Noche de relax ajeno

A veces, mi trabajo me permite tomarme un tiempito para almorzar, lejos de la oficina. Este día era uno de esos, por lo que terminé decidiendome por ir a un conocido shopping de zona oeste para comer algo.
Aproveché de paso, a pasear un rato, dar unas vueltas por los locales, sin intención de comprar nada, pero si de despejarme un rato.
En el patio de comidas, los mismos locales de siempre, donde más allá de algo de comida chatarra, o alguna que otra pizza, no me llamaba la atención nada.
En el primer piso está esa cadena de cafeterías yankee, la que te escriben tu nombre en el vaso, y que no es nada económica. La verdad que me tentó más la idea de pedirme un café de esos recontra preparados, con algún muffin o algo así, y seguir boludeando en el shopping, que el hecho de sentarme a almorzar en el patio de comidas.
Cuando estaba haciendo la fila para encargar en la caja de la cafetería mi pedido, la vi, y me quedé como hipnotizado. Era la cajera. Con un tono muy cordial atendía a todos los clientes, y siempre una sonrisa en la boca.
Morocha, de tez oscura, cara redonda, pelo negro enrulado atado con la visera del local, aritos de perla blancos, labios carnosos y ojos marrones. De su sonrisa, resaltaban sus blanco dientes, que contrastaban con el color de su piel.
Antes de llegar a la caja, giré rápido, y abandoné la fila. Caminé ligero hasta el auto, a buscar una lapicera y un papel. Anoté algo, lo doble del tamaño de una tarjeta de crédito, y volví a escribir en esa cara.
Retomé la fila de la cafetería en cuanto pude, y ella seguía atendiendo gente, mientras sus compañeros preparaban los pedidos a las corridas por detrás de ella.
Cuando llegó mi turno

Bienvenido señor, que va a llevar? - me preguntó sonriendo como a todos sus clientes.
Yo noté en ese instante, un acento raro, como extranjero. Además, pude notar que debajo de su chomba, había algo más que prometedor.

Hola buen día, quería un latte machiatto de vainilla, grande, y un muffin de chocolate.
Perfecto señor, su nombre?
Nicolás
Perfecto, algo más?
No no. Nada más
Bien, serían entonces 315 pesos
Débito puede ser?
Si claro

Le entrego entonces la tarjeta de débito, el DNI, y entre medio de la tarjeta y el DNI, el papel.
“Leelo cuando puedas” decía el papel en la cara externa.
Ella tomó la tarjeta para cobrarme, y cuando vió el papel, analizó dos segundos los que decía, lo guardó en el bolsillo del delantal que utilizan en el local, y me devolvió el DNI mientras colocaba la tarjeta en el posnet.
Firmé el ticket, y me dirigí al mostrador del costado para esperar mi pedido, saludando muy amablemente a la chica que me atendió.

El papel decía: se que trabajas en una cafetería, por lo que invitarte a tomar un café, sería redundante, así que si te interesa, te dejo mi teléfono, y podemos tomar una cerveza, un helado o lo que quieras. Llamame.

Retiré mi café y mi muffin y me fui a sentar en una de las mesitas del lugar mientras boludeaba en las redes sociales con mi teléfono.
Se me pasó el tiempo, y me tuve que ir de vuelta al trabajo.
Ese día no recibí llamada o mensaje alguno de esta chica, como tampoco al día siguiente.
Ya había perdido las esperanzas, la verdad que entendía también que no me llame, considerando que no sería a lo mejor algo seguro, escribirle y menos salir con alguien que te dejó su teléfono en un papel.
A los cuatro o cinco días, recibo un mensaje desde un número que no tenía guardado.

