenzar a limpiarlo con algunas hojas del suelo.
Le dije enseguida que ya nos fuésemos de allí, pues el supuesto dolor de cabeza me había arreciado y no me sentía del todo bien.
Pepe comprendió mi petición y rápidamente se guardó su instrumento para después
alejarnos de allí en dirección hacia donde se hallaba Mary.
Cuando llegamos al lugar donde ella nos esperaba, realmente se sorprendió de la rapidez con la cual habíamos regresado, diciendo mientras me guiñaba un ojo con complicidad.
-Pero qué pasó?….acaso no fueron hasta allá?
-Si “le contestó Pepe- Pero Angelita no se siente bien y mejor nos regresamos.
-Oh bueno…está bien…entonces ya vámonos. “dijo mi hermanita-
-Sí…vámonos a casa “respondió Pepe-
Mientras retornábamos a casa yo me sentía aliviada por haber conseguido mi propósito de evitar ser penetrada por mi hermano ese día,
pues anhelaba guardarme completamente para el extraordinario vergón de mi desconocido amante,
al que ya deseaba ansiosamente desde hacía varios días.
Esa misma noche y después de haber cenado, yo le hice la señal de costumbre a María para que nos fuésemos hasta el tronco del árbol donde solíamos ponernos siempre de acuerdo.
Alejadas de oídos indiscretos, le dije a mi hermana:
-Oye Mary…tenemos que ponernos bien de acuerdo para lo de mañana…
-Sí, lo sé manita….qué sugieres que hagamos esta vez?
-Creo que lo mejor es hacer lo mismo de siempre….tú te esconderás en el mismo lugar mientras yo me quedo con él.
-Está bien….pero qué le dirás si te pregunta por mí?
-Mmmm…bueno, es casi seguro que me preguntará por ti…pero le diré que ahora tú te fuiste con mi hermano a cortar mangos….
-Si…me parece una buena idea, manita…
-Pero me dejarás tu mochila para que él se convenza que es tal como le digo…
-Si…seguro que de esa manera lo creerá todo.
-Eso espero….pero si lo veo dudoso, yo me haré cargo…no te apures…
-Está bien, Angelita…haré lo que me dices…
-Ay Mary…sólo te hago una recomendación…si te masturbas, trata de no hacer el menor ruido…
no quiero que él vaya a darse cuenta de que lo espiamos….no sé como vaya a reaccionar si se siente engañado….
-Descuida, manita…tataré de aguantarme lo más que pueda…aunque no te aseguro nada…pero eso sí…no haré el menor ruido.
-Muy bien…entonces asi quedamos, no Mary?
-Si…aunque tengo que decirte una cosa…mira, si él llegara a darse cuenta de que lo espiamos,
sólo tendremos que hacernos las mensas y decirle que ninguna de las dos sabíamos nada….
-Como es eso…explícamelo mejor….
-Si manita… supongamos que me descubre a mí detrás del matorral…
sólo tendré que decirle que no sabía nada que también lo hacía contigo…
y que como regresé antes pues los ví y me escondí para ver lo que hacía…igual puedes decirle tú si te halla, no crees?
-Mmmmm….pues sí…fíjate que después de todo no es mala
idea…podemos tenerla como pretexto en caso de que algo no salga bien, verdad?
-Así es Angelita…creo que funcionaría…
-Pues sí….está bien..así lo haremos…pero de todos modos, trata de no hacer ruido, eh?
-Si Angelita…así quedamos.
-Bueno, pues ya vámonos a dormir.
Seguras de que las cosas saldrían bien al siguiente día, nos dirigimos hacia la casa.
El jueves tan esperado llegó por fin, y mientras me hallaba
en la escuela sólo tenía mente para pensar en las delicias que me esperaban aquel día en lo escondido del bosque.
Así que una vez que escuché sonar la campana de salida, me apresuré a buscar a mi hermana entre el alboroto que los estudiantes hacían en el patio.
Cuando por fin hallé a Mary entre el juvenil tumulto, ambas nos tomamos de la mano cruzando nuestras miradas con ansiosa complicidad,
mientras Pepe nos hacía las consabidas recomendaciones de que nos fuésemos directo a casa.
Como lo habíamos hecho la vez anterior, en cuanto estuvimos fuera del alcance de la mirada de nuestro hermano,
comenzamos a correr como desesperadas por el camino de terracería con la intención de arribar a nuestro rinconcito del placer antes que nuestro desconocido amante hiciera acto de presencia.

