The Dark Stone Pt9 Español

Sam llamó suavemente a la puerta de Beth.  Era tarde, pero supo por la luz que se filtraba por debajo de la puerta que ella estaba despierta. 


 "¿Eres tú Sam?"  La voz apagada de Beth se filtró por el pasillo. 


 "Sí."  Sam apretó los dedos de los pies en la alfombra. 


 "¿Tu solo?" 


 "Sí", dijo Sam. 


 "Adelante." 


 Sam abrió la puerta y entró en la habitación.  Cerró la puerta detrás de él.  Sus ojos tardaron un segundo en adaptarse a la luz. 


 Coño.  La habitación de su hermana olía a coño. Sam parpadeó. 


 "¿Sí?"  Beth se sentó en su escritorio.  Su pantalón de pijama y bragas alrededor de sus tobillos.  Su mano derecha se movía furiosamente entre sus piernas.  "No pude ... conseguir ... la imagen de ti con una chica ... o una mujer ..." Sus ojos estaban muy abiertos y sus pupilas dilatadas.  Una fina capa de sudor le cubría la frente.  "Hoy ... cuando te escuché ... follándote a esa chica."  Su boca colgaba floja mientras miraba a Sam. 


 No esperaba esto.  "¿Te gustó eso?" 


 "Oh Dios, sí. El sonido de las bofetadas ... podría decir ... que estabas ... realmente ... uh ... uh ... dandole todo a ella."  Con eso, los ojos de Beth se pusieron en blanco.  "Ooohhhhh".  Llegó a su silla, frente a Sam.  Sus esbeltos hombros temblaron y su cabello rubio caía hacia adelante y hacia atrás. 


 "Pensé que estarías enojada conmigo."  Sam entró en la habitación.  Esperó a que Beth se recuperara. 


 


The Dark Stone Pt9 Español


 


 Después de un minuto, volvió a mirar a Sam.  Sus pequeños pechos subían y bajaban mientras luchaba por controlar su respiración.  "La idea de que mi hermano pequeño domine a una ... chica. O mejor aún, a una mujer. Eso es tan excitante".  La mano derecha de Beth se había ralentizado entre sus piernas, pero todavía frotaba rítmicamente su coño.  "¿Quién era ella?" 


 "Yo ..." Sam se retorció, se agachó y movió su pene debajo de su cintura.  Fue tan duro que dolió.  Sus bolas ya habían descargado mucho sobre su madre ese mismo día.  Y una carga en la bonita boca de la Sra. Stevens.  Pero sus bolas se sentían llenas e hinchadas.  "Vine para pedir perdón por molestarte con esa chica."  Sam miró el monitor de Beth y notó por primera vez lo que estaba viendo.  Una mujercita de cabello castaño estaba siendo devastada a lo perrito por un hombre grande.  Él sostuvo su cabello y aunque el volumen estaba apagado, era obvio que ella estaba en éxtasis.  "¿Estás viendo porno?" 


 "Sí, bueno ..." Beth miró el monitor.  "Es una puta casada siendo destruida. Lo más cerca que pude."  Beth tomó su mouse con su mano izquierda y pausó el video.  "¿Viniste aquí para disculparte? Eso es dulce, supongo."  Volvió a mirar a Sam.  "Pero necesitas ser más ... um ..." Beth se puso de pie y pateó sus bragas y pantalones.  "... confiado. Yo te enseñaré."  Se quitó la camiseta y la dejó caer al suelo. 


 "Está bien", dijo Sam. 


 Diez minutos después, Beth yacía boca abajo, boca abajo sobre su manta.  "Ahora, dime ... uh ... uh ... soy tu puta, Sam." 


 "Eres mi ..." Sam se hundió en su coño, rompiendo sus nalgas con cada golpe.  Su pobre coño estaba estirado al máximo, agarrando con fuerza su polla.  "Eres mi puta." 


 "Sí."  Beth agarró la manta con dedos blancos.  "Eres dueño ... de mi coño." 


 "Soy dueño de tu coño."  Sam le dio una palmada en la nalga derecha.  Dio un pequeño bamboleo rápido.  Tan diferente del suave trasero de Joyce.  "Ahora eres mi perra." 


 "Uh ... uh ... uh ..." Beth lo miró por encima del hombro, su mandíbula en una mueca tensa.  "Vaya... p-palabra ... amigo."  Los pequeños músculos de su espalda se flexionaban cada vez que Sam tocaba fondo. 


 "Lo siento."  El rostro de Sam se sonrojó por el abrazo, pero siguió martillando su polla en su hermana.  No podía detenerse. 


 "No te disculpes ... tonto."  Ella todavía lo miraba, sus ojos azules brillaban.  "Me tienes. Ahora ... tómame." 


 "Dime ... ah ... ah ... ah."  Sam se levantó con las manos justo por encima de su cintura. 


 "¿Qué?"  Beth dejó caer la cara hacia la manta y cerró los ojos. 


 "Dime ... eres mi perra."  Sam tiró de sus caderas y la puso sobre sus manos y rodillas.  Era tan ligera y fácil de mover.  Él juntó sus rodillas para que su coño estuviera a la altura correcta. 


 "Oooohhhhhh. Soy tu perra, Sam." 


 "Ladra como una perra."  Él tiró de sus caderas hacia atrás y se estrelló contra ella.  "Ladra por mí."  Beth tenía razón, esto fue divertido.  Probablemente lo había sabido todo el tiempo, razón por la cual había comenzado a ladrar con Joyce.  O tal vez la roca lo hubiera sabido. 


 "Yip, yip ... yip, yip", dijo Beth.  Ella estaba a su merced.  Nunca antes había estado tan mojada. 


 "No ... ah ... ah ... ah ..." Sam aceleró el paso.  Pronto iba a explotar.  "Como un verdadero ... perro." 


