Enzo, el gordito pijudo II

Hola a todos, hoy les voy a contar como siguió la historia de Enzo, el gordito pijudo. Que después de su primera vez siente que se puede llevar el mundo por delante. 
Si quiern leer el comienzo, les dejo el link.

 https://m.poringa.net/posts/relatos/3685598/Enzo-el-gordito-pijudo.html

Después de su primera vez con un gay, Enzo se sentía distinto. Todos sus complejos por tener una verga grande se habían esfumado. Las clases en la facultad habían terminado. Y tendría los meses de verano para estar mas tranquilo. Asi que decidió empezar el gimnasio. Dentro de esta nueva etapa deautoestima elevada, quería también verse mejor. Entonces decidió inscribirse en el club, el gimnasio era amplio y además tenia pileta. Y además de eso ahí Sofía iba a clases de ballet.
 Al comenzar, la recepcionista le mostró las instalaciones. Y le presento a los profesores. Y le interesaban las clases de natación. La profesorora era Laura, era linda rubia, muy alta y flaca. Era un poco estirada. Las clases eran por la tarde. Al principio le costó un poco seguirle el ritmo a Laura, pero con el paso de los dias Enzo se empezó a poner más fuerte. Trataba de bromear con la profesora a la salida, pero ella siempre se limitó a darle indicaciones. Parecía amargada. Miraba a todos con algo de desdén, pasaba la mayor parte del tiempo en una torre vigilando la pileta, Enzo vio una y otra vez como Laura rechazaba a cada hombre del gimnasio que se le insinuaba. Decidió que seria su desafío de verano. Si bien seguía enamorado de Sofía, algo de experiencia no le vendría mal. Y además desde el primer dia en que la vio se la imaginaba empalada en su verga.
La veía dia por medio en la pileta. Siempre igual, con la misma mueca. Enzo empezó a planear como lo haría. Como haria que ella dejara de ser la profesora estirada y se comvirtiera en su perra. Cambiar su short de baño por una sunga ajustada no era una opción. Quería algo más sutil, así que cuando podía trataba de hablar con ella, del clima, de música, de banalidades. Ella solo contestaba para no ser descortés. Pero parecía que nada le llamaba la atención. Pero con el tiempo se fue haciendo más simpática. Para Enzo era fácil hacerce amigo de las mujeres.
Un día de lluvia torrencial, en la pileta no había nadie mas que él y una anciana que venía a nadar. Enzo pensó que seria buen momento para dar un paso más.
En medio de la clase fingió un calambre y se hundió en el agua. A Laura no le tomó ni 20 segundos llegar hasta él, lo tomó por el torso y lo acercó a la orilla. Enzo se retorcida fingiendo dolor en el muslo. Ella se arrodilló preocupada, y le ayudó a estirar la pierna.  Enzo le decía que le dolía justo en el muslo, y ella lo masajeaba hasta que sin querer su mano rozó su bulto. Su cara cambio y trato de disimular. Y siguió masajendo su pierna. Él se dio cuenta. Solo le dijo que estaba muy tenso. Y que quiza debería terminar la clase por hoy. Todo empezaba a encaminarse. Al menos ya empezaba a llamar su atención.
Se fue a duchar y a cambiarse. Siempre vestía ropa suelta pero esa vez, al salir del Vestuario, Enzo tenía un pantalón ajustado que le marcaba bien el bulto. Cuando ella lo vio la vista se le fue directo a su entrepierna. Tratando de disimular. Se puso colorada. Lo despidió con un beso en la mejilla y sé fue. 
Enzo sabía que su verga no pasaba desapercibida, pero quería darle tiempo para que Laura se caliente. Lo tomó como un desafío queria ver hasta donde podía llegar.
Lo calenta el morbo de saber que era él ahora el que era deseado, y se sentía en control. Esa noche, le llegó una solicitud de amistad en Facebook. Laura después de casi 20 días de ser su profesora se empezaba a interesar en él. Aceptó su solicitud. Y se saco varios fotos en su casa. Quería parecer casual. De todas, eligió una en su cama jugando con la play. Estaba en un boxer algo suelto, pero igualmente se le notaba su verga a medio parar. La puso como historia, e inmediatamente ella lo vio. Era obvio que estaba pensando en él. Se imaginó a Laura tocándose en su cama. Sola en su cuarto pensando en esa verga gigante. Él la recordaba nadando, como se le marcaba la cola. Y le dedicó una paja. Suave y lenta como si la estuviese cogiendo despacio. Acabó mirando su foto de perfil y se durmió.
La clase siguiente, había más gente en la pileta. Él actuo normal, la saludó con la mano, ella estaba sentada en su torre mirando la pileta. Él se paro a un costado, dejo sus ojotas bajo un banco y se giró para quedar de frente a ella. Se sacó su remera lento y la miró a los ojos. Laura tenía la vista clavada en su bulto, y la boca abierta. Enzo sonrió y se tiró un clavado en la pileta. Cuando levantó la vista, la vio llevarse la mano a la entrepierna. Se puso roja otra vez. Y nerviosa tomó su toallon para ponérselo como pareo.
