El pajero cogió mejor

(Algunas fotos y al final dos videos muy hot)

Llovía torrencialmente cuando Enrique entró a la pieza con Yamila, una pendeja que se había levantado en la fiesta. Esperando que a las 5 de la mañana Mauricio, con quien compartía la pequeña vivienda, estuviese durmiendo. El amigo no sólo estaba despierto sino que se encontraba desnudo, sentado en la mesa frente a la notebook, mirando videos porno.

El pajero cogió mejor

Yamila, con la remera mojada pegada a sus tetitas, sonrío pícara al ver la pija grande y parada y dijo “hola”. Mauricio recorrió excitado el delgado y moreno cuerpo y respondió del mismo modo.
Ante la lluvia, Enrique se dio cuenta que no podía pedirle a su amigo que se ausentase un rato. Caliente como estaba le dijo:


-Ella es Yamila y vamos a estar juntos; vos seguí con lo tuyo…


La chica, tan alcoholizada como su compañero, expresó con falso pudor:


-¿¡Qué? ¿Delante de él!?
-¡¿Y qué tiene bebita?
! – respondió Enrique.
-Por mi no hay drama; ya me descubrieron pajeándome así que pueden coger tranquilos… - sostuvo Mauricio.


Yamila ya tenía los pezones duros antes de entrar, con incontenibles ganas de calmar el hambre de su conchita con pija, y sintió mojarse con la morbosidad de ser reputa cogiendo y mirada por otro macho pajeándose. Sin decir nada se sacó la remera y acostó.


pendeja

Enrique apuró en desnudarse y arrojarse sobre el cuerpito, para lamer y chupar tetas, cuello, vientre. La pendeja comenzó a gemir, mientras se desprendió de la minifalda y la tanguita, aunque ésta la puso al costado de la cama. Y abrió las delgadas piernas.


-Comeme la conchita… - reclamó.


orto

El hombre obedeció, pasando lengua por la vulvita oscura, depilada, mojada. Yamila se agitó enloquecida. Entonces, Enrique sacó la boca de la preciosa rayita y con la verga dura la hundió hasta el fondo. Empezó el mete saca, hasta que la morochita lo detuvo y dijo:


-Ahora yo arriba… Y te voy a tapar los ojos…
-¡Si putita!
– accedió él.


Mientras tanto, Mauricio, en silencio, mantenía sus pupilas desorbitadas en la cogida, sin tocarse la pija endurecida. Se había movido a su cama, separada por un metro de la de su amigo, disfrutando la vista de la figura delgada pero firme de la pendeja, sus tetitas de piedra, la colita respingada.


Cuando ella cubrió con la remera que se había sacado los ojos de Enrique, manoteó la bombachita y mirando lascivamente a Mauricio se la arrojó hacia la verga. El pajero la tomó y sintió en los dedos la húmeda viscosidad en la parte que estuvo sobre la vagina. Se la llevó a la nariz y olió los juguitos de la putita. Luego, la bajó para envolver el pene.
Ella sin dejar de mirarlo sonrió satisfecha y se pasó su lengua mórbida sobre los labios. En esos momentos, Enrique empezó a gritar: “¡si puta!, ¡te lleno de leche!” Yamila se movió frenéticamente arriba abajo, en círculos, y en segundos de su concha salió el semen. Se quedó quieta, con los ojos cerrados. Al abrirlos se dio cuenta que su galán se había dormido profundamente. No habían pasado ni diez minutos desde que entraron juntos.


Saltó de la cama y, parándose espléndidamente hermosa y sensual delante de Mauricio, le dijo:


-¡Qué mala onda tu amigo! ¡No duró nada! Me dejó con las ganas. Pero vos estás como si nada… No acabaste, aunque te pajeabas…


A él le pareció un elogio. No le contaría que, media hora antes de verlos entrar, había disfrutado una potente acabada, mirando como enlechaban a Gina Gerson por el culo.


-Tal vez porque yo no estaba borracho como tu pareja… - sostuvo sonriendo.
-¿Y te gusto? Vos la tenés más grande que él, la quiero, ¿querés terminar lo que tu amigo empezó, hacerme acabar, darme tu lechita? – expresó gatunamente Yamila. Y tomó la diestra de Mauricio para llevarla a su concha ardiente y empapada.


pija

El invitado nada dijo. Se sentó frente a la putita y hundió la cara en la entrepierna. Asimismo, su mano derecha rodeó las nalgas, para apretarlas, acariciarlas, deslizando dedos en el orto; y la izquierda sobó las tetas.
A Enrique le fascinaba el sexo oral, el cunnilingus, chupar conchas. Mucho más si era la de una pendeja linda, depilada, aparentemente cerradita pero que ocultaban gruesos y palpitantes labios vaginales internos, y con un clítoris enrojecido del tamaño de medio pulgar. Con el sabroso plus de estar empapado con jugos de hembrita y esperma.
Su lengua prominente lamió los bordes, entró a la abertura, jugó con el botoncito, como también sus labios chuparon y mordisquearon de tanto en tanto. Así estuvo más de diez minutos, mientras escuchó los gemidos y los entrecortados grititos y exclamaciones de Yamila.
“¡Ay, si!; ¡aghh qué ricura! ¡Si papi, más mi macho! ¡Comeme, comeme! ¡Me enloquecés!” Hasta que Mauricio sintió en su boca los hirvientes chorritos de los orgasmos de hembrita, uno tras otro.


Entonces dejó de comer concha para sentarla sobre su pedazote. Concha y pija estaban tan mojadas, tanta calentura tenían que la verga entró de una sola vez, completamente hasta el fondo de ella, los labios vaginales hasta las bolas. Sus manos separaron las nalgas y algunos dedos buscaron el ortito, también mojado.


paja

-¡Ay hijo de puta! ¡La siento hasta la pancita!


concha

Los orgasmos de Yamila continuaron, pero Mauricio no quería acabar allí. En un rápido movimiento, la desprendió de la pija, levantó un poco, y de inmediato volvió a sentarla, aunque esta vez la verga se clavó en el culo.


-¡Aghhh! ¡Me estás rompiendo toda! ¡Me duele, me encanta, no parés!


Mauricio se detuvo cinco minutos después, cuando comenzó a largar descomunales chorros de leche dentro del caliente ano de la trolita.
El semen empezó a salir del orto. Yamila se levantó y con la mirada perdida se arrodilló entre las piernas de él para lamer los jugos mezclados y limpiar la pija.





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1 comentario - El pajero cogió mejor

faluchito +1
Pero que manera de arrancar el finde. Muy buen relato papá. Van +10 y a seguirte. Muchas gracias por compartir.