 "Oh, Dios mío. Oooohhhhh. ¿Qué me estás ... haciendo?"  Beth se estremeció.  Podía sentir las bolas de su hermano golpeando su clítoris.  "Ruff, ruff ... rufffffff. Oooooohhhhhhh".  Su coño sufrió un espasmo y se corrió sobre esa increíble polla. 


 "Sí. Aaaaahhhhhhhh".  Sam no pudo contenerse, se vació dentro de ella, moviendo sus caderas con movimientos bruscos para exprimir todo ese semen.  Una vez que terminó, la apartó y la dejó en la cama.  Ella rodó sobre su costado. 


 


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 "Quiero verte hacérselo a alguien".  Bex todavía tenía los ojos cerrados.  Sus pequeños pezones estaban oscuros sobre su piel clara. 


 "¿Qué?"  Sam se dejó caer a su lado y se acostó de espaldas.  Su pene se puso erguido y pulsó. 


 "Necesito verte dominar a una mujer, Sam. Eso sería muy bueno". 


 "Quizás."  Sam se acercó y agarró su teta izquierda.  Fue un puñado sólido.  Apretó suavemente. 


 "¿Por favor?"  Beth se frotó las piernas.  Semen se filtró fuera de su coño. 


 "Ya veremos", dijo Sam.  "Probablemente." 


 "Gracias, hermanito."  Beth metió la mano debajo de su cabeza y rápidamente se durmió. 


 Sam se quedó allí un rato, escuchando sus dulces ronquidos.  Finalmente, se levantó, recogió su ropa y se dirigió a su propia cama.  Esperaba que no hubieran sido demasiado ruidosos. 


 


 ~~ 


 


 A la mañana siguiente, la cocina estaba llena antes de la escuela.  Paul se sentó a la mesa de la cocina, comiendo felizmente su cereal.  Sam y Beth se sentaron uno al lado del otro, bromeando y riendo.  Joyce intentó recordar una expresión.  Ella lo consiguió;  uña y carne.  Joyce los observó desde su lugar junto al fregadero.  Sus manos presionaron firmemente sus caderas.  Paul tenía razón, debería estar feliz de que se llevaran tan bien.  Pero algo en eso hizo que Joyce se sintiera incómoda.  Su sentido arácnido maternal estaba hormigueando. 


 "... ¿Me escuchaste, Joyce", dijo Paul. 


 "Lo siento, ¿qué cariño?"  Joyce miró y sonrió a su esposo. 


 "¿A qué hora estarás en la fiesta de la empresa el viernes?"  Paul miró a su esposa con el ceño fruncido.  Estaba progresando mucho con Mallory y su esposo Bob.  Necesitaba mantener el impulso, y poner a Joyce en el oído de Mallory el viernes sería de gran ayuda.  Esa promoción estaba a la vuelta de la esquina.  Podía sentirlo. 


 Estaré allí a las cinco y media. Y llevare a los niños.  Joyce miró a Sam y Beth, inclinándose juntos con complicidad. 


 "Está bien, mamá", le sonrió Beth a su madre.  Sus ojos tan llenos de sincera inocencia.  "Yo llegare directamente de la escuela". 


 Joyce miró a Sam. 


 "Necesitaré que me lleven."  Sam se encogió de hombros. 


 Paul despeinó el cabello de su hijo.  "Llévala allí a tiempo, amigo". 


 "Claro, papá."  Sam apartó la mano de su padre de su cabello. 


 "Está bien, todo el mundo llega tarde. Muévete".  Joyce agitó las manos para sacarlas de la cocina. 


 Cuando se fueron y salieron por la puerta, Joyce limpió después de ellos.  El tazón de cereal de Paul todavía estaba sobre la mesa.  ¿Por qué no podía limpiar él mismo?  Se acercó a la mesa, sacó el cuenco y limpió un poco de leche derramada de la tapa de madera brillante. 


 


 ~~ 


 


Unas horas más tarde, Alisha empujó a Joyce hasta la mesa de la cocina en el mismo lugar donde Paul había estado masticando el desayuno. 


 "No, Alisha. Hoy no ..." Joyce trató de empujar a su amiga y enderezar su vestido.  "Tengo que limpiar el -" Joyce fue interrumpida cuando Alisha puso su manita oscura sobre la boca de Joyce. 


 "Sssshhhhhh".  Alisha dio un paso atrás y se quitó su propio suéter.  Llevaba un sostén blanco debajo.  Metió la mano detrás de ella, desabrochó el sujetador y con un movimiento de hombros lo dejó caer al suelo.  Todavía tenía puestos sus jeans y calcetines.  "Ambos necesitamos esto."  Alisha retrocedió hasta la mesa, abrió las piernas de Joyce y se apretó contra Joyce.  Alisha se acercó y acercó la cara de su amiga a la de ella.  Se besaron. 


 "Mmmmmmm", dijo Joyce.  Ella cerró los ojos.  Sus pechos, todavía dentro del sujetador y el vestido, estaban justo encima de los desnudos de Alisha.  Tanta carne acurrucada.  Fue realmente algo acogedor.  Joyce dejó que su lengua se moviera libremente.  Paul fue tan estúpido al dejar a su esposa desprotegida en casa.  Hace horas, se sentó con su sonrisa tonta en esta misma mesa, pensando que la reunión de su oficina era lo más importante que estaba sucediendo en esta casa.  Joyce gimió cuando Alisha extendió la mano y le masajeó los pechos.  Lo más importante que sucedió fue la lenta y constante caída de su esposa de una madre y una esposa honradas a ... esto. 