Laura se estaba mojando de sólo verlo. Y tuvo que cubrise para que nadie lo notara.
Él sabía que se acercaba el momento. Cuando terminó la clase. Se despidieron normal. Esa noche el volvió a postear una foto. Esta vez estaba en el balcón de su casa. Puso el temporizador y posó de frente con un jean ajustado y una remera de babasonicos. 
Ella lo vio, y en unos minutos subió un video de ella, estaba de espaldas mirando por la ventana de su cuarto, con un conjunto de lencería azul oscuro que resaltaba su culito. Y de fondo sonaba los calientes, un tema viejo de babasonicos, que habla de una chica y un chico que se pierden en la noche a tener sexo. 
Era evidente que lo hacía para él. Y además de lo sugerente del video, el notó por la ventana de su cuarto se veía el tanque de agua, una construcción antigua que era usada por los bomberos de la ciudad para abastecer los camiones. Sabía donde quedaba, y de hecho no era lejos de su casa. El momento había llegado. Él pensó en avanzar. Le hizo un comentario como al pasar, de que le gustaba el tema, y ella le respondió que era uno de sus favoritos. Hablaron de algunas pavadas.
Enzo- no sabia que eramos vecinos. Yo vivo a una cuadras del tanque, es más, salgo a correr siempre por la plaza que esta a una cuadra. (Era mentira, jamás había salido a trotar en su vida)
Laura- sí? Que casualidad, yo también. Algún dia podríamos entrenar juntos... digo podrías salir con mi grupo( dijo ella tratando de disimular lo entusiasmada que estaba)
Enzo- Bueno dale, pero yo corro de noche, te parece? Es más en un rato estaba por salir.(para ese entonces ya eran las dies y cuarto de la noche, y en esa plaza no corria nadie a esa hora)
Laura- bueno dale. Entonces me sumo. Nos encontramos a las once al pie del tanque.
Enzo- ok, nos vemos ahí.
Enzo sentía entusiasmo por cojerse a su profe. Se baño y buscó en el ropero un pantalón de joguin que le quedaba suelto, y una remera ajustada, si bien seguía teniendo algo de panza, con el gimnasio y natación se había empesado a marcar su espalda y sus brazos. Y había aumentado su confianza. 
Cuando llegó a la cita, tenía los auriculares puestos. Y se apoyo en el repaldo de un banco. Ella llegó desde atrás, y le tapó los ojos. Sintió sus pechos en su espalda, y su aliento en la nuca.
Laura- quien soy? (Se rió)
Enzo giro quedando de frente a ella, a centímetros de su boca. Olía a perfume y a pasta dental de cereza. Y quitandose los auriculares le dio un beso en la comisura del labio. 
Enzo-(el sabía que iba a pasar algo entre ellos pero quería disfrutar el momento de su conquista) llegaste rápido, como estas? Laura- bien, con mucha energía d ijo mirándolo a los ojos.
Enzo- buenísimo enpezamos? 
Laura- dale. 
Ella tenía una sonrisa amplia, parecia divertida, despreocuada, jamás la había visto así. Y le gustaba sacarla de contexto, que dejase de ser la profesora, para ser simplemente Laura.
El quiso salir trotando, como encarando para la plaza, ella lo freno con su mano el pecho.
Laura- espera... tenemos que elongar. 
Enzo-ah dale. 
Se quedó parado mirandola. Ella estaba con una calza gris con una raya negra al costado, le quedaba super bien y aunque era flaquita, hacía resaltar su cintura.
Y un top deportivo naranja y gris. Ella junto sus manos y levantó sus brazos estirando todo su cuerpo, sus pechos se marcaban en el top. Y lo miraba a los ojos, él trataba de disimular y imitaba torpemente sus movimientos. Ella levantó una de sus piernas y la apoyó en el respaldo del banco, en esa posición su calsa le marcaba su conchita, luego cambio de pierna y quedo de espaldas a él. Su culo paradito era un espectáculo. Se notaba en su cuerpo la firmeza de las horas de ejercicio. Luego puso sus pies juntos y bajo lento hasta tocarse la punta de los pies, se veia debajo de la calsa una bombachita de algodón negro. Y para Enzo eso fue demasiado, su verga se le empezó a parar. Y con ése yoguin suelto no podría disimularlo. Pasó por detrás de ella y le nalgueó el culo...
Enzo- vamos que me enfrió!!!
Y salió trotando. Ella se quedó sorprendida por la nalgueada, pero le gustó. Y salió detrás de él.