Mientras veía a Mi hermana correr por delante de mí, yo admiraba con deleite sus duras nalgas que se movían al compás del vaivén de su cuerpo,
imaginándome sin poder evitarlo las delicias que con seguridad le había proporcionado al desconocido del bosque.
Ciertamente yo no me cansaba de reconocer de nueva cuenta la extraordinaria belleza de Mary, quien cada día se ponía más preciosa,
pues su cuerpo muy bien delineado se apreciaba tal cual era en belleza y perfección debajo de la tela de su ropa y sus faldas cortas le daban un toque de exquita belleza a sus extraordinarias piernas torneaditas y blancas,
mientras sus turgentes senos subían y bajaban al compás de la carrera como dos bolitas de hule duro,
que conjuntamente con sus preciosas nalgas paradas parecían competir en aquel sube y baja,
en tanto su sudorosos brazos mostraban como siempre la oscura zona de sus sobacos que embellecían aún más, sin duda alguna, su estampa de finura increíble.
Después de varios minutos de intermitentes corridas y descansos,
llegamos por fín al doblez del camino desviándonos de inmediato hacia el bosquecillo que era testigo permanente de nuestra secreta lujuria.
Como lo teníamos acordado, Mary dejó su mochila junto a mí y pronto se fue a esconder detrás del matorral de costumbre.
Mientras permanecía yo sentada debajo del árbol de mango, los minutos comenzaron a pasar con lentitud sin que el hombre aquél apareciera por ningún lado.
Yo me sentía realmente desesperada cuando había pasado casi una hora y nuestro amante no daba visos de llegar,
por lo cual comencé a perder las esperanzas de que aquel día pudiese tener mi añorado encuentro con él.
Sin duda inquieta también por aquella inesperada tardanza, Mary se asomaba de vez en vez del matorral y me interrogaba con la mirada, como tratando de decirme que por esta ocasión no habría sesión de sexo.
Yo le indicaba con mis manos que esperásemos un poco más, sin querer reconocer que definitivamente ella tenía razón.
Cuando comprendí que nuestro amante no llegaría a la cita fui hasta donde se hallaba Mary y le dije:
-Ay manita…me siento tan triste…él no vendrá…algo debe haber sucedido.
-Si, Angelita…quizás tuvo algún contratiempo…pero no te apures…ya habrá tiempo..
-Mmmm…pues sí…tienes razón…
-Mira Angelita…creo que será mejor que ya nos vayamos…
-Sí…vámonos… “le contesté, echando una última mirada a las milpas cercanas, sin ver ningún movimiento-
Cogimos las dosnuestras mochilas y abandonamos el sitio,
dirigiéndonos enseguida a nuestra casa.
Como aún faltaban unos tres kilómetros por recorrer ahora nos fuimos caminando lentamente,
pues nos hallábamos todas sudorosas debido a las prisas con que habíamos llegado almalogrado lugar de la cita.
Mientras andabamos el camino de retorno, de repente advertimos que detrás del tupido monte de al lado del caminillo de tierra se escuchaban ruidos que nos parecieron como relinchos de caballo o algo así,
pues oíamos bufar con fuerza mientras algunos extraños resoplidos se repetían sin control.
Aquel extraño barullo al principio nos sorprendió de tal manera que nos abrazamos con temor, como si se tratase de alguna aparición.
Pero Mary, escuchando con atención y recobrando el ánimo me dijo de pronto:
-No te preocupes, manita…yo creo que deben ser caballos que andan allá atrás del bosque…
-Será?… “le respondí-
-Si..casi estoy segura…pero déjame entrar a ver…yo no me quedaré con la duda “contestó Mary con determinación-
-Bueno..anda…pero ten cuidado….
-Si…tú quédate aquí…te dejaré mi mochila.
-Está bien.
Tomando sus precauciones, Mary cruzó con cuidado la cerca de alambre que dividía el caminito de los matorrales, perdiéndose entre el verdor de densos arbustos.
Al cabo de algunos minutos ví que regresó y me hacía señas de que guardara silencio y la siguiera.

