La mujer del empleado

Ella: 30 años, nacida y criada en el campo, en pareja con el mismo hombre desde los 17. Dos hijos y ama de casa. Madre de joven, poca adolescencia disfrutada. 1.60 mts, delgada pero carnosa. Ambos empleados de mi padre en una quinta a las afuera de la ciudad. Buena gente.
Yo iba poco a la quinta, asique intimos no eramos. En ocasiones hemos tomado unos tragos con él y me daba a entender que tenia algunas cañitas al aire en el pueblo, que sino era imposible.
Ultimamente yo no la veía bien a ella. Tipica ama de casa con ganas de algo mas. Rutinario.
Un dia me quedé hasta tarde. El empleado se habia ido de juerga al pueblo con amigos. La vi pasar y le pregunté si estaba todo bien, a lo que me respondió que ahi andaba, cansada. Nunca le tuve ganas pero era notoria la insatisfacción con su presente y quise ayudarla, a lo que atiné a responderle que a ella le hacia falta una aventura. En joda me dijo que ojalá, por lo que seriamente le dije que la esperaba en mi casa. Era medio cabrona, por lo que pensé que se habia podrido todo. Se fue.
A los 15 minutos la vi venir por la ventana, pantalon corto de jean, musculosa, con rodete en el pelo y seria. Toca la puerta, pasa. Me pidió que le mostrara la pija. Yo ya la tenía despierta, el pensar en las palabras que habíamos intercambiado ya me había exitado. Empezamos a chapar. Lindos labios, chapaba con unas ganas como si estuviera enojada. Lengua super juguetona que me hacia delirar en el petaso que me podía llegar a hacer. Ponia fuerza en todo lo que hacía, como desquitandose de algo. Al principio me intimidó porque no lo esperaba, pero no me quedé atras y dupliqué la mia. Mi metro ochenta no podía ser menos.
La di vuelta sin dejar de lenguetearnos y la puse de frente a la pared, brazo doblado a la espalda cual cana, desabroché el botón y le froté la conchita por sobre la tanga negra, que parecia nueva. Para mi sorpresa percibi que estaba bien depilada y encremada, lo cual me volvio loquisimo. Ella olía excelente. Todo lisito y sin bello molesto. Mayor y anular sobre clitoris con movimientos circulares se lo endurecieron y agrandaron al toque, siempre sobre la tanga para no raspar, hasta lograr una buena mojada. La presion contra la pared y el lengueteo permanente sumaron bastante. El relinche de esa yegua era unico. Exitante. Buscaba zafarse de mi presión pero no podía. Estaba ida, totalmente entregada a ese "sometimiento". Ya super mojada - simil orinada, riquisimo - empecé a meter el pulgar desde atras en forma de gancho y masajear delicadamente pero con presión la parte rugosa, hasta llegar a notar esos hermosos temblequeos de abdomen y piernas.
No queria que ella terminara, estaba a un paso, por lo que frené, no queria apurar las cosas aunque estabamos con el tiempo justo. Dejamos correr unos segundos. Respiracion al mango. Me agarró la mano y se metió el pulgar viscoso en la boca. Lo saboreó. Su mirada pedia mas sometimiento, jugar a la sumisa. Ni lerdo ni perezoso, me arrodillé y me abalancé sobre esa sabrosa vagina, lubricada y brillosa. No le di tiempo a decir algo, le bajé todo y la empecé a comer como si fuera una sandía, con las manos apretando esas nalgas, blandas pero de buen tamaño. Que rica estaba. Succioné ese poroto al punto de no sentir la lengua, mientras ella tiraba de mis pelos. Era tal la calentura que no sentia dolor. No pasaron mas de dos minutos cuando senti los latigazos pelvicos anunciando la explosion de placer, por lo que saqué sus manos que tapaban su boca (ella siempre parada) y las sostuve fuertemente hacia mí: me calentó mucho pensar en el hecho de que iba a tener que largar el grito si o si, o rebuscarsela para no hacerlo. Temblequeo cada vez mas rapido, lengua a mas no poder y gemido a boca cerrada: explosion. Yo no queria dejar de chupar hasta hacerla gritar. Y no le quedó otra. Terrible orgasmo. Potente y extenso. Seguramente el primero en mucho tiempo. Estaba en lo cierto. 
