Mi primera vez

Hola.
Vuelvo a aparecer en estos lugares escondidos. Me ausentépor las mismas razones de otras veces: depresión, falta de ganas, pocainspiración y pocas historias que compartir.
A pesar de que cuando les hablo ven como que soy una chicamuy extrovertida y libertina, en la práctica no es tan así. Me cuesta encontraruna conexión con la gente. Perder ese cascarón de mi intimidad para aceptar aotra persona es una tarea casi imposible. La primera vez que me masturbé teníacasi 18 años, y se dio luego de que mi primer novio se pusiera demasiado pesadoy me metiera mano. En el momento le pedí que parara, pero esa misma noche volvísolita a llevar mis propias manos hacia mi ingle y ver si podía sentir esemismo sentimiento que me había producido esa tarde mi novio. Andrés era 5 añosmayor que yo, y tenía algo de experiencia. Yo me veía mayor para mi edad, peroen el fondo me sentía una niña.

Durante años esperó a que me sintiera cómoda en mi cuerpo.Lo único que le dejaba hacer era tocarme, masturbarme y comerme la concha. Peroal momento de tener que devolver el sexo oral, me puse un poco más exigente. Enese momento no tenía idea, su pene era el único que había visto en persona,pero más adelante en mi vida descubrí que era lo que llamaríamos “dotado”. Casicon 18 años, enfrentándome por primera vez a un pene, solo pude pensar unacosa: “Este bicho grandote no me va a entrar”. Me daba impresión, un poco demiedo, pero bastante curiosidad. Al comienzo lo masturbaba con cuidado, y si meinsistía mucho lo lamía un poco o besaba. Y antes de terminar siempre loescondía de nuevo en el boxer para que no me salpicara. Pero ya saben lodifícil que es de controlar el semen. Un mal movimiento y salpica hacia todoslados. Aún recuerdo mis dedos cubiertos del semen espeso que había salpicado unpoco en mi uniforme liceal y mi cabello.
Con mucha paciencia Andrés me preguntaba si estaba listapara tener relaciones. Y yo siempre respondía de la misma manera. No. Pero cadavez que preguntaba, algo en mi iba cediendo, y me arriesgaba a más. Ahora erayo quien le pedía que me comiera la concha. Era yo quien a veces lo esperabasobre excitada, empapada, y al verlo entrar en mi cuarto, trancaba la puerta,le bajaba el pantalón y me introducía su pene en la boca. Me entro a gustarmucho arrodillarme frente a él y practicarle una felación con cada vez mejortécnica y gusto. Sin pensar mucho, comencé a tragar su leche. El que seescurriera algo fuera de mis labios podría significar que mancharía mi uniformeo la alfombra, y no podía ocurrir.

Al tiempo, ya me sentía preparada para tener relaciones.Andrés se preocupó por todo. Consiguió la casa de un amigo, preparó lahabitación lo más romántica posible. Velas, flores, música. Estabaconsintiéndome al máximo detalle. Comenzamos lento, muy lento. Beso mis pechos,acarició mis piernas, lamió mi concha. Estaba completamente entregada. Pero eltamaño de su pene comenzó a crear un problema. No me entraba. Era demasiadogrueso y duro, a mi aún me faltaba bastante para poder aceptarlo del todo. Intentamoscambiar de posición, hasta sentarme yo arriba. De esa forma pude disfrutar miprimer sexo. Me senté lentamente sobre el miembro grueso y firme de Andrés queiba estirando de a poquito mis labios. Nunca había sentido una sensación comoesa. Me iba abriendo por completo. Me dolía un poco pero me esforcé porcontinuar hasta el final.
No recuerdo si llegué a tener un orgasmo real esa primeravez. Y la verdad, es que el sexo con Andrés fue lo suficientemente escaso comopara acostumbrarme a recibir un pene de ese tamaño en mi cuerpo. Con el tiempo,el sexo se volvió más difícil para ambos. Perdíamos tanto tiempo en el juegoprevio para que pudiera penetrarme, que cuando intentábamos a él se le bajabala erección. Algunas veces no hacíamos nada más luego de eso, otras lemasturbaba o le chupaba. Pero con el tiempo, el semen comenzó a desagradarme.Asociaba su sabor con un sexo sin final, sin orgasmo, sin propósito. Luego de 5años, terminamos nuestra relación.
Yo ya tenía un par de chicos queme interesaban. Pero me di un tiempo. No quería saltar de una relación larga aotra.

