Las chicas de la costurera

A una cuadra y media de mi casa vive una señora como de mi edad (estoy bordeando los sesenta)  muy bien  mantenida y extremadamente amable que a veces me ayuda con trabajos de  costurera.
La señora, de muy buena genética, tiene dos hijas que se parten. Son realmente dos morochas increíbles, una belleza, andan siempre juntas y son deseadas por todo el barrio.
Una de ellas, la menor, fue mi alumna y siempre me generó estampidas de  ratones. Suele salir a pasear con un perrito blanco y porta unas calzas negras  ajustadísimas que le resaltan un culito perfecto.
A las hermanitas las cruzo seguido y siempre siento que me miran de  manera especial. Nunca falta un ..”¡Hola profe! ¿Todo bien?”…
El otro día tuve que llevar un jean nuevo a la señora para que le hiciera un ruedo, toco timbre y sale mi ex alumna. Me comenta que la mamá no estaba. En el living veo que también se encontraba su hermana. …”¿Quiere pasar profe?”…
No, no le dije. Vuelvo en otro momento. Necesito que me haga un ruedo.
…”Pase, por favor”… “¿Cómo lo trata la cuarentena?” … “Pase, póngase el jean que nosotros se lo medimos”... Si hubieran sabido el nivel de abstinencia sexual que arrastraba no estarían tan tranquilas.
Y yo estaba entre pasar o volverme para casa cuando noto un cruce de miradas entre las hermanas y una sutil mordida de labios de mi alumna cuando pensé …”Aaaaaapa”… Entonces pasé, en el baño me puse el jean nuevo, volví al living y cuando quise acordarme me estaban metiendo mano por todas partes con la excusa de medirme; enseguida se enloquecieron, estaban encendidísimas, me sentaron en el sillón del living, se desnudaron y empezaron a darme una chupada de pija de antología. Yo no lo podía creer, estaba en el paraíso. Hablaban entre ellas, me decían de todo. Una me chupaba la pija y la otra por atrás me agarraba de las pelotas y me chupaba con destreza el culo. La sensación era increíble, ver dos jóvenes mujeres bellísimas, deseadas por todo el barrio dándome sexo oral. La más grande, mientras me chupaba por atrás me empezó a meter suavemente un dedo y lo hacía con maestría. Una sensación rara pero muy placentera. Para ser sincero no duré más de 10 min y les largué todo lo acumulado en meses de cuarentena.  La más chica, con la cara brillosa y chorreando semen me dice …”¡ Profe!!! ¡Cuánta leche! Mmmmm”… y se relamía. Me voló la cabeza ver como enseguida comenzaron a besarse lenta y sensualmente compartiendo hasta la última gota. Guauuuuu ¡Muy sexy!
A partir de ahí comenzó una larga sucesión de besos, manotazos y lamidas de todo tipo. Al rato ya me había repuesto y ellas se coordinaban para ser penetradas y chupadas de acuerdo a sus caprichos. La visión que tenía era maravillosa, culos perfectos, tetitas paradas pero, por sobre todas las cosas actitud, mucha actitud y cómplice sensualidad. Cuando la mayor estaba boca arriba con las piernas bien abiertas y la menor, en posición de perrito le hacía sexo oral y me regalaba su cola pensé que la verga me iba a explotar. Seguí moviéndome frenéticamente con esa vista maravillosa hasta que volví a acabar. Me sacaron el mejor polvo de mi vida. ¡Qué placer!!!!
Desde ese día me avisan cuando están solas y se dedican a jugar sexualmente conmigo.
El iniciador de todas estas memorables juntadas es un breve mensajito por WP que dice: …”Profe ¿Quiere pasar un rato?”…

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