Yo, estando siempre disponible para ese tipo de exploraciones en secreto, le pasé las mochilas y me crucé hacia el otro lado, arrastrándome detrás de ella entre el tupido musgo.
Debimos haber reptado aproximadamente unos treinta metros hasta que arribamos a un clarillo parecido a una pequeña llanura que era en realidad un pastizal dedicado a la engorda de ganado.

Justo a un lado de la parte densa y no muy lejos por cierto de donde estábamos agachadas entre los arbustos,

ví que un garañón de negro pelaja estaba intentando montar a una linda yegua color oro, la cual al parecer se resistía a los embates del macho,
pues mientras éste levantaba las patas delanteras, relinchando una y otra vez con la intención de montarla, la hembra se movía hacia delante impidiendo momentáneamente el acoplamiento.
Al parecer el macho llevaba ya algún tiempo en ese tenor, pues se veía sudoroso y con los ojos vidriosos por la brama, mientras de debajo de sus patas traseras le colgaba una enorme, gruesa y negra verga moteada,

que en su parte delantera se mostraba blancuzca, pero del centro hacia atrás, incluyendo los tremendos huevos, todo era negro como la noche, y de un grosor tan extraordinario que las dos estábamos con la boca abierta al admirar el despliegue de tan singular herramienta.

Como el garañón no cejaba en su empeñoso deseo por metérsela, continuaba tratando de encaramarse sobre la grupa de la preciosa yegua, quien por lo visto se hacía del rogar,
aunque en realidad no sabría decir si todo aquello no sería parte del cortejo que precede al acomplamiento entre los caballos.
Esa situación se repitió una y otra vez en tanto nosotras no dejábamos de contemplar con deleite
el inigualable palo del macho que se movía de un lado a otro constantemente,
como impulsado por invisibles resortes, admirando las dos el tremendo vigor de
aquella espada incomparable de la cual brotaban ya algunos chorrillos espesos de
blanca leche, y que sabíamos que pronto hallaría el ansiado albergue que andaba
buscando con deseperación.
Después de muchos y vanos intentos por dominarla, por fin el macho logró su anhelado objetivo dejándose caer con fuerza sobre la grupa dorada de la joven yeguita,
la cual ahora se quedó quieta con la cola levantada y la roja hendidura abierta, la que veíamos latir como nunca jamás habíamos visto antes,
como un corazón abierto y vivo, abriéndose y cerrándose con tremenda fuerza esperando la acometida de la verga del caballo,

el cual haciendo rápidos movimientos hacia delante iba logrando mantener quieta y a modo con sus patas delanteras alredor del vientre a la hembra, hasta que por fin sucedió lo que tenía que ocurrir.

Nosotras vimos con toda claridad y cercanía cuando el garañón le conectó la punta achatada, gruesa y húmeda de su largo y engrosado pene en la abertura de la cavidad vaginal de la yegua,

iniciando el ritual de la introducción que fue para nosotras tan genial, que allí mismo estábamos a punto de venirnos sin siquiera habernos tocado nuestros alterados chochitos.

Impresionadas por el extraordinario cuadro que teníamos ante nuestros abiertos ojos, las dos nos mantuvimos sin movernos observando aquella tremenda batalla entre los dos animales.

Para entonces el garañón había penetrado por completo la roja vulva de la hembra, a la cual veíamos bramar con relinchidos ahogados,

en un acto que sin duda revelaba el gozo que experimentaba al sentirse penetrada hasta lo más recóndito de su ser.

El macho, por consiguiente, disfrutaba también la terrible acometida dentro del hoyo de la yegua, pues bramaba igualmente de la misma forma,

mientras entraba y salía con su fenomenal falo de la hendidura abierta, efectuando unas metidas y sacadas con tal fuerza que creíamos que la iba a desfondar.

Mientras tanto nosotras no apartábamos nuestra vista del singular espectáculo ecuestre, y aunque hubiésemos deseado dedearnos allí mismo no quisimos hacerlo por temor a ser escuchadas por los animales en pleno acoplamiento y abortar aquella tremenda visión que el encuentro carnal entre macho y hembra nos proporcionaba.