 Alisha rompió el beso y miró a Joyce.  "Todos estos años. No puedo creer que nunca hayamos hecho esto antes".  Ella bajó bruscamente el vestido y el sostén de Joyce.  Las grandes tetas de Joyce se desplomaron.  "Y Dios mío, mira estas tetas. Tan perfectas".  Bajó sus labios marrones hacia la extensión lechosa y besó a lo largo de esas serpenteantes venas azules.  La forma en que sus pequeñas manos marrones contrastaban con las grandes tetas blancas de Joyce hizo que el coño de Alisha goteara aún más.  "No me importa lo que digas, tengo que hacerlo. Solo tengo que hacerlo".  Se agachó más, levantó el vestido de Joyce y asomó la cabeza por debajo.  El olor a coño excitado llenó sus fosas nasales. 


 "Eso es demasiado. No ..." Joyce vio la cabeza de su amiga moverse debajo de su vestido.  Sintió que sus bragas mojadas se tiraban hacia un lado.  "Oooooohhhhhhhhh".  La lengua suave y cálida de Alisha se estiró y se deslizó por los labios vaginales de Joyce.  Paul nunca había hecho esto por ella.  "No en la ... ooooohhhhh ... cocina. Deberíamos ..." Joyce miró sus pechos mientras subían y bajaban.  "... subir las escaleras." 


 Alisha lamió arriba y abajo el coño de su amiga.  Ella movió su lengua dentro.  No podía ver a Joyce con el vestido entre ellos, pero podía imaginar cómo se vería su dulce e inocente rostro, contorsionado en éxtasis.  "Tú ... uuuggghhhhmmmmm ... sabes ... mmmmm ... bueno."  Metió un dedo en el coño de Joyce y lo empujó hacia adentro y hacia afuera.  Podía sentir leves crestas dentro de la vagina.  Todo era tan cálido, húmedo y lleno de vida.  Y tan nuevo para ambos. 


 "Voy a tener un ... oh Dios mío."  Joyce echó la cabeza hacia atrás.  Sobre la mesa debajo de ella, justo donde Paul derramó su estúpida leche esa mañana, sus propios jugos salpicaban esa brillante superficie de madera.  "Yo soy ..." Joyce curvó los dedos de los pies.  Sus piernas temblaron.  "Oooooohhhhhhhh". 


 Un chorro de jugo de coño salió corriendo del coño de Joyce.  Alisha hizo todo lo posible para lamerlo. 


 


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 "Impresionante."  La voz de Sam llenó la habitación. 


 Alisha no podía verlo debajo del vestido de Joyce, pero conocía esa voz.  ¿Cuánto tiempo habían estado?  Ella comenzó a arrancar el coño de su amiga, pero las manos de Joyce presionaron firmemente la parte posterior de su cabeza y empujaron sus labios hacia el coño de Joyce.  Alisha volvió a lamer y chupar el pequeño y lindo clítoris de Joyce.  Todavía no podía ver nada, pero no le importaba. 


 "Sam, no quise que nos encontraras ... ooooohhhh ... nos encontraras", dijo Joyce. 


 "Es genial, mamá." 


 "No deberías ... no deberíamos ... uuuugggghhhhhh", dijo Joyce. 


 Alisha tenía que ver qué estaba pasando.  Por debajo del vestido, parecía que Joyce estaba tratando de hablar, pero todo lo que salió fueron sonidos de gorgoteo.  Se echó hacia atrás, descubrió su cabeza y miró hacia arriba.  Sus ojos se volvieron redondos como platos.  Una cosa era para Joyce ver cómo su hijo se follaba ala vecina.  ¿Pero esto?  ¿Darle una mamada a su propio hijo?  Joyce. Es tu hijo. 


 Joyce se inclinó a su lado, sus pechos colgando pesadamente hacia la izquierda.  Tenía sus bonitos labios rojos envueltos alrededor de la cabeza de la enorme polla de su hijo.  "Uuuuugghhhh ugghhh".  Dijo Joyce. 


 Sam miró el adorable rostro de Alisha.  Tenía jugo de coño goteando de su nariz, boca y barbilla.  "Pareces bastante sorprendida", dijo.  Sam tenía una mano sobre detrás de la cabeza de su madre, ayudándola a mover su polla.  "Felicidades por seducir a mi mamá. Pero me adelanté". 


 "No puedes."  Para su vergüenza, al ver este acto tabú, Alisha sintió un nuevo calor entre sus piernas.  "Ella es tu madre." 


 "Lo sé, ¿no es genial?"  Sam agarró el cabello rizado de Joyce y la apartó de su pene.  "Vamos arriba, te mostraré qué más puede hacer". 


 Joyce miró a Alisha con ojos suplicantes.  "No pude evitarlo. Traté de detenerlo".  Joyce se veía tan perdida con las tetas colgando y la saliva goteando por su barbilla.  Ella saltó de la mesa.  Sam le dio un fuerte golpe en el trasero y ella se apresuró hacia las escaleras, su brazo derecho acunando sus pechos expuestos. 


 Sam y Alisha la vieron desaparecer escaleras arriba.  Extendió una mano hacia ella y la ayudó a levantarse.  "No puedes hacer esto, Sam."  Alisha bajó la cabeza y miró hacia abajo.  Sus redondas tetas colgaban frente a él, al aire libre.  Como Joyce, los cubrió con su brazo. 


 "Soy dueño de su coño ahora, Sra. Singh. Lo mismo con mamá".  La polla de Sam se destacó erguida, desafiando la gravedad.  Rebotó con su pulso. 


 "Ella es tu madre."  Alisha miró a ese monstruo.  Su coño estaba en llamas.  ¿De verdad le gustaba la idea de que Sam reclamara a su propia madre? 


 "Esa es una belleza. Y ella es mía. Tú eres mía. Ahora, si no te importa, voy a destruir dos coños".  Le dio una palmada en el trasero y la hizo avanzar hacia las escaleras.  Funcionó, ella trotó obedientemente detrás de Joyce.  Beth era un genio. 