Hola, yo salgo a las 18 hs hoy, si quieres nos podemos encontrar en el hall central del shopping.
Hola! Dale, perfecto! A las 18 hs estoy ahí! Cual era tu nombre?
Jajaja Salomé es mi nombre, Nicolás el tuyo, no?
Si si, que buena memoria!
No es memoria, en seguida agendé tu teléfono el otro día, luego que te marchaste del local 😂
Jajaja perfecto! Nos vemos a las 18 hs

17.30 estaba en el hall ya. Ansioso? Totalmente. Nunca me había animado a hacer eso de dejar un papel con mi teléfono a una desconocida, y mucho menos me había imaginado que me llamarían cuando hiciera eso, pero ahí estaba, esperándola.
La veo llegar con su mochilita a cuestas, y el uniforme de trabajo puesto todavía. Nos saludamos con un beso en el cachete, y le pregunto que quiere hacer

un helado está bien - me dice

Vamos al patio de comidas y elegimos cada uno un helado, yo un cuarto, ella un cucurucho….. Ya empezamos bien….
Nos sentamos en una de las mesas y empezamos a charlar. Verla comer el cucurucho era un espectáculo, pasar la lengua de abajo hacia arriba, girando el cucurucho al mismo tiempo y terminar comiendo la puntita del helado….
Yo disfrutaba eso, y mi cuartito, que me hacía bajar un poco la calentura que empezaba a subir.
Me contó que tenía 22 años, añitos para mi. Que es colombiana (por eso el acento raro que le noté cuando me atendió en la cafetería) y que vino a Argentina en busca de unas mejores oportunidades, porque en su país no las estaba consiguiendo. Pensaba establecerse acá, empezar a estudiar, y traer al resto de su familia (vivía acá con una hermana mayor)
Terminando el helado y la charla, me mira fijo y le digo:

La verdad que nunca pensé que me llamarías y me aceptarías tomar algo. Me pareciste muy linda y muy simpática, por eso me animé a escribirte.
Jajjaa gracias. Tu también me pareciste muy lindo, pero quería comentarte algo. Tengo novio. Está en Colombia.

Me dejó sorprendido, debe haberlo notado en mi cara.

Pero a decir verdad, ya estoy extrañando algunas cosas - siguió
Aja, como que?
Mira. Me da penita mi novio. No le voy a ser infiel.

Se caían mis oportunidades de algo más con Salomé.

Al menos no del cuello para abajo….

Mi cara se transformó. Creo que también lo notó.

Si quieres, vamos al tocador, y puedo hacer algo con mi boca, pero nada de besos….. Besos solamente le doy a mi novio.