Más pronto de lo que esperábamos el macho dejó de montar a la hembra sacándole con rapidez su falo endurecido de la enorme
vulva semiabierta, mientras regaba una cantidad de líquidos tan abundantes sobre la hierba que nunca creímos que fuese posible albergar tal cantidad de semen en un escroto.

Aquel extraordinario hecho nos dejó anodadadas en verdad, pues lo que ahora veíamos nos era desconocido a las dos.

Tanto Mary como yo dirigimos nuestra vista hacia el suelo observando cómo el verde zacate se había puesto blanco debido al reguero de leche de la verga del caballo.
Nos dimos cuenta también que la hembra, después de haber acabado de ser penetrada, se dio a correr por la llanura como intentando alejarse de su amante, hasta que se perdió de nuestra vista.
No obstante el macho se quedó parado en el mismo sitio, muy cerca de nosotros, bufando y resoplando con fuerza, en un intento por recuperar el aliento después de tan tremendo encuentro sexual.
Mary y yo nos miramos con deseo, como si las dos hubiésemos tenido de pronto la misma idea.

Así que ella me comentó con la boca seca por la lujuria:
-Ay manita…yo quiero tocar eso.
-Mmmm….y tú que crees que quiero yo?
-Pues vamos….
-No..espera…el caballo está cerca…puede patearnos si nos vé. “le dije-
-Humm….sí tienes razón…pero eso lo arreglo enseguida…
Mary cortó una rama de entre los arbustos y salió de su escondite,
haciendole señales al animal, quien al verla emprendió la veloz huída.
Una vez que estuvimos solas, corrimos hacia el sitio donde el semen del animal aún palpitaba entre el verde pastizal,
tomando cada una un poco en nuestras manos con la clara intención de conocer cómo era aquello.
Sentadas entre el musgo de la llanura, las dos nos deleitamos por largo rato en la observancia de aquel rico y cuajado manjar blancuzco tan espeso como el pegamento.

Sin poder evitarlo y sacando la lengua, Mary llevó un poco a su boca degustando el elíxir equino por primera vez en su vida.

Viéndola deleitarse de aquella manera, yo hice también lo mismo, comprobando que tenía un sabor muy diferente al semen masculino, pero no por eso era menos excitante saborearlo.

Tenía que reconocer que probar la leche del caballo me había calentado tanto o más que cuando Pepe o nuestro amante se me venía en la boca,

pues el semen de los hombres es mucho menos denso que el licor que expelen los caballos desde muy adentro de su verga.

Yo quise incitar a mi hermana a que nos masturbásemos allí mismo, pero ella, aún cuando estaba tan excitada como yo,

fue mucho más consciente, pues enseguida me dijo:
-No Angelita….ya casi va a anochecer…mamá nos regañará si no llegamos pronto.
-Si “le respondí- tienes razón, manita…mejor ya vámonos.
Salimos del pastizal con rapidez y esta vez sí que nos dimos a correr por el camino para tratar de llegar a casa antes que Pepe.

Con alegría descubrimos que nuestro hermano aún no regresaba de los ensayos, por lo cual mi hermanita y yo nos pellizcamos con gusto en un gesto de mutua complicidad que cada vez se hacía mas deliciosa.

Para nuesta fortuna, mi madre no nos riñó para nada, sino que nos invitó a que comiéramos juntas.
Cuando acabamos de cenar y habiéndonos quedado un buen rato charlando en sobremesa, Mary me hizo señas para que saliésemos afuera.