No pasaron más de 3 meses cuandocomencé a tener relaciones con un amigo. Matías era mi mejor amigo de facultad,y le tenía muchas ganas. Quería armar una relación romántica con él, pero me detuve.Si algo había aprendido, es que el sexo era muy importante. Así que antes detener cualquier cosa romántica con él, nos acostamos.
El sexo con él fue fantástico.Alcancé un orgasmo por lo que sentí habría sido la primera vez en mi vida. Alcomienzo fue incómodo. Pasar de amistad a algo más puede ser difícil. Laprimera vez que nos vimos desnudos fue extraña. Se percató que me quedé mirandocomo con anhelo cuando vi su pene. Bastante más chico que el de Andrés, pero alfinal, lo sabía usar. Y muy bien.
Unos meses luego de habercomenzado a tener relaciones con Matías, recibí un mensaje de Andrés. Queríaencontrarse conmigo. Luego de tanto tiempo juntos, la separación se hacíadifícil. Y debo admitir que me costó desprenderme emocionalmente también. Porlo que accedí a encontrarme con él. Para hacer que todo fuera más rápido ypoder escapar en caso de que la situación se pusiera incómoda, quedéencontrarme con Mati esa misma noche. Él me pasaría a buscar a la cafeteríadonde me juntaría con Andrés en la tarde.
Quizá fue el haberme reencontradocon quien tuve mi primera experiencia, o quizá él estaba más atractivo de cómolo recordaba… Pero apenas comenzamos a charlar me humedecí por completo… Mesentía empapada, agitada, y si no fuera por la mesa que nos separaba, me habríalanzado encima suyo. Él sabía leer mi lenguaje corporal mejor que nadie, y alpoco rato, apurando su taza de café, me invitó a salir afuera. Caminamos hacia unaplaza a una cuadra, todo el camino casi en silencio. Apenas encontramos unbanco apartado entre unos setos, nos sentamos y sin perder un segundocomenzamos a besarnos. Sus manos apretaron mis pechos, mi cola, y se escurrieronpor entre mis piernas, acariciando mis muslos, más allá de la pollera yencontraron el origen de mi humedad. El tiempo voló. Apenas nos dimos cuentaque oscureció a nuestro alrededor, y ya tenía dos llamadas perdidas de Mati. Leconté a Andrés, y se sonrió, con esa sonrisa socarrona que siempre adornaba surostro, y me acompañó hacia el auto de Mati a una cuadra. A pocos metros del cochelo salude con un gesto de mano y me di media vuelta, Andrés me tomó del brazo,me besó en los labios y levantó mi pollera mientras me agarraba la cola paraque Mati lo viera. Luego se fue en dirección opuesta, saludándonos con un levegesto de la cabeza.
 
Mati estaba mudo. No sabía cómole habría caído ese beso, pero enseguida me lo hizo saber. Le había excitadoverme. Y se notaba… Su erección se notaba a través del pantalón. Arrancó elauto, y comenzó a preguntarme sobre cómo había ido esa tarde con Andrés. No ahorréun solo detalle sobre la conversación y lo que hicimos después. En un momento, detieneel auto en una zona bastante apartada y oscura a la que solíamos ir luego declase para besarnos y juguetear. No me dio tiempo de sacarme el cinturón queMati ya estaba encima de mí, besándome, super excitado. “Dejame ver qué tanhúmeda te dejó Andrés”, me dijo, mientras levantaba mi pollera y se lanzaba alamerme la concha.
 
Esa fue la primera vez que los via los dos en un mismo día. Pronto se convirtió en un ritual. Mati me recogíaluego de verme con Andrés. El sexo con él mejoró considerablemente. Ya su penegrueso no tenía problemas en penetrarme por completo. Y a Mati le encantabasentir como regresaba con la conchita estirada y empapada luego del sexo conAndy. Y de a poco, fui animándome a más cosas. Algunos días, Andrés me pedíaque solo le practicara sexo oral, y me desafió a que solo él podía terminarmeen la boca y la cara. Que no quería que Mati pudiera sentir ese placer. Lasumisa en mi obedeció su palabra a rajatabla durante mucho tiempo. Nuestrarelación duro unos cuantos meses, pero a pesar de ser efímera, fue el comienzode una vida sexualmente muy activa para mí.
 
Andrés luego se fue del paíscuando recibió una beca para estudiar un posgrado en Madrid, y yo me quedé conMati. Nos volvimos novios. Una pareja sólida y estable, que con el tiempo sefue normalizando. Ya nos habíamos olvidado de nuestras idas y venidas delcomienzo. De nuestro juego sexual con Andrés. Nuestros encuentros programados,nuestras charlas cargadas de erotismo y deseo.
 
Pasaron varios años, muchos másde los que nos habría gustado, antes de que decidiéramos probar algo nuevo:abrir la relación.
 
Continuará…

6 comentarios - Mi primera vez

si_yes +1
Lo imaginaba a la vez que lo leia, quede al palo! muy bueno! van puntos
edudalio +1
Muy buen relato, me hizo acordar como desvirge a una ex, todo muy romantico, muy suave, nada brusco ni torpe.
syvpareja +1
muy bueno! veremos alguna historia de esa apertura de relacion?
M_Amaluna +1
Tengo bastantes historias de la apertura.. y si puedo, quizá suba una hoy de noche. Muchas gracias!
masitasexxx +1
Muy buena experiencia!!! Excelente relato. Muy caliente!
EL_CHANCLETA +1
Amaluna tanto tiempo que bueno que hayas vuelto, siempre son geniales tus relatos vividos y reales. No te pierdas