Mi corazón latía fuertemente, sin poder escuchar lo que estaba escuchando….
Me levanté inmediatamente de la silla como un resorte, sin decir una palabra, ella tomó sus cosas y me guió hasta uno de los baños del segundo piso, que según ella, es el menos frecuentado. Fue el de discapacitados, más amplio que los normales, que nos permitiera más comodidad.
Colgando sus cosas en el picaporte de la puerta, se dió vuelta y me desabrochó con mucha habilidad el cinturón y el pantalón. Me ayudó a bajarme tanto el jean como el boxer, y me hizo sentar en el inodoro, con la tabla baja, mi verga apareció de golpe, pero totalmente dormida, colgando. Acto seguido, se paró frente a mi, soltó su pelo enrulado, y se lo volvió a acomodar, atándolo fuertemente con la misma colita de pelo que se había quitado hace instantes. Luego, se arrodilló ante mi, acomodándose entre mis piernas, y con su mano derecha, tomó mi verga para besarla suavemente. La estiró, cubriendo la cabeza con la piel, mientras como al helado de más temprano, lamía desde la base hacia la punta de la chota. En seguida comenzó a pajearme suavemente, a la vez que hundía su cara en mis huevos, humedeciéndolos y hasta metiéndose ambos de a uno en la boca.
Mi pija ya tomaba consistencia. Antes de llegar al punto de dureza extrema, subió de nuevo recorriendo con toda su lengua el largo de mi pija, hasta la cabeza, y se la metió en la boca ayudándose con la mano. Empujó hasta el fondo, manteniendo la boca lo más abierta posible. Se la tragó entera. Sentí su nariz chocar contra mi cuerpo. Se quedó así unos instantes, dos o tres respiraciones, y ahora tomándome la verga con las dos manos desde la base, apretó sus labios contra el tronco y succionó fuertemente sacándosela de la boca. Llegando a la cabeza, la succión hacía sus efectos, yo tenía un escalofrío producido por eso. Con las manos, corrió hacia atrás la piel para dejar al descubierto la cabeza, y jugueteó con la lengua, desde el frenillo, y todo por alrededor del glande. Raspó suavemente con sus dientes, como mordisqueando algo.
Mis sensaciones eran indescriptibles.
Ella siguió con su tarea, yo no tenía que decirle nada, sabía perfectamente lo que hacía, y lo hacía muy bien.
Comenzó a tomar ritmo la mamada.
Con las dos manos rodeandome la pija, una apoyada a continuación de la otra, y a su vez, sus labios tocando su mano izquierda, hacía movimientos entrecruzados de torsión, al mismo tiempo que succionaba, como para ordeñarme toda la leche. Cada tanto paraba a descansar, empujandosela hasta el fondo de la garganta, y en otras ocasiones salía a respirar, manteniendo mi poronga entre sus manos y moviendola de arriba a abajo.
Yo sentía que iba a acabar en cualquier momento. Apretaba mis nalgas intentando frenar la avalancha.
Cuando se volvió a meter la pija hasta el fondo de la boca, le pregunté qué quería hacer cuando acabara, a lo que no me contestó y siguió chupando.
Interpreté entonces que no le molestaría que le entregue mi semen en su boca.
Me relajé, disfruté lo poco que me quedaba de la mamada espectacular que estaba recibiendo, y sólo atiné a decirle “ahi viene!” cuando ya era irrefrenable mi orgasmo y los consiguientes disparos de leche.
Al recibir el primer impacto, tomó mi verga fuertemente con las manos, y manteniendo los labios apretados alrededor de la cabecita, frenó de a uno los siguientes chorros con la lengua. Hasta ese momento, nunca había levantado su mirada hacia mi. Recién al cuarto o quinto lechazo, me miró, y sin bajar la mirada, se tragó entera de nuevo la pija hasta el fondo, haciendo succión al salir para dejármela limpita. No pude ver la cantidad de semen que le escupí, pero la noté tragar dos o tres veces.
Mi pija cayó muerta casi al instante, agotada.
Ella salió de entre mis piernas, fue a su mochila y sacó el cepillo de dientes y la pasta para lavarse la boca. Mientras lo hacía, yo me vestí y me acomodé la ropa.
Una vez lista, quise darle un beso.

No, besos ya te he dicho que no.
Bueno, está bien, estuviste genial!
Gracias, tenía muchas ganas.
Dejame invitarte a cenar algo - ya eran pasadas las 8 de la noche.
Bueno, solo tengo que avisar a mi hermana que no me espere a comer
Buenísimo! Avisale entonces.

Buscamos cenar en algunas de las opciones del patio de comidas, y nos sentamos a esperar en la mesa, mientras charlabamos de todo un poco. Recurrentemente hablaba una y otra vez de Colombia. Es lógico, no debe ser fácil estar lejos de tu país, de tu familia, de tus afectos, si encima es una decisión obligada por decirlo así.
Cuando nos llamaron porque la comida estaba lista, la obligué a que me esperara en la mesa mientras yo iba a buscar los platos.
Comimos sin dejar de hablar un minuto, por lo que la cena se hizo duradera. Serían más de las 10 de la noche, cuando noté su angustia por todo lo que estaba pasando, como que hace tiempo quería hablar con alguien y no podía. Se me ocurrió algo.

Sabes que? Tengo una idea - le dije mientras la tome de la mano.
Que?
Te noto muy angustiada, stressada…. Por qué no me dejás que esta noche te mime un rato?
Que?! Que estás diciendo? Ya te dije que tengo novio! - sonó un tanto indignada.
No no, ya lo sé, lo que quiero es ofrecerte una noche diferente. Quiero que por esta noche te relajes. Quiero que te sientas bien, que tu mente solo se dedique a disfrutar, qué te parece? Dejame consentirte en todo, solo por esta noche…. Pero no estoy diciendo de tener sexo, solo que te relajes
Mmm y cómo sería eso?
Bueno, si aceptas, acá cerca hay muchos hoteles, donde podemos pasar la noche, y donde haríamos todo lo que vos quisieras
Mmmm no se… No me convence… sería la primera vez que no vuelvo con mi hermana a dormir.
Bueno. Pero sos grande también, tenés derecho a pasarla bien una noche.
Si, puede ser….
Pensó un rato

Déjame llamar a mi hermana, si ella está en casa, voy contigo. Si no, tengo que volver al apartamento, porque es peligroso dejarlo solo por las noches, el barrio no es muy tranquilo.