 Veinte minutos después, Sam tenía a Joyce desnuda, con las piernas abiertas, en su cama, mientras él se estrellaba contra su coño.  Ella gimió y chilló cuando su hijo entraba.  Alisha se sentó en la silla de Sam, todavía en topless, viendo cómo ese monstruo destrozaba a Joyce.  ¿Cómo encajaba esa cosa dentro de ella?  Alisha se inclinó hacia delante, fascinada.  Era tan grande.  Los pies de Joyce flotaron en el aire.  Sus dedos de los pies se curvaron cuando tuvo un orgasmo tras otro. 


 "Me voy a correr, mamá."  El flaco cuerpo de Sam tembló. 


 "No ... adentro ... otra vez."  Joyce estaba completamente indefensa.  Ella abrió más las piernas para él. 


 "¿Otra vez?"  ¿Alisha escuchó eso bien?  Joyce lo había perdido por completo si dejaba que su hijo arrojara cargas dentro de ella.  Por otra parte, Alisha había hecho lo mismo.  Quizás todos lo habían perdido.  Observó las caricias imposiblemente largas de Sam.  Fue un espectáculo extraordinario.  Una herramienta tan poderosa, para un mocoso tan pequeño. 


 


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 "Tómalo", dijo Sam.  "Aaaaahhhhhhhh". 


 Alisha podía ver cómo sus bolas se contraían mientras descargaba en la vagina de su madre.  El coño de Joyce se desbordó y el semen se filtró de inmediato. 


 "Oooooohhhhhhhhh ... Saaaaammmmmmyyyyyyyyy".  Joyce le clavó las uñas en la espalda. 


 Alisha pudo ver el brillo del anillo de bodas de Joyce.  ¿Cómo pudieron hacerle esto a sus maridos?  Esto fue más que una locura.  Pensó en el pobre Raj.  Alisha estaba bastante segura de que nunca había considerado que ella lo engañaría, y mucho menos se lo entregaría a un adolescente. 


 Los movimientos de Sam se ralentizaron en una serie de sacudidas y luego se detuvieron.  Rodó de su madre sobre su espalda.  Se acuestaron uno al lado del otro.  Ambos cubiertos de semen y sudor.  "Venga aquí, Sra. Singh." 


 "¿En realidad?"  Alisha se puso de pie y se bajó los vaqueros.  Ella se quitó las bragas.  "¿Quieres que lo monte?"  Las venas de su pene parecían aún más hinchadas.  La cabeza ensanchada era de un violeta más oscuro y profundo. 


 "Sí."  Sam asintió y sonrió con su sonrisa tonta. 


 "Tu pene estaba dentro de tu mamá".  Había hecho esto tantas veces con Sam, pero todo se sentía extraño, brumoso y extraño. 


 "Sí."  Sam asintió. 


 "¿Estás tomando la píldora, Joyce?" 


 Sin levantar la vista, Joyce movió la cabeza de un lado a otro.  Tenía el brazo izquierdo cubierto por la cara, ocultando los ojos. 


 "Ay Dios mío."  Alisha se acercó a la cama.  Conmoción.  Estaba en shock por lo que acababa de presenciar.  Justo enfrente de ella.  "Te quedarás embarazada".  El coño de Alisha estaba empapado.  Dios mío, ambas podrían quedar embarazadas.  Alisha había estado fingiendo que dejar que el chico se corriera en ella no era tan importante desde que había cronometrado su ciclo.  ¿Pero a quién estaba engañando?  Se subió a la cama y se sentó sobre Sam.  Con la facilidad de la práctica, se inclinó sobre su polla.  A pesar de su tamaño, se deslizó hacia adentro. "Uuuuuhhhhh ... Tan profundo." 


 "No tenga ninguna idea sobre Arjun, Sra. Singh."  Sam le dio una ligera palmada en la teta izquierda y la vio temblar.  "Solo porque estoy haciendo esto con mi mamá no significa que él lo haga". 


 "Yo nunca ..." Alisha estaba ondulando sus caderas, moliendo esa polla profundamente dentro.  "... Nunca lo haría con mi ... aaaahhhhhh ... hijo".  Ella sufrió un espasmo.  Las luces bailaron frente a sus ojos y sus manos flotaron en el aire, buscando apoyo donde no lo había. 


 "Eres mi novia, no suya."  Sam puso sus manos en sus caderas morenas y la obligó a hacer un movimiento de rebote. 


 Terminado su orgasmo, Alisha captó la indirecta.  Plantó los pies junto a las caderas de Sam, colocó las manos en su pecho y rebotó en su polla con seriedad.  "¿Mi esposo?"  Su voz se hizo más baja, torturada por la lujuria.  Apenas reconoció sus propias palabras. 


 "Nah."  A Sam le encantaba esto.  Ella le estaba preguntando si todavía podía tener sexo con el Sr. Singh.  Impresionante.  "Todavía puedes ... hacerlo con él. ¿Es tan grande como yo?" 


 Alisha cerró los ojos y negó con la cabeza.  Mechones de su cabello negro caían sobre su rostro contorsionado. 


 "¿Tiene un pene pequeño?"  Sam hundió los dedos en sus caderas.  Beth tenía razón, esto fue divertido.  Incluso más divertido que los ladridos. 


 "Simplemente ... no tan grande como tú." 


 "Sammy, no la tortures."  Joyce los miró.  Sus pechos se balanceaban lentamente sobre su pecho por toda la actividad a su lado.  Se llevó la mano a la vagina y sintió que fluía un torrente de esperma.  Ella quería más.  Sam la había roto. 


 "A ella le gusta, mamá."  Sam volvió la cabeza y asintió con seriedad hacia Joyce.  Luego miró de nuevo a Alisha.  "¿Solías pensar que era grande ... eh ... hasta que me conociste?" 


 "Oh Dios."  Alisha asintió. 


 "Pero ahora apenas sientes su pequeña ... uh ... uh ... uh ... ¿pene?"  Sam estaba a punto de correrse.  "¿Y ahora eres mi puta?" 


