Adoro ser su esclavo | 3

Espero que disfrutéis de la tercera entrega de la serie.
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Amaneció y el sol entro por la ventana, me desperté con la luz, contento, era mi día libre y tenía muchas horas por delante. Fui al baño, me pegue una ducha para espabilarme y bajar la erección con la que me había levantado, desayune y me salí a la terraza a fumarme un cigarro mientras revisaba algunos correos y publicaciones en móvil, cuando un mensaje de Desi apareció en la pantalla.


-Buenos días esclavo, espero que hayas dormido muy bien y que estés preparado para el día que tenemos por delante. Prepárate que en 20 minutos paso a recogerte.


Ilusionado termine de colocar la casa, cogí una sudadera y puse rumbo al portal para esperar a que llegara Desi. Tardó un poco más de lo que me dijo pero no me importó, se me hizo corto pensando en ella, en la situación en la que me encontraba y lo mucho que había cambiado todo. En ese momento, apareció con su coche y me acerque para subirme.


-Así me gusta, que me esperes tú a mí.


-Faltaría más mi ama.


-No me hagas la pelota que tenemos mucho día por delante y puedo castigarte todo lo que quiera.


-¿Qué vamos a hacer? –dije


-Ahora lo sabrás, quiero que sea una sorpresa, pero antes vamos al centro a comprar unas cosas.


Se refería al centro comercial de la zona, muchas tiendas, restaurantes, cines, bolera, un agobio total vamos. Pero acompañado de mi ama me metía en cualquier sitio. Ya estaba más acostumbrado a la situación, aun había cosas que me hacían pensar, pero cada vez menos.


-Vamos a esta tienda que quiero mirar algún modelito nuevo.


Pasamos a una tienda de ropa interior y joyas para el cuerpo, no entendía muy bien estas últimas, solo serán para fotos porque en cuanto te roces o te agarren te rompen los adornos pensaba. Desi, cogió un par de modelitos estilo body y me dijo que pasara con ella al probador para ver qué tal le sentaban. La tienda estaba vacía así que tampoco nos hicieron mucho caso al ver que entrabamos los dos. Se fue desnudando, poco a poco, quitándose la camiseta y dejando ver ese par de tetas tan bien colocadas. Desabrochando el pantalón, se lo bajaba lentamente y con el culo apuntando hacia mí. Yo cada vez estaba más cachondo, tenía un bulto importante en el pantalón.


Se quitó el sujetador dejando libres esas preciosidades y por último, se bajó el tanga, yo estaba ya que no aguantaba, me dolía la polla de tenerla tan dura escondida en mis pantalones. Mientras tanto, se puso el primer modelito, algo pequeño le quedaba, pero eso me puso más aún, su cuerpo salió de ese body, sus tetas no cabían bien y su culo se tragaba la pequeña línea de tela. Mi polla empezaba a mojarme, el líquido preseminal salía de mí manchando mi ropa interior.


Pronto se dio cuenta de cómo estaba y me ordeno quitarme toda la ropa, la obedecí sin rechistar y ahí estaba, delante suya, desnudo, con la polla tiesa, goteando y sonrojado porque aún no me acostumbraba a estar a su merced del todo. Se quitó el body y con la excusa de ir a por otra talla, salió del probador llevándose mi ropa con ella.


-Ni se te ocurra tocarte, voy a mirar más tallas y algún otro conjunto, más te vale portarte, que te dejo aquí solo sin ropa. 


Con el calentón que tenía el rato que estuvo por la tienda se me hizo eterno, no paraba de pensar en qué pasaría si aparecía la dependienta o alguien en los probadores. Escuche pasos que se acercaban y se abrió mi probador, era ella, menos mal, tenía el corazón a dos mil.


-No me convence ninguno la verdad, vístete y vámonos.


Me dio mi ropa, menos los calzoncillos como imaginaba. Me vestí y deje la bragueta abierta por un gesto que me hizo pero sin sacar a mi amigo de la cueva. Paseamos por el centro comercial, hasta que paramos a tomar un café en una terraza. Estábamos sentados en una mesa de estas de metal que tienen cuatro patas súper finas, vamos que se ve todo por debajo de la mesa. Cuando el camarero vino a pedirnos nota, ella con su pie empezó a sobarme por encima del pantalón, me conocía y sabía que me pondría rojo y nervioso por eso, trabándome logre pedir un café con leche. El camarero se fue y me ordeno que me dejara la polla por fuera, que la sacara a que tomara el aire. Según la saque, continuó, la tenía durísima, chorreando y con muchas ganas de correrme, sabía que en ese sitio no podía e intentaba contenerme, pero eso de no tocarme cuando no estaba con ella, me tenía al borde de soltarlo todo.