Corrieron algunos cientos de metros, ella corría a la par, y su pelo rubio atado con una colita alta parecia las crines de una yegua en celo. Él se empezaba a cansar, y quería avanzar más. Cuando llegó a un sector poco iluminado se tiró al piso y fingió un calambre. Ella se arrodilló ante él y comenzó a estirar su pierna, como la última vez. Lo masajeaba cada vez más arriba. Hasta que con el dorso de su mano sintió la verga. Pero esta vez, ya no se se sorprendió. Siguió con su masaje con ambas manos, y rosaba esa verga como sin querer. Y sentía como se iba parando. El la miraba a los ojos, y ella solo miraba su bulto.
Laura- estás muy tenso...
Enzo- si bastante. Me das una mano?
Tomó su mano y la apoyó sobre el pantalón. Ella recorrió ese tronco macizo desde la punta hasta la base, y luego bajo más su mano para sentir su escroto. Metió su pequeña mano dentro del boxer y lo miró a los ojos.
Laura- así es mejor?
A él se le pusieron blancos los ojos, y solo se dejó hacer. Ella siguió pajeandolo lento. Él llevo su mano a su pecho, estrujandole las tetas, y vio como se mojaba hasta la calza. Bajo su mano y ma metió en su tanga. Estaba hirviendo. Estaba toda depilada salvo un pequeño triángulo justo arriba de su vulva. Jugó con su bello y siguió bajando, al clítoris. Sintió su humedad y deslizó dos dedos dentro de su vagina. Ella solo le decía que no pare. Y seguía pajeandolo. Llevo su mano a la boca la lamio y volvió a meterla en su boxer. 
En ese momento se iluminó toda la plaza como si fuese de día. Y comenzó una estruendosa sirena a sonar. Ambos se sorprendieron. Y sentados allí vieron abrirse las puertas del cuartel de bomberos, y los camiones que salían a toda velocidad por una emergencia. Los dos rieron a carcajadas por el susto. Ella lo invitó a su casa. En el camino se besaron en cada arbol o columna que sostuviese su tremenda calentura. Y se perdian en el manoseo mutuo. Él le mordia el cuello, ella le rasguñaba la espalda. Parecian dos bestias que intentaban comerse la una a la otra. Tardaron 40 minutos en hacer los doscientos metros que separaban el cuartel de bomberos con la casa de Laura. Al llegar ella cerró la puerta y él la tomo desde atrás. Le apretaba las tetas, y le apoyaba la verga en culo. Ella jadeaba con sus manos sobre la puerta tratando de aguntar las embestidas de esa verga Que le ocupaba su entrepierna. Él se agacho y con ambas manos le bajo la calza y la tanga. Sus fluidos ya se derramaban por sus piernas. Hundió su cara en su vulva y comenzo a meterle la lengua tan profundo como le era posible. Tenia un sabor intenso que lo volvia loco, ella subió su pierna a los hombros de él y con ambas manos tomaba su pelo para hundirlo mas profundo en ella. Él tomo su otra pierna y la subió también a su hombro. Así, con la cabeza todavia entre sus muslos, la levantó del piso y camino llevándola hasta la habitación. Cuando llegó al borde de la cama Laura tuvo su primer orgasmo. Y cayo en la cama con su cuerpo temblando. Él se acostó a su lado. Ella lo beso y le bajó el yoguin para dejar dalir ese mástil que tanto deseaba. Era increíble, tenia el tamaño de su antebrazo, y una cabeza gorda con unas gotas de liquido preseminal. Se lo lo chupo todo, como si quisiese gastarlo con su lengua, lo recorrió y se metia las huevos en la boca mientras lo pajeba con ambas manos. Ponía sus manos juntas y no podia cubrir ni la mitad de la verga de Enzo.
Él la tomó de las piernas y se la sentó encima de la cara. Le chupaba la concha y el culo. Ella solo se sacaba la verga de la boca para respirar o pedir más. Lo estaban disfrutando. Parecía que estaban hechos el uno para el otro. Ella volvió a acabar, y le llenó la cara de sus jugos. Él la levantó de la cintura, la giró y la acomodó en su verga. Mirándola a los ojos se la fue metiendo, sintiendo como los músculos de su vagina se acomodaban como un guante a su verga. Llegó a hacer topé y todavía le quedaba un cuarto de la verga afuera. Ella estaba perdida entre el dolor y el placer, y sentía que se desarmaba con cada embestida. Ella volvió a acabar y su grito retumbo en las paredes de su departamento, que de no ser por que las sirenas de los bomberos sonaban todavía, se hubiera sentido en todo el edificio.
Él aceleró el paso, moviendola a su antojo como una marioneta sobre su pija. Hasta que tomandola del cuello acabó besandola, la llenó de leche. En el mejor orgasmo que habían tenido ambos.
Ella se recosto sobre su pecho. Tenia la verga adentro todavía. Y jugaba con su pelo y sus pesones eran besados y mordisqueados por él. Asi estuvieron hasta que amaneció.
Éste fue el primero de muchos encuentros entre Laura y Enzo. Espero que les haya gustado. 

4 comentarios - Enzo, el gordito pijudo II

tauroboy-nsfw +1
Más! Jejeje.. Muy bueno.. A ver que pasa