A escondidas - parte 1

Hace mucho tiempo que no podía ver unos amigos, siempre por cuestiones de trabajo, facultad, y otros problemas en general que tienden a separarte de las personas.
Julián, él es uno de mis mejores amigos y una de las personas más valiosas y asombrosas que conozco, siempre me sorprendió la forma con la que el afrontaba la vida en general, su facilidad para aceptar nuevas responsabilidades, su valor para afrontar los problemas y jamás darse por vencido o siquiera bajar la cabeza. Él se merece todo el en el mundo, pero jamás permitiría que se lo regalasen, el buscaría la forma de obtenerlo con su propio esfuerzo.
Estaba ansioso de llegar a su departamento y ver cuánto había crecido como persona y como profesional. Yo viajaba en colectivo mientras él me guiaba para llegar, veníamos conversando por celular de cosas que teníamos encajonadas, ya eran más de cuatro años desde la última vez que nos veíamos así que había mucho de qué hablar, el me comento de que tenía novia, que no vivía con el pero que si solía quedarse en su departamento varias semanas. Al final llegue al destino, con mi mala suerte que cuando bajo del colectivo mi celular se queda sin batería, pero aun recordaba la última indicación de cómo llegar, apenas llego al edificio de su departamento toco el timbre y espero, pero nada ocurría, vuelvo a intentar pero nuevamente nadie respondía del otro lado. Mis dudas se acrecentaban ¿estaré en el lugar correcto? cuando de repente aparece una señora y me pregunta - ¿A quién estás buscando?
- A Julián, respondí
Sin decir ninguna otra palabra la señora se me acerca y me abre la reja del edificio y me cuenta que el interfono está descompuesto y me indica cómo llegar al departamento de mi amigo.
Subo las escaleras y toco la puerta, esperando haber seguido bien las instrucciones de la señora, no era un lugar muy grande pero siempre me caractericé por ser despistado.
Luego de una segunda tocada abren la puerta. Se trataba de una hermosa chica de pelo negro y piel muy blanca, con una mirada muy seductora, era más alta que yo por al menos una cabeza
-¿Hola, vos sos Johnny?
-Hola si... Jona en realidad, busco a Julián
- Como estás soy Lucia la novia de Julián, él está cocinando, te llamaba por teléfono pero vos no le contestabas, pasa pasa, siéntate en la mesa pero deja la mochila en el suelo por ahí.
Estaba anonadado de la novia de Julián, Él tenía mucho carisma, pero para lograr gustarle a una chica de semejante porte era necesario mucho más que eso. Ella estaba vestida con un short muy ligero con adornos de mandalas, y una musculosa blanca que permitían resaltar su figura, una cintura muy estilizada que permitía de una forma fascinante admirar su cintura y su busto.
Cuando llegó Julián a la mesa me saludo como un gran amigo, y me presento a su novia, me contó como era su vida, como estaba en el trabajo, de nuevos problemas que tenía y de cómo los estaba solucionando.
Él había cambiado, Estaba físicamente más alto, su voz era más gruesa y tenía más porte que antes. Había madurado con gracia, todo tenía sentido
Nos sentamos a comer y la charla cada vez se hacía más amena, les pregunté desde cuando estaban saliendo y me contestaron que desde hace casi cuatro años, casi al tiempo que perdimos comunicación, me contaban que buscaban otro departamento, uno ubicado más al centro y que tenían un problema con el gimnasio que tenían por vecino, al cual se podía acceder o saliendo del edificio e ingresando normalmente como si de cualquier otro local se tratase, o simplemente bajando las escaleras ubicadas justo al lado de la ventana que daba a la única habitación del departamento.
Yo trataba de ser y sonar lo más natural posible, trataba de siempre mirarlos a los ojos pero no siempre podía, ella me desconcentraba, así que para vencer esa molesta incapacidad decidí realizarle por un breve instante preguntas solo a ella, a que se dedicaba, si vivía cerca y demás banalidades que me sirvieron para relajarme, ella me contó que le gustaba hacer ciertos deportes extremos, y que solía patinar y hacer BMX. Ahí pude comprender del porqué de ese cuerpo tan bien formado y adaptado como una gacela.
Al final ella resulto ser muy agradable, y Julián ser todo el ganador y meritorita que siempre aparentó ser.
La noche caía y yo debía regresar a mi casa, así que me despedí de los dos, dejando obviamente planificada una segunda reunión.
Al salir del edificio, me di cuenta que me había dejado olvidado mi mochila en uno de los rincones del departamento así que nuevamente tenía que regresar a buscarla. Lamentablemente vie en el problema que me había metido. Nuevamente me encontraba fuera de un edificio con un interfono que no funcionaba y un celular que había olvidado cargar. ¿Cómo haré para recuperar mi mochila?, Luego recordé que Julián me hablo sobre el gimnasio de al lado tenía una escalera que comunicaba con su departamento y en ese momento se me ocurrió la no tan brillante idea de acercarme al gimnasio y preguntarle si me permitían desde ahí llamar a Julián.
Al llegar al gimnasio e ingresar pude ver que no había recepcionista alguna y que solo habían unos clientes entrenando ensimismados cada uno en su universo. Creo que ni siquiera se percataron de mi presencia, situación que aproveche para poder cruzar todo el gimnasio hasta llegar al patio trasero. Inmediatamente pude ver la escalera, no me pareció buena ida empezar a gritar el nombre Julián a viva voz esperando que se asomara así que decidí escalar a la venta, y justo ahí antes de tocar, pude ver a una hermosa pareja de enamorados besándose de una forma muy apasionada, abrazándose fuertemente como si el mundo y todo lo que lo compone ya no importara. Mi posición era perfecta, solo yo frente a la ventana y un espacio justo para esconderme tanto de la mirada de los amantes como la de los que habitaban en otros pisos incluido los del gimnasio.
Ella lo abrazo de la parte baja de la cintura y empezó lentamente a atraerlo hacia su cintura, comenzó a quitarle la camisa desabotonando desde abajo hacia arriba sin dejar nunca de besarlo, el por su parte se quitaba sus zapatillas con solo sus pies mientras tomaba el rostro de ella para hacer de ese beso algo más especial. La desesperación aumentaba y el deseo era insostenible, se lo podía observar en las manos temblorosas de ella que luchaban con ese cinturón que no dejaba zafarse y que la obligaban por un instante separarse de su boca para centrarse en su parte baja, ella sabía que tan pronto pudiera quitar aquellas ataduras más rápido podría obtener lo que tanto deseaba. Había logrado su cometido y con un fuerte tirón descendente bajó sus pantalones dejando expuesto solo la ropa interior que aprisionaba el premio que ella vino a buscar. El antes de que comenzara la tomo nuevamente del rostro y le dio el último beso apasionado mientras ella seguía sentada al borde de la cama con su mano sujetando el elástico de su bóxer. No fueron necesarias las palabras, él sabía que una vez finalizado ese beso la última mirada de sus ojos indicaría el comienzo el juego sexual.
Ella demoro en apartar su mirada de la suya, pero sus manos ya se centraron en comenzar el juego. Bajó su bóxer con cierto entusiasmo dejando expuesto gran parte de su miembro, ella decidió sacarlo en su totalidad tomándolo con sus manos. Su excitación era bestial, si existía o no un prepucio que pudiera cubrir ese falo ya no importaba, era todo un misterio, el glande estaba todo expuesto y apuntaba a su boca. Ella con el miembro aun en la mano decidió meter todo el glande en su boca y empaparlo con su saliva, y así continuó, movía lenta pero apasionadamente su cabeza procurando cubrir la totalidad de ese pene con su lubricante preferido, no pretendía dejar ningún sector seco, libre de su saliva. El por su parte continuaba quitándose la camisa, trabajo inconcluso que ella había comenzado. Y fue a por la musculosa de ella tomándola desde la parte que ajustaba su abdomen y comenzó a estirar hasta que dicha musculosa quedo a la altura de su pecho, situación que la obligo por un instante a separarse de su juego. El continuo con su sostén, su posición estaba libre de complicaciones, simplemente desprendió aquellas trabas nefastas y sus pechos colgaron de una forma muy erótica, rápidamente decidió tomarlas y las presiono con suavidad con ambas manos, el turno de él había comenzado.
La aparto de su miembro aun cuando ella parecía resistirse y la puso sobre la cama, mientras que con una manos jugueteaba con sus pechos con la otra se apoyaba en la cama para poder besarla por todo el cuello, siguiendo por su esternón hasta llegar a sus pezones a los cuales también beso, lamio y succionó de forma pareja. Ahora sobre ella y con ambas manos posadas en sus pechos, decidió bajar la cabeza hasta su ombligo el cual también limpio con su boca y continuó con su misión hasta tener justo al frente la parte baja de su abdomen. Él sabía que no debía parar así que tomo las piernas de ella y las abrió ubicándolas debajo de su rostro, y aquel pantalón con mandalas que ella había usado durante todo el día era quizás lo único que lo separaba de su lujuria, no se molestó en quitárselo simplemente untó su cara sobre ese pequeño short y lamio la tela que cubría su parte femenina, su desesperación crecía más y más, así que busco desplazar a un costado aquella tela que de un momento a otro paso de ser aliada a enemiga, pero la decepción continuaba ahora era una tela un tanto más diminuta de un color rosado impedía el acceso a su premio, intentaba hacer fuerza con su lengua para levantar ese elástico el cual se resistía y demostraba que protegería cualquier cosa que intentara perturbar su secreto. Frente a un segundo intento fallido no lo soporto más, y se levantó, tomó short y ropa interior juntos y con cierta suavidad acelerada decidió retirarlos a ambos al mismo instante de un solo tirón. Ya nada irrumpía su camino todo lo que quedaba era demostrar su habilidad. Y una vez más y sin dudar descendió a su locura, no le importaron ni los vellos, ni el aroma, todo lo que miraban sus ojos terminaría dentro de su boca. Y comenzó jugando con su clítoris, dando movimientos fuertes con su lengua pero no violentos, siguió con los labios menores y para no perder la mala costumbre también dio un paseo por la uretra, el introducía casi la totalidad de su lengua en su vagina y nuevamente comenzaba una y otra vez, él era consiente de a que partes debía prestar más atención que otras, aunque por momentos se le olvidaba. De pronto una mano tocándole la cabeza le llamó y el atendió, se aproximó tanto como pudo hasta el rostro de ella y como al principio del todo hicieron uso de aquella señal universal que les indicaba cuando iniciar y concluir con la siguiente parte del ritual.
Ese beso fue el indicativo para que ambos tuvieran la imperiosa necesidad de sentirse el uno al otro con mayor intensidad, jamás dejaron de besarse mientras sus intimidades se buscaban, él se posó justo en frente de ella, tomo su miembro muy bien lubricado y busco la intimidad de ella, tanteando poco a poco el lugar y una vez lo encontró decidió introducirse en ella poco a poco. Y nuevamente comenzaron a ser generosos con su pasión, cada movimiento que daban, cada abrazo, cada lamida estaba justificado para que el otro pudiera sentir más placer. Cuando terminaban de exprimir el máximo de pasión que una posición les permitía obtener cambiaban a otra y a otra y así sucesivamente. No les importaba si debían repetir algo que ya habían experimentado hasta el hartazgo, nada las apremiaba, el tiempo y el espacio era de ellos.
Yo era el espectador de semejante espectáculo, realmente no esperaba lo que encontré pero si estaba muy complacido. Aún estaba en la encrucijada si debía interrumpirlos para obtener lo que era mío, o marcharme sabiendo que mis pertenencias se encontraban por lo menos bien cuidadas, o quizás lo último quedarme hasta que el espectáculo finalizara. Fuera la decisión que fuera la sensación seria la misma, de algo me perdería.
Mi decisión fue la última opción.
Julián nuevamente la tomó por la cintura y la dio vuelta, dejándola boca abajo, y la penetro nuevamente por su vagina, la empujaba cada vez con más fuerza, y con más velocidad mientras que con su boca la besaba de manera frenética en su espalda y su cuello, no la dejaba ni por un instante descansar, buscaba que durante todo el acto ella pudiera sentir la totalidad de su pasión. Esto era una carrera de resistencia y lujuria y el primero en caer seria el perdedor. Ninguno de los dos se rendía, la misión de ambos era complacer al otro. Hasta que la situación se hizo insostenible el agotamiento de ella era innegable y el rostro de él revelaba que algo estaba a punto de explotar. Y así fue el con las ultimas fuerzas que le quedaban se apoyó sobre ella y eyaculó toda su hombría en ella, quedándose exhausto casi al instante, y ella con supremo placer, recibió todo lo que él le dio quedándose extasiada acostada boca abajo sintiendo las palpitaciones de su miembro dentro de ella.
El muy lentamente se retiró, salió de ella y se sentó buscando aire donde ya casi no había, ella por su parte también se levantó y dando un pequeño giro se volvió hacia él y lo miro con una sonrisa pícara, quizás reclamando su victoria o simplemente declarando un empate. Al ver la sonrisa pícara de él quizás la respuesta no fue la que buscaba, así que decidió redirigir su rostro nuevamente a su miembro e introducirlo nuevamente en su boca, aunque esta vez su pene estaba un tanto flácido. En esa posición, el trasero de Lucia que daba justo a la ventana y me permitía observar toda su grandeza, cada parte intima de ella, cada secreto que guardaba, hasta que de un depréndete desde el interior de su hermosa y joven vagina empezó a fluir todo el semen que Julián había depositado en ella, y caía sobre la cama y el suelo. Señal que alerto a ambos para buscar algo que les permitiera limpiar aquellos rastros y señales de lujuria, pasión y por sobre todo amor que habían expresado hace unos instantes.
Aquello también yo lo tomé como una señal de que debía irme antes de que alguien me descubriera, debía dejar a esos dos amantes expresar su amor quizás una vez más pero esta vez sin testigos, solo ellos.
Así que baje rápidamente las escaleras siendo lo más sigiloso posible, cruce rápidamente el gimnasio casi sin preocupación ya que cada uno de los clientes seguía ensimismado en su universo y aún la recepcionista no ocupaba su lugar. Y me fui del lugar, muy excitado pero con la cabeza suficientemente fría para no hacer locuras en público. Jamás se me cruzo por la cabeza ser un mirón o fisgón, eso simplemente sucedió pero fue una experiencia más gratificante que sentí y disfruté.

2 comentarios - A escondidas - parte 1

MechaArgenta
Sensacional!! Muy excitante!! Pocas cosas hay tan calientes como ver a otros haciéndolo