De paseo por las sierras, por Ale

Hola que tal, mi nombre es Ale, de 59 años,soy el esposo de Elena (54). La historia que voy a relatar, ocurrió hace unos meses mientras estábamos vacacionando en una zona serrana de una linda Provincia de la Argentina.
Habíamos salido a recorrer unos diques ylagos que tiene esta zona, y sacar algunas fotos del paisaje y, por supuesto, sacarle algunas fotos a Elena, una predilección que tengo de hace muchos años.
Ella vestía un jean azul y una remera escote en U bastante amplia, cubierta por una campera de cuero negra finita. Debajo llevaba un corpiño de encaje blanco y una tanga chiquita del mismo color y para completar unas zapatillas de color rosado muy “paquetas”.
Debo decir qué Elena con sus 54 años se conserva muy bien, teniendo buena cola, cintura y lo que más resalta y a mí me enloquece son las tetas grandes sin ser desproporcionadas, con unos hermosos pezones gruesos que coronan esos dos monumentos. De tez blanca y de cabello largo a media  espalda, con grandes ondas y mucho volumen, de color rojo furioso. Toda una pelirroja muy comestible.
Juntos habíamos pasado unos días hermosos y cachondos también y la verdad que estábamos con ganas de jugar y hacer travesuras de cierto corte exhibicionista por el lugar.
Quiero agregar en este momento que, a Elena le gustan mucho los “juguetitos eróticos” y tiene varios. En esta oportunidad se había introducido en su vagina un vibrador controlado por control remoto, vía Bluetooth, teniendo yo el control de la intensidad de vibración del mismo.
No tener el control a ella la calienta mucho.
Paramos un par de veces en la ruta camino al lago que queríamos visitar y Elena se bajó del auto para alejarse unos treinta metros por el costado de la ruta (con algo de tránsito) para comenzar a volver, abriéndose la campera y bajarse el escote de la blusa mostrando el corpiño.
Yo le sacaba fotos mientras ella se tapaba cuando pasaba un vehículo. Luego se volvía a destapar y se sacaba esas hermosas bochas del corpiño pellizcándose los pezones duros y erectos frente al estímulo, para volver a taparse al límite del paso de otro automóvil.
Recibió varios bocinazos.
Paramos un par de veces más, siempre Elena alejándose del auto al costado del camino y luego volviendo, mostrando, insinuando, jugando con sus tetas y ocultándolas en los momentos justos en que pasaba algún vehículo, hasta que llegamos a un dique hermoso con un gran espejo de agua.
 Quiero agregar en este momento que, además de sacarle fotos, yo jugaba con el celular activando el control remoto de su vibrador, por lo cual Elena se encontraba en un estado  mucho más sensible, algo excitada y atrevida a estas pequeñas sesiones exhibicionistas.
En el espejo de agua estuvimos un buen rato disfrutando del paisaje, charlando, entreteniéndonos y yo jugando con mi celular y con su vibrador y entonces iniciamos otra sesión de fotos, ella al costado de la ruta, de un camino sinuoso y yo sacando fotos y fotos y ella sacándose las tetotas, y mostrándolas para luego cerrar su campera y abrirla, una y otra vez y un disparo y una y otra vez y otro disparo y otro, hasta que en un momento aparecieron en una curva dos motoqueros que venían acercándose, por la espalda de Elena, hacia donde yo estaba sacando las fotos.
 Elena siguió mostrando las tetas grandes y los pezones abriendo la campera y cerrando hasta que los motoqueros pasaron por su lado justo en el momento en que ella había abierto  totalmente la campera, con los brazos en cruz, y al darse cuenta del paso de ellos, la cerró rápidamente, aunquea mí me quedó la duda de que uno de ellos, que había estado viendo el movimiento desde atrás, algo percató con respecto a esa sesión fotográfica y alcanzó a girar la cabeza donde, muy probablemente, haya logrado verle las hermosas “bochas” que Elena tiene.
