La apuesta (A pedido)

La apuesta (A pedido)

Hace tiempo algunas personas me vienen pidiendo que escriba relatos sobra situaciones que vivieron o sobre fantasías que tienen por cumplir. Algunas de ellas me intrigan, me atrapan y en ocasiones me hacen sentir parte, lo que me motiva a escribirlas. Esta es una de ellas. En este caso no recuerdo quien fue que me pidió esta historia, pero la idea quedó rondando en mi cabeza y decidí escribirla.

La apuesta (A pedido)
   Cuando mi esposa me dijo que podíamos apostar lo que quisiéramos decidí hacerlo a lo grande. Sabía que ella iba a pedir que pagara el viaje a Europa que hacía dos años que venía pateando por cuestiones de trabajo. Tenía la plata guardada hacía tiempo pero no me daban los días y para poder irnos yo debía renunciar, algo que quería hacer hacía rato. Pero como el trabajo pagaba cada vez mejor me quedaba. “Si vos perdés, renunciás y nos vamos de viaje un mes a Europa. Pagás vos” me dijo ella en tono desafiante. No podía creer que la apuesta había llegado hasta ese nivel, sin dudas las cosas se estaban saliendo de las manos. Pero era mi oportunidad para poder cumplir mi sueño. Ella también se lo veía venir, no era ningún secreto, lo veníamos hablando hacia años y a pesar de que ella se negaba yo insistía sobre el tema. Entonces aproveché la oportunidad:
   - Si vos perdés. Tenés que cumplir cinco prendas sexuales que yo elija. Sin objeción.- Le dije también con un tono desafiante y mirándola a los ojos.
   - Trato hecho.- Me dijo ella y estrechamos las manos.
   Con Jésica estamos en pareja hace diez años ya, empezamos a salir a los veinticinco cuando terminamos la facultad. Desde ese entonces nuestra vida sexual fue siempre muy activa y recurrente. Solemos tener sexo bastante seguido y siempre estamos innovando para no aburrirnos. Sin embargo desde que tuvimos un trío con otra mujer hace ya un poco más de un año yo quiero devolverle el favor a Jesi y hacer uno con otro hombre. Por alguna razón la idea de que otro hombre esté con ella me llama mucho la atención, me intriga, me genera un morbo bastante grande. Sin embargo ella se niega a hacerlo, dice que no quiere a otro hombre en su vida a pesar de que no le molesta que volvamos a sumar a una mujer. Desde entonces la idea en mi cabeza se fue afianzando aún más y la idea de ella cogiéndose otra pija me da mucha intriga y me calienta demasiado. La puesta fue clara. “Sin objeción” le había dicho y obviamente las prendas sexuales iban a incluir otros hombres. Una semana después de haber hecho la apuesta, tuvimos la pista para saber quién salía victorioso:
¡Yo gané!
   - No Facundo, por favor te lo pido.- Me rogó ella, pero las consignas habían sido claras.
   - Hagamos así.- Le dije haciendo que se callara.- La apuesta la gané yo, por ende vos vas a cumplir las prendas.- Su cara no cambió sin embargo yo seguí hablando antes de que pudiera protestar.- Peeeeeeero… Una vez que cumplas las cinco prendas, renuncio y nos vamos a Europa por un mes.- De golpe en su cara se dibujó una sonrisa de oreja a oreja.
   - ¿Pagás vos?- Me preguntó sonriente.
   - Pago yo.- Le dije abriendo los brazos.
   Jesica corrió hasta mí y saltó a mis brazos para decirme que aceptaba la idea y después me dio un beso. Al final los dos íbamos a salir victoriosos del pacto. A mí no me importaba, renunciar era algo que quería hacer hace tiempo y no me animaba, por lo que era visto que necesitaba una motivación. Lo que más me gustaba era la idea de las prendas que iba a hacerle a mi novia. Tenía algunas pensadas, las había imaginado en mi mente hacía ya un tiempo y las había reforzado desde que hicimos la apuesta, mientras que las otras se me iban a ir ocurriendo con el correr de las horas. Tenía ganas de decirles todas las prendas juntas, pero sabía que iba a disfrutarlas mucho más con el correr del tiempo.