-P..pa…para… por… fa…vor –logre decir de la manera más ridícula. Ya se me había olvidado que cualquiera nos podía ver.


Mire a la derecha y un par de mesas más lejos, dos chicas de unos 25 años, bien dotadas las dos, nos estaban mirando con cara de estar alucinando. Desi seguía sobándome hasta que noto un pequeño espasmo con el que paro y aparto su pie del todo, dejándome con todas las ganas de correrme y la polla a punto explotar fuera del pantalón.
El camarero apareció al rato, dejando la cuenta en la mesa y mirando un poco raro. Imagino que nos vio desde dentro de la cafetería. Nos levantamos, ella con ese cuerpo de escándalo que tenía, imponente y llevándose todas las miradas de los hombres que había por allí, mientras yo me ponía de pie medio encorvado para que no se me viese la erección de caballo que llevaba por fuera del pantalón. Conseguimos salir de ahí sin que nadie me viera y nos metimos en el ascensor para bajar al parking e ir a su casa. Se cerraron las puertas, empezó a besarme y a pegar su cuerpo al mío, yo llevaba un rato al límite, quería soltar toda la carga ya, me dolían hasta los huevos de lo llenos que estaban.


Salimos del ascensor, me costaba andar correctamente, pero Desi tiraba de mi riéndose de como mi polla iba para todos los lados. Creo que pocas veces la había tenido tan dura como en ese momento, pero para mí sufrimiento todavía quedaba un corto pero a la vez largo camino a su casa.


-Quítate los pantalones y guárdalos en mi bolso, con esa erección seguro que te molestan.


Razón no le faltaba, pero ir sin pantalones tampoco era la solución que yo buscaba. Sin rechistar me los quite y los guarde. Todo el camino hasta su casa se lo paso tocándome, agarrando mis huevos, masturbándome hasta que notaba que no podía más y así todo lo que le pasaba por la cabeza para dejarme más al límite.


Por fin llegamos a su calle, aparco a unos 3 huecos del portal y se bajó del coche. Yo estaba sin pantalones por lo que dude si salir o esperar a algo. La mire por la ventanilla y pude ver como hacia un gesto para que saliese del coche. Tuve que ir desde ahí hasta su portal con mitad de mi cuerpo desnuda y mi polla oscilando de lado a lado de lo dura que estaba.


Una vez entramos a su piso se puso cómoda, con una camiseta larga, sin sujetador y con su tanga. Debo decir que me volvía loco, sus pezones se marcaban en la camiseta y su tanga, se veía mojado por la excitación que sentía cuando me provocaba y me hacía pasar por todas la situaciones.


-Fuera el resto de la ropa y de rodillas a mi lado.


Se sentó en el sofá y yo a su lado, esperando a que me dijese algo. Se preparó una copa y mientras la tomaba me sobaba con su pie, me lo acercaba a la boca y apretaba mis huevos que estaban a punto de explotar, los notaba llenos y doloridos.


-Me he mojado mucho hoy jugando contigo, quítame el tanga con la boca y límpiame que sé que te encanta.


Y tenía razón, darla placer me encantaba y más si era notando como inundaba mi boca con sus jugos mientras se corría.


Empecé a chupar sus labios, de fuera a dentro. Metiendo mí lengua de vez en cuando todo lo que podía y jugando con su clítoris, cada vez que me acercaba notaba como se retorcía un poco del gusto, hasta que agarro con sus manos mi pelo, cosa que me volvía loco, y empezó a empujarme contra ella, yo apenas podía respirar solo podía comerme ese coño que me encantaba. La tenía muy dura y quería correrme pero en ese momento solo quería que ella se desahogase sobre mí y en ese instante, se quedó convulsionando apretando mi cabeza mientras me tragaba todos sus flujos. Vaya corrida, casi no podía tragar tanto liquido pero más me valía que no se me escapase nada.


-Joder!... Si al final vas a aprender rápido y todo, ¿estaba rico?


-Si mi ama, me encanta  su sabor. –Acerté a decir, pero solo podía pensar en follarmela.


-Así me gusta, vamos a mi habitación que hoy te has portado muy bien y no van a ser todo castigos.


Íbamos camino de su cuarto, ella delante, moviendo el cuerpo, el culo de lado a lado, iba embobado mirándola y tan duro como hace un rato, mi polla se había quedado de esa forma, me dolían aun los huevos de lo llenos que los tenia.


