El instalador . PARTE 2

Ante los pedidos de la continuación del primer Post, acá va la segunda parte. Para los que no lo leyeron, en mí perfil está la primer parte de lo que pasó la semana pasada en mí monoambiente. Besos y que lo disfruten.


Miraba a Martín con mí mejor cara de puta, y con la otra mano, le agarré fuerte el miembro al instalador, llevándolo hacia la cama sin mediar palabra. Su miembro estaba erecto, tenía una verga bastante prominente , muy ancha y no tan larga. Verla con las venas sobresaliendo y latiendo, me generaba una sobreexcitacion. ¿En qué momento se me había ocurrido esta locura? El momento exacto no lo sabía, pero la estaba disfrutando muchísimo. 
Llegué a la cama agarrando con fuerza el pene de mí instalador, me acerque lentamente a Martín, mientras lo miraba fijamente a los ojos, y mientras masturbaba con mí mano , engulli el miembro de Martín hasta que hizo tope con mí garganta. Y así, empezó un sucesivo mete y saca en mí boca. El pene del instalador ya se había zafado de mí mano, y estaba jugando con mí cola. Sentia como iba arrimandose a mí agujero, y eso me volvía loca. Martin, me embestía cada vez con más fuerza, y mí boca tenía ganas de sentir su leche como nunca. Sabiendo que estaba por acabar, reduje la velocidad, porque no quería que terminara todo ahora, necesitaba que durara el máximo tiempo posible. En la cola, sentía dos dedos, húmedos, que me penetraban , y mientras, me monté arriba de Martín para friccionar mí clítoris contra su miembro. Lo hacía despacio, pero con mucha presión. Mis ganas de sentir adentro el pene de mí invitado aumentaban cada vez más, así que me di vuelta y le pedí que me penetrase.
No solía entregar mí cola a cualquiera, pero esa ocasión lo ameritaba. El primer empujón fue suave, demasiado para mí gusto, así que pedí con un gemido que el segundo fuera más fuerte; y así fue. La segunda embestida la sentí, sentí como el miembro entraba húmedo dentro de mí cola y me daba una sensación de alivio. Cuando siguió entrando y los huevos tocaron contra mí cola, fue cuando mí cerebro explotó de placer. A la vez, seguía montada arriba de Martín (el instalador arrodillada atrás mía penetrandome) , y ahí fue que decidí meterme su pene dentro mío. El placer era indescriptible, sentir dos penes dentro mío era un sueño cumplido. Y lo mejor de todo es que tenía el control sobre ambos. Mí cola abrazaba a mí invitado y compromia su pene, apretaba las nalgas y las aflojaba, para provocar su eyaculación. Por delante, Martín me daba de lo suyo, y con la mano le agarraba la base del tronco para manejarlo a mí antojo. Llegue a mí segundo orgasmo con esa doble penetración, pero el tercero estaba en camino más rápido de lo que pensaba . Empecé a moverme frenéticamente, descontrolada mente, en la cola sentia los azotes del pene de mí instalador, y en la vagina sentía como el pene de Martín hacía fondo golpe tras golpe. El climax era inminente y mí calentura había llegado a su máximo. Nunca había estado tan caliente. 
Con mí mano, acompañaba a mí clítoris dando vueltas, apretando hacia arriba, estirandolo hacia abajo. Lo pellizcaba y lo mojaba con mí saliva. 
El primer chorro de semen que sentí vino de mí cola. Mí nuevo amigo había sucumbido a sus encantos. Fue un chorro largo, luego una pausa y precedieron varios chorros cortos. Los chorros cortos, me los tiró todos en las nalgas y sentí como se deslizaban....
Sentí placer al notar que había deslechado a uno, pero aún me quedaba mí novio. Ahí susurré las primeras palabras desde la llegada de mí instalador. Le dije: 

¿No querés hacerme vos también la colita?

Sin mediar palabra Martín me puso en cuatro, y empezó a arrimar la cabeza de su pene a mí agujero. Mí cola ya estaba abierta por la penetración anterior, así que no costó mucho que entre su pene. Mientras, con mí boca le empecé a limpiar el semen al instalador. Por atrás, empecé a sentir nuevamente un bombeo. La penetración de Martín era más relajada, me dejaba siempre con un poco de ganas para devolverme el golpe a la siguiente metida. Una metida buena, una metida suave. Una metida buena, una metida suave. 
La verga de mí instalador estaba flácida, pero poco a poco, con la maña de quien conoce, empecé a excitarla de vuelta...
Así, seguimos durante dos horas aproximadamente. Lo malo de esta historia es que me quedé sin instalación de internet ese día, me llamaron de la empresa diciendo que el instalador no había encontrado a nadie en el domicilio. Un genio. 
Espero que vuelvan pronto... Y que sea uno distinto para que instale todo bien... O no. 
Ese mismo día a la tarde, un amigo mío me mandó un motoquero para juntar algo. Y lo recibí con el mismo short. Pero esa historia, queda para otro día. 

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