Su mejor amiga. No sé porqué, pero si el cómo. VI.

¿Existe la posibilidad, de interpretar porqué carajo pasé de odiar a la mejor amiga de mi futura esposa, a besarla , borracho, en una cita ajena? No… o por lo menos, no en ese momento. Mucho menos, mientras nuestros labios se pegaron, y suspiramos de, ¿placer? No sé, pero duró una eternidad. Apretaba el comienzo de su culo, sintiendo la fina tela de su tanga que superaba su cintura, para no separarla jamás. Sin embargo, sus brazo, empujándome nos alejaron abruptamente.
- ¡¿Qué haces?!- contestó, mirándome sorprendida y agitada, seguramente de nervios.
- No… no sé, te pido mil…- 
Salió corriendo al baño, creo que lloraba. Aproveché a pagar la cuenta y rogar que no le escriba a Pauli, ¿Y ahora? ¿Cómo le explico? No había explicación. En mi mente corría un enojo con mi pareja, porque sospechaba pero… si, ya sé, era apenas un justificativo para fundamentar mi cagada. En todo ese lapso, me paré al lado de la puerta del baño de mujeres, apoyando casi todo el cuerpo contra la pared y golpeando mi nuca, sistemáticamente, culpándome por lo que hice. Abrió la puerta.
- No quiero hablar…- se tapó la cara, casi como si estuviese filmándola.
- Para- intenté frenarla, en medio del bullicio de la música . - ¡Para! – Se me escapaba y de los nervios, no podía frenarla.
- Sos un idiota…- escuché que me dijo, a penas empujó la puerta de salida, haciendo que me choque.
- ¡Por favor, Maca, por favor, pará!- Le Supliqué, casi llorando.
- ¡No podés hacer esto, tanto tiempo después! – se agarraba la cabeza.
《¿Cómo tanto tiempo después?》me pregunté, mirándola sorprendido.
- Por favor… por favor, no le digas a Paula, te lo suplico…- Mis nervios se mezclaban, entre lo que hice y mi situación real.
Se cruzó de brazos y apoyó su cuerpo sobre su auto. No me decía nada y no sabía , realmente, qué era mejor.
- Por favor, Maca. Deci…-
- ¡Quedate tranqui!- Me miró a los ojos y moviendo enérgicamente su cabeza, negando. - ¡No pienso decir nada!-
Se movía por la vereda, del auto a la pared y así, más de una vez.
- ¡Sos un tarado!- miraba al cielo.
- Pará, Maca.-
- ¡¿Ahora?! ¡¿Justo ahora?!- Me observaba furiosa.
《¿De qué habla?》era más fácil charlar conmigo que con sus nervios. Trataba de frenarla, pero me era imposible.
- ¿Sabés los momentos de mierda que pasé durante años, en cumpleaños de ella, por tu culpa? ¡¿Te entra en la cabeza lo que hiciste?! ¡Y más, después de hacer esta mierda!-
- Pará, Maca. No entiendo nada…- La abracé con fuerza para detenerla.
- ¡Soltame!- Forcejeaba.
- ¡ Baja un cambio y explicame!-
- ¡Me odiaste todo estos años, Juan! ¿Porqué lo hiciste?-
- No sé, boluda, no sé. No entiendo, ¡Vos! me odiabas y hace unas semanas nos cruzamos y…-
- Ya sé cómo pasó, idiota. Necesito saber porqué ahora.-
- ¿Cómo ahora? –
- ¡Te quise desde siempre y me forreabas y…- Se detuvo a ver mi cara, supongo.
- ¡¿Qué?! Para Maca. Me parece que estas confundida. Si la primera noche que nos conocimos con Paula, vos le aconsejaste que “vaya con el boludo ese", o sea yo.-
- ¡Porque me ignoraste toda la noche!- se cruzó de brazos y se agachó, frustrada.
Me quedé a su lado, parado.
- ¿Qué?-
- ¡Ay! – Sus uñas se hundían en su cuero cabelludo, apretando su mandíbula de enojo. -¡Reacciona, Juan!-
Se levantó y quedó frente a mí.
- Esa noche, te miré todo el tiempo. Te busqué, bailé atrás tuyo y te juro que me acuerdo patente y vos, ignorándome.-
- Pero si bailabas con los demás.-
- ¡Para que me registres!-
No pude decir nada. Todo en mi vida giró ciento ochenta grados. El odio, nunca lo fue. Por lo menos, no de su parte y claro, no todo el tiempo.
