Quitando el miedo de Raquel al virus

Estaba con mi amigo Miguel M para tomando algo en un bar, charlando tranquilamente, cuando en el entro nuestra infiel amiga Raquel G a comprar tabaco, pues el bar estaba cerca de donde viven sus padres. Ella no nos vio. Miguel M la llamo y esta se nos acercó. Raquel tenía bastante miedo al virus y además de la mascarilla, mantenía una distancia de seguridad bastante amplia, por lo que nos reíamos algo de ella. Le decíamos que se acercara más que si no al hablar de infidelidades todos iban a enterarse y nos reímos nuevamente. Esta nos mandó callar y se acercó un poco más. Tras preguntarla que tal y contarnos que tenía pánico a pillar el virus, seguimos charlando. La pedí una cerveza, esta al principio decía no quererla, pues no quería estar mucho en el bar, pero al final la dijimos de salir a la calle a tomarla y entonces acepto.
Para beber por fin se quitó la mascarilla y pudimos ver su boca grande que tantas buenas mamadas nos había hecho. Raquel G llevaba un mono sin mangas y de pantalón corto. Iba anudado al cuello y era blanco grisáceo, con motivos circulares tribales negros. Se la veían los tirantes del sujetador gris que llevaba.
Charlamos sobre cómo nos había ido el confinamiento y al final Raquel nos confesó que lo que más echaba de menos era las fiestas calientes que nos pegábamos. Yo le dije que sus mamadas sí que las echaba de menos y esta se empezó a reír. Miguel la intento agarrar por la cintura y esta se retiró diciendo que prefería no arrimarse mucho.
La dijimos q por arrimarnos no la iba a pasar nada, como mucho notar nuestras erecciones, pero que eso no la contagiaba. Esta se rio y Miguel dijo que sexo podía haber que eso no estaba prohibido. Esta seguía riendo y negando con la cabeza. Miguel y yo bebimos lo que nos quedaba de un trago, quitamos la cerveza a Raquel y se la dejamos también allí. Miguel la cogió del brazo y la llevamos un poco separada del bar, entre 2 coches donde la empezamos a meter mano. Aunque esta nos pedía parar le dijimos que ya no era posible. Mi mano bajo hasta su coño acariciándoselo, mientras Miguel hacía lo propio con sus pechitos.
La preguntamos donde había aparcado y, totalmente cachonda y entregada, nos llevó a él. Montamos, yo en la parte trasera, y le dijimos que fuera al descampado que ella sabía. Por el camino, seguimos metiéndola mano. Yo desde atrás lo más que podía era acariciarla las tetitas.
Al llegar salimos del coche y la volvimos a poner en medio nuestra, metiéndola mano. Cogí el nudo del cuello y se lo desabroché dejando caer el mono hasta la cintura. El sujetador gris era de aro con encaje. Miguel comenzó a acariciarla uno de los pechos y yo le mordí el otro con la mascarilla y el sujetador puestos, con mi mano volví a acariciarla el coño. Me quité la mascarilla y seguí mordiendo. Raquel, al notarlo, exclamo un no, pero estaba ya tan cachonda que inmediatamente se cayó. Saqué su pechito del sujetador y lo lamí y mordí, mientras la miraba y la sonreía. Miguel hizo lo mismo con el otro pecho.
Fui subiendo, besando su cuello, poniendo a Raquel más nerviosa, balbuceando que parara por favor. Evidentemente no lo hice y comencé a lamerla y morderla la oreja. Miguel la comía y acariciaba los pechitos. Una de mis manos acariciaba su culo y la otra su coño, tapados aun por el mono. Mordí una de las gomas de la mascarilla y antes de que pudiera reaccionar, tiré de ella para que se la soltara. Ella hizo un amago de cogerla para ponérsela, pero la agarre la mano. Le dije q estuviera tranquila que no tenía que pasar nada y comencé a pasar mi lengua por sus labios. Al final acabo cayendo y comenzamos a besarnos.
Miguel siguió el mismo camino y subió besándola. La quito la mascarilla del todo y nos besamos ambos con ella. Comencé el camino inverso y fui besándola hasta volver a comerla los pechitos. Me arrodille, la cogí el mono y tire de él, terminando de quitárselo. Llevaba un tanga, también gris. Comencé a mordisquear la tela delantera, mientras acariciaba su culo. Eché su tanga a un lado y comencé a comerla el coño. Miguel seguía besándose con ella, mientras esta le había sacado la polla del pantalón y le masturbaba. Cuando tuvo el coño húmedo me levante, me saque la polla del pantalón y también me masturbo, mientras la comía los pechitos.
Cuando las tuvimos duras, Miguel M le dijo que era el momento de volver a sentir su boca tras tantos meses. Raquel se arrodillo y comenzó a hacernos unas mamadas deliciosas, metiéndoselas bien dentro de su bocaza. Le quité mi polla de su mano y comencé a golpearla la cara mientras se la comía a Miguel M.
Miguel se sentó en el asiento del coche hacia fuera. Coloque a Raquel frente a él, la incline para que siguiera mamándosela y yo me coloque tras ella. Me puse un condón, aparte su tanga y comencé a follarla. Nos encantaba oírla gemir con mis penetraciones y la polla de Miguel en su bocaza. Al rato cambié y comencé a follarla el culo.
El móvil de Raquel sonó varias veces y ella no paraba de ponerse nerviosa con cada llamada, pues debía ser su marido que lo había dejado en casa sus padres y se suponía que había bajado solo a por tabaco. Cada vez que Raque quería parar para cogerlo y ponerle una excusa, Miguel la cogía la cabeza y la apretaba más contra su polla.
Raquel se giró y se sentó sobre Miguel que se había puesto condón. Yo me quite el mío y Raquel me la comió nuevamente mientras follaba con Miguel. Este fue cambiando de agujero mientras ella no paraba de mamármela y jugar con mis huevos.
Cuando me fui a correr, agarré su cabeza y la aprete, metiendo entera mi polla y explotando dentro llenándosela de mi semen. Esta tragaba rápido, pero algo se la acabo saliendo por la comisura de los labios. Cuando me la dejo bien limpia, se arrodillo entre las piernas de Miguel M. Le quito el condón y se la comió hasta que también se corrió en su boca.
Cuando también se la dejo limpia, nos vestimos y volvimos hacia la casa de los padres de Raquel. Ella subió a la casa, pensando que coño contarle a su marido, mientras que nosotros volvimos al bar a tomarnos una nueva cerveza.

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