Me hizo tumbarme en la cama y me ato de manos y pies, se subió encima mío y empezó a besarme mientras con su sexo, rozaba el mío. Estaba muy mojada, resbalaba perfectamente, yo no aguantaba más, quería soltar todo lo que tenía dentro, pero aún quedaba un rato pensaba yo.


Fue besando mi cuerpo hasta que llego a mi miembro, duro, grande y mojado por sus flujos y por los míos, comenzó a chuparlo, a moverlo, me rozaba con sus dientes, lo succionaba…


La dije que parase, que me iba a correr. Pero ella seguía, siempre hacia eso, continuaba hasta que notaba que me tensaba más y entonces paraba, dejándome al borde de poder correrme.


-Ni se te ocurra correrte hasta que yo lo haga.


Intentaba pensar en otras cosas, pero era muy difícil. Ella lentamente fue sentándose sobre mi polla, entrando despacio, notando como la abría por dentro, lo mojada que estaba y lo caliente que la sentía.


De lo grande que la tenía y lo dura que estaba en ese momento no tardo demasiado en correrse, yo notaba como tocaba fondo con mi polla, ella gemía más y más fuerte, iba a aumentando el ritmo cada vez más, yo quería soltarme y follarmela a gusto, pero aquello me encantaba también. Tenía a esa diosa, encima mío, controlándome, disfrutando los dos con la situación, follando como perros, y siempre calientes.


De pronto, note como se iba apretando, se corría, cada vez más estrecho, mi polla iba a explotar, ya no aguantaba más. De pronto, empezó a tener pequeños espasmos, tensándose, siempre que se corría su cuerpo se volvía loco y yo más, me ponía muchísimo verla así.


Según note que sus flujos empapaban mi cuerpo, sin poder remediarlo solté toda mi carga, los chorros salían contra su útero, llenándola de semen, alucine con la cantidad que salió, había acumulado mucho. Termine de correrme y estuvimos un rato en la cama, yo seguía atado y ella encima mío tumbada, cayo rendida, yo solo podía besarla, pero estaba en el cielo.


Cuando se recuperó más o menos, se colocó de cuclillas y con su coño en mi boca, me ordeno limpiar y tragarme todo lo que había manchado. Sin rechistar comencé a comerle otra vez todo, chupando, jugando con el clítoris, tragándome mi propio semen. Aunque se me hizo un poco largo, tanto me había corrido, que tuve que tragar demasiado. Cuando acabe, me soltó las ataduras y se tumbó a mi lado, yo la abrazaba, quería estar así con ella un rato y ella lo noto porque no me dijo nada, no era solo la dominación, era ella, me encantaba y quería estar a su lado siempre y por lo que ella me decía, también.


Nos quedamos dormidos mientras nos abrazábamos en la cama, ella se despertó primero y al rato vino a levantarme.


-Esclavo, arriba que ya has dormido mucho.


Tenía razón, mañana entraba temprano a trabajar y tampoco podía columpiarme. Aunque por mí, me habría quedado con ella siempre en esa cama. Nos dimos una ducha juntos, me lave y la enjabone a ella, poco a poco todo su cuerpo. Llenando de jabón sus pechos, ese culo, besándola el cuello mientras pasaba mi mano por su coño. La empecé a calentar y a mí también, porque la tenía dura otra vez, chocando contra su tripa.


-Follame ahora mismo, antes de irte.


No faltó decirme nada más, la di la vuelta y la apoyé contra la pared, saco su culo mirándome con esa cara de perra que ella sabía poner. Le metí la polla de golpe, no aguantaba más, tenía permiso para follarmela y no iba a desaprovecharlo. Note como su coño se volvía a contraer y como empezaba a gemir mucho más fuerte, hasta que soltó un grito casi mudo del orgasmo que estaba viviendo.


Yo aún no me había corrido, se dio la vuelta y se agachó.


-Hoy has hecho todo muy bien y esto es otra recompensa, pero no te acostumbres.


Comenzó a comerme la polla, mirándome con esos ojos marrones, enormes, con esa carita de guarra que me ponía. Chupando la punta, los huevos, metiéndose mi miembro hasta el fondo, hasta que ya chocaba con su garganta. Así siguió un rato, viendo que no me corría, acelero el ritmo y comenzó a succionar con más fuerza, eso fue increíble. Me corrí casi al momento, llene su boca de mi leche. Me la enseño y se la trago del tirón.
Con esas, nos terminamos de duchar y nos vestimos, me despedí de ella, por supuesto me tuve que ir sin calzoncillos y puse rumbo a mi casa pensando en todo lo que había pasado y en ella, en esa chica que me había cambiado tanto y que tanto me volvía loco.

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