   La primera prenda la tenía en la cabeza desde hacía un largo tiempo. Con Jesi frecuentábamos mucho un bar de acá a unas cuadras y en él había uno de los chicos que preparaba tragos que era muy lanzado. Ella solía vestirse provocativa, algo que a mí me volvía loco y se ve que a este barman también. Luego de ver que íbamos seguido y que ella siempre era muy amable y buena onda con él, empezó a hacerle chistes y a coquetear con ella. Seguramente lo hacía por la propina, sin embargo yo no dejaba de pensar en la idea de que el pibe este quería cogérsela. Obviamente no le iba a dar el placer al flaco de estar con mi novia, pero si me moría de ganas de ver como él lo calentaba hasta dejarlo terriblemente duro.
   - ¿En serio me lo decís?- Me preguntó Jésica cuando le dije lo que tenía que hacer.
   - ¡Sí!- Le confirmé yo.- Y dijimos sin objeciones.
   - Sí, sí. Está bien.- Me contestó con un leve tono de protesta.
   Fuimos ese sábado al bar y ella entró primero yendo directo a la barra mientras que yo me escondí entre la gente tratando de buscar un lugar para observar todo. El barman enseguida se percató de que Jesi estaba ahí y le preparó algo de tomar y se puso a hablar con ella. “Decile que te peleaste conmigo y que querés vengarte de mí” le dije esa tarde a ella mientras le explicaba lo que quería que hiciera. El flaco de golpe dejó de prestar atención a las demás personas y solo tenía ojos y oídos para mi novia que le seguía hablando. Pasada la media hora de diálogo él apoyó su mano sobre la de ella y comenzaron a reír.
   Entonces supe que Jésica estaba a punto de iniciar la última parte del plan y me fui a esconder al baño. Entré y este estaba vacío y me metí en el único cubículo que había, entrecerrando la puerta casi al máximo para que no me vean. Un minuto. Dos minutos. A los tres minutos escucho que la puerta se abre y veo dos personas entrar y de golpe la puerta se cierra y ponen la traba. Jésica empujó de golpe al barman contra la puerta y le pasó la lengua por la cara desde la pera hasta la frente. El pibe no entendía nada, sin dudas estaba completamente sorprendido de lo que estaba pasando. Yo miraba por el centímetro de puerta abierta que había quedado.
   El pibe intentó besar a mi novia en varias oportunidades, pero yo le había dado órdenes bien claras: “Nada de besos”. Ella esquivaba sus labios y usaba los suyos para buscar piel por su cuello y sus hombros. Las manos de él enseguida fueron a la cola de Jesi y ella se alejó para darse vuelta y refregarle el culo por la cintura. El pendejo miraba sorprendido, sin poder creer lo que estaba viviendo. Yo observaba fascinado desde el cubículo del baño sin que él siquiera se imaginara que yo estaba ahí.
   - ¡Que ganas de cogerte que tengo!- Le dijo de golpe el pendejo y ella se dio vuelta y lo observó de frente.
   Jésica metió su mano adentro del pantalón y empezó a manosearle la verga a pesar de que eso no estaba dentro de lo pactado. Pero no me importó. Observaba la felicidad de él, la alegría de tener a esa hermosa mujer frente a sus ojos calentándolo y manoseándolo. Ella seguía pasando su lengua por el cuello del pibe mientras que su mano permanecía adentro del pantalón. Mis ojos no daban crédito a lo que veían y de pronto me encontré tocándome la pija bien dura por encima del jean que tenía puesto.
   - ¡No!- Dijo entonces Jésica cuando él intentó besarla una vez más.- ¡No puedo!