Vivían en un departamento de un ambiente, las dos, cerca de un barrio medio peligroso, conocido del oeste. No sería el mejor lugar, pero era el que podían pagar, y que no les pedían demasiados requisitos.
llamó a la hermana, la escuché murmurar un poco, ya que se alejó de mi para hablar por teléfono. Cuando volvió:

Ok. Mi hermana estaba en el apartamento, y ya se estaba por recostar, acepto tu invitación.
Perfecto! Vamos!

Limpiamos las bandejas en los cestos de basura, y las dejamos ahí. Subimos a mi auto y salimos del estacionamiento, para dirigirnos a uno de esos hoteles que están al costado de la autopista. Entramos con el auto, y pedí la habitación que tenía todos los servicios.

Al entrar a la habitación, se encendieron las luces y la música funcional. Ella dejó su mochilita en el sofá, y se arrojó prácticamente a la cama, boca arriba, exhalando fuerte, como cuando uno se saca un gran peso de encima.

Querés tomar algo? Vino? Cerveza? Champagne? Gaseosa?
Mmmm vino está bien, si es blanco mejor.
Dale. Ya lo pido.

Pedí el vino, mientras la vi respirar tranquilamente sobre la cama, bajé un poco las luces, para crear un ambiente más propicio y busqué una de las radios donde pasaran música tranquila, unos lentos.

Cuando llegó el vino, con las dos copas, descorché y serví un poco. Le acerqué una de las copas, y brindamos. Bebimos un sorbo cada uno, mirándonos a los ojos.

Querés que ponga a llenar el jacuzzi?
Me encantaría. Pero cómo voy a entrar sin que tu me veas? Aquí no hay paredes de separación….
Mi idea es que te relajes, mejor dicho, lograr relajarte, por lo que pensaba acompañarte al jacuzzi, para hacerte unos masajes mientras
Noooo! Ni loca! Me vas a ver desnuda! Y ya te dije que tengo novio!
Pero vos me viste casi desnudo a mi, y eso no te preocupó. Dejame devolverte un poco de ese placer, prometo no hacer nada que vos no quieras.

Abrí las canillas del jacuzzi, regulé la temperatura del agua, y lo dejé llenando. Eché en él las sales y el shampoo que te proporciona el hotel para que haga burbujas.
No la noté muy convencida pero de todas formas a medida que me fui acercando ella se fue aflojando.
Aproximándome por detrás, puse mis manos sobre sus hombros, y despacito comencé a masajearlos. Ella respiró pronfundo y exhaló relajada. Por uno de las espejos vi que cerró las ojos y se entregó.
Masajeando su espalda, llegué a tironear de la chomba que traía puesta, y que se metía dentro de su pantalón, para quitársela. No voy a negar que me costó un poco pasar por sus pechos, ya que se trabó con estos cuando se la estaba queriendo sacar.
Ella levantó sus brazos para ayudar a que saliera la prenda. Un corpiño blanco, con partes de encaje, de tiras anchas, y tazas grandes apareció. La verdad que no era muy sexy ese corpiño, pero intuyo que por el tamaño de sus pechos, sería de lo más cómodo que puede conseguir. Su piel oscura pero sumamente suave me invitaba a seguir masajeandola e incluso a besarla. Me contuve las ganas de darle besos en la espalda solo por unos momentos. Cuando mis manos pasaron de la parte baja de la espalda hacia el frente, rozando la piel a los costados de su cuerpo, llegando a la panza, me quedó muy cerca de mi cara su cuello, y ahí no pude resistirme, y besé su nuca. Lejos de resistirse, ella respiró hondo, y dejó caer su cabeza hacia atrás. Continué entonces besando su cuello, incluso haciendo círculos con mi lengua, mientras que mis manos subían desde su pancita a sus pechos.
Mi cabeza no podía tomar dimensión de lo que estaban tocando mis manos. Por más que las abriera separando bien los dedos, no llegaba a tomar por completo esos pechos.
Continué subiendo despacito hasta meter mis dedos entre los breteles del corpiño, para bajarlos, y ella movió sus brazos para quitarse los breteles. Cuando logró sacarlos completamente, tomó mi cabeza desde la nuca y apretó contra su cuello, para que la siga besando, en incluso mordisqueando.
Terminé de bajar los breteles, y haciendo un poco más de fuerza, liberé los pechos del corpiño, que quedó a la altura de su cintura, solo agarrado por los broches de atrás.
Miré a traves de uno de los espejos, y no lo podía creer. Esas tetas estaban completamente al aire, y pude apreciar el tamaño perfectamente. Cada una parecía una pelota de handball, por eso no cabían en mis manos, y sus pezones oscuros, más oscuros que su piel, eran del tamaño de la palma de mi mano.
Quise apretujarlas, pero si tomaba cada una con una mano, era imposible. Por lo que las tomé de costado y las aprete una contra otra, como intentando juntarlas. Eran impresionantes esos pechos!!!

