Le di semen a gorda desconocida en la playa

 
 
Vamos un poco a mí y a misfuriosas locuras. Ya volví de Mar del Plata, donde no sólo me enteré de las delas pelirrojas, sino que hice de mi cosecha, y con buena leche.
 
Apenas llegué a Mardel meinstalé en uno de esos lindos deptos de cada verano. Pero no era el mismo queen 2019, por lo cual no iría a ver a la potranca de mi amiga marplatense Eli, aquien me había bajado con todo. Y claro que  a mis vecinas nuevas no las conocía. No hizofalta. Mientras me daba soberana paja en mi departamento, un día fui a laplaya, y un hecho jodido me cambió mi suerte.
 
Era mañana de solradiante, yo con mi equipaje playero. Venía joya tomando sol. Pero del sol y elcalor me mandé de una al mar. De boludo, desconcentrado mirando ortos deminitas, me tropecé con un montículo de arena metros antes de la orilla, me caíy con mi gordura de fiambre me doblé el tobillo, aparte de rasguños y susto deaquéllos. Del cagazo y el dolor no podía levantarme, toda la gente curiosita demierda mirándome. En eso por suerte vino una señora gorda, rubia de pelitocorto, vieja pituca como las que me calientan, me ayudó, me hizo ver si mepodía parar, por suerte pude, y como vio que temblaba del susto me mimó y besóla mejilla. "Mi amor, ¿estás bien? Ya pasó, tranquilo, tranquilo", mecalmaba demasiado confianzuda, mientras me acariciaba.
 
Tanta confianza que la mujer,de malla enteriza que  también mecalienta, me acompañó al mar, me masajeó con agua de la orilla en la zonamientras me mimaba y decía dulzuras. Y tanta confianza que me llevó a susombrilla, donde estaba sola, y me convidó mate y bizcochitos. Y nos pusimos ahablar, que el sol, que la playa, que la gente, que el mar, que esto, lo otro.Y de pronto, la gorda sacó la crema protectora con rico olor y tras tomarmesuavecito del hombro, me besó apenitas y después de avisarme, me pasó cremitapara el sol.
 
Y para qué. Apenas lamujer terminó, me levanté, me le senté, la besé, ella a mí, me tenté y le pedíun piquito. La rubia sesentona me dio nomás piquito, y no hizo falta nada más.Me le colgué, más besuqueos, franela, mimos, palabras suaves, de las otras yahí quería reventarla. Pero ella me agarró y fuimos a los médanos. Claro, dondeno nos veía nadie.
 
Y ahí sí, explotamos. Lamujer me volvió a besar, yo a ella, la manoseé, ella a mí, que mimito, quepiqito, que pene, que cola. Exploté, la tiré al suelo y agitado le pedí enbolas. La señora se quitó excitadísima la malla, yo mi short enarenado, se mereparó buena poronga, la mujer abrió sus piernas, su aroma a crema y el mío mevolaron y tras subirme brutamente, la penetré con potencia y furia por su anchavagina, dándole duro, loco con su gordura y piel fina y encremadita, hasta queeyaculé terrible semen inundándola hasta la manija. No quedé ahí, la agarrédesprevenida por atrás y tras acostármele de nuevo, se la di con pija gorda ydurita por la cola hasta llenarle de espeso semen calentito. Saqqué el penechorreado y se lo puse en su boca, ella tragó y chupó chocha, agitada, me pidiómás leche, quería merendar, y me masajeó el pene, se me endureció fuerte y trasfrotarme le di semen en su boca y cara a borbotones. Luego sí, satisfecha mebesuqueó y me llevó de nuevo a su sombrilla, donde seguimos a mate y bizcochitos,luego fui por fin al agua y después, casi al atardecer, nos pasamos los celularesy quedamos en encontrarnos. Viste vos, a fuerza de golpes se hacen hombres. Ytambién a fuerza de mujeres calientapija.

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