 Los motoqueros siguieron  unos 100 metros más delante de  donde estábamos nosotros y pararon en donde había un especie de mirador con una huella que descendía hacialas orillas del espejo de agua.
 Bajaron de las motos, se sacaron los cascos y las camperas, quedando en remeras y jean y se pusieron a conversar entre ellos y, de vez en cuando, se giraban hacia nosotros mirándonos risueños.
Elena me dijo:
- Ale, me parece que uno de ellos alcanzó a mirarme las tetas… No alcancé a cerrar la campera a tiempo… No me había dado cuenta que  venían- a lo que yo respondí:
-Si, puede ser. El mayor de ellos me parece que alcanzó a verte- y me reí mucho mientras activé, con el control remoto, su vibrador dentro de su zorra, llevándolo al máximo y ella puso una cara de deseo y de excitación, mirándome con los ojos entrecerrados.
Le pregunté: -Querés que averigüemos aver si realmente vio algo?...Lo hacemos en forma disimulada, te parece?
Ella en un principio dudó, pero al final dijo -bueno, dale, pero tengamos cuidado.
-No te preocupes- le dije -cualquier cosa nos vamos.
Subimos al auto y arrancamos yendo en la dirección a ellos y como si nada agarramos y paramos a unos 10 metros entrando en ese mirador, saliendo del camino y apuntando la trompa del auto hacia el gran espejo de agua sin ingresar en esa huella que iba hacia un costado y hacia abajo, hacia el borde del agua.
Elena estaba nerviosa pero también algo excitada y yo de vez en cuando seguía subiendo y bajando el nivel de vibración de su “juguetito”, con lo cual ella cada dos por tres se pasaba la lengua por su labio inferior y se acariciaba los pezones, metiendo los dedos por dentro del corpiño. Este gesto se podía adivinar desde afuera a través del vidrio, cosa que no pasó inadvertida por los hombres que justo miraban la maniobra que yo había efectuado con el automóvil.
Me bajé del auto, cámara en mano, dejándola a ella que jugará con sus “bochas” mientras el vibrador seguía haciendo efecto y me dirigí a la orilla y empecé a sacar algunas fotos, algunas en un ángulo  qué podía fotografiar parte del auto y a Elena en su interior, quién acariciaba sensualmente sus tetas y la imagen de los dos motoqueros apoyados sobre sus motos mirándola disimuladamente cómo ella se daba placer.
Fui acercándome hacia ellos, mientras sacaba fotos y pude distinguir que uno era de unos 40 años, atlético con una barba raleada y el otro un poco mayor, de alrededor de 50, también robusto, ambos de alrededor de un metro 75, de tez blanca, bronceados por el aire y el sol serrano, musculosos.
El mayor se acercó a mí y me sugirió viendo que hacía tomas y tomas con la cámara que si recorría la huella, a unos 200 metros, al costado del lago había como un páramo con un grupo de árboles y que tenían una vista hermosa para poder hacer fotografías de paisajes.
Le agradecí la información y mientras él refería que ellos iban a ir a ese lugar para poder refrescarse un poco en el agua, ya que era un lugar donde, inclusive, se podía uno meter sin peligros en ese sector del espejo de agua.
Y dicho esto, ambos agarraron sus cascos los que colocaron en sus antebrazos y se dirigieron, subiéndose en sus motos, hacia ese lugar que me habían indicado, pasando al costado del auto viendo a Elena quién levantó su mirada y mirándolos dejó que ellos vislumbraran sus hermosas tetas ya que se había bajado un poco la remera y se veía parte del corpiño de encaje blanco y los globos blancos desbordando las copas de la prenda.
Volví hacia donde estaba Elena y subiéndome al auto le comenté que me habían dicho que entrando por ese caminito a unos 200 metros había unos arbolitos y en ese lugar se podía disfrutar y descansar mientras yo podía sacar fotos y mirándola pícaramente le dije:
-me dijeron que iban a aprovechar para refrescarse- ya que en ese lugar a orillas del agua se podía uno bañar sin mayores peligros.