El jacuzzi ya estaba casi listo, por lo que la ayudé a desvestirse por completo. Desabroché su cinturón y su pantalón, y se lo quité. Tenía puesta una bombacha grande y blanca. Pero como su cola no se quedaba atrás en cuanto al tamaño, parecía más chiquita.
La bombacha se la quitó ella sola.
Su pelvis no estaba depilada, tenía un triangulito de pelo negro y enrulado en su monte de Venus.
Tomada de mi mano ingresó al jacuzzi, y acto seguido lo encendí. Las burbujas comenzaron a relajar su cuerpo, y los chorros de agua a masajearlo. La noté disfrutar del momento.
Mientras estaba con sus ojos cerrados, entregándose al placer del hidromasaje, me desvestí yo completamente. Mi pija estaba semi dormida, solamente estaba un poco endurecida, pero para nada estaba en su máximo potencial, calculo que toda mi líbido estaría puesta en darle placer ella, pero en un sentido más tántrico y sensorial, que en sentido sexual de penetración. Re pensé toda la situación. Me decidí a hacer exactamente eso, darle placer sin sexo.
Agarre una esponja de algas que estaba en una bolsita del hotel, y la mojé en el agua del jacuzzi. Sentado en la paredcita del hidromasaje, desde afuera, fui mojando y masajeando sus hombros con la esponja. El shampoo cubría su cuerpo y no me dejaba ver por debajo del agua.

Ven, entra conmigo, vamos - me pidió

Se lenvantó un poco, haciéndome lugar entre su espalda y el jacuzzi. Y ahí me dirigí.
El agua tibia estaba perfecta. Ella se posicionó entre mis piernas, quedando su espalda apoyada en mi pecho, al mismo tiempo que mi pija quedaba apoyada en la parte baja de su espalda, casi en su cola. Sentí que se me endureció un poco más.
Con la esponja, suavemente lavé todo su cuerpo, poniendo especial atención en sus pechos.
En el techo sobre el jacuzzi, había otro espejo más, y las imágenes que este reflejaban, eran hermosas.
El hidromasaje se apagó automáticamente, pero nosotros seguimos dentro. Las burbujas desaparecieron, y la espuma del shampoo de a poco también.
Empecé a masajear todo su cuerpo, bah, todo lo que podía, porque estaba en una posición un tanto restringente a los movimientos. La piel brillosa por el agua y el jabón, y además resbalosa, me invitaba a manosearla toda. Sus pechos eran espectaculares. Nunca en mi vida había tenido entre mis manos una tetas tan grandes, y firmes a la vez. Debo haber estado masajeando esos pechos como por quince minutos, mientras ella me acariciaba las piernas por debajo del agua, y jadeaba suavemente. Bajé una de mis manos, hasta su entrepierna, separé un poco sus piernas, y llegué a su concha por entre los vellos de su pubis. Ella se sobresaltó. Masajeé suavemente sus labios y los fui separando, al llegar al clítoris volvió a saltar. Cuando quise penetrarla con un dedo, me frenó y me sacó la mano.

