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Los días que pasé en ese departamento en la costa fueron días difíciles.
Constantemente me cuestionaba qué era lo que quería lograr. Más de una vez me pregunté por qué no volvía a casa.
Mi hermana, aunque se había alegrado de mi llegada, se pasaba todo el tiempo que podía en compañía de Pedro. Acaramelados.
Si no fuera por Tati, que por lo visto me tenía ganas, me hubiera ido ni bien llegué.
Y no me puedo quejar. Rubia de pelo ensortijado, esbelta, ojos celestes bien claros, unos pechos de tamaño perfecto, de esos que te entran bien en la mano abierta y un poco sobresalen por los costados.
Pero, si soy sincero, creo que si estuve con ella fue por rencor o revancha hacía Romina, mi hermana. Por haberla encontrado tan enganchada con Pedro, su ex primer novio y ahora ¿Novio actual o garche ocasional de verano? No lo sabía, pero esa duda me carcomía el cerebro.
Tati era dulce. Osada. Me sorprendió lo directa de su búsqueda conmigo. No esperó ni un sí ni un no. Se mando a chuparme la pija y garchar conmigo ni bien tuvo ganas.
No voy a ser tan tonto de quejarme por eso, Tati es una de esas minas que a cualquiera le gustaría tener. Y no sé qué vió en mí. Quizá fue que no me la haya querido levantar...
¿O serán las cosas que le contó mi hermana sobre mí?
Cómo me volvía loco pensar en eso...
¿Hasta donde mi hermana me había estado espiando? ¿Fué casualidad, o lo hacía seguido? Era capaz de describir la forma de mi pija, eso significaba que, por lo menos, había prestado atención. Por algo sería... Al menos, basado en esa esperanza, decidí quedarme a ver qué pasaba.
Ojo. Yo también la provocaba cada vez que podía y me la transaba, bien caliente, a Tati, enfrente de ella. Y a Tati le gustaba besar...
Pero lo hacía por despecho, aunque debo reconocer que eran lindos besos. Después de hacerlo, sintiendo el gusto de su boca en la mía, ella siempre me ponía esa miradita y esa sonrisa de enamorada... Pero yo pensaba en Romi. Pensaba si ella me estaría mirando. Si sentía algún tipo de celo de su amiga.
- ¡Eh! Paren un poco. - mandó una tarde en la playa. Un poco ofuscada.
Eso me daba una pauta de que algo le molestaba. También noté que, repentinamente, no se hablaban tanto con Tati. Esas pequeñas señales me decían que había una posibilidad...
Claro que después caía Pedro y la cosa se me daba vuelta. El hijo de puta le clavaba la lengua hasta la garganta. Yo me preguntaba si así también se zarparía metiéndole la pija en la boca. Y ella le hacía la sonrisita tonta a él... ¡Me quería estrangular las bolas!
Al margen de todo, hubo momentos memorables. Esas tardes en la playa, mirando a las tres chicas tomando sol recostadas.Los tres culos enclavados en esas mallas mínimas, uno al lado del otro, uno más lindo que el otro. Daban ganas de pasar la vida entera ahí.
Por las noches compartíamos la habitación (y la cama) con Tati y la pasábamos bien. Tati tenía su experiencia. Sabía cómo calentarme. Le gustaba, mucho, chupar la pija. Era bastante sumisa. Hasta se animó a tomarme la leche, cuando se lo pedí. No me entregó la cola, pero bueno. Bien que se la chupé y le llegué a meter algún dedo.
Lo peor era escucharla a mi hermana al lado, las noches que pasaba con Pedro no eran menos calientes que las que yo pasaba con su amiga.
Y la verdad era que, aunque me bajoneaba pensar que otro se la garchaba, también me calentaba imaginarla así.
No sé.
Por ahí pensaba que algún día podía ser yo el afortunado...
