Vecina me enseñó a hacer huevos y le di mi leche



Bueno, ahora vamos a lo hetero, chicas, para que nose desilusionen con mi travestismo. Resulta que yo soy un poco mucho perro paracocinar, y entre otras cosas no sabía preparar huevos, sea para ensalada, comersolos o como a mí me gusta, con los sandwiches de fiambre con mucha mayonesapara rendir bien. Entonces le dije a mi vecinita Silvia de acá de mi depto deCarapachay, y la rubia linda, que ya cogí una vez, re dulce me dijo que ella meenseñaba, que sólo le comprara los huevos. 
Excitado pensando que hasta iba a comer con ella ytal vez algo más, compré media docena de huevos, me vestí muy bien y perfumésólo para aprender a hacer huevos, mirá. Silvia me recibió cariñosa, me adora,y además muy elegante, blusita, pollera estampada, tacos y hasta maquillada yperfumada, recién bañada. Intuí que ésta me leyó la mente y me quería hacer lacompleta, cocinarme huevos y de la calentura a mí también. Nomás la mujer jovenme llevó a la cocina, me explicó paso por paso, yo practiqué ahí mismo con otroy tan bien me salió que ella largó: "Divino Diegui, ahora de premio tequedás a comer sandwichitos con huevo". Cómo la dulce sabe lo que qiero,así que tuve que hacer dos o tres más para comer con el fiambre que ella se vehabía comprado.
 
Los preparé perfecto, los corté mejor según ella ySilvia me hizo entonces sandwiches de fiambre y queso con mis huevos y a mi pedido,mucha mayonesa. La divina me los hizo, comimos, charlamos y de dulce me convidóhelado que también tenía preparadito en su heladera. Tan lleno estaba y tanfeliz de los huevos y de comer fiambre con ella, de alimentar mi fetichismo,que no pude más.
 
La abracé a Silvia, le dije de un pico (es soltera),medio no quería pero aflojó y nos dimos un besote en la boca. Y ahí exploté: laagarré, la llevé a la pieza de ella con no sé qué excusa y la estrujé contra suplacard, Silvian no atinó a nada de la sorpresa, le bajé a tirones su pollera ybombacha, ella no tuvo drama, se dejó tranquilita y apenas pelé mi peneerectísimo por los huevos y la mayonesa, se lo metí bien hasta el fondo de esaperfecta cola, froté con furia y en quince eyaculé monstruoso semen en la colade Silvia. Al terminar me quise ir a limpiar y vestir, no quería más con mivecina, no quería abusarme (justamente) de su confianza. Pero la gauchísimarubia me dijo otro por la vagina. Me hizo mimos, me sacó todo, se qitó todo yabrió ancha sus piernas, me le zambullí y tras penetrarla brutamente, se la diadelante y atrás con salvajismo hasta volver a llenarla. Ahora mi semen aborbotones llenó la vagina de Silvia, que al sentir mi lechita gimió y gritócomo loca del placer. Después sí, me felicitó por los huevos, le agradecí elpolvo, le di otro pico, me regaló una de sus bombachas para mi colección y me fuia mi depto con el resto de los huevos, que ahora haré pero solito. Bah, capazque viene Silvia y me da otra lección. Y ahí yo le pago con mi leche.

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