El primer secreto con mi hermana.(1)

Siempre fue igual. Al menos desde la secundaria, cada vez que un amigo venía a casa terminaba haciendo algún comentario sobre mi hermana. Comentarios típicos de esa etapa de descontrolado nivel hormonal: "Uy, boludo. ¡Que buena que está!", "Loco, entrega a tu hermana". Y los más pajeros decían "¡Che, ¿ya te la cogiste?", o "Como le chupo todo el orto a tu hermana...". 
  Cosas de esa edad, que, un poco me molestaban pero que no podía evitarlas. Mi hermana era realmente atractiva. Se había desarrollado pronto y aunque no era la más voluptuosa, tenía su encanto. Además ella iba a un colegio privado y ese jumper que usaba en aquel momento, bien levantado, dejando a la vista sus piernas hasta el límite exacto de lo permitido, a cualquiera lo ponía loco.


  Pasaron un par de años ya desde que terminamos la secundaria, y todavía los comentarios se repiten, aunque no tan zarpados, cada vez que algún compañero de la facu o del laburo viene a casa. Y los que no me dicen nada, igual, los engancho mirándole el culo o tratando de ganársela por algún medio.
  Nunca, le funcionó a ninguno nada de eso.


 Con mi hermana nos llevamos menos de un año de diferencia. 11 meses para ser exactos. Y salvo que, por año calendario, fuimos a cursos distintos en la escuela, siempre nos vieron como una especie de hermanos mellizos. Compartíamos todo, regalos, juguetes, amigos. A veces hasta ropa. Cuando lo pienso, me quiero matar. Tuvimos, por ejemplo, la misma primera  bicicleta, regalo de una tía, con la que aprendimos a andar y que usamos hasta que nuestros cambios físicos nos forzaron a tener que usar cada uno, una bicicleta a su medida. 


  Lo mismo pasó con los baños.
  Nos bañamos juntos, o mejor dicho nos dejaban bañar juntos. Jugábamos horas enteras en la bañera, hasta que el desarrollo fue tal, que no nos lo permitieron hacer más.
  Recuerdo aquellos años con mucha nostalgia. Mi hermana era mi amiga y la compañera de todos mis juegos y aventuras. Realmente la pasábamos bien juntos.


 Siempre hubo muy buena conexión entre nosotros.


  Al menos hasta que eso se rompió. 


  Y fue por mi culpa.


  No sé... no puedo llamarlo culpa, en realidad. Aunque, a veces, me arrepiento de haberlo hecho también pienso que fue el momento más intenso que viví. Quizá llamarlo excesiva curiosidad o calentura desaforada pueda describirlo mejor.


  Espero que me entiendan. 
  La cuestión se fue dando de a poco, en mi cabeza. No sé bien cuando empezó. Siempre la había visto a Romina, mi hermana, con una mirada inocente. 


  Supongo que todo habrá empezado algún verano, al verla en bikini. En la pileta de casa, alguna tarde de calor. 
  Quizá recordando aquellos baños que nos dábamos juntos, algo me llevó a  pensar en cómo sería su cuerpo desnudo ahora. Claro que esas bikinis pequeñas que siempre le gustó usar, no le dejaban mucho espacio a la imaginación pero... No sé... Lo que no llegaba a ver me generaba un fuerte deseo... Ese triangulito que la parte de abajo de la tela de la maya le cubría... ¿Cómo se vería esa piel hoy en día? Ella, ya era una mujer. ¿Se afeitaría completa o tendría pelos?, ¿Cómo se habrán desarrollado sus pezones...? ¿La aureola que los recubre, qué tan grande será, qué tono rosado tendría, sería suave... intenso...?
 
  Para esas alturas de mi vida, yo ya había tenido experiencias con otras chicas. Sabía cómo se sentía penetrar una mujer. Tener la pija metida dentro de una vagina caliente y conocía el placer que daba frotarla, así, adentro, hasta no poder evitar largarlo todo. Había probado también el sexo oral. Me gustaba darlo. Lamer a una mujer en esa área tan sensible e ir llevándola de a poco hasta hacerla acabar.. sentir el aroma que su sexo despide y el sabor de su lubricación natural en mi boca... Eran cosas que disfrutaba. 


  Cuando me dí cuenta que mis ojos se posaban en la entrepierna de Romina y que en mi mente me preguntaba si ella habría tenido alguna experiencia así... si alguna vez habría gozado un orgasmo intenso como los que había visto tener a más de una ... si el sabor de su concha me provocaría lo mismo que el de cualquiera de mis novias... Para ese momento la erección que tenía era indisimulable. No sé si ella se percató de todo esto o no. Sin detenerme a pensarlo, salí de la pileta y entré en casa. No quería que me viera así. "¿Donde vas?" me preguntó, y no sé bien qué le respondí. Pero me costó disimular al caminar...


   Cuando llegué a mi habitación, ya la erección había bajado un poco, aunque noté que un resto de líquido viscoso y transparente me recubría la punta de la pija. ¿Qué me estaba pasando? ¿Estaba loco? 
  No quería ni pensarlo. Prendí la compu y me puse a jugar a algo para despejar la mente. 
  Ni me imaginaba, que en en el transcurso de ese verano, varios de los interrogantes que me habían asaltado iban a ser respondidos...
  




 Abajo la continuación. Gracia por leer.
Si te parece que este aporte propio tiene algún valor, dejame un comentario.
 Por motivos ocupacionales esta historia la voy a subir de a un fragmento cada día. Disculpen esa molestia.

Segunda parte ACÁ:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3894536/El-primer-secreto-con-mi-hermana-2.html


Otras historias:
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http://www.poringa.net/posts/relatos/3889415/Piel-timida.html

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7 comentarios - El primer secreto con mi hermana.(1)

pacificlupus +1
Pinta mas que bien! +10 y fav de estímulo
pacificlupus +2
Pinta mas que bien! +10 y fav de estímulo
martinfcd +1
Gracias. Se vienen unas situaciones calientes.
lucasjfigueroa5 +2
+10 padre!!
martinfcd +2
Gracias por comentar. Mañana sigue.
Gallo1316 +1
Wouuu que historia tremenda intro ya me entró el bichito a seguir esta historia que pinta muy bien felicitaciones amigo 👍
martinfcd
Gracias.
Curosiando +1
Van 10 !!! Y a la espera del prox...
martinfcd +1
Gracias por comentar y puntuar. Estoy subiendo la segunda parte.