Lo mejor se dió el día antes de volver. Ella se había ido con Pedro, que partía de regreso temprano esa tarde. Por la mañana, después de desayunar, Tati se cambió para salir a la playa. Desde el baño me pidió que le pasara una malla del bolso grande que habían traído. Al abrirlo encontré en un costado la ropa de mi hermana. Resaltaba sa malla que solía usar en la pileta, en casa. Esa que le ví usar la primera vez que se me paró la pija imaginandola desnuda...
No lo dudé. La agarré y se la llevé a Tati. Ella me dijo: "No. Está no, que no es mía". Pero yo le respondí: "Dale boluda. No pasa nada. Ponetela que seguro te queda bien."
Y no me lo discutió.
Al verla la pija se me puso gomosa.
Pasamos el día en la playa y cada vez que la miraba el corazón me golpeaba el pecho. Ese día buscaba excusas para tocarla, para pasarle crema.
Después del mediodía la convencí de volver al departamento a aprovechar la siesta, era la última tarde que estabamos y Ludmila nos hacía la segunda, quedándose en la playa.
P
De la manito la llevé, casi desesperado por lo caliente que me ponía verla así. Cuando llegamos ella se quiso desvestir pero le pedí que no. Le dije que le quedaba tan bien la malla que quería cogermela así. "¿Ah, si? ¿Y que más querés?" Me dijo medio con sorna.
Yo, sin dudar, le dije: "Ponete en cuatro sobre el borde de la cama".
Ella sonrió pero yo no.
Pasaron unos segundos en que entendió que mi pedido iba en serio y decidió complacerme. Apoyó las rodillas sobre el borde de la cama y levantó y agitó la cola, llamándome.
Yo me acerqué lentamente y, apenas corriendo la malla, le apoyé la cabeza de mi pija. La embadurné de saliva y después, imaginándome que era Romina la que se me entregaba así, empuje la poronga hasta que logró entrar.
No me importaba nada. Se la mandé de una y sin forro.
De las caderas la sostenía para que no se cayera mientras la embestía con fuerza.
Ella un poco gritaba. No sé hasta dónde le gustaba y hasta donde estaba sorprendida por la situación, pero me dejaba hacer.
- Decime Mumi.- le pedí.- por favor decime: "Cogeme, Mumi"
Y ella me complacía. Lo que me generaba más calentura. Estaba loco realmente. Sentía como si realmente fuera mi hermana la que recibía cada golpe de mi pija.
- ¡Pedime más! - le ordené. Sacando casi toda la pija y empujándola adentro denuevo.
- ¡Más, cogeme más! - me gritaba ella, jadeando.
- ¡DECIME MUMI! - le grité desaforado
- ¡Cogeme más fuerte Mumi! ¡Quiero tu pija Mumi! .¡Romperme toda Mumi! - me seguía el juego Tatiana. Y me volvía loco.
- ¿Querés la leche? Te voy a llenar de leche...- le decía, completamente sacado.
- Sí. Dámela. Dámela Mumi. Dame tu leche.
Y mientras gritaba, descargando mi calentura dentro del cuerpo de Tatiana, imaginando que era Romina quien recibía mi tibia leche, ví, por el reflejo del espejo del placard, que detrás de la puerta, escondida, mi hermana nos estaba observando...
Agradezco a todos los que vienen siguiendo la historia, por los puntos y comentarios. Por bancar este formato de pequeños fragmentos, que debo admitir, me gustó bastante.
Abajo está el link a la continuación. Las fiestas me consumen atención.
Les deseo un buen garche de nochebuena.
Gracias por leer.
Abajo vos podes:
Puntuar mi labor de 1 a 10.
Dejarme un comentario, bueno o malo.
Seguirme si te gustó la historia. (Subo material propio todas las semanas)
La historia continúa acá:
https://poringa.net/posts/relatos/3908162/El-primer-secreto-con-mi-hermana-8.html
El principio de esta historia en:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3893443/El-primer-secreto-con-mi-hermana-1.html
El capitulo anterior:
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https://poringa.net/martinfcd/posts
Los días que pasé en ese departamento en la costa fueron días difíciles.
