El cornudo total: un largo camino de humillación 2

(El link a la primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3583807/El-cornudo-total-un-largo-camino-de-humillacion.html)


De más está decir que  por varios días más seguí durmiendo con la misma almohada en la que Mariana, mi novia, había derramado la leche de su jefe. La mañana siguiente desperté con un pegote todo duro en mi cara y después ya solo quedaban unos manchones secos en la funda y un penetrante olor que me acompañaba bastante tiempo después de levantarme.


No sabía muy bien qué era lo que se suponía que tenía que hacer, pero para mi alivio Mariana se comportó con total normalidad. Durante un fin de semana me había enterado al revisar su celular que me metía los cuernos con su jefe, le había confesado lo que me había excitado y casi que me había garantizado seguir agrandando mis cuernos. Todo sumado a la humillación de haber traído un forro usado a casa, haber derramado la leche de Federico en mi almohada y haber hecho que duerma ahí. Pero por lo demás, nuestra vida siguió igual. Hablábamos de lo mismo de siempre, planeamos las cosas cotidianas de siempre y con ella con una sonrisa, feliz como siempre, animada y alegre.

Pasaron dos días en los que nuestra vida de pareja transcurrió como si no hubiera pasado nada. En algún punto me sentía aliviado, pero también estaba decepcionado porque mantenía la excitación del primer momento. Aunque me moría de ganas de coger con ella, no tuve el valor de intentarlo. Y al acostarnos el olor penetrante del semen de su jefe en mi almohada me terminaba de acobardar.

Hasta que el miércoles, antes de que saliera a trabajar y mientras yo preparaba mi café, le avisé que se había suspendido el fútbol con amigos que todas las semanas jugábamos ese día. Mariana suspiró, se quedó pensativa unos segundos y me dijo:

- En otro momento suspendería yo lo mío también para no volver tarde, pero...bueno, aprovechemos que cambiaron las cosas.

- ¿Te vas a encontrar con Federico?- le pregunté nervioso.

Mariana se acercó felina, me rodeó el cuello con los brazos y me suspiró al oído:

- Solamente si vos me lo pedís.

Se separó un poco y me miró con una sonrisa gigante. Asentí con la cabeza varias veces y tuve una erección instantánea.

- Tenés que pedir mejor las cosas, amor... Lo voy a hacer igual, digas lo que digas, pero me gustaría saber que además me lo pediste... ¿Querés que coja con mi jefe hoy, amor?

- Sí mi vida, por favor, andá a garchar con tu jefe que yo te espero acá en casa.

Terminé de decirlo y nos besamos con una pasión que hacía rato no experimentábamos. Le hubiese arrancado la ropa en ese momento de la calentura que tenía, pero ella me apartó bruscamente y terminó de preparar sus cosas para ir al trabajo. Me quedé medio tonto, parado con mi café y ahí me di cuenta. Tenía que preguntarle antes de que se fuera:

- Mariana, ¿ustedes aprovechaban los miércoles cuando yo estaba jugando a la pelota?

- No todos. Algunos. La mayoría- dijo, me tiró un beso con la mano desde la puerta y salió.

Lo primero que hice ni bien salió, y sin terminar el café, fue ir al baño a hacerme una paja. Fue la más corta de mi vida, de la calentura que tenía. Ya más tranquilo, pero muy expectante, terminé el desayuno y me puse a trabajar.

No tuve novedades de Mariana hasta el mediodía, cuando me mandó un mensaje por whatsapp:

- Hola amor, todo bien?

- Sí, mi vida. Trabajando.

- Me quedé recaliente, amor. Me excita mucho todo esto. Vos cómo te sentís?

- Bien, amor, igual que vos. Igual, igual que vos.

- Hiciste algo?

- Algo de qué?

- Ya sabés... hiciste algo con la calentura?

- Aaahh... y sí, me fui al baño ni bien te fuiste

- Jjaajaaja, me imaginaba...

- Y vos?

- No te enojés.

- A esta altura... ¿Qué pasó?

- OK. Me hice apoyar en el subte. Pero apoyar MAL.

- ¿Mariana vos me estás jodiendo?

-No, no. Me salió, no sé. Estaba hasta las manos y justo atrás mío quedó un pibe, enfermero o algo así. No sé, tenía un ambo de esos refinitos. Me apoyó sin querer, me pidió disculpas, le dije que estaba todo bien. Ya estaba caliente y empecé a sentir que le crecía la pija. Y nada, con el movimiento del subte, se fue dando, no sé.


- No sé qué decir. Y después?

- Se bajó una antes que yo. Lo miré de reojo y se había acomodado la mochila adelante para taparse cuando salió... No sé...¿estás bien?

- Estoy recaliente ahora. Pero sí, bien.

- Yo ni te cuento. Igual me estoy guardando, ya sabés...Vuelvo a trabajar. Besitos


Después de eso, mi trabajo en casa lo hacían mis manos, porque mi cabeza se había vuelto a disparar a cualquier lado. La Mariana que me hablaba así era la misma de siempre, pero a la vez había un costado que me estaba mostrando que no sabía del todo que estaba ahí. Ok, sí, Mariana siempre había sido muy decidida, poco vueltera y de carácter bastante dominante, pero la situación me generaba miles de preguntas.

