Una bella chica está por cumplir el sueño de casarse con el amor de su vida, pero tenía dudas de hacerlo, pues le confiesa secretamente a su suegro que tenía deseos ocultos y algunas inquietudes.
Él le contesta que no tuviera miedo, que si deseaba sacarse algo de encima se lo dijera para poder superar el problema.
Ella le confiesa algo que no sorprendería a su suegro:
- Estoy enamorada de usted, por eso me metí con su hijo.
Ante la sorpresa de su suegro, ella espera la reacción del mismo.
Entonces el viejo verde la sienta en su regazo y le explica que podrían estar juntos igual. Que él siempre estaría con ella cuando lo necesite.
Esto alivió a Grisel y se soltó por completo mostrándole que necesitaba ser deseada y que desde que lo conoció quiso ser tocada por esas experimentadas y ásperas manos.
A lo que el viejo accedió sin pensarlo dos veces, aunque esto no tuviera marcha atrás y perjudicara algún día la relación con su hijo. Seguramente él se dijo a si mismo:
-Mi hijo nunca se enterará que tome a su hermosa mujer para mi. ¡No te preocupes Grisel!
El jovato utilizo sus manos para acariciar esos suaves pechos de su nuera y ella parecía estar extasiada con solamente mirar como este la miraba fijamente con ojos de depravado.
Don Francisco no paraba de saborear los ricos pezones de su nuera, mientras ella sentía que volaba en las nubes en el éxtasis más profundo que había tenido hasta entonces.
Don Pancho tomó fuertemente los pechos de la joven novia para luego ir por su culo y vagina. El viejo la haría suya antes que su hijo probara semejante manjar femenino. Grisel se había convertido en la dulce fruta de un profano destinatario. De un familiar con una gran diferencia de edad, que se adjudicó unos derechos que ella jamás había pensado en darle alguna vez... pero ni lento ni perezoso, Don Pancho se la había hecho suya.
Ella quedó tremendamente satisfecha con el geronte. Quedaron en repetir estos encuentros muchas veces más, obviamente cuando el futuro marido de Grisel no esté en casa.
FIN.
Él le contesta que no tuviera miedo, que si deseaba sacarse algo de encima se lo dijera para poder superar el problema.
Ella le confiesa algo que no sorprendería a su suegro:
- Estoy enamorada de usted, por eso me metí con su hijo.
Ante la sorpresa de su suegro, ella espera la reacción del mismo.
Entonces el viejo verde la sienta en su regazo y le explica que podrían estar juntos igual. Que él siempre estaría con ella cuando lo necesite.
Esto alivió a Grisel y se soltó por completo mostrándole que necesitaba ser deseada y que desde que lo conoció quiso ser tocada por esas experimentadas y ásperas manos.
A lo que el viejo accedió sin pensarlo dos veces, aunque esto no tuviera marcha atrás y perjudicara algún día la relación con su hijo. Seguramente él se dijo a si mismo:
-Mi hijo nunca se enterará que tome a su hermosa mujer para mi. ¡No te preocupes Grisel!
El jovato utilizo sus manos para acariciar esos suaves pechos de su nuera y ella parecía estar extasiada con solamente mirar como este la miraba fijamente con ojos de depravado.
Don Francisco no paraba de saborear los ricos pezones de su nuera, mientras ella sentía que volaba en las nubes en el éxtasis más profundo que había tenido hasta entonces.
Don Pancho tomó fuertemente los pechos de la joven novia para luego ir por su culo y vagina. El viejo la haría suya antes que su hijo probara semejante manjar femenino. Grisel se había convertido en la dulce fruta de un profano destinatario. De un familiar con una gran diferencia de edad, que se adjudicó unos derechos que ella jamás había pensado en darle alguna vez... pero ni lento ni perezoso, Don Pancho se la había hecho suya.
Ella quedó tremendamente satisfecha con el geronte. Quedaron en repetir estos encuentros muchas veces más, obviamente cuando el futuro marido de Grisel no esté en casa.
FIN.
0 comentarios - Don Pancho y su nuera (relato con capturas)