Constantemente me cuestionaba qué era lo que quería lograr. Más de una vez me pregunté por qué no volvía a casa.
Mi hermana, aunque se había alegrado de mi llegada, se pasaba todo el tiempo que podía en compañía de Pedro. Acaramelados.
Si no fuera por Tati, que por lo visto me tenía ganas, me hubiera ido ni bien llegué.
Y no me puedo quejar. Rubia de pelo ensortijado, esbelta, ojos celestes bien claros, unos pechos de tamaño perfecto, de esos que te entran bien en la mano abierta y un poco sobresalen por los costados.
Pero, si soy sincero, creo que si estuve con ella fue por rencor o revancha hacía Romina, mi hermana. Por haberla encontrado tan enganchada con Pedro, su ex primer novio y ahora ¿Novio actual o garche ocasional de verano? No lo sabía, pero esa duda me carcomía el cerebro.
Tati era dulce. Osada. Me sorprendió lo directa de su búsqueda conmigo. No esperó ni un sí ni un no. Se mando a chuparme la pija y garchar conmigo ni bien tuvo ganas.
No voy a ser tan tonto de quejarme por eso, Tati es una de esas minas que a cualquiera le gustaría tener. Y no sé qué vió en mí. Quizá fue que no me la haya querido levantar...
¿O serán las cosas que le contó mi hermana sobre mí?
Cómo me volvía loco pensar en eso...
¿Hasta donde mi hermana me había estado espiando? ¿Fué casualidad, o lo hacía seguido? Era capaz de describir la forma de mi pija, eso significaba que, por lo menos, había prestado atención. Por algo sería... Al menos, basado en esa esperanza, decidí quedarme a ver qué pasaba.
Ojo. Yo también la provocaba cada vez que podía y me la transaba, bien caliente, a Tati, enfrente de ella. Y a Tati le gustaba besar...
Pero lo hacía por despecho, aunque debo reconocer que eran lindos besos. Después de hacerlo, sintiendo el gusto de su boca en la mía, ella siempre me ponía esa miradita y esa sonrisa de enamorada... Pero yo pensaba en Romi. Pensaba si ella me estaría mirando. Si sentía algún tipo de celo de su amiga.
- ¡Eh! Paren un poco. - mandó una tarde en la playa. Un poco ofuscada.
Eso me daba una pauta de que algo le molestaba. También noté que, repentinamente, no se hablaban tanto con Tati. Esas pequeñas señales me decían que había una posibilidad...
Claro que después caía Pedro y la cosa se me daba vuelta. El hijo de puta le clavaba la lengua hasta la garganta. Yo me preguntaba si así también se zarparía metiéndole la pija en la boca. Y ella le hacía la sonrisita tonta a él... ¡Me quería estrangular las bolas!
Al margen de todo, hubo momentos memorables. Esas tardes en la playa, mirando a las tres chicas tomando sol recostadas.Los tres culos enclavados en esas mallas mínimas, uno al lado del otro, uno más lindo que el otro. Daban ganas de pasar la vida entera ahí.
Por las noches compartíamos la habitación (y la cama) con Tati y la pasábamos bien. Tati tenía su experiencia. Sabía cómo calentarme. Le gustaba, mucho, chupar la pija. Era bastante sumisa. Hasta se animó a tomarme la leche, cuando se lo pedí. No me entregó la cola, pero bueno. Bien que se la chupé y le llegué a meter algún dedo.
Lo peor era escucharla a mi hermana al lado, las noches que pasaba con Pedro no eran menos calientes que las que yo pasaba con su amiga.
Y la verdad era que, aunque me bajoneaba pensar que otro se la garchaba, también me calentaba imaginarla así.
