Cumple 21 de Sandrita a puro semen

En medio de esta cuarentena de lujo que tengo con mi yegua de dos patas Sandrita, a quien le doy sin parar, el viernes 15 de mayo llegó justo su cumple 21. Sí señores, Sandrita ya es Sandrota, mayor de edad, con las tetas y el clítoris crecidos. Entonces, semejante acontecimiento era para violar, no sólo la cuarentena.

Apenas desperté el viernes junto a Sandri, ya me empezó a agarrar cosquilleo y ganas de darme paja o cogérmela. Más cuando apenas estuvimos lúcidos, la abracé en la camita y la besuqueé en la boca. "Feliz cumpleaños mi amor", le susurré romántico. Ella se sonrió, me agradeció y besó dos veces la boca aparte de hacerme mimitos. "Bebé, hoy cumplo yo, pero el regalo es para vos", anunció. Y al rato, Sandrita en bata rosa larga y con aroma a crema me trajo el desayuno a la cama, café con leche y tostadas que compartimos con ella sentadita a mi lado a los besos.

Si el día de los 21 de Sandrita empezó así imaginen cómo iba a seguir. Pero ella me paró al toque: "Esperá amor, no me des todavía, dejemos para la noche ¿te parece bebé?", susurró su vocecita. OK dije, medio sin ganas porque estaba en llamas como loco. Pero me contuve, pasamos el cumple juntitos con almuerzo y merienda nutridita que ella hizo, siesta a los picos pero sin coger y un montonazo de llamados y mensajes de su familia y amigos, más algún antiguo chongo.

Pero tenía que llegar lo mejor, la noche. Yo me tuve que pajear en el baño porque no aguantaba, y después pensé en cómo rendiría, pero estaba tranquilo porque con esta potranca se me para en dos. Acordamos que la cena iba a ser muy romántica y que los dos nos pondríamos bárbaros. Yo qué carajo me voy a poner, si tengo lo puesto, aún no fui a casa a buscar mi ropa, así que me bañé, perfumé con el de mujer de ella, me puse mi pulóver, pantalón y zapatos que traje y uso todos los días. En cambio, Sandrita infernal: ropa de cuero negra, tacos altos, muy maquillada y perfume exquisito, crema para las manos, llena de bijou. Me la quería garchar antes de la cena, pero ella me hizo mimito en la pera y tras besarme la boca con la suya roja, me sentó y me sorprendió con la comida. "Mirá amorcito, te compré fiambre y te hago sandwichitos con huevo y mucha mayonesa", me decía mientras me apretaba y besuqueaba la cara. El pene quería romper mi lonpa, pero resistí y chocho cené lo que tanto me gusta con Sandrita, espectacular de cuero. Y después trajo la torta, haciendo ruido con sus tacazos negros; tras besarme, hizo videollamada con sus familiares y amigos y entonces cantamos juntos el feliz cumpleaños. Y luego me dio torta, riquísima y bien llena.

No hizo falta nada más. Empecé a mironearla, decirle cositas salidas de ruta, piropos de los dos, besuqueos constantes de ella que estaba bárbara. Y fue Sandrita la que explotó primero: me agarró resoplando y me llevó a su pieza, me manoseó todo de arriba abajo, me creció pijaza salchichonera, ella me abrió el pantalón y me lo sacó mientras me toqueteaba el penacho. "Ah, aaahh, sacate todo Sandri, te quier o violar", le dije hirviendo y agitado. Zorra y genial, Sandrita se sacó suave su campera, sus tacos y dejó que yo le quitara la pollera ajustada de cuero, y tras quitarse su blusita, peló tremenda ropita erótica. Me le fui encima, la manoseé toda, tetas, culo, vagina, Sandri me quitó el calzón y me chuponeó la pijota que me creció más, y mientras resoplaba, se sacó su corpiño y bombacha y los arrojó al suelo.

Y ahí sí le hice regalo de cumpleaños. La sujeté, la aplasté contra su placard sin dejar de manosearla bien, ella pidió loca, la abracé y acosté en la cama, la abrí bruto de piernas separándolas bien, ella abrió bien y tras tirármele, le invadí su concha mojada con un pene grueso y firme, dándole para atrás y adelante con furia. El aroma a perfume y cremita de Sandrita, su maquillaje, el perfume que me puse de ella, su piel fina y los sandwiches me volaron y me hicieron una bomba atómica arriba suyo. Y Sandri gemía a los alaridos, gritando "duele pero gusta" y otras puercadas, excitada de mis embestidas y mis frotadas que pegaban sin piedad en su vagina. Y sí, me vine y eyaculé semen a torrentes inundándola y haciéndola pegar un grito genial. Y claro que no acabamos ahí: mientras ella intentaba levantarse, la sorprendí, la tiré pero boca abajo y la cogí por la cola taponándola de semen.

Sandrita enloquecida, estimulada por la cena y por mi locura y potencia, pidió otro por vagina y le di, pidió tragar y le metí la pija en la boca con semen que bebió chocha, largó flujo y me lo obligó a tragar que hice chocho. Luego me hizo vestirme con su ropa de cuero y tacos, me pintarrajeó y tras sacarme varias fotos, me pidió que la cogiera. Y de la locura le di tres más, enloquecido sin parar como si recién empezara. Cómo no si encima de coger me dio su ropa de cuero, imaginate a mí un volcán. Yo arriba de ella un trueno, ella abajo bancando mi corpacho y pijotazos fuertes y persistentes que terminaban en semen a chorros. Así estuvimos hasta la primera luz de la mañanna, cuando fui yo quien para cerrar sus 21 le hice el café con leche y las tostadas y se las llevé a la cama, y luego dormimos para arrancar otro día hoy, sábado, a pura garchada. Porque el mejor regalo para Sandrita no hay que comprarlo en ningún negocio, en cuarentena se consigue con una buena pija.

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