La madre de mi mejor amigo (3ª parte)

9
Nos retiramos a echar la siesta y estaba tan turbado por mis recuerdos que no podía dormir, por lo que fui a beber agua fresca de la nevera y cuando volvía a mi cuarto un ruido me alertó.
Venía del cuarto de mi madre así que me acerqué a la puerta y la volvía a oír. Un suave lamento, como un gemido me llamó mucho la atención.
En la penumbra de este me asomé desde la puerta y la vi tumbada boca arriba, luego oí un suave movimiento, como el aleteo de los pájaros y comenzó a respirar agitadamente para después calmarse.
Oí como estaba muy excitada y se masturbaba, volviendo a acelerar el ritmo de su masturbación, de nuevo el aleteo volvió y su respiración se aceleró, quebrándose en un gemido ahogado.
Paró de nuevo y siguió unos segundos más tarde. En cierto modo era excitante oírla masturbarse, así que me quedé allí, escondido detrás de la puerta observando la espesa penumbra en la que sólo adivinaba a dibujar su silueta tumbada en la cama, con las piernas abiertas.
No pude evitar excitarme yo también y sentí mi excitación crecer y empalmarse allí mismo en el pasillo, furtivamente espiándola. Así que comencé a masturbarme yo también mientras la oía a ella.
Hasta que finalmente se dejó llevar y apretando los dientes bufó más fuerte mientras se retorcía entre las sábanas.
Ahora sabía lo mucho que la había excitado la visión de Carlos masturbándose en mi cama. Por lo que me retiré a mi cuarto y me terminé mi pajilla mientras sesteaba.
10
La calurosa tarde pasó, yo salí a ver a mi amigo Carlos al parque y estuvimos tomando unos refrescos mientras veíamos a las pandillas de tías pasar. Me preguntó por mi madre.
—Oye, ¿qué te ha dicho tu madre de lo de esta mañana?
—Pues que vaya pollón que tienes —dije yo jactándome.
—¡Venga tío no seas tonto! No se lo ira a contar a la mía, ¿no?
—No hombre, tampoco ha sido para tanto. Pero admito que la has impresionado un poco, más por el hecho de que no se esperaba verte masturbándote en mi cuarto.
—¿En serio? —preguntó Beltrán incrédulo.
—En serio, guárdame el secreto pero desde que mi madre se separó no ha estado con otros hombres y yo creo que está necesitada, ¿ya sabes?
—¿Necesitada?
—Tú eres un poco gilipollas, ¿no? —dije yo a modo de reproche—. ¿Follarías con ella?
—¿Cómo? Jo tío, pues la verdad es que si, bueno si tú me dieras tu permiso, ¡claro!
—Pues ya está hecho, si yo te consigo a mi madre, ¿tú me ayudarás con la tuya?
—¡Anda, tú estás chalao! ¡Mi madre te arrea una ostia que lo flipas chaval! —dijo mi amigo y yo asentí pues ya había sufrido la sacudida del genio materno.
11
Al llegar a casa mi madre esperaba para cenar, pues odiaba cenar sola.
Nos salimos al pequeño balconcito donde una pequeña mesita nos servía para tomar unas tapas y refrescarnos en las calientes noches de verano.
Ella tomaba una copa de vino y yo un refresco, mientras picábamos las distintas viandas que había sobre la mesa. Principalmente salchichón, chorizo, algo de queso y una ensalada de tomates frescos, regados con aceite de oliva y aceitunas. A mí lo que más me gustaba era mojar el pan en el caldo de la ensalada pues la mezcla del jugo de tomate con el aceite y el sabor picante de la aceituna, ¡era delicioso!
Para no atraer a los mosquitos no encendíamos la luz de la terraza, aunque se veía lo suficiente con las farolas de la calle, lo cual confería a la escena un ambiente íntimo que se prestaba a la charla y a las confesiones. Algo que comenzó cuando ya habíamos saciado en parte nuestra hambre...
—¡Mamá ya está todo arreglado! —dije de repente.
—¿Qué quieres decir?
—¡Qué si, que le gustas a mi amigo!
—¿No me dirás que se lo has dicho? —preguntó con cara entre el asombro y el enfado.
—No mujer, sólo lo he insinuado, pero preguntándole si le gustaría follar contigo.
—¿Y qué ha dicho?
—Que sí, qué va a decir, eres una mujer y él un hombre —concluí con sabia lógica tradicional.
—¡No sé Beltrán! ¡Yo me muero de vergüenza!
—No seas tonta mamá, él es virgen tú serás la que mande y él hará lo que le pidas, ¿entiendes?
—No sé, aún tengo que pensarlo mejor, sobre todo, ¡tú no le vayas a decir nada más!, ¿vale?
—Vale mujer, yo te guardo el secreto —asentí.
12
Al irnos a la cama mi madre me preguntó si quería cambiar mis sábanas, con la excusa de que mi amigo había estado haciendo “cosas” en ella. Y aunque ya llegaba un poco tarde, pues había echado la siesta encima de ellas, pues accedí.
Mi madre insistió en ayudarme y al final terminó casi poniéndolas sola. Al final nos sentamos en la cama y seguimos conversando.
—¿Y tú? ¿Lo harías con Ana Belén? —me preguntó para mi sorpresa.
—¿Hacer qué? —dije yo haciéndome el tonto.
—Pues qué va a ser, ¡tener sexo! —dijo ella como si fuese lo más obvio del mundo.
—Claro, estaría bien así todo quedaría entre ambas familias, ¿verdad? —concluí riendo.
— ¿Recuerdas cuando le lamiste las bragas? —preguntó mi madre para mi sorpresa.
— ¡Oh sí, claro cómo lo iba a olvidar!
—Fue muy excitante, ¿no?
—¡Muchísimo! —admití.
—Pues bueno, así me hace sentir menos culpable si es que lo hago con tu amigo —añadió finalmente.
—¿Entonces, lo arreglo con él mamá?
—¡No Beltrán! Ya surgirá, yo lo arreglaré con él, si acaso tú me puedes echar una mano saliendo a comprar algo un día, ¿no?
—¡Claro mamá! Yo por ti hago lo que sea —dije yo muy ufano.
—¡Qué vergüenza Beltrán! Nunca pensé que acabaría planeando con mi propio hijo la mejor forma de tirarme a su mejor amigo.
—¡No hay vergüenza mamá, hay necesidad! ¿No dicen que el sexo es como el comer?
—Bueno dicho así, pues supongo que sí, que llevo tiempo sin comerme un rosco.
—Como yo a base de pajillas, ¿no?
—Bueno, pues sí, tengo que admitirlo Beltrán, que una no es de piedra —me confesó para mi sorpresa.
—No si ya te escuché esta tarde al ir a beber agua de la nevera.
—¿Cómo me has oído? —dijo ella perpleja.
—¡Claro, pero no te avergüences mamá! Después de pillarme a mí, supongo que todo queda en confianza.
—¡Jo Beltrán! Voy a tener que plantearme seriamente el que nos respetemos en la intimidad.
—No si respetar nos respetamos, ¿no crees?
—Bueno sí, eso es cierto…
Y tras esto ella se marchó y yo me eché a dormir, o al menos a intentarlo pues el calor era agobiante…
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La madre demi mejor amigo es una obra de sesenta y nueve capítulos "cortos",gracias a ello la acción se desarrolla de forma rápida, espero que os estéisdisfrutando de sus primeros capítulos. Mientras vea que la serie tiene apoyoseguiré publicándola, aquí os dejo su sinopsis:
En esta vida hay cosas que no podemos elegir. Una de ellas es dequién nos enamoramos, pues cuando el amor llega, nos sorprende, nos supera, noseleva, nos aplasta, nos zarandea como el viento al junco y en esos momentossólo hay dos opciones: o nos plegamos como el junco y nos entregamos a él, onos resistimos y la locura hace mella en nuestra alma.

Tal vez digo esto como justificación, pues yo terminéenamorándome de la madre de mi mejor amigo...

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