Me incorporo y la calentura me llevó a darla vuelta y darle nalgadas, apoyarla y bombearla aun con la ropa puesta. Me quemaban los huevos. Ella me pedia pija a dos manos, pero primero yo queria mi ansiado pete. Le pedi que me hiciera el mejor oral posible. No tuve que pedirlo mucho, a los segundos yo ya estaba apoyado en la mesa de al lado y ella cabeceandome a dos manos. Lengua inolvidable, tal como lo imaginaba. Salibando todo el tiempo. De lo mejor. Mejor aun cuando me balbuceaba que "le encantaba mi pijon". No soy un dotado, por lo que asumi que su pareja la tenia mas chica. Igual me senti un BBC.
 Fueron tan buenos sus movimientos que no duré mas de un minuto. Le avisé que estaba por terminar, pero se la mando lo más que pudo y me cogió con su boca, literalmente. Obviamente tragó todo y no paró hasta secarme. Le rogué que parara porque ya cruzaba al umbral del dolor. Me hizo ver las estrellas. Devolucion de gentilezas. Tal cual.
Fuimos dos cuerpos saciados, o por lo menos a medio saciar. Se cambió rapidamente y pensé que hasta ahi habia llegado todo, que se tenia que ir por las dudas para no levantar sospechas. Pero me agarro la mano y rumbeó hacia la habitacion, me dijo que queria mi pija sin falta. Esos detalles inesperados me pueden. Yo seguia duro, asique impulsivamente le solte el rodete, la agarre del pelo contra la pared (de la habitacion) y le di de parado. La senti cerradita, nuevita. O hacia mucho que no tenia una alegria o el otro realmente era manicero. Hermosa. La segui cacheteando en el culo un poco mas. Estaba toda como nuevita. Se notaba que ella necesitaba esa revolcada. Me encanto darle placer a ese cuerpo necesitado. Terminamos juntos. 
Nos tiramos cinco minutos en la cama. Me contó que su pareja era su primer y unico hombre y que hacía rato que deseaba otra pija, nuevas experiencias. La crianza de los hijos y el laburo diario habían hecho que su llama se apagara. Hubieramos cogido toda la noche. Le pedi una ultima cosa. Chuparle ese lindo culo, depilado tambien. Eso solo y se iba. Me dijo que no, pero no se vestia. Por lo que impulsivamente, de nuevo, la puse en cuatro y se lo chupe a mas no poder, sumando dos deditos a esa conchita tiesa. Busqué abrirlo con la punta de la lengua pero estaba bien cerradito. Le gustó tanto que me pidió pija por el culo, a lo que accedi gustosamente, pero como ella nunca lo habia hecho no se pudo. Igualmente me pidió un dedo, dos falanges y lenguita por adelante. Exquisito todo. Realmente la saboreé. El saber que ella la estaba pasando bien, me podía. Quedó livianita de satisfaccion, esbozando una sonrisa añinada. 
No quiso irse sin bajarme la erección que yo todavía tenía, pero le dije que no había problemas, ya había pasado mucho tiempo y, aunque su pareja no había vuelto aún, no quería sospechas.
Al irse, le pedi que me dejara la tanga, todavía húmeda, de recuerdo. Esa madrugada me hice dos pajas lamiendola, olfateandola.
Nos hicimos un favor esa noche. Los dos ganamos. Intercambiamos números. Le pedí que me contara fantasías para ver si podíamos cumplir algunas. Me quemaba la cabeza ese cuerpito con ganas de cosas nuevas, poco explotado y, por lo visto, sin temor a nada. 

9 comentarios - La mujer del empleado

Nemocabezon +2
Muy buenooo...sigue 👏👏👏
jorvac164
Muy caliente!!!van 10 y saludos!!!
RodolfoOnsari
tenés toda mi atención, van los diez que merece el relato.