Relato de Sobremesa

Sonó el tono de mensajes en mi movil, pude ver en la notificación, era mi marido. 

[Estoy en el estacionamiento, besos] 

Justo estaba terminando la cena, me había presionado pensando que no me diera tiempo de terminarla antes de que llegara, hubiera querido darme un baño antes, para recibirlo. 

Entró al departamento, me besó cariñosamente, se notaba que venía fatigado de la oficina, así que subió a darse una baño para refrescarse, mientras yo preparaba la mesa para la cena. 

Bajo más cómodo con un pans, una playera y descalzo, yo aún traía el vestido del día, pero sin brasier ni tanguita, acostumbro quitármelos al estar en casa. 

Le pedí que se sentara a la mesa, ya todo estaba listo, cenamos contándonos el día, ya había dejado las preocupaciones del trabajo, pactamos con el tiempo que en casa nos disfrutariamos al uno al otro y todo del trabajo quedaría fuera de ella. 

En las últimas copas de vino, en sobremesa, relate de esta manera la última hora de mi día antes de que llegara. 

-Llegué a casa con las cosas que faltaban para la cena, subí a la recamara para ponerme cómoda , quitarme la ropa interior y los zapatos, ya sabes que en casa me gusta andar suelta. 

En cuanto bajé a la cocina para iniciar los preparativos, tocaron a la puerta, salí a atender, se trataba de Raul el vecino de enfrente a nuestro departamento, nos saludamos con besos en la mejilla y un rico abrazo, al abrazarme sintió mis pezones endurecidos por la corriente de aire fresco del pasillo, no disimulo me lanzó una mirada, pidió mejor pasar y cerrar la puerta para evitarme un resfriado.

Una vez dentro me siguió hacía la cocina, sabía que me miraba el trasero a través del vestido volado que traía, ya lo conoces, seguro se dio cuenta que tampoco llevaba ropa interior, al mismo tiempo me contaba, que, de camino a casa se le olvidó que ya no tenía café, con las veces que a tomado café con nosotros le resultó más cómodo pasar a pedirnos un poco para su ración de la mañana. 

Le afirme que no había problema, con gusto le compartimos lo que necesitará, pero al llegar a la isla me tomo por sorpresa, besándome la nuca y metiendo sus manos bajo mi falda, - estas maravillosa esta noche, solo el verte me han entrado ganas de coger aquí mismo,- me dijo eso susurrando, me resistí un poco solo de palabra, ya que mi cuerpo me traicionaba repegandose mas al suyo disfrutando su cachondeo, le pedí que parara, me urgia preparar la cena, insistió diciendo que no me preocupara que la prepararía una vez que termináramos. 

Me convenció, giré y comenzamos a besarnos con gran pasión, metia sus manos en mi cabello para presionar más nuestros labios, bajaba a mi cuello, enredados en caricias y abrazos, nuestras manos circulaban por nuestros cuerpos, aproveche para ir quitando uno a uno los botones de su camisa, por dios olía maravilloso, le quite la camisa dejándola caer al suelo, entonces me giró e hizo que me inclinara hacia la barra, se arrodillo detrás de mí, me abrió las piernas para poder introducir su cara, para chuparme mi culo, se apoyaba con sus dedos para abrir me aún más las nalgas, empujaba su cara hacia dentro de mí, luego se incorporó me sentó sobre la isla y ahí me abrió las piernas, tenía la mejor vista de mi panocha bien inchada ya de tanta excitación, comenzó a chupar y lamer. 

No podía más que retorcerme de placer, me lamía mi clitoris, lo succionaba, me metía sus dedos salvajemente, estaba realmente empapandome y escuchaba el eco de mis gemidos en toda la cocina. 

Cuando se cansó, me tomó en sus brazos para bajarme de la isla, era mi turno de regresarle el placer oral, me arrodillé y mirándolo desde abajo, ahora era yo quien chupaba y lamia, sabes que siempre he tratado de meterme toda su verga, como lo hago contigo, pero es mucho más gruesa, no podía, se la escupiá con la saliva que me sacaba de la mamadas que le estaba dando, chupaba sus huevos también, le estaba lubricando toda su verga, con ambas manos se la masturbaba mientras juntaba una buena cantidad de saliva para escupirla en la punta y luego intentaba otra vez metermela toda. 

Me levanté para dirigirnos a la sala, me acosté sobre el sillón inmediatamente abrí mis piernas, invitándolo a penetrarme, se apoyo de mis talones comenzó a buscar mi vagina para meter esa bestia de verga, lo hizo lentamente, no por evitar lastimarme, quería disfrutar la sensación de cómo mi vagina le apretaba con sus paredes internas, empujaba y empujaba cada vez más, yo me sobaba mi clitoris en movimientos circulares, arriba y abajo, después de unas cuantas penetraciones, mi vagina se aflojó y entonces aceleró el ritmo, me empuja cada vez más mis piernas, pero prefiero tomar una posición parecida al misionero pero con una de mis piernas al hombro y otra al lado, asi me penetraba mas, aprovechaba para besarme, pensé que no terminaría, cuando solo cerré mis ojos dejando escapar un largo orgasmo acompañado de varios gemidos y gritos, sacó su gruesa verga, para dejar toda la descarga de su semen sobre mis labios vaginales, nos regalamos unos besos más en agradecimiento mutuo. 

Regreso a la cocina tomó su porción de café, recogió sus prendas, con ambas manos ocupadas yo le abrí la puerta y con toda despreocupación regreso a su departamento, desnudo y con su verga aun en parte erecta, se despidió de un besito y dejo saludos para ti. 

Así, termine mi relato, Raúl muy atento se le notaba su verga que comenzaba abultarse debajo de su pans, sus palabras solo fueron, - me la mamas aquí o subimos a la cama querida?  me has dejado muy caliente con este relato -. 

2 comentarios - Relato de Sobremesa

Elcuatroagujas
Muy caliente todos con ese relato. Hubo más ?
kramalo
esta bueno...! habrá sido real ?, o habrá sido una fantasía aun no complida..?