No sé.
Por ahí pensaba que algún día podía ser yo el afortunado...
Lo mejor se dió el día antes de volver. Ella se había ido con Pedro, que partía de regreso temprano esa tarde. Por la mañana, después de desayunar, Tati se cambió para salir a la playa. Desde el baño me pidió que le pasara una malla del bolso grande que habían traído. Al abrirlo encontré en un costado la ropa de mi hermana. Resaltaba sa malla que solía usar en la pileta, en casa. Esa que le ví usar la primera vez que se me paró la pija imaginandola desnuda...
No lo dudé. La agarré y se la llevé a Tati. Ella me dijo: "No. Está no, que no es mía". Pero yo le respondí: "Dale boluda. No pasa nada. Ponetela que seguro te queda bien."
Y no me lo discutió.
Al verla la pija se me puso gomosa.
Pasamos el día en la playa y cada vez que la miraba el corazón me golpeaba el pecho. Ese día buscaba excusas para tocarla, para pasarle crema.
Después del mediodía la convencí de volver al departamento a aprovechar la siesta, era la última tarde que estabamos y Ludmila nos hacía la segunda, quedándose en la playa.
P
De la manito la llevé, casi desesperado por lo caliente que me ponía verla así. Cuando llegamos ella se quiso desvestir pero le pedí que no. Le dije que le quedaba tan bien la malla que quería cogermela así. "¿Ah, si? ¿Y que más querés?" Me dijo medio con sorna.
Yo, sin dudar, le dije: "Ponete en cuatro sobre el borde de la cama".
Ella sonrió pero yo no.
Pasaron unos segundos en que entendió que mi pedido iba en serio y decidió complacerme. Apoyó las rodillas sobre el borde de la cama y levantó y agitó la cola, llamándome.
Yo me acerqué lentamente y, apenas corriendo la malla, le apoyé la cabeza de mi pija. La embadurné de saliva y después, imaginándome que era Romina la que se me entregaba así, empuje la poronga hasta que logró entrar.
No me importaba nada. Se la mandé de una y sin forro.
De las caderas la sostenía para que no se cayera mientras la embestía con fuerza.
Ella un poco gritaba. No sé hasta dónde le gustaba y hasta donde estaba sorprendida por la situación, pero me dejaba hacer.
- Decime Mumi.- le pedí.- por favor decime: "Cogeme, Mumi"
Y ella me complacía. Lo que me generaba más calentura. Estaba loco realmente. Sentía como si realmente fuera mi hermana la que recibía cada golpe de mi pija.
- ¡Pedime más! - le ordené. Sacando casi toda la pija y empujándola adentro denuevo.
- ¡Más, cogeme más! - me gritaba ella, jadeando.
- ¡DECIME MUMI! - le grité desaforado
- ¡Cogeme más fuerte Mumi! ¡Quiero tu pija Mumi! .¡Romperme toda Mumi! - me seguía el juego Tatiana. Y me volvía loco.
- ¿Querés la leche? Te voy a llenar de leche...- le decía, completamente sacado.
- Sí. Dámela. Dámela Mumi. Dame tu leche.
Y mientras gritaba, descargando mi calentura dentro del cuerpo de Tatiana, imaginando que era Romina quien recibía mi tibia leche, ví, por el reflejo del espejo del placard, que detrás de la puerta, escondida, mi hermana nos estaba observando...
Agradezco a todos los que vienen siguiendo la historia, por los puntos y comentarios. Por bancar este formato de pequeños fragmentos, que debo admitir, me gustó bastante.
Abajo está el link a la continuación. Las fiestas me consumen atención.
Les deseo un buen garche de nochebuena.
Gracias por leer.
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La historia continúa acá:
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El principio de esta historia en:
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El capitulo anterior:
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14 comentarios - El primer secreto con mi hermana. (7)
Va regalo, la pagina no me deja darte puntos