Mi tía mira porno 3

Acá estoy de nuevo, muchas cosas pasaron y no me dio el tiempo para seguir contándole cómo estaban las cosas con mi tía. Hoy en cuarentena tengo el tiempo para escribir.
 
Les dejo el primer relato: https://m.poringa.net/posts/relatos/3567744/Mi-tia-mira-porno.html
Y el segundo: https://m.poringa.net/posts/relatos/3575905/Mi-tia-mira-porno-2.html
Para que puedan seguir la historia.

Luego de aquella primera conversación por WhatsApp, le siguieron más. Compartimos un sin fin de videos al cabo de un par de semanas. Incursionamos por todas las categorías habidas y por haber y por todas las pornstar conocidas. La tensión entre nosotros aumentó día a día pero ninguno de los dos se animó a dar el siguiente paso.

Finalmente días después nos vimos. Nuevamente una reunión familiar nos puso cara a cara. Una sonrisa cómplice confirmaba lo bien que la estábamos pasando y que queríamos más. Lógicamente nada se dijo, esa sonrisa bastó para saber que estábamos en sintonía.

Pasadas unas horas, toda mi familia se fue cada uno a su casa. Mi tía ni lerda ni perezosa, me invitó a cenar. Cabe aclarar que no vive sola, mi abuela vive con ella y al fondo del terreno vive otra de mis tías. Obviamente y sin dudar, acepté. 

En la cena transcurría todo normal, la charla iba del trabajo al chusmerio de barrio que tanto le gusta a mi abuela. El televisor prendido nos embobaba con una película, que ya ni me acuerdo cual era. De repente, me llega un mensaje, era mi tía. “Tengo ganas de ver un video 😈”, decía. La tenía enfrente a la mesa. Mi calentura se fue a mil en un segundo. Nos miramos, sonreímos y miramos a la abuela. Teníamos que lograr que se vaya a dormir lo más rápido posible. Yo comienzo a decir que ya era tarde y que enseguida me iba, mi tía entendió el mensaje y empezó a levantar las cosas de mesa. Mi abuela, inocente, ya se preparaba para irse a dormir.

Minutos después nos quedamos solos, mi tía y yo, frente a frente. Ya no estaba WhatsApp de por medio y no había otro video de excusa. Automáticamente me lanzo hacia ella y le di un beso, unos de esos besos que te erizan la piel. Mi pija explotaba y ella no podía más de la excitación. Me frena, pone sus manos en mi pecho y me aparta. Creí que ahí se terminaba todo, pero no. Mi tía se va hasta la habitación de mi abuela y cierra la puerta sin hacer ningún ruido, vuelve, me agarra del brazo y me lleva a su habitación. Era hora de romper con esa tensión. 

“No tenemos mucho tiempo”, me dijo, “mamá se va a levantar en cualquier momento”. Nuevamente me lance sobre ella y comencé a sacarle la ropa, prenda por prenda. Primero la remera, luego el pantalón. Mi tía casi en un acto de desesperación me saca el cinturón y me baja el pantalón y el bóxer. Inmediatamente baja a chuparme la pija. Fue todo tan rápido que no me dejó reaccionar. De primera, se la metió entera en su boca. Me la chupo con unas ganas que nunca había visto. La sujeté del pelo y acompañé su movimiento hasta que de a poco la fui levantando hacia mi. Mi pija quedó empapada de su saliva. La di vuelta y la tire a la cama. Cuantas pajas le dediqué y ahí estaba, mi tía, en cuatro y con toda la vagina mojada jadeando de placer y a punto de ser penetrada por mi. 

Con una mano la agarré de la cintura y con la otra agarré mi pija y se la pasé por toda su vagina, de arriba hacia abajo con movimientos lentos mientras ella arqueaba su espalda de placer. Luego de jugar un poco, fui metiendo delicadamente mi pija en su vagina, esos segundos parecían minutos, horas. Nunca disfruté tanto y su largo suspiro al sentirla toda adentro, me indicaba que ella lo estaba disfrutando también. 

Comencé con movimientos lentos hasta encontrar ritmo y le di duro. Duro como le gusta ver en los videos que compartimos por WhatsApp. Ambas manos en su cintura y su cabeza contra la cama, mordiendo las sábanas para no gritar y despertar a la abuela. Le dimos duro por varios minutos, tenía que ser rápido. Llegando al punto máximo de excitación, acabó. Sus piernas se debilitaron y todo su cuerpo cayó derrotado en la cama. Yo seguía con la pija al palo. Cómo pudo, mi tía, agarró con las dos manos mi pija y me la chupo hasta acabar. Sin peguntar, se tragó todo el semen. No lo podía creer. Rápidamente sacó fuerzas de donde no tenía, se reincorporó y agarró su ropa para vestirse. Corrió al baño y me dejó ahí, solo en la habitación.

Al rato salió, con la cabeza gacha, llena de culpa. No dijo nada, ni siquiera me miró. Intuí que era hora de irme, que la calentura había pasado y que tenía que dejar pasar el tiempo que sea necesario para ordenar su cabeza y poder seguir. Esto ya fue más allá de lo esperaba y yo por nada quería terminarlo así. 

Me abrió la puerta y me fui, intenté hablar con ella con WhatsApp días más tarde pero siempre esquivó el tema. Decidí no molestarla, por ahora. Agradezco que las cosas de igual manera se hayan dado como se dieron. De esa cogida no me olvido más y se que con el tiempo se va a repetir. 

Hoy por hoy las cosas con mi tía siguen igual pero hay una segunda parte que más adelante se la iré contando.

4 comentarios - Mi tía mira porno 3

erazodh +1
que genial esta el relato, seguro habra una continuacion de que paso, si quiso de nuevo repetir tu tia