No, no me penetres, la concha es de mi novio.
Ok, pero te puedo masajear?
Si, eso si.

Me pareció un tanto extraño todo, los límites que ponía, no los entendía del todo, pero no me importó. Volví a masajearla, esta vez con tres dedos le frotaba el botoncito, a la vez que le apretujaba las tetas de a una con mi otra mano. Le pellizqué los pezones, mientras le mordía suavemente el cuello. El agua se empezó a agitar, por los movimientos de su cuerpo en reacción a lo que le estaba haciendo.
Su respiración se agitó, y abrió su boca para respirar más fuerte.
El orgasmo estaba en puerta.
Su acabada fue de lo más caliente. Se quedó inmóvil un segundo, y empezó a gritar. La habitación se llenó con sus gritos.
Con una de sus manos tomó la mía y la apretó contra su concha, como masturbándose con mi mano en medio. Hizo lo mismo con su otra mano, y la que yo tenía en sus pechos. Me apretó tanto las manos que me hacía doler. Su pecho apretado parecía que iba a explotar. Hizo fuerza contra mi cuerpo, aplastándome contra el jacuzzi.
Hasta que se relajó. La respiración agitada, bajó su ritmo de a poco.
Volví a encender el hidromasaje, y haciéndonos mimitos nos quedamos un rato dentro del jacizzi.

Salí y me duché, mientras ella se quedó un rato más dentro del hidro.
Me sequé, y la ayudé a ella a salir. Tomé la toalla, y la sequé yo a ella, centímetro a centímetro. Disfruté enormemente pasar la toalla por todo su cuerpo húmedo. Primero sus hombros y espalda, luego sus pechos, sus brazos, su abdómen. Seguí con su cola, y finalicé con sus piernas. Besé cada parte de su cuerpo a medido que la iba secando.
Nos recostamos en la cama, y nos quedamos dormidos.

Lo siguiente que recuerdo, fue que me desperté porque algo me dolía.
Tenía la poronga muy dura, eso era lo que me dolía. Y el motivo de mi severa erección era que Salomé la tenía entre sus manos y dentro de su boca. Me estaba pajeando al tiempo me chupaba la pija.
Cuando vió que me desperté. Me miró a los ojos, me sonrió y siguió chupando.
En un momento, salió de entre mis piernas, bajó de la cama, me hizo girar y sentar en el borde de la cama. Me abrió las piernas, que las mantenía con los pies apoyados en el piso, y me recostó un poco hacia atrás, haciendo que apoye los codos en el colchón.

Gracias por todo - me dijo - ahora me toca a mí “relajarte” - y me guiñó un ojo.

Se dispuso a hacerme uno de los mejores petes que recuerde. Con las dos manos me amasaba la chota mientras subía y bajaba por todo el largo con la boca. Me costaba mantenerme concentrado.
En determinado momento se sacó la verga de la boca, me miró

Te gustaron mis pechos?
Si! Por supuesto! Me encantaron!
Bueno, me voy a meter tu pinocho entre mis melones, y me los vas a coger….
Ufffff bueno, si vos queres, a mi me vuelve loco la idea

Acto seguido, se escupió las tetas, más específicamente el canal entre teta y teta, y separándolas con sus manos, me pidió que meta la pija entre medio.
Al hacerlo, ella juntó sus pechos, haciendo desaparecer mi verga. Comenzó a subir y bajar las tetas con sus manos, pajeandome con ellas. Mi verga apenas asomaba su cabecita entre semejantes melones, volvía a desaparecer.
El placer que me producía era inmenso, pero en cierta forma me bajó un poco la calentura esa que me llevaba a estar a punto de acabar, y pude disfrutar un rato esa turca impresionante que me hizo.
Después de unos minutos, cuando ya su entreteto estaba más seco, y me empezaba a raspar, ella soltó sus pechos, y tomándome la pija de nuevo se la tragó hasta el fondo de una. Cuando la volvió a sacar, hilitos de baba le colgaban de los labios.