   Mi novia destrabó la puerta y salió corriendo del baño dejando al pibe estampado contra la pared completamente caliente y con la pija al palo. En su cara se dibujaba una sonrisa de oreja a oreja mientras respiraba aceleradamente y observaba al techo. De golpe abrí la puerta y salí caminando seriamente con cara de enojo y mirándolo fijo a los ojos. El pibe se le borró la sonrisa del rostro y cuando me paré frente a él pude apreciar el miedo en su mirada. Temblaba. Sin decirle nada salí caminando para encontrarme a mi novia en la puerta del bar que reía a carcajadas.
   - ¿Y? ¿Te gustó?- Me preguntó ella.
   - Estuviste excelente mi amor.- Le dije dándole un beso.
   - Te voy a confesar algo. A mí me excitó muchísimo.- Me dijo sonriendo.

   El siguiente desafío lo tenía pensado hacía ya un tiempo y sabía que a Jésica no iba a darle mucha gracia, pero como no podía objetarse lo iba a tener que cumplir. Hace dos años nos mudamos a un nuevo edificio, mucho más grande que el anterior y con una pileta en la terraza. En el primer piso vive un matrimonio que tiene un hijo de dieciocho años que es bastante mirón. Como ya dije antes a Jesi le encanta vestirse provocativa y sus bikinis suelen ser bastante diminutas y dejan al descubierto mucha piel. En más de una oportunidad pesqué al pibe este, Ramiro, mirando a mi novia con ganas. En una oportunidad le pedí a ella que de hacer un trío con él o de que se lo cogiera mientras yo miraba escondido, pero ella siempre rechazó mis propuestas.
   - Está bien.- Me dijo cuándo le conté lo que quería que hiciera en esa oportunidad.- Pero vos controlá que no entre nadie más.
   El jueves siguiente a la tarde, aprovechando que todavía hacía calor a pesar de estar en abril, ella se puso una bikini muy linda debajo de la ropa y fue hasta el primero para buscar al pibe. Sabíamos que estaba solo porque lo habíamos visto entrar al edificio desde el balcón. Mientras yo esperaba en nuestro departamento ella se aseguró de llevarlo hasta la tarraza con alguna excusa que se inventó en el momento y cuando lo hizo me mandó un mensaje para que subiera. Pero en esta oportunidad Jesi me llamó a escondidas y dejó el celular en alta voz para que yo escuchara todo mientras observaba desde una ventanita pequeña que había en el palier.
   - Así que Facundo últimamente trabaja mucho y no te está dando bola.- Le dijo él cuando me puse el celular en el oído.
   Los dos estaban recostados cada uno en una reposera observando hacia el sol. Desde la ventana podía ver claramente lo que sucedía y observé como el pajerito de mi vecino aprovechaba que ella tenía los ojos cerrados para mirarle las tetas.
   - “No me está dando bola” no. Directamente no me está cogiendo como yo quiero.- Lo corrigió ella yendo directo al grano. Jésica sabía que al pibe podía abordarlo sin dar muchas vueltas, al fin y al cabo acababa de cumplir la mayoría de edad y vivía pensando en sexo.
   - Uhh que cagada.- Dijo Ramiro. Se lo notaba algo nervioso.- Y búscate a otro.- Le dijo después.
   - Extraño que me chupen la concha.- Lo cortó ella directamente.
   El pibe echó una risita tonta y después se quedó callado. Jésica lo miró y le preguntó si él era virgen y Ramiro le dijo que no. Entonces ella le preguntó si le parecía linda y él enseguida le contestó que sí. “¿Y te cogerías a una mujer más grande como yo?” le preguntó mi novia siendo bien directa y levantando un poco el cuerpo para observarlo directo a los ojos. Él no le contestó, titubeó por unos segundos, giró la cabeza y después le dijo que sí sin dar muchas vueltas. Ella volvió a recostarse en la reposera, cerró los ojos y respiró hondo mientras que él la observaba fijamente.
   - Extraño que me chupen la concha.- Repitió ella.
   - ¿Querés que te la chupe?- Le dijo él con voz firme y ella alzó la cabeza y lo miró fijo.
   - ¡Sí!- Le contestó mi novio abriendo las piernas.
   Ramiro se paró de la reposera e intentó acostarse encima de Jésica buscando algo de romanticismo pero ella enseguida le respondió que solo quería que le diera placer oral. Él pareció descolocarse con ese comentario pero sin dejar pasar el tiempo se acomodó entre sus piernas y le corrió la parte de debajo de la bikini hacia un costado para empezar a lamerle la conchita. Jesi echó dos soplidos intentos y enseguida le pidió que sea más suave, no tan violento. Sin dudas el pendejo ese día iba a aprender a chupar una concha.
   Yo observaba desde la ventanita la situación que sucedía a pocos metros de donde estaba. Detrás de la puerta mi novia yacía tendida sobre una de las reposeras con nuestro vecino de dieciocho años acostado entre sus piernas lamiéndola la concha con las instrucciones que ella le daba. Se la veía extremadamente cómoda mientras que él sin dudas estaba nervioso. Eso me calentaba aún más. “Ahora lameme el clítoris” le dijo ella estirando su mano para indicarle donde quería que Ramiro le chupara.
   Mientras yo me tocaba la pija por encima del pantalón, él no paraba de chuparle la conchita a mi novia que seguía disfrutando. Sin dudas las indicaciones estaban dando en el blanco ya que de golpe Jesi empezó a gemir y a gozar de lo que Ramiro hacía. Su mano pasó de estar en sobre su panza a enredarse en los pelos de la nuca del pibe que emocionado chupaba la conchita de mi novia seguramente sintiéndose muy afortunado. Yo la tenía completamente dura, y los gemidos de placer de mi novio sonando en mi oído me calentaban aún más.
   Minutos más tarde él intentó algo más con ella ya que le pidió de coger. Fue entonces cuando entré yo en el juego, corté la llamada que veníamos teniendo hace varios minutos y la llamé para que celular sonara de golpe. Ella atendió y se hizo la atolondrada. Se vistió lo más rápido que pudo y le dijo a Ramiro que tenía que irse y salió a las apuradas de la terraza no sin antes dejarle en claro que no podía contarle a nadie lo que había pasado. “Me encantó, pero no podemos hacer más nada. Somos vecinos” le dijo y abrió la puerta para entrar en el palier donde yo estaba. Me miró de reojo y noté en su rostro una sonrisa increíble.
   - La próxima vez, dame a alguien con más experiencia.- Me dijo cuándo los dos nos subimos al ascensor.

   Pero para la tercera prenda la que tenía que tener experiencia era ella. Jésica se la veía venir, sabía que algo así iba a ser lo que le iba a pedir, pero el problema era que las condiciones eran aleatorias por lo que se sentía asustada. “¿Qué pasa si se va de las manos?” me preguntó y enseguida le contesté que yo iba a estar observando todo desde la habitación. Para las últimas tres prendas íbamos a usar nuestro departamento, por lo que instalé una cámara oculta entre los libros de la estantería y así poder observar todo desde mi celular. Ella estaba algo preocupada, pero comenzaba a disfrutar del juego y eso la excitaba.
   Unos días más tarde sonó el timbre y ella bajó a abrirle al chico del delivery mientras yo me escondía en la pieza. Minutos más tarde y seguramente después de convencerlo de que subiera al departamento los dos entraron por la puerta. Era el tercer intento que habíamos hecho después de dos casos frustrados en los que se habían puesto insistentes con que pagáramos y tuve que salir yo con el dinero para calmar la situación. Pero esta vez me sentíaa confiado. El chico debía de tener unos veintidós o veintitrés años y era delgado, alto y bastante fachero. “Seguro te gusta trolita” pensé mirando al celular y observando como ella se hacía la que buscaba la plata entre las cosas de la mesa.
   - Te juro que la había dejado separada acá. No sé dónde la habré metido.- Decía ella removiendo los papeles.
   El pibe observaba a mi novia recorriendo el comedor de un lado al otro vestida con un short bien corto y con una remera blanca casi transparente que dejaba entre ver sus pezones ya que no se había puesto corpiño. Entonces ella se agachó debajo del sillón dejando su cola parada y el pibe se quedó boquiabierto observando su cola que le había quedado en primer plano y se llevó las manos a la nuca. Cuando ella se paró y alzó los hombros él le dijo que no había problema y que de última pasaba en un rato porque tenía que hacer otros pedidos.
   - No, esperá.- Le dijo ella y él se quedó quieto.- De alguna forma te tengo que pagar.- Agregó y el pibe se dio media vuelta soltando el picaporte y observó a Jesica que caminaba hacia él.
   Ella se paró frente al chico del delivery y le pasó la mano por el pecho y le dijo algo en voz baja que no llegué a escuchar. El pibe se quedó inmóvil, mirándola a los ojos y dio medio paso hacia atrás pero mi novio se acercó nuevamente y apoyó su mano en el pantalón. Él se corrió hacia un costado y le dijo que no hacía falta pero nuevamente Jesi se aproximó hasta quedar pegada a su cuerpo y se acercó a su oído y volvió a decirle algo que no alcancé a escuchar. Al parecer esa vez fue más directa porque él se dejó agarrar de la mano y se dejó llevar hasta el sillón donde mi novio lo obligó a acomodarse para después arrodillarse frente a él y empezar con la apuesta.
   Mientras yo me desabrochaba el pantalón para poder tocarme con tranquilidad mientras observaba la situación, ella hacía lo mismo con el pantalón de él. Enseguida dejó al descubierto una pija que ya estaba bastante parada y Jésica lo empezó a pajear mirándolo a los ojos y sonriéndole. Él le devolvía la mirada, algo atónito por lo que estaba pasando pero contento de que sucedía. A los pocos segundos se metió la pija del pibe en la boca y empezó a petearlo.
   Jésica es una diosa chupando una pija, lo hace de una manera única, excelente. Saborea toda la verga, le pasa la lengua como si fuera un helado y juguetea con tu cabeza lamiendo el frenillo rápidamente de un lado al otro. En esa ocasión hizo todo lo que sabía y más. Movía su cabeza hacia arriba y hacia abajo comiéndose toda la pija del pibe, se la chupaba a más no poder y jugueteaba con sus huevos metiéndoselos en la boca y absorbiéndolos como una aspiradora. El loco seguía callado, observándola contento y sin saber que yo estaba en la habitación de al lado haciéndome una paja mientras veía eso.
   Estuvo varios minutos haciéndole un pete hasta que él de golpe quiso algo más. “Ahora déjame que yo te la chupe” le propuso de golpe el pendejo pero las consignas hacían sido claras. Jesi en ese momento le dijo que no, que ella tenía que pagarle a él y que quería chupársela hasta que largue toda la leche. Entonces el flaco se quedó relajado en el sillón y dejó que ella siguiera con su espectáculo oral, disfrutando de como los labios de mi novia recorrían el tronco de su verga. La tenía totalmente al palo y ella lo masturbaba a gran velocidad mientras se la chupaba con ganas.
   - ¡Ahí viene la chele!- Le dijo el pendejo y ella lo obligó a pararse.
   Jésica lo siguió pajeando y dejó que el pibe le llenara las tetas de leche acabando con gran potencia mientras ella apuntaba hacia su pecho. Él sonreía a más no podes observaba como ella lo seguía masturbando mientras disfrutaba del semen que caía entre sus gomas y se perdía entre la remera que estaba toda empapada. “Para que me voy a cambiar y te bajo a abrir” le dijo ella y empezó a caminar hasta la pieza mientras él se subía el pantalón. Cuando mi novia entró al cuarto se sorprendió al encontrarse conmigo todo cubierto de semen de la paja que acababa de hacerme observando la situación.
   - ¿Te gustó?- Me preguntó mientras se cambiaba la remera.
   - Estuviste increíble.- Le dije mientras buscaba plata en mi bolsillo.- Tomá, ahora págale diciéndole que encontraste algo de plata en la pieza.
   Pero cuando ella salió y le ofreció el dinero, él le dijo que no era necesario y que él invitaba.

   La cuarta prueba era la que más estaba esperando pues concretaba todo lo que habíamos pasado hasta ese momento. Le dije a Jesi que buscara un flaco en Tinder y que coordinara una noche para que él fuera a la casa y se la cogiera mientras yo miraba desde la pieza. Enseguida ella encontró uno de treinta años, alto, musculoso, de tez oscura y pelo negro que se copó al enterarse que ella estaba en pareja. Pero mi novia hizo algo que nos sorprendió a los dos. Le preguntó a Patricio, el flaco de Tinder, si le molestaba que yo estuviera ahí viendo todo y él, después de un rato, le contestó que no tenía problema.
   - No hace falta que te escondas mi amor. Vas a poder ver en vivo como me cogen.- Me dijo ella dándome un beso y sonriendo de que iba a poder cumplir mi máxima fantasía.
   Patricio llegó al departamento unos días más tarde a eso de las once de la noche con una botella de vino en la mano. Jésica le abrió la puerta y él la saludó con un beso en la mejilla y apoyando su mano sobre su cintura. Después me saludó a mí y se sentó en la mesa donde los tres empezamos a hablar. Ella, que era la que más conversaba, le contó de la apuesta que habíamos hecho y de las prendas que debía cumplir para satisfacerme a mí. Patricio parecía muy emocionado al respecto y cuando mi novio lo llevó hasta el sillón para comenzar con el show, pareció olvidarse de que yo estaba ahí y solo tenía ojos para ella.
   Jesi comenzó con un pete de la misma manera que se lo había hecho al chico del delivery. Le bajó los pantalones y empezó a chuparle la verga que enseguida se puso bien dura demostrando que Patricio estaba bien cargado. Él la observaba fijo a los ojos, compenetrándose en la mamada que ella le estaba haciendo y disfrutando a pleno de la boca de mi novia. Ella se movía hacia arriba y hacia abajo, se atragantaba con su pija y le pasaba la lengua por todos lados hasta bajar a los huevos y comérselos al igual que lo había hecho con su otro amante. Se la notaba muy excitada.
   Después fue el turno de él en darle placer oral y le dijo que se acomodara en el sillón pero de espaldas a él y apoyando las manos sobre el respaldar. Jésica se arrodilló sobre los almohadones después de desvestirse y levantó la cola para que Patricio se agachara detrás de ella y comenzara a lamerle la conchita entre las piernas. Mi novia era bastante puta cuando se la chupaban, le gustaba gemir exageradamente y mover su cuerpo en señal de placer. En esa ocasión lo hizo de una manera mucho más potente y llegué a notar que disfrutaba verdaderamente de como él le comía la conchita. El flaco usaba mucho su lengua, pero la acompañaba con sus labios y sus dedos para darle placer por donde podía.
   Unos minutos después él se levantó y se acomodó detrás de mi novia luego de ponerse un preservativo y le metió la pija bien a fondo de la conchita mojada. Jesi comenzó a gemir y estos gritos se fueron intensificando a medida que él se movía más y más rápido. Patricio la tomó por la cintura y se la empezó a coger como a ella bien le gustaba, duro y hasta el fondo. “¡Ay sí! ¡Me encanta! ¡Cogeme!” le gritaba ella mientras que él movía su cuerpo hacia adelante y hacia atrás haciendo que su gran pija saliera y entrara de su cuerpo casi por completo. Yo miraba desde el sillón, observando y apreciando cada detalle y tocándome la pija por encima del pantalón. La tenía al palo.
   - Sentate vos.- Le dijo ella a él y Patricio se acomodó sobre el sillón.
   Jésica le dio la espalda y bajó su cintura hasta tener toda su pija nuevamente adentro y acomodarse contra el pecho de él. Entonces empezó a saltar y si hay algo que mi novia sabe hacer mejor que chupar una verga, es saltar sobre ella. Por alguna razón se vuelve loca y su cuerpo se desencadena y se empieza a mover a gran velocidad y cuando lo hizo Patricio se quedó sorprendido de cómo se movía. Ella se elevaba hasta el punto de tener solo la cabeza de la pija de él adentro y caía de golpe metiéndosela toda adentro y gritando de placer. El pibe la sostenía por la cintura y disfrutaba de cada uno de sus movimientos.
   Yo me tiré contra el respaldar y seguí observando la situación mientras que mi mano seguía masajeando mi pija por encima del pantalón. Jésica continuaba saltando sobre la verga de Patricio y gritaba de placer mientras que le pedía a él que le agarrara las tetas y se las apretara bien fuerte. Él llevó sus manos hasta las gomas de ella y las empezó a masajear mientras que ella rebotaba sobre su cintura. Entonces Jesi me miró fijo a los ojos y entre gemidos se relamió los labios y me dijo.
   - ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo me coge?
   - Me encanta.- Le respondí yo enseguida.
   - Entonces tocate.- Me contestó ella.- Quiero ver cómo te pajeas mientras yo disfruto de esta poronga.
   Sus deseos fueron órdenes y mientras ella se acomodaba nuevamente en el sillón boca arriba y abría las piernas para que Patricio la penetrara nuevamente, yo me desabroché el pantalón y me empecé a masturbar. Nuevamente él se cogía a ella y lo hacía con toda violencia, con mucha furia y eso me excitó muchísimo. Verla disfrutar esa enorme pija y escucharla gritar de placer mientras me miraba de reojo me volaba la cabeza. No podía creer que eso se estuviera dando y que encima yo lo estuviera viendo en persona. Patricio seguía ignorándome por completo y eso de alguna manera me generaba un morbo mucho más grande.
   Sabía que Jésica estaba a punto de llegar al orgasmo, conocía como era. Empezó a pedirle más y más a su amante mientras que sus uñas se clavaron en los brazos de él que sujetaban sus piernas en el aire. La pija de Patricio entraba y salía de la concha de mi novia a gran velocidad y ella no se pudo contener. Todo su cuerpo empezó a temblar y entre medio de alaridos que indicaban un gozo extremo, ella empezó a acabar empapándole la pija a su amante y llenándose las piernas de sus fluidos.
   Pero el espectáculo todavía no había terminado. Patricio entonces se paró y me miró fijo a los ojos y por primera vez en la noche se dirigió a mí directamente. “Vas a ver cómo le hago tomar la lechita a tu novia” me dijo y se sacó el forro para obligar a Jésica a arrodillarse frente a él y se empezó a pajear a gran velocidad. Yo hice lo mismo, después de todo la idea me estimulaba muchísimo y al mismo tiempo que el empezó a largar su semen sobre la boca de Jesi, yo lo hice llenándome una vez más las manos de mi propia leche.
   Patricio acabó una gran cantidad sobre la boca de mi novia y ella se lo tragó casi sin dejar nada para que se escapara. Después se recostó en el piso con la respiración agitada mientras su amante se cambiaba y volvió a mirarme a mí para indicarme que la había pasado excelente. Él fue al baño a limpiarse y nosotros quedamos solos. Mientras yo me secaba el semen de mis manos con una servilleta ella se levantó del piso y se sentó en la silla que estaba al lado mío. Todavía tenía restos de semen de Patricio en los labios y en el cuello. “¿Y para el quinto desafio? ¿Qué tenés pensado hacer?” me preguntó sin saber que yo ya había imaginado el último reto.
   - Tranquila.- Le respondí sonriendo.- El quinto desafío lo vas a cumplir en Europa. Te vas a dejar coger por varios italianos a la vez. ¡Nos vamos a Roma en tres meses!- Terminé, dándole la gran noticia y observando su expresión de alegría.



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5 comentarios - La apuesta (A pedido)

Pervberto +1
Los gustos hay que dárselos en vida. Excelente relato.
HistoriasDe +1
Exacto! Gracias!!
5asd1a51das56fa +1
muy bueno , quiero una segunda parte !!
HistoriasDe
Por ahora no hay segunda parte, pero veremos jaja
Gracias por comentar!