- ¿Y porqué nunca dijiste nada?-
- ¿Qué querías que diga? ¡Ah! ¡cómo me cogeria al novio de mi mejor amiga!- Agitaba sus manos, levantando los brazos.
No lo pensé y en un descuido, la agarré de la cintura y la apoyé sobre el auto, mojado. Sin dudarlo, la tomé de la cabeza y la besé. Necesitaba sentir la humedad de su labios. Mi lengua necesitaba rozar la suya y escuchar su respiración. La apretaba contra el auto y ella no reaccionaba. ¿Porqué? No importa el porqué.  
  Mi mano libre, comenzó a bajar levemente hacia su muslo y tocar su piel, era tan suave. Apreté su pierna, necesitaba el éxtasis de su firmeza. Segui subiendo, pero me detuvo. 
- Para, Juan, para…- me dijo acomodándose el pelo.
Me alejé, acomodándo mi pija, al palo. Ella miró, nerviosa, unos segundos hacia los costados.
- Entremos al auto. – Me dijo. 
Sacó el seguro y no lo Dudé. Subimos e intenté besarla. Me alejó y comenzó a manejar. Dimos unas vueltas y terminamos en alguna calle oscura de capital.
- Te vas a casar…- Me miró.
Me abalance sobre ella. Esta vez, mi mano fue directo a su entre pierna y comencé a subir. Necesitaba saciar mi excitación de semanas. 
  Su respiración se aceleraba y mi pija explotaba en mi pantalón, a cada centímetro de lujuria. Sus piernas se abrieron un poco y empecé a sentir la transpiración de sus muslos, la fineza de su tanga, la humedad de su clítoris y la necesidad de sentir el elixir de su concha. Empecé a tocarla.
- ¡Ahg!- gemía, confundiéndonos entre besos. - ¡Ahg! Juan, para…- 
- No puedo… te juro que no puedo…-
- ¡Ay, Juan!…- 
Se alejó de mis labios y se tumbó hacia la puerta. Sus manos se posaron en la mía, mientras la tocaba enérgicamente y apretaba su clítoris.
- ¡Ay Juan!- Se mordía los labios. - ¡Juan, voy a acabar mucho!-
- ¡Acaba! Por favor. Acaba pero mirame.-
La tomé de su cabellera rubia y la obligué a que sepa quién la tocaba.
- ¡No puedo más!- Su respiración se aceleraba y se mordía con vehemencia los labios.- ¡Ya llego!- Arqueó la espalda, clavándome las uñas en mi mano.
- Mírame putita, mirame.- 
Abrió los ojos, entre cerrados y con su boca abierta.
- ¡Ahg! ¡Ay! – comenzó a temblar, acabando, posando sus ojos en los míos y abriendo su boca, esa boca hermosa, que rogaba sentirla envolviendo mi pija.
Se quedó en esa posición. Yo, necesitaba acabar, necesitaba sentirla. Afloje mi pantalón, lo baje un poco e incómodamente, me lancé para chupar su concha.
- Para… por favor, para porque no entiendo nada.- Gemía, mientras tocaba mi cabeza.
Corrí su tanga y sentí toda su humedad, toda su calentura. Sentí su riquísimo olor a concha, que me estaba enloqueciendo.
- ¡Ahg! No puedo más, Juan. Esto no esta bien…- Suspiraba, caliente mientras mi lengua jugaba entre su entrepierna y una de mis manos, en la entrada de su concha. - ¡Juan! Pará – No reaccionaba, estaba ido. – ¡Juan! Bájate, ¡Ya!-
Me detuve y saqué mis manos de ella. Me quedé observándola.
- ¿En serio? ¿Así?- Le señalé mi pija, con los pantalones bajos.
- Bájate. Esto, está mal.-
La tensión se apoderó de nosotros. Tardé un instante para entender que había perdido, que la derrota era tan vergonzonso como perder tres a uno con tu clásico rival o simplemente, descender. Abrí la puerta del auto, acomodándome la ropa y viendo como ella se iba. Me quedé con la vergüenza de haber dado todo y que no alcance. 