Hay algo para mí todavía? - me dijo con voz de bebota
Si, algo queda creo.
Bueno, me la das? La quiero aquí…. -me dijo señalando la parte de arriba de sus tetazas

No me dejó ni contestarle, que se puso a mamar ferozmente de nuevo. A los pocos segundo yo ya estaba por acabar.
La empujé suavemente hacia atrás, para poder levantarme y pararme. Ella quedó arrodillada en el suelo, con la cola apoyada en los talones. Con una mano, se juntó los pechos, pasando el antebrazo por debajo del otro pecho, y con la otra me siguió pajeando, como ordeñándome. Desde arriba, sus pechos parecían más grandes todavía.
Mi orgasmo ya no pude frenarlo. Le acabé fuertemente apuntando ella misma los chorros de leche en su entreteto. Se formó una pileta con gran cantidad de leche.
Mis piernas se aflojaron por la acabada, y caí rendido sobre la cama.
Ella, mirándome, se paró frente a mi, y se esparció toda la leche por los pechos, masajeando las tetas por arriba, por debajo, y por todos lados, con mi semen.

Mmmm que rico papito! - me dijo mientras se acercaba una teta a su boca con la mano, y lamía la leche con la lengua.

Me sonrió pícaramente, y se fue a la ducha.
La ducha estaba separada de la habitación solo por un vidrio, y tenía una luz dentro, que al apagar las demás, parecía recrear un escena de una película erótica.
Comenzó a bañarse, ejabonándose todo el cuerpo lentamente, mientras yo la veía desde afuera. Lentamente se masajeaba desde el cuello hasta los pies, con abundante jabón, quedando recubierta de espuma.
Cuando se terminó de lavar los pies, se incorporó lentamente, mirándome, y se sonrió. Recién ahí caí en que yo estaba tocándome. Mi pija se estaba despertando de nuevo, y empecé a pajearme despacito de nuevo.
Ella me vió y se ve que le gustó o calentó eso, porque se empezó a tocar y refregar los pechos, al tiempo que con una mano bajó hasta su concha y se tocó también.
Me paré y me acerqué hasta la ducha. Apoyé la mano izquierda en el vidrio de separación mientras me seguía pajeando con la otra mano. Ella se sintió como en una vidriera, y empezó a tocarse más fuerte. El agua hacía las veces de su amante, recorriendo todo su cuerpo y su piel.
Mirándonos fijo a los ojos, cada uno se mansturbaba por el otro.
La vi retorcerse de placer, y yo también lo sentí.
Me di cuenta que estaba teniendo el orgasmo, cuando abrió sus piernas, se colocó casi en cuclillas, apoyando su espalda contra la pared de la ducha, y metió dos de sus dedos dentro de su argolla. Cerró los ojos y gritó.
Yo también llegué en ese momento. Mi pija latía y se hinchaba, para escupir lo poco que me quedaba contra el vidrio. Nuevamente se aflojaron mis piernas, y tuve que apoyar mi frente contra la mampara para no caerme.
Nos miramos y nos deseamos terriblemente, pero nada más pasó.

Ella terminó de ducharse, luego entré yo a pegarme una ducha rápida. Cuando salí ella ya estaba vestida, por lo que me vestí yo también.
Eran las siete y media de la mañana. Yo me tenía que ir a trabajar.
Salimos del hotel y la dejé en la puerta del shopping, habiéndome agradecido la noche de relax que habíamos pasado.
Quedamos en volver a hablarnos.
Me fui al trabajo, pero mi cabeza no paraba de pensar en semejantes pechos.
No era para menos

4 comentarios - Noche de relax ajeno

cete08 +1
Muy buen relato, espero la cotinuacion. Van puntos
cete08
Muy buen relato, espero la cotinuacion. Van puntos
casta2014
Gracias por comentar
DANIELINFANTESEG +1
extraordinario relato con la colombiana,,,,,,
casta2014
Gracias por comentar
mca19000 +1
Muy buena idea, la pasaron bien, todo bastante erótico, y la chica feliz porque no le fue infiel a su novio (de acuerdo a sus reglas obvio!)
casta2014
Exacto! Siempre se hizo lo que ella permitió! El respeto ante todo! Gracias por comentar