Eso de hacerse apoyar en el subte...¿Era algo nuevo o lo había hecho siempre y ahora me lo blanqueaba por nuestro nuevo "estado"? Y antes de coger con el jefe...como lo había hecho muchos miércoles evidentemente. Muchas cosas para procesar y mi cabeza no podía parar de dar vueltas alrededor de eso.

Por suerte tenía poco trabajo y lo liquidé sin mayores problemas en el transcurso de la tarde. Además, me estaba convirtiendo en el rey de la paja. Me hice varias a modo de descanso del trabajo, con un detalle raro: en las últimas acabé con la pija todavía fláccida, sin haber llegado a ponerse dura.

Sin nada más que hacer, empecé a ordenar algunas cosas en casa y cada tanto miraba el reloj y calculaba en qué podían estar Mariana y Federico. A medida que pasaban los minutos me decía a mí mismo: A esta hora deben estar cerrando lo último en la oficina, ahora deben estar saliendo, ahora deben estar viajando en auto al telo,...

Me puse a pensar qué hacían en el auto, si su jefe la iba manoseando a Mariana mientras viajaban, si Mariana le acariciaba el bulto... Quizás hasta le chupaba la pija mientras manejaba. Creía recordar que el auto de Federico tenían un polarizado ideal para eso.

Después se hizo la hora en la que ya tenían que haber entrado al hotel y un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo. Con calentura, con mucha calentura. Esperaba que Mariana esta vez me mandara algo más que una foto de ella en el baño de la habitación. No me había animado a pedírselo, pero esta vez quería más.

Pasaron y pasaron los minutos, y nada. Pensé en mandarle yo un mensaje a Mariana, pero me convencí de que no era conveniente. Por más que me volvía loco, decidí seguir esperando. Finalmente, cuando yo calculaba que los dos ya debían llevar más de una hora adentro del telo, me apareció un mensaje de whatsapp de Mariana:

- Hola

- Hola amor, ya estaba preocupado. Todo bien?

Me apuré en contestarle y ya estaba tipeando que me mandara algo, que estaba desesperado por saber algo de lo que estaba pasando, pero la charla tomó un rumbo inesperado.

- No soy tu amor. Querés saber qué está haciendo tu amor?

Me quedé igual de petrificado que cuando vi en el celular de Mariana el chat que había disparado todo. Me quedé mirando la pantalla con una mezcla de odio, bronca, impotencia y culpa. Un cóctel que fue bajando lentamente mientras de fondo crecía, otra vez, la calentura. No pude responder. En su lugar, pasados un par de minutos, recibí otro mensaje de "Maru", como tenía agendada a mi novia.

- No vas a contestar, boludito?

- Sos vos Federico?

- Claro, flaco. Mariana me contó todo. Me encanta.

- Federico, esto se fue al carajo un poco. Frená todo acá. Pasale el celular a Mariana que la llamo.

Después de haber escrito esto, me quedé sentado nervioso un par de minutos esperando una respuesta. Lo que llegó fue un largo audio. Cuando me puse a escucharlo, era la vos de Federico la que me hablaba:

"Escuchame, me parece que no entendiste. Mariana me contó todo. Todo. Y no la puedo parar a la putita de tu novia ahora. No sabés cómo está...ahora me está chupando la pija otra vez pero la zorra no quiere hacer algo que hace y a mí me vuelve loco así que quiero que mandes un audio reclamandoselo como buen cornudo que sos. Escuchá: decile que no se haga la pelotuda y me pase la lengua en círculos, alrededor de la cabeza de la pija, mientras me mira a los ojos. Se está haciendo la boluda porque quiere que vos se lo digas, así que mandá el audio ya. YA. Entendiste?"

Al escuchar el audio del deje de mi novia, me fui en seco. Literalmente. Acabé y me manché la ropa sin tocarme. Después de una oleada de vergüenza, la calentura apareció de nuevo como un torrente. Agarré el celular y grabé con una voz que sentí que no era mía del todo:

"Mariana, chupale la pija a Federico como corresponde, pasale la lengua bien y miralo a los ojos, por favor"

Ni bien vi los tildes celestes en el whatsapp llegó la respuesta:

-jajajajajajajajjajajaj
jajajajajajajajajajja
jajajajajajajjajajaj
Te dejo porque tu novia me va a violar
No sabés cómo está, cómo se puso.
Hoy te la dejo tarde a la putita, no la esperes.

9 comentarios - El cornudo total: un largo camino de humillación 2

subcomarcos2 +2
El detalle delicado y sutil de acabar con la verga flaccida es de un verdadero cornudo. Felicitaciones por la valentía
lastimame
no habra continuacion?
AlinaCD +1
Ay, es mucho trabaho. Tengo en la cabeza la historia completa para un libro de 500 páginas. Estoy pensando, alguien lo compraría?
lastimame +1
alguien no lo compraria? 😍