Elena me miró y me preguntó:
-pero cómo?, si están vestidos- a lo que yo me encogí de hombros y le contesté:
-Vaya a saber, qué hacemos? te animas y bajamos y de paso saco  fotos y descansamos un rato?
Ella me miró, se mordió el labio inferior yme dijo:
-Dale vamos y ya veremos, la verdad tengo mucha curiosidad y no te voy a mentir, estoy bastante excitada.
Arrancamos y bajamos por el sendero hasta llegar a ese lugar parando bajo un árbol mirando a estos dos hombres que estaban a unos 20 metros de nosotros y que habían dejado los cascos en sus motos y ambos se habían sacado las remeras, quedando desnudos de la cintura para arriba.
Elena al mirarlos no puedo dejar de expresar un -guau!!! qué lindos ejemplares- y se sonrió.
Una vez que estacionamos, ambos nos bajamos del vehículo y yendo hacia la zona de la trompa del mismo nos apoyamos sobre el capot, observando el hermoso paisaje que veíamos ante nuestros ojos.
Elena en realidad veía dos paisajes, el natural y por otro lado el de ambos machos quiénes, sin demasiado pudor, se habían despojado de sus botas, medias y pantalones, quedando únicamente, ambos, con unos slip en donde, a pesar de la distancia, se apreciaban dos paquetes con una semi erección, seguramente por tener en la cabeza la imagen de Elena y sus tetazas dentro del auto.
Se dirigieron hacia el agua y se zambulleron en el lago nadando durante unos minutos.
Mi esposa no podía dejar de mirarlos y yo por supuesto con el control en el celular jugaba con el vibrador que ella tenía enterrado en su depilada vagina.
-Ay Ale, la verdad que estoy muy caliente-me dice Elena.
-Qué querés que hagamos?- le comento-Te gustaría que juguemos un poco, de forma  semejante a esos video que hemos visto en dónde la gente hacía “dogging”?... Te animas?
-Pero yo no me bajo del auto. Y yo decido si bajo los vidrios.- me sentencia.
-Por supuesto amor- le aseguro, sabiendo que las reglas del dogging ponían los límites claros (con vidrios levantados sólo era mirar, vidrios bajados aceptaba tocamientos de ambas partes. Puerta abierta eliminaba los frenos y lo que ocurriera siempre era en total acuerdo de las partes).
Elena pone cara pensativa y luego de unos segundos me pregunta:
-Me dejarías abrir la puerta?
-Te dejaría hacer lo que quieras y verte gozar como quieras- le aseguré. -Actúa con total libertad-
Dicho esto me dirigí a una pequeña loma a unos 5 metros por el costado y adelante del lado del acompañante del auto. Tenía una vista privilegiada de lo que hiciera Elena.
Mi esposa se metió dentro del vehículo sentándose en el asiento del acompañante del conductor y cerró la puerta levantando los vidrios. Esto no impedía para nada la visión de lo que hacía adentro sumado a que el auto era muy bajito.
Mientras tanto los hombres se habían recostado en un sector de pasto, en slip, a secarse bajo el sol. Elena los miraba desde su asiento mientras se acariciaba las tetas por encima de la remera y comenzaba a descender de vez en cuando una mano hacia la entrepierna, donde el vibrador estaba haciendo estragos humedeciéndola toda.
Así pasaron unos 10 minutos en dónde Elena se empezó a descontrolar y, primero se bajó el amplio escote de la remera, dejando el corpiño a la vista amasándose las “bochas”, para más tarde, sacarse las tetas de las tazas del sostén totalmente y, humedeciendo las palmas de las manos con su lengua, magrearse los pezones completamente parados de la excitación.
Este gesto no pasó inadvertido por el mayor de los motoqueros, quien primero se sentó y luego se paró para mirar mejor, al principio sorprendido, mirándome incrédulo por lo que veía, a lo que yo le devolví una sonrisa cómplice. Se le había parado la pija casi saliéndose del slip, aparentemente de muy buen tamaño, apretándosela con una mano.
