Entregada a mi hermano 4

Me acosté con la cabeza dando vueltas, no podía creer lo que había pasado.
Al día siguiente nos evitábamos. Yo me escapaba y Seba se encerraba. Llegó la noche. Todos dormían pero yo no podía. Golpearon a mi puerta.
S- Soy yo. Puedo pasar?
Y- Sí. Pasá.
Estaba solo con un boxer. Su bulto dormido ya era notable. Yo solo tenía un pijama de raso de verano.
S- Permiso Carli. Me quiero disculpar por lo de anoche. No me controlé y terminé haciendo lo peor como hermano.
Y- Nos pasamos los dos. Yo... Una parte de mí quería ver si eras capaz...
S- Ahora sabemos... Igual algo de control tuve!
Y- Ah sí? Como es eso?
S- Eh... Yo no...
Y- No que? (Que turra que sos, querés que lo diga!)
S- No te la metí...
Y- Pero querías?
S- ... Si.
Miré su bulto creciendo apretado. El morbo volvía... Algo brillaba en sus ojos y en los míos, porque nos miramos como dos animales en celo. Sentí calor y frío a la vez...
S- Pero desearlo es una cosa y hacerte cosas indebidas es otra. Ni siquiera te pregunté si podía chuparte.
Y- Yo tampoco te frené...
S- Te gustó?
Y- Sí... O sea... Nunca me hicieron eso de esa forma... 
S- Acabaste fuerte...
Ahí me atrapó. Era imposible mentirle con eso. Me puse colorada y bajé la mirada. Él me agarró la cara y me dio un suave beso en los labios.
S- No es algo de lo que te tengas que avergonzar. A mi me excitó!
Miré su paquete y vi que iba a explotar en cualquier momento.
Y- Me imagino... Me tiraste tu leche al toque!
S- Si... Perdón por eso. Pero era pajearme o meterla. Y meterla hubiera estado muy mal no te parece? Te imaginás si yo te hubiera cogido?
Eso último lo dijo con una voz llena de lujuria, no como un hermano. Obviamente me imaginé esa hermosura dentro mío, me calentaba y Carla la puta no se echa atrás.
Y- Para imaginarme mejor... Me la mostrarías de nuevo?
S- Ok. Pero quedate quieta. 
Me senté con las manos agarrando fuerte la cama. Él se sacó su boxer y acercó su pija a mi cara. Cerré los ojos y respiré su olor. La miré bien y lo miré a él.
S- Abrí la boca.
Carla la puta obedeció por mí. Me la metió un poco. Su sabor me resultó delicioso.
S- Chupala. Así sin las manos.
Movía su cadera lentamente, entrando y saliendo de mi boca. Solo la cabeza. No podía pensar en otra cosa que no fuera esa sensación. 
S- Ahora voy más profundo.
Y- Mmhm.
(Como dejás que te coja la boca! Movete nena, comele la pija!)
La puta tenía razón. Empecé a mover mi cuello y a usar mejor mi lengua. 
S- Aaah... Que bien chupás! Pero basta! Recostate.
Me recosté y lo ayudé a sacarme mi shortcito. Él quedó arrodillado a mis pies.
S- Ahora abrí las piernas y dejame a mí.
La suavidad de sus gestos y el tono de su voz me hipnotizaban. Solo obedecía.
Me abrió la concha y lamió todo a lo largo. Me estremecí.
S- Mmm... Ya está mojada! Te calentaste!
(Callate y seguí chupando!)
Y- mmm ahh
Que bien que usaba su boca! Lo hacía despacio, con amor y mucha habilidad. Le fue fácil hacerme acabar. Lo hubiera dejado seguir, pero se levantó y apoyó su pija sobre mi monte de Venus. La sentí caliente. Lo miré a los ojos y entendí sus intenciones...
Empezó frotando arriba y abajo la punta, como si fuera un pincel en mi concha. Me tenía abierta y entregada. 
Metió solo su glande y lo movía en círculos. Me estaba volviendo loca!
S- Lo saco o lo meto más? Vos decidís!
Por toda respuesta, lo atenacé con mis piernas y lo sujete de los brazos para llevarlo contra mí.
Y- Aaahhhh...
S- Uuuhh... Siii...
Había entrado en mí. Mi hermano me estaba cogiendo y yo lo aceptaba. La puta que hay en mí tomó control de mi cuerpo y mente, me dejé llevar.
(Al fiiinnn! Un pija perfecta! Y que sea la de Seba lo hace mejor! Siempre cerca, siempre nuestro!)
El incesto ya no era una mala palabra, sino una muy excitante!
Seba me cogía suave, sin prisa. Nuestros cuerpos encajaban como piezas de un rompecabezas. Su olor, su piel, su mirada, su boca... Todo en él era deseable.
Seguimos haciendo el misionero hasta que me puso boca abajo y la volvió a meter. Esta vez, la penetración era más profunda y más intensa.
Y- Aaaah... Sebaaaa!
S- Te gusta así Carilta. Ahí va toda!
Empujó contra mi culo con fuerza y me clavó hasta el fondo. 
Cuánto placer! Estaba por tener el mejor orgasmo de mi vida con la pija de mi hermano. Ese pensamiento tan prohibido aceleró todo.
Y- Aaaaahh... Aah... Aaay... Sii, sii, siii!
Seba se quedó quieto adentro mio unos segundos mientras todo mi interior lo aprisionaba.
S- Ahora sos toda mía! Y vas a hacerme acabar a mí!
Y- No... No podés... Adentro!
S- Lo sé. Te vas a sentar en el piso.
Adelantandome a sus deseos, me senté sobre mis piernas, como una geisha, y me preparé para recibirlo. 
Lo pajeé con una mano y me comí su pija llena de mis jugos. Solo quería darle placer. 
Lo hice acabar en poco tiempo.
S- Aaah siii hermanita! Acaboooo!
Recibí todo su semen en mi boca y tragué lo más que pude sin soltarlo. 
S- Aaaahhhh sos la mejooorrr!
Cayó rendido en su cama mirándome con una sonrisa cómplice. Le devolví el gesto y me dio un beso en los labios. Me deseó buenas noches y me fui a mi habitación.

3 comentarios - Entregada a mi hermano 4