  Regresé a mi casa. Ya no llovía. En el camino, la calentura de mi cuerpo y en especial, mi entre pierna, me llevó a pensar cada sensación al tocarla, ¿Me importaba algo? No. O mejor dicho, no hasta que ingresé a mi casa. Tiré las llaves en la mesa y me fui a la habitación. Pauli no estaba, para mi suerte. Me saqué toda la ropa y la tanga de ella estaba ahí. Me detuve a observarla, al borde de la cama. La agarré y la llevé directo a mi nariz. Cerré los ojos y al olerla, comencé a tocarme. Me pajeaba con locura, en mi boca todavía sentía el olor de Macarena, pero en mi nariz se fundía el olor a mi pareja.
  El ruido de la puerta me detuvo. Rápidamente, tiré la tanga y me acosté. Fingí estar dormido. Paula estaba borracha, podía sentirla en su caminar. Llegó a la habitación, sacándose previamente los tacos. Con los ojos entreabiertos, vi como se quitaba el vestido. Se acostó sigilosamente a mi lado. La abracé y apoyé toda mi pija entre medio de su culo.
- Epa…- Me susurró, sonriendo. - ¿Me extrañaste?- me agarró la pija.
Comencé a moverme, tratando de penetrarla lo más posible.
- ¿No me vas a responder?-
- ¡Sh!- la callé al instante.
Bajé rápidamente su bombacha. Escupí mi mano y me froté la pija. Se la apoyé directamente en su culo.
- Amor, me duele.-
- ¡Sh! – Empecé a hacer presión para que le entre y lentamente ingresaba.
- ¡ay! Amor, me estás lastimando…-
- ¿Si putita? ¿Te duele?-
- ¡Ay amor! Me duele…-
- ¡Claro, pero cuando te metías algo en el culo hoy, seguro que no te dolía! ¡¿Qué pensabas en el viejo, puta?!- comencé a darle bien profundo. Tan profundo como su silencio. - ¿No vas a decir nada?-
- Escupila un poco más.- acotó, firme.
La saqué y volví a llenarla de saliva. Otra vez, toda a dentro. Ahora, entraba más facil.
- ¡Contestame, puta!- mis embestidas eran más profundas y rápidas.
- ¡Ay! ¡Ay! – sus gemidos eran de dolor, pero algo de placer se escuchaba.
Paula comenzó a gritar e intentaba verme, pero la tomaba de la nuca y la obligaba a no mirarme.
- ¡Decime la verdad! ¡¿Te cogiste el culo o te lo cogieron?!- No decía nada y yo le daba cada vez más fuerte. -¡ decime!- El morbo se apoderó de mí.
- ¡Ay! ¡Juan, pará!- Me lo decía, pero seguía en el lugar, no se alejaba del furioso mete y saque que le hacía a su culo.
- ¡Contesta, puta!-
- ¡Me lo cogí yo sola! ¡ Y me cogí el culo en el auto, viendo al viejo!-
- ¡Decime la verdad! – Continuaba desaforado.
- ¡Ay, Juan! ¡seguí la puta que te parió!- mordia sus labios, mientras con una mano se colaba dos dedos en la concha.
- ¡Contesta, puta!- me acerqué a su oído.
- ¡Ay! ¡Agh! ¡Ahg! ¡Si! ¡agh agh! ¡si, seguí! ¡Me cogí el culo con fuerza, viendo al viejo y me vio, Juan, ¡Me vio!-
No sé si era verdad, no sé si fue el alcohol, la calentura previa o porqué, pero se la metí adentro y sentía como sus piernas temblaban y mi leche la llenaba, internamente. Un instante después, salí. Paula se fue a bañar y yo me desmayé.
  Al otro día, un tanto confundido y con dolor de cabeza, me desperté. Eran las nueve de la mañana. Tomé mi celular y me fui al balcón. Era sábado y no trabajaba. Paula dormía profundo. Abro el celular y tenía un mensaje a las cinco de la mañana.
MACARENA: Juan, tenemos que hablar…
Miré al horizonte, entre los edificios y entendí que yo ya no sería el mismo desde esa noche. Posiblemente, debería replantearme muchas cosas más.

5 comentarios - Su mejor amiga. No sé porqué, pero si el cómo. VI.

Justtbreath +1
Como lo dejas ahí, es para matarteee jajajaja. Buenísimos los relatos, esperamos el próximo!
Elmaestro_roshi +1
Soy tu fan, la verdad que sos un crack, y ni hace falta decir que me quedo atenti a la continuación
EFENEPE
¡Gracias! Intentaré subir hoy, un capítulo más.
¡Gracias por la buena onda desde el principio, es una alegría enorme leerlos!