Estando las dos ssentadas sobre el viejo trondo del árbol de nuestras confidencias, ella me comentó:
-Oye manita…ahora sí que nos dejó plantadas ese hombre…
-Ay Mary…mejor no hablemos de eso, si?
-Si..como quieras, niña…
-Quizás tuvo algún contratiempo…no lo sabemos…
-Si..puede ser….pero y que tal lo que vimos después?
-Mmmm….de eso sí quiero hablar, Mary…ay, manita… me puse tan caliente al ver eso.
-Sí…igual yo…
-Oye Mary…qué rica es la leche del caballo….no te parece?
-Huy claro….es deliciosamente exquisita…
-Sabes algo, manita?…me gustaría volver a probarla…pero
cómo podría ser eso?
-Mmm…Angelita….de verdad lo deseas?
-Tú no?
-Ay, claro…lo deseo tanto como tú…
-Sí…pero va a ser muy difícil que podamos volver a
encontrarlos haciendo eso, no?
-Encontrarlos cogiendo, sí…pero puede haber otra forma “me dijo mi hermana con un brillo especial en los ojos-
-No me digas….pero cómo, Mary?
-Bueno mira…recuerda que yo soy buena para lazaranimales….ya ves que a veces ayudo a mamá a hacerlo….
-Mmm…y eso qué tiene que ver, Mary?
-Te explicaré….si nos llevamos una reata de lazar, quizás podamos amarrarlo bien…
-Si..pero y qué?
-Ay Angelita…ahora sí no me has entendido bien…
-Pues no…
-Te lo diré mejor…el sábado, le pedimos permiso a mamá para irnos al arroyo del otro día..recuerdas?
-Si, claro…
-Pero en lugar de eso, nos llevamos una pita y nos vamos hasta el mismo lugar donde vimos los caballos…una vez allí,
buscamos al macho y lo lazamos, lo metemos entre los matorrales para que nadie nos vea y lo amarramos a un árbol.
Después, por seguridad nuestra, lo maniatamos de las patas.
-Ohhh…. y?
-Pues entre las dos le haremos caricias en su pene…mmmm..te imaginas, manita?…una vez que le crezca, pues tendrá que venirse…
-Ay…esa sí que es una idea fuera de serie, Mary.. “le dije abrazándola gozosa-
-Si..lo sé…es algo que se me ocurrió esta tarde, cuando veníamos de regreso…
-Ya ves?…tú eres la lista y no yo…jijijiji..
-Bueno…cada quien va aportando ideas diferentes…eso es todo…
-Ay Mary…y por qué esperar hasta el sábado…?
-Porque mañana Pepe no tiene prácticas y vendrá con nosotras…
-No….podemos hacer algo sobre eso… “le dije con
suspicacia-
-Hmmm….y qué es?
-Podría hacerme la enfermita, no crees?…. “le dije
sonriendo mientras cerraba un ojo-
-Ay no, Angelita…eso podría no acabar bien…
-Y por qué no, manita?….mira..al llegar a la escuela, yo le diré a Pepe que me siento mal y que me quiero regresar….
entonces le pediré que tú me traigas a casa…y que él le deje un recado anuestros maestros.
-Mmmm….no sé…
-Sí, Mary…anda, por favor…no quiero esperar más…
-Bueno..está bien…lo haremos…
-Ay, gracias por complacerme, manita…te quiero tanto.
-Yo también te quiero mucho, manita…por eso lo haré..
-Bueno…entonces tú proveéte del suficiente lazo…porque yo no sé como usarlo.
-Sí, claro….no te apures…yo haré todo eso, Angelita.
-Perfecto…entonces ya vámonos a dormir.
-Sí…vámonos.
Al día siguiente yo me fui quejando por todo el camino mientras íbamos a la escuela, hasta que al llegar le dije a Pepe:
-Ay, Pepe, sabes?..me siento muy mal…no creo que pueda estudiar así como estoy.
-Qué tienes manita?…escuché que te veías quejando por todo el camino.
-Uff….me duele demasiado el vientre…creo que algo me cayó
mal…
-Mmm..y qué quieres hacer, Angelita?
-Quiero regresarme a casa….no quiero ir hoy a la escuela…
Mi hermana Mary intervino jugando muy bien su papel de cómplice.
-Sí Pepe..creo que esto es delicado…sería mejor que yo me llevara a Angelita a casa,
y tú le dirás al profesor que no pudimos venir porque ella se enfermó.
-Sí, bueno…está bien….pero se van derechito a casa, eh?
-Claro…no ves cómo está ella –le respondió Mary para reforzar la decisión-
-Bueno, pues regrésense….ya nos veremos más tarde en casa.
-Está bien…. contestó Mary-
Pepe se adelantó hacia la escuela y nosotras dimos media vuelta por el camino.
Cuando advertimos que ya no éramos vistas por nadie, apresuramos el paso con nuestros rostros enrojecidos por la calentura,
sabedoras de la travesura tan prometedora que esta vez haríamos las dos.
Al llegar por fin al sitio de la víspera, nos cruzamos el alambre y escondimos nuestras mochilas
entre la espesura de los matirrales, hasta que salimos al claro de la llanura.
Una vez allí nos pusimos a observar la campiña con la intención de ubicar al garañón de negro pelaje, pero éste no se veía por ningún lado.
Mary me dijo:
-Tendremos que caminar un poco para buscarlo…debe hallarse comiendo pasto por el otro lado.
-Si…vamos.
le contesté ansiosa, sintiendo que ya me escurría la babilla de adentro de mi entrepierna-
Yo seguía de cerca de mi hermana, quien ya llevaba enrolladas varias reatas en su mano, mientras con una de ellas hacía un lazo y lo iba probando,
como para estar segura de que quedaba bien reforzado.
No tuvimos que caminar mucho en realidad, pues al doblar un recodo cercano al cercado,
descubrimos al regio y fuerte animal pastando con toda calma con la cabeza hacia abajo.
Mary me hizo señas enseguida para que me quedase quieta, mientras me decía con palabras suaves:
-Fíjate si ves a la yegua por allí.
-No…no se ve por ningún lado.
-Bueno…eso está mejor…porque si la hembra anda por aquí, será más difícil lazarlo.

Tú quédate aquí.
-Sí.
Mi hermana, cogiendo la reata y preparando el lazo, se fue acercando sigilosamente al caballo hasta quedar muy cerca de él.

En el momento en que el animal levantó la cabeza para voltear a verla, Mary ya estaba moviendo en círculos la reata,
lanzándola con fuerza sobre la cabeza del macho, el cual quedó inmediatamente amarrado, en tanto mi hermana rodeaba la pita alrededor de uno de los troncos de la cerca.

El garañón se levantó de patas como protestando por verse privado de su libertad;
sin embargo al parecer se trataba de un animal de monta,
ya que enseguida se tranquilizó. Al observar lo anterior, mi hermanita, más conocedora que yo de animales, poco a poco fue jalando el lazo mientras el garañón se acercaba poco a poco a ella.

Yo veía a Mary hacer ciertos ruidillos con su boca, que eran una suerte de señales tranquilizadoras para el animal, pues éste poco a poco dejó de resistirse.

Una vez que lo tuvo junto a sí, mi hermana comenzó a tallarle una de sus manos sobre la crin, hasta que el caballo se dejó hacer todas aquellas caricias con una nobleza increíble.

Mary, sabedora de que el caballo ya no daría problemas, empezó a jalarlo hacia dentro de la espesura de un matorral, mientras yo la seguía ansiosa.

Habiendo encontrado el sitio perfecto para escondernos con aquel hermoso animal, al que le brillaba la negra piel como si fuese un espejo oscuro,

Mary por fin lo sujetó con poca cuerda amarrándolo de inmediato al grueso tronco de un árbol.
Yo quise asegurarme de que no seríamos vistas allí, por lo cual mientras Mary se dedicaba a maniatar al caballo,

me dí una vueltecilla por los alrededores comprobando que en efecto jamás seríamos encontradas en ese lugar, pues se hallaba totalmente oculto de la llanura y también del camino.

Al regresar me dí cuenta de que el garañón estaba amarrado de las patas , con pequeño lazo sobre las extremidades delanteras y otro en las traseras,
por lo cual me sonreí al constatar que la inteligente idea de mi hermana se hacía por Fín realidad.

Ví que mi hermanita se me quedaba mirando con una hermosa sonrisa en su rostro que denotaba las ansias que sentía, por lo cual me dijo enseguida:
-Ay Angelita…será mejor que nos desnudemos para gozar de esto con mayor placer.
-Sí…hagámoslo. “le respondí con un temblor en la voz-
Ambas nos quitamos con rapidez nuestras ropas incluyendo nuestras pantaletas, hasta que quedamos completamente desnudas.
 
 
Continuará....

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