 "Sí."  Alisha rebotó a un ritmo frenético.  "Otra vez ... ooooohhhhhh ... Sam, vas a hacer que me corra de nuevo."  Ella se corrió mientras él descargaba otra carga enorme en lo profundo de su coño desprotegido. 


 


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 Sam disfrutó de las dos mujeres durante una hora más.  Después de eso, limpiaron y siguieron con su rutina nocturna normal de lunes a viernes, fingiendo ante sus respectivas familias que no pasaba nada. 


 


 ~~ 


 


 La semana pasó maravillosamente para Sam.  Se follaba a su madre y a Alisha después de la escuela todos los días.  Hizo que Alisha se comiera a Joyce mientras lo tomaba de perrito.  Que estaba caliente.  Pero no pudo lograr que Joyce hiciera lo mismo.  Ella todavía tenía algunos límites.  Por ahora. 


 


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 ¿Cuántas cargas potentes había vertido en sus coños?  Perdió la cuenta.  Fuera lo que fuese, estaba bastante seguro de que habían bebido más semen esa semana que en toda su vida antes de la piedra. 


 Sam no se había olvidado de Mallory, pero parecía que había hecho todo lo posible por olvidarse de él.  No supo nada de ella en toda la semana.  Pensó que al menos querría volver a sujetar la piedra.  Sam no podía simplemente pasar por su casa una noche de la semana y saludar.  Bob se preguntaría qué diablos estaba pasando.  Entonces, la dejó en un segundo plano.  El próximo movimiento con ella tendría que esperar a la fiesta de la empresa el viernes. 


 


 ~~ 


 


 Llegó el viernes por la mañana y Sam durmió más allá de su alarma.  A las siete y media, Joyce entró en su habitación para despertarlo.  Llevaba un bonito vestido azul y tarareaba para sí misma.  Ella había planeado un día productivo.  Había conseguido que Alisha le prometiera que no vendría hasta el lunes.  Eso significaba que Joyce podía limpiar la casa y ocuparse de algunas otras tareas que había estado posponiendo. 


 "Tierra a Sammy, Tierra a Sammy".  Joyce dejó la puerta abierta de par en par, para que no se le metieran pensamientos malvados en la cabeza y se dirigió hacia la ventana.  Realmente necesitaría ventilar la casa más tarde, todavía podía oler el robusto aroma del semen de Sam en el aire.  Ella le quitó la cortina y dejó entrar el brillante y blanco sol de la mañana.  "Levántate y brilla." 


 "¿Qué hora es?"  Sam rodó sobre su espalda. 


 A través de las mantas, Joyce podía ver su enorme poste matutino.  Se preguntó si Paul se habría fijado en el paquete que llevaba su hijo.  Sam tenía tantas erecciones que era difícil pasarlas por alto.  Diablos, era difícil pasar por alto incluso cuando estaba blando.  Si Paul se había dado cuenta, no le había mencionado nada a Joyce.  No es que lo hiciera.  "Son las siete y media, hora de levantarse."  El pene de su hijo la tentó, ya que cubrió sus mantas, pero Joyce estaba segura de que podría resistirse.  Hoy iba a ser un día productivo.  Además, Paul y Beth estaban abajo.  Joyce sintió que su vagina se humedecía, no obstante. 


 "Mierda."  Sam abrió los ojos y miró a su adorable madre.  Su modesto vestido no podía ocultar la redondez hinchada de sus pechos, ni la llamarada de sus caderas.  "¿Me quedé dormido? Ayúdame a levantarme." 


 Joyce se acercó a la cama.  Ella se inclinó para quitarle el cabello castaño y enmarañado de la frente.  Sam apartó las mantas.  Había dormido desnudo y su monstruo palpitante se destacaba al aire libre, goteando un líquido claro. 


 "No, Sammy. Por supuesto que no. Tu padre y tu hermana están desayunando abajo."  Incluso sin tocar la cama, Joyce podía sentir el calor de la roca subiendo desde debajo del colchón y fluyendo a través de ella.  "Hoy me voy a tomar un descanso de todas esas cosas". 


 "Vamos, mamá. Seré rápido."  Sam extendió la mano, tomó suavemente su mano izquierda y la guió hacia su pene. 


 "Sammy ..." Joyce observó cómo sus dedos intentaban rodear ese eje venoso.  No pudieron dar la vuelta completa.  Apretó y sintió la carne esponjosa de su hijo presionando hacia ella.  Cayó de rodillas, junto a la cama. 


 "Aaaaahhhhh. Eso se siente bien, mamá."  Sam apoyó la cabeza en la almohada. 


 "La puerta ..." Joyce miró hacia la puerta abierta detrás de ella.  Qué optimismo, dejándolo así abierto.  Tan tonto en retrospectiva.  "No podemos…" La mano izquierda de Sam encontró la parte posterior de su cabeza y guió su bonita boca hacia su pene. 


 Y ahí estaba ella.  Chupar el pene de su hijo como si fuera parte de sus quehaceres matutinos.  Mientras el resto de la familia disfrutaba de sus panqueques, Sam disfrutaba de su cálida boca.  Joyce movió ambas manos hacia arriba y hacia abajo por su pene mientras ella chupaba y lamía con todo lo que valía.  Necesitaba sacarle el esperma antes de que alguien subiera las escaleras. 


 "Oh mamá."  Sam mantuvo su mano detrás de su cabeza, los dedos entrelazados en su cabello rizado. 


 "¿Joyce?"  Paul llamó desde abajo.  "¿Joyce? ¿Sabes dónde está mi corbata verde?"  Y luego se oyeron pasos en las escaleras. 


 Joyce apartó la boca de Sam.  Tenía los ojos muy abiertos y las mejillas blancas.  Tiró la manta sobre Sam, pero eso no fue suficiente porque su pene era cómicamente visible como un poste de tienda.  "Vuélvete de lado, Sammy", susurró.  "Antes de que te vea."  Joyce se puso de pie, se secó la boca con el dorso de la mano derecha y se alisó el vestido. 


 "Ahí tienes."  Paul se detuvo en el pasillo fuera de la habitación de Sam.  "¿Qué estás haciendo?" 


 "Sam se quedó dormido. Lo estoy despertando."  Joyce miró a Sam.  Afortunadamente, se había puesto de costado y había ocultado su monstruosa erección. 


 "Oh."  Paul miró de un lado a otro entre Joyce y Sam.  "Bueno, ¿has visto mi corbata verde?" 


 "Sí, querida. Te lo mostraré."  Joyce caminó hacia su esposo. 


 "Um."  Paul señaló su barbilla.  "Tienes un poco de pasta de dientes o algo en tu barbilla". 


 "Gracias, Paul."  Joyce se secó la barbilla con la manga de su vestido.  Muy poco femenino.  Pero, de nuevo, no tan mal como lo que había estado haciendo un minuto antes.  "Que tonto de mi parte."  Joyce pasó junto a Paul y se dirigió a su habitación. 


 "No olvides estar en la fiesta a las cinco y media, amigo."  Paul miró hacia la habitación donde su hijo todavía estaba en la cama.  "Y no llegues tarde a la escuela." 


 "Bien, papá."  Sam no hizo ningún esfuerzo por levantarse. 


 "Genial."  Paul siguió a su esposa hacia la corbata verde que faltaba. 


 


 ~~ 


 


 Cuando Sam llegó a casa el viernes por la tarde, se sintió decepcionado al descubrir que Alisha no estaba allí.  Peor aún, su mamá también estaba fuera.  Había dejado una nota de que estaba haciendo recados y que estaría en casa alrededor de las cuatro y media.  Eso no les daría mucho tiempo antes de que tuvieran que irse a la fiesta de la oficina de Paul. 


 Fue a su habitación y perdió algo de tiempo en videojuegos.  Pensó en paja, pero tal vez sería mejor si fuera a la fiesta de la oficina con un saco de nueces. 


 Poco después de las cuatro y media, escuchó a su mamá subir las escaleras. 


 "Mamá, ¿puedes venir aquí?"  Sam reconsideró su decisión anterior.  Tal vez no necesitaba un poco después de todo.  Hizo una pausa en su juego y vislumbró a su madre mientras pasaba por su habitación por el pasillo. 


 "No puedo ahora, cariño. Tengo que vestirme para la fiesta", le respondió Joyce.  Luego escuchó el golpe de la puerta de su dormitorio. 


 "Oh, bueno", se dijo Sam.  Comenzó el juego de nuevo. 


 Treinta minutos después, Sam se aburrió.  Apagó el juego, se levantó y salió al pasillo.  Caminó hasta la habitación de sus padres y abrió lentamente la puerta.  Joyce estaba frente al espejo de cuerpo entero, girando de un lado a otro.  "¿Qué piensas de este vestido, Sammy?"  Llevaba un hermoso vestido negro brillante.  El dobladillo se detuvo en la rodilla y por encima del corte era algo generoso con su escote.  Se había aplicado un poco de maquillaje, un ligero toque de lápiz labial y se había alisado el pelo. 


 "Te ves hermosa, mamá."  Sam entró en la habitación. 


 "Gracias cariño."  Joyce se volvió para mirarlo y se sonrojó.  "Tienes que ponerte algo más que esa camiseta. Esta es una fiesta elegante". 


 Sam se quitó la camisa, mostrando su delgado pecho.  "¿Qué hay de mis jeans?" 


 Joyce lo miró con cautela.  "Sí, tendrás que ponerte unos pantalones más bonitos". 


 "Okey."  Sam se desabrochó y dejó caer sus jeans alrededor de sus tobillos.  Los apartó a patadas.  "Probablemente yo tampoco debería usar calzoncillos. ¿Crees que a papá le importaría si tomara prestados un par de sus bóxers?"  Sam se quitó los calzoncillos y su polla saltó ante él, dura y recta.  Se quedó solo con los calcetines. 


 "Um, cariño ..." La mirada de Joyce recorrió de arriba abajo a su hombrecito.  "Ve y prepárate. Tenemos que irnos en diez minutos". 


 "¿Qué hay de los calcetines, mamá?"  Sam caminó hacia ella a través de la alfombra, su polla balanceándose hacia adelante y hacia atrás.  "¿Puedo usar estos calcetines?" 


 "Están bien."  Joyce podía sentir su vagina goteando.  ¿Qué le estaba haciendo su hijo? 


 "Te ves tan bonita así, mamá."  Sam golpeó juguetonamente su nalga derecha.  Se movió un poco, pero el vestido estaba lo suficientemente ajustado como para contenerlo un poco. 


 "Ahora, Sammy."  La respiración de Joyce se aceleró. 


 "Nunca lo hemos hecho en tu habitacion".  Sam tomó su mano izquierda, la agarró y tiró de ella hacia la cama tamaño king que Joyce compartía con Paul. 


 "Necesitas prepararte".  Trató de poner un poco de acero en su voz, pero ambos sabían que estaba derrotada incluso antes de que comenzara. 


 Sam la llevó a la cama y le dio un pequeño empujón.  Joyce cayó sobre manos y rodillas.  Ella bajó la cabeza.  Sam levantó el dobladillo de su vestido sobre su trasero y lo apoyó en su espalda baja.  Le bajó las bragas hasta las rodillas.  Sintió que la cama se movía cuando él se levantó detrás de ella. 


 "No pongas nada en mi vestido."  Joyce se mordió el labio cuando sintió la cabeza de su pene frotar contra los labios de su vagina. 


 "No lo haré."  Sam se alineó y entró. "Eres mi chica, mamá".  Sus caderas se movieron y comenzó a golpearla. 


 "Uh ... uh ... uh ... sí ... cariño."  Joyce sintió que las olas de su primer orgasmo comenzaban a invadirla.  "Yo ... yo soy ..." Ella se estremeció por completo. 


 "Eres mi perra, mamá."  Sam sostuvo sus caderas con firmeza y tiró de ella hacia su polla una y otra vez. 


 Joyce negó con la cabeza, pero no dijo nada. 


 "Eres mi perra."  Sam le dio una palmada en el trasero con la mano derecha. 


 Joyce dejó escapar un pequeño chillido de sorpresa. 


 "Mi perra."  Sam le dio una palmada en el trasero de nuevo.  Su mano dejó una huella roja en su piel blanca. 


 "Ruff, ruff, ruff", dijo Joyce. 


 No era lo que Sam estaba buscando, pero lo aceptaría.  "Lindo."  Levantó la mano derecha, tomó un puñado de su cabello castaño alisado y le levantó la cabeza para que mirara hacia adelante, hacia la cabecera tapizada.  "Te amo mucho, mamá". 


 


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 Veinte minutos después, Sam todavía golpeaba a Joyce por detrás.  Él soltó su cabello y ella bajó la cabeza, viendo cómo sus pechos bailaban debajo de ella, metidos como estaban dentro de su vestido de.  Joyce gimió, gimió y chilló. 


 Sonó el teléfono en la mesilla de noche. 


 La cabeza de Joyce se levantó de golpe.  "Mi ... eh ... Dios. ¿Qué ... hora es?" 


 "Casi ... ahí ... mamá."  Sam seguía golpeando su coño, viendo como su trasero ondeaba y temblaba. 


 "Es ..." Joyce trató de concentrarse en el reloj junto a su cama.  "Son las cinco cuarenta y cinco. Estamos ... ooooohhhhhh … muy tarde."  Sam estaba golpeando en algún lugar profundo de ella y estaba enviando chispas a través de su sistema nervioso. 


 El teléfono dejó de sonar. 


 Sam siguió golpeando. 


 El teléfono volvió a sonar. 


 Después de un rato, dejó de sonar. 


 "Llegamos tarde ... uh ... uh ... uh ..." Joyce tomó su teléfono.  Ella lo agarró y lo puso frente a ella.  Se apoyó en los codos, mientras Sam se alejaba detrás de ella.  Logró abrir su aplicación de mensajería. 


 "Papá se pregunta ... aaahhhh ... ¿dónde estamos? Él no ... uh ... uh ... uh ... sabe que estoy a punto de ... romperte el coño. Envíale un mensaje de texto que  ", Dijo Sam. 


 Joyce ignoró a Sam.  Le envió un mensaje de texto a Paul, tráfico, vamos, y lo envió.  Inmediatamente se arrepintió del doble sentido y tiró el teléfono a un lado.  Le sonó cuando Paul le respondió algo.  Probablemente algo preocupado o pensativo mientras su hijo la clavaba.  Ella era una mala esposa.  Y él era un marido tan tonto por dejarla sola con el animal de su hijo. 


 "Toma ... mi ... semen."  Sam mordió su coño. 


 "Sammy ... vas a hacermelo ... otra vez ..." Joyce tembló y su vagina se convulsionó alrededor del pene de su hijo.  La cama se sacudió y golpeó contra la pared como nunca antes. 


 Sam sostuvo sus caderas firmemente y tiró de ella hacia atrás para varios empujones finales.  "Tómalo ... aaaaaahhhhhhhhhh".  Sam descargó profundamente dentro de su madre. 


 


 ~~ 


 


 Cuando todo estuvo dicho y hecho, Joyce y Sam llegaron una hora tarde a la fiesta.  Sam se veía elegante con una bonita camisa abotonada y pantalones, pero Joyce cerró los ojos mientras veía a su hijo darle la mano a alguien cortésmente.  Aquí estaba interpretando el papel de la esposa fiel y obediente en la fiesta de su marido, mientras los pequeños nadadores de Sam se abrían paso en su interior.  Quizás encuentren su huevo en ese mismo momento.  Ella se estremeció. 


 "¿Frío, cariño?"  Paul se acercó a ella por detrás y le puso su saco sobre los hombros. 


 "Gracias, querido."  Joyce le sonrió.  Después de su cópulacion con Sam, tuvo que retocarse el maquillaje y arreglarse el cabello.  Luego corrieron hacia aquí en la minivan.  Gracias a Dios no había tráfico. 


 "Parece que has tenido bastante tráfico".  Paul le frotó la espalda.  "Bueno, me alegro de que estés aquí. Esta noche es una gran noche para mí".  Él movió las cejas hacia ella. 


 "Sí."  Joyce pensó que bien podrían necesitar el dinero de la posible promoción de Paul si Sam lograba plantar un nuevo bebé en su útero. 


 Sam observó a sus padres con atención.  Todo estuvo bien.  "Voy a mezclarme".  Beth estaba en algún lugar de la fiesta, pero no la estaba buscando. 


 "Compórtate, amigo", dijo Paul. 


 "Siempre lo hago, papá."  Sam le dio un pulgar hacia arriba y se alejó. 


 


 ~~ 


 


 Mallory se escondió en su oficina como una niña.  Sabía que Sam estaría allí esa noche y no podía enfrentarlo.  Especialmente mientras Bob estaba allí.  Seguía diciéndose a sí misma que estas cosas pasan.  Pero era difícil dejarlo atrás.  Entonces, le había dicho a Bob que tenía un poco de trabajo que hacer y que él debería ir a divertirse.  Estaba ahí fuera, en alguna parte, dándose la mano y contando chistes.  Mientras ella se escondía en su oficina. 


 Uno de sus compañeros de trabajo asomó la cabeza por la puerta.  "¿Vienes a la fiesta?" 


 "Unos minutos."  Mallory sonrió al hombre desde su escritorio.  Escribió en su teclado, tratando de parecer ocupada.  "Solo tengo que sacar esta propuesta". 


 "Está bien, nos vemos allí".  El hombre se fue. 


 Mallory miró su monitor y dejó que su mente divagara.  Extendió la mano y jugueteó con la pequeña cruz de plata que colgaba de su cuello, rezando para que le diera la fuerza que necesitaba.  Ese adolescente tenía algo.  Y un pene tan monstruoso.  ¿Qué haría ella cuando lo volviera a ver? 


 El sonido de la puerta de su oficina cerrándose y cerrándose la sacó de su ensueño.  Miró hacia arriba esperando ver a Bob. 


 "Hola."  Sam estaba de pie junto a la puerta.  Una sonrisa tonta en su rostro. 


 "Yo ... yo ... yo ..." Mallory trató de recomponerse.  La habitación de repente se sintió caliente. 


 "No te levantes."  Sam caminó hacia su escritorio.  "Te ves tan lindo trabajando de  lejos. Y me gusta ser más alto que tú. Aunque solo sea por un minuto." 


 "No puedes estar aquí".  Mallory miró alrededor de la habitación pero no encontró nada que la salvara. 


 "Estoy seguro de que está bien."  Sam rodeó el escritorio.  "Oh, lindo vestido. Se ve muy bien, Sra. Stevens." 


"No me llames así." Mallory se reclinó en la silla, alejándose instintivamente de su enfoque. 


 "¿Mallory?" Sam ladeó la cabeza. 


 "No me llames así tampoco." Los ojos de Mallory se agrandaron. "Simplemente no me hables." 


 "Bueno." Los dedos de Sam desabrocharon el botón de sus pantalones. Los bajó, junto con el par de bóxers prestados que tenía. "No hablar, está bien." 


 El pene estaba a solo unos centímetros de la cara de Mallory. Un olor rico y generoso la invadió. Lo reconoció desde el momento en que él visitó su casa y la cubrió de semen. "Oh no." Le temblaron las rodillas. Se inclinó hacia adelante en su asiento y le dio una rápida lamida a la cabeza de gallo púrpura. Después de todo, ella no tenía la fuerza. 


 


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 Diez minutos más tarde, su cabeza se balanceó lentamente sobre su polla. Sam tenía una mano detrás de su cabello rubio, manteniendo su ritmo. Su oficina estaba llena de sonidos de sorbidos y gorgoteos. Ella nunca pensó que vería el día. 


 "Voy a ... correrme, Sra. Stevens." Sam miró su suave piel, cubierta de bonitas pecas. 


 Mallory se apartó de él con un grito ahogado. "No, no puedo tragarlo". Trató de recuperar el aliento. "Llegará a todas partes. Todos lo sabrán". 


 "No había pensado en eso." Realmente no lo había hecho. Sam no quería que se enteraran. Pero estaba tan cerca. "Está bien. Tengo una idea." Con un poco de esfuerzo, la levantó de la silla y la sentó en el borde de su escritorio. Él abrió bruscamente sus piernas, subiendo su vestido hasta sus caderas. Él tiró sus bragas hacia un lado. "Es la única manera", dijo. "Nadie sabrá si me corro en tu coño." 


 "No puedes." Mallory estaba como gelatina en sus brazos. Ella podría haberlo dominado. Ella debería haberlo dominado. Pero en lugar de eso, miró tontamente mientras él empujaba su enorme pene dentro de su coño. "Oh," fue todo lo que dijo cuando él la penetró. 


 "Casi ... ah ... allí." Sam se estrelló contra ella con golpes largos. Le colocó las manos debajo de los muslos y le levantó las piernas ligeramente para tener un mejor acceso. 


 A pesar de que estaba mojada, su coño se tensó poderosamente contra el monstruo invasor. Hubo un breve destello de dolor y luego el placer la invadió. "Me estás ... estirándo ... hacia fuera." Este era un sentimiento nuevo. El sexo con Bob era bueno, pero esto era algo más. "Por favor ... no ... hagas ... esto ... ooooohhhhhhhh". Y de la nada un orgasmo la inundó. ¿A quién estaba engañando? Necesitaba el semen de esta adolescente. ¿Por qué lo había estado evitando? Nada de lo que ella sintió comparado con ese primer orgasmo en su joven polla. Ella echó los brazos alrededor de sus escuálidos hombros. 


 


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 Ver su espasmo en su polla fue demasiado para Sam. Dejó salir chorro tras chorro profundamente dentro de ella. No había guardado todo el semen del día para Mallory, pero la segunda carga solía estar bastante cerca de la primera. 


 Luego, Sam se retiró con un plop y se subió los pantalones. "Vaya, gracias Sra. Stevens. Necesitaba eso". 


 Mallory lo vio apartar ese grotesco y asombroso pene. Temblorosamente se levantó del escritorio y se puso de pie. Se colocó las bragas en posición y volvió a colocar el vestido en su lugar. "Ni una palabra de esto a nadie." Necesitaba ir al baño y conseguir algo para cubrir sus bragas. Recordó la cantidad de semen que tenía este adolescente. Entonces necesitaba encontrar a su marido y hacer algo bueno por él. Esto era algo extraño y todavía era una buena esposa. Contó los días hasta su último período. Ella era buena. Ella estaba a salvo. Tocó la cruz alrededor de su cuello y agradeció a Dios por el momento. 


 "No diré nada." Excepto a Beth. Y su mamá. Y probablemente también presumiría ante Alisha. Sam le golpeó el trasero con firmeza, como había visto hacer a Bob en su casa. 


 Mallory chilló cuando sintió su mano en su trasero. Este niño la estaba tratando como a su novia. "Me iré primero. Espera cinco minutos antes de irte. ¿Entendido?" 


 Sam le sonrió. "Entendido, jefa." 


 Se dio la vuelta y sin siquiera mirar atrás, se escabulló de la oficina y recorrió el pasillo hasta el baño. 


 Sam se sentó en su escritorio y miró su monitor. Quizás tenía un buscaminas o algo así. 

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