Elena se dio cuenta de estos movimientos, fijando alternativamente sus ojos, llenos de deseo, entre la mirada del hombre y de la verga que se marcaba bajo su slip, acelerando el masaje de sus tetas sabiendo que ese macho podía verla perfectamente, y luego baja una mano para desabrochar el jean y bajar el cierre, metiéndola hasta su zorra mojada tocando la antenita del vibrador saliendo de la vagina y acariciando su clítoris erecto y muy sensible dándole olas de placer.
Para estar más cómoda, Elena se bajó el pantalón y la tanga hasta la pantorrilla separando las rodillas para tener acceso pleno a su depilada zorra. Igualmente y, viendo que el hombre caminaba lentamente hacia el auto tocándose la verga, mi esposa decidió sacarse la remera, quedando completamente expuesta. Que espectáculo le estaba dando al mayor de los motoqueros, quien al ver la desnudez de Elena se sacó la verga y los huevos del slip y se empezó a pajear lentamente. Elena la miró y se mojo los labios con la lengua. Hermosa pija cargaba el hombre.
-Si no baja el vidrio, sólo podés mirar. Si lo baja te está dando permiso para que la acaricies y, si quiere, ella a vos-le dije al hombre que se había parado a un metro de la puerta donde estaba Ele.
-Ok, entendido y… gracias!- merespondió. La respuesta me causó gracia y me sonreí.
Elena continuaba masturbándose con una mano y se magreaba los pezones y las tetas mientras veía como Ramiro (así se llamaba el hombre mayor según supimos después) se hacía una formidable paja con la cabezota de la pija casi pegada al vidrio apuntando a mi esposa, cercanía que hizo que Elena tuviera su primer orgasmo.
Yo sacaba fotos de esa escena teniendo mi verga al palo cuando observo que se baja el vidrio de la puerta de mi mujer, accionado por ella.
El hombre al observar esta maniobra le pregunta a Ele -Puedo tocarte?... Estás tan exquisita, sos tan erótica... Me llamo Ramiro- a lo que mi esposa le responde:
-Acariciame suave y chupame rico los pezones... Me llamo Elena- le dijo mientras volvía a estimularse su clítoris.
Ramiro metió la cabeza por la ventanilla y se prendió a mamarle las tetas con devoción sacándole gemidos de placer a mi mujercita. Además con su mano derecha bajó hasta la zorra de Elena masturbándola mientras, con su mano izquierda, se pajeaba su pija en su máxima erección. Yo estaba extasiado con la imagen y recaliente, por lo que desabroché mi pantalón y me lo baje junto con el boxer, para agarrarme la verga y empezar a masturbarme.
En eso me doy cuenta que el otro hombre se había levantado y se había acercado al vehículo quedando junto a la puerta del conductor, mirando lo que pasaba adentro y ya, sin el slip, haciéndose una terrible paja, masajeándose una buena pija también. Elena se dio cuenta y con todos estos estímulos tuvo su segundo orgasmo,
Ramiro siguió dedeándole el clítoris y agarrando el vibrador por su antenita empezó a moverlo simulando que la cogía, metiéndolo y sacándolo rítmicamente a lo que escucho a Elena decirle:
-Guacho me estás matando con tus dedos y ese jueguito... Déjame que te agarre esa pija tan sabrosa que tenés- alargando la mano por fuera de la ventanilla y tomando la verga de Ramiro para empezar a pajearla.
-Qué rico me estás magreando la pija Elena- le dijo y acto seguido le hizo señas a su amigo para que fuera a su lado, cosa que hizo inmediatamente poniéndose entre la puerta delantera y trasera, con la poronga dura apuntando al cielo.
En eso veo que se baja el vidrio de la puerta de atrás y escucho a mi esposa decir:
-Como te llamas ricura?
-Ernesto mi amor- le responde el hombre más joven.
-Acariciame las tetas por la ventanillade atrás- refirió mi mujer accionando la manija que reclinaba el respaldo del asiento, para que Ernesto pudiera tomarle las “bochas” cómodamente, cosa que ejecutó sin pensarlo usando ambas manos pellizcándole suavemente los pezones.
-Ahhh que ricoooo!!!- exclamó Elena.-Cuanto placer me están dando.
Ramiro estaba pegado a la ventanilla por lo que su pija entraba dentro del habitáculo muy cerca de la cara de Elena, quien la sobaba y se relame viendo salir líquido pre seminal del orificio de la cabeza de la misma.
Esto más el hecho de que Ernesto se había apoderado de sus tetazas y Ramiro había metido un dedo dentro de la vagina pechando el vibrador bien profundo, hizo que se abalanzase sobre su pijota y, luego de lamerle la punta, se engullera los 18 cm, no sin cierta dificultad al principio y empezará una felación como solo ella sabe hacerlo.
-Ahhh yegua, que rico que me la estás comiendo… Ufff…  Sos una maestraaaa!!!- exclamó el mayor de los motoqueros.
Elena, mientras se comia desesperadamente ese pedazo de carne, con su mano derecha agarró la pija del más joven y se la empezó a pajear en forma muy deliciosa.
Ernesto inmediatamente se pegó al lado de su compañero contra el vidrio acercándole su poronga a la cara de Elena, como suplicando el mismo tratamiento que el que le estaba dando a su amigo.
 Mi esposa entendió rápidamente lo que Ernesto quería y acomodándose, se arrodillo en el asiento, de frente a la ventanilla y se saco la pija de la boca de Ramiro para meterse la pija de Ernesto.
Yo desde mi lugar sólo escuchaba gemidos de ambos machos y el ruido particular de la boca de mi esposa succionando ambas vergas, saltando de una a otra y devorándoselas completamente.
Era un espectáculo alucinante y mi cámara fotográfica plasmaba ese momento con instantáneas alternando con filmaciones cortas.
Elena de vez en cuando giraba un poco su cabeza y me miraba con los ojos vidriosos de placer.
En un momento Elena se saca la poronga de Ramiro de la boca y mientras masturbaba a  Ernesto le dice:
-Ramiro necesito que me comas toda la zorraaa!!- con voz afónica de placer.
Dicho esto, deja la poronga de Ernesto y abre la puerta del automóvil, se termina de sacar el pantalón y la tanga y se acuesta transversalmente, apoyando la cabeza en el asiento del conductor y abriendo las piernas, apoyando el pie izquierdo en la puerta y el derecho en el zócalo, quedando totalmente expuesta su zorra totalmente depilada, asomándose su hinchado clítoris, mojada la entrada de la vagina por dónde salía la antenita de silicona rosada del vibrador, que se había parado por haberse agotado la batería.
-Dale, macho mío, chupámela, dame placer- rogaba mi esposa y agregó – Ernesto, vení por la puerta del conductor que te quiero seguir comiendo la pija.
Ernesto rápidamente cruzó el automóvil, abrió la puerta y se inclinó metiéndole la verga desde la cabeza de Elena que reinicio la felación de ese trozo de carne viril.
Yo abandone la lomita en dónde estaba y me coloque al costado del auto, por detrás y al costado de Ramiro, que se había arrodillado entre las piernas de Elena y se disponía a pegarle una mamada feroz a la zorra y el culo de mi mujer. Desde esta posición podía filmar y tomar fotos, todo en un primerísimo plano.
Ramiro comenzó a acariciar toda la zorra, desde el monte de Venus, pasando por los labios y el clítoris, introduciendo levemente la punta de su dedo índice mojándolo con los jugos de lubricación y siguió estimulando ese corazón de carne que separa la vagina del ano, para terminar masajeando el agujero del ano, y luego volver y repetir la maniobra mientras Elena movía toda la cadera muy eróticamente.
En uno de estos recorridos Ramiro agarró la antenita y suavemente le sacó el vibrador y le metió dos dedos en la vagina, masajeando su interior buscando su punto G, que al encontrarlo generó otro orgasmo explosivo en ella, pero que sólo logró elevar al máximo su calentura.
El mayor de los motoqueros hundió su cara en la zorra de Elena e hizo malabares con su lengua y labios desde el clítoris hasta el ano, ida y vuelta, parando en la vagina para tratar de cogerla con la lengua.
Elena estaba en un estado de excitación descontrolada, chupando ferozmente la verga de Ernesto, quien estaba a punto de acabar, mientras él le masajeaba las tetazas y sus pezones.
-Ramiro necesito que me cojas, que me metas esa vergota rica que tenés- le dijo Elena.
-En la guantera hay unos condones, ponete uno y haceme tuya- le dijo y volvió a agarrar la pija de Ernesto y aseguir mamándosela.
Ramiro abrió la guantera encontrando los condones, sacó uno y se lo puso.
-Ay Elena, cómo te voy a coger- le dijo Ramiro.
Se acomodó bien al borde del asiento del auto, apuntando la cabeza de la pija a la entrada de la zorra y lentamente la fue penetrando, cosa que resultó fácil por lo lubricada que estaba.
Mi esposa se sacó la verga de Ernesto de la boca y le dijo:
-Amor que rico se siente, me llena toda la vagina, dale ahora movete y no pares… Dale Ramiro…  culiame, culiame… culiameeee!!- y volvió a agarrar la pija de Ernesto y a engullírsela  completamente.
Así estuvo por unos 6 a 7 minutos recibiendo pija por la zorra y por la boca. Yo a un costado de esa escena me cascaba la poronga parada por segunda vez, alucinado, filmando todo.
En un momento Ernesto no aguanto más y alcanzó a sacar su verga de la boca de Elena y escupir una buena cantidad de esperma que cayó entre las tetas de mi mujer.
Inmediatamente Elena tuvo un orgasmo muy largo sintiendo como la pija de Ramiro la taladraba sin parar y acariciándose las tetas impregnadas de esperma que la llevó a un estado de calentura tal que, agarró la pija semi erecta de Ernesto y se la metió en la boca para terminar de tomarse las últimas gotas sin sentir nada de asco, al contrario, un sabor totalmente afrodisíaco.
Yo no podía creer lo que estaba viendo, en cuan lujuriosa y desfachatada se había convertido mi adorable esposa. Me sentía caliente y feliz al haber cumplido una fantasía mía y al verla gozar libremente cumpliendo también una fantasía de ella.
Fantasía que todavía continuaba gracias a la garcha de Ramiro metida en lo profundo de su zorra.
Ramiro aceleró el ritmo y le dijo que iba a acabar a lo que Elena le pidió:
-No me la saques porque quiero que terminemos juntos- entrando ambos en éxtasis máximo teniendo un orgasmo simultáneo interminable que los dejó pleno de gozo y agotados recostándose Ramiro sobre ella para poder recuperar el aliento.
Por supuesto que yo también acabé riquísimo, pero no por eso dejé de filmar todo sabiendo que luego los veríamos con Elena en nuestra intimidad.
Ramiro se levantó y junto con Ernesto se fueron al agua a refrescarse.
Elena se quedó un par de minutos en la misma posición mirándome y diciéndome:
-Gracias, gracias mi amor, gracias por regalarme esta experiencia que yo, en mis fantasías, no me animaba a cumplir, pero que era una de las que más deseaba y fue perfecta- Me miró intensamente y exclamó :
-Te amo con locura- y se levantó y así como estaba, desnuda, caminó hacia la orilla del lago y se zambulló.
Estuvo unos diez minutos y luego volvió a la orilla, estando yo esperándola para pasarle un toallón y así se fue al auto secándose y luego volvió a vestirse.
Los motoqueros hicieron lo mismