Mis ex 7: las maestras jardineras (parte 2)

Antes de que deje de verme con la seño habían pasado varias cosas. Todo comenzó en el bendito grupo de wassap de mamis. Primero que nada pude comprobar que lejos de lo que uno podía esperar en el grupo no faltaban chistes, mensajes subidos de tono y hasta algún que otro video o foto de un negro muy bien dotado.
Yo tenía el grupo silenciado y cada tanto miraba por si había novedades del jardín. En un momento me pongo a ver mensajes viejos y veo que unos días atrás una había contado que el marido se había ido por laburo unas semanas afuera y que ya no daba más, mientras todas la cargaban la piba que comenté en el relato anterior que parecía más la hermana que la mama tiró que ella estaba casada con un tipo bastante mayor y que entre laburo, viajes del tipo y pocas ganas casi que ni tenían relaciones, muy cada tanto. Por el tono que lo puso estaba claro que se moría de ganas de garchar.
Por el celu no podía decirle nada sin avivar al resto que no era "mami" así que al día siguiente me acerque´a charlar con ella de cualquier gilada. En pocos días fuimos entrando en confianza. Por suerte nuestras nenas eran amigas así que empecé a llevar a la mía a su casa para que jueguen un poco. Como dijo la tipa el esposo casi nunca estaba (apenas me lo crucé un par de veces, si ella parecía la hermana el tipo parecía el abuelo de la nena). Cada vez teníamos más confianza y se notaba una tensión sexual cada vez mayor. Cuando iba a la casa cada vez me recibia en ropa más sexy (nada muy espectacular tampoco, pero alguna calcita ajustada, un jogging que marcaba la cola, siempre destacando ese que era su mejor atributo).
Un mediodía después de dejar a la nena había arreglado con ella que iba a pasar por su casa algo que me olvidé la noche anterior. Como no daba más de la tensión una vez en su casa le mandé un beso. Me lo devolvió fugazmente y se corrió, me dijo que no daba que yo le gustaba pero no quería cagar al marido. Yo le dije que todo bien que pensé que sí quería que me disculpe y me estaba por ir. Me pidió que no me fuera así y puso agua para unos mates. Me quedé pensando en irme al ratito, la verdad que se había puesto medio incómoda la cosa. En un momento entre mate y mate se acercó a mi silla se me subió encima y me dijo que le gustaba mu cho, que sí quería estar conmigo. Empezamos a besarnos y enseguida le toqué el orto, por dios qué linda que era. un rato después fuimos a la pieza, la desvestí bastante rapido, no tenía corpiño y conocí unas tetas pequeñas y paraditas con pezones grandes (algo que me gusta mucho) que lamí con fruición. Una tanga blanca que apenas le cubría un culito espectacular, bien firme y paradito. Mandé una mano a la concha pensando que iba a tener que hacer una previa pero nada que ver, estaba ya super mojada y pude mandar 3 dedos de una, así que me puse el forro y cogimos. Ella acabó enseguida y primero se desconcentró un poco después de acabar pero después medio que se transformó y empezó a pedirme que la siga cogiendo.
Después de terminar me pidió que me fuera. El mismo día me escribió que no podíamos vernos más, pero así comenzó una historia de histeriqueadas, momentos que se arrepentía y momentos que me pedía que me la re coja. Cada vez le cabía el sexo más fuerte (y siempre pedía por la cola) pero cada vez después hacía un planteo de arrepentimiento, hasta que me terminé cansando y le corté el rostro un par de veces y no insistió más.
Dos recuerdos hot que tengo con ella, además de como entregaba la cola y como tragaba la leche, son uno una vez que el jardín invitó a las familias a una salida a un parque de la ciudad. Ella fue sola y en un momento las seños organizaron un juego con los chicos e invitaron a los padres que se quisieran sumar. Nosotros aprovechamos para ir hasta el auto y garchamos ahí nomás, a metros de donde todos jugaban.
Otro fue una de las últimas veces cuando aún estábamos, un acto en el jardín. Como en todo acto se amontonó un montón de gente que se empujaba por un lugar más cerca para mirar y sacar fotos. Yo me puse atrás de ella bien pegado y ni bien comenzó el himno le manoteé el orto.
Ella primero se dio vuelta furibunda pero al ver que era yo se pegó más a mi, Por la cantidad de gente y todos concentrados era dificil que nos vieran así que metí la mano adentro del pantalón, primero por detras tocándole los cachetes desnudos (estaba re entangada) y frios (siempre los tenía fríos). Después pasé la mano adelante y ahí sí vino el calor y la humedad. La toqué y la dedeé un poco hasta que me agarró bien fuerte de los brazos y acabó (me dejó unos días la marca).
Con esto conté la segunda mujer que me cogí del jardín de mi nena, pero no sería la última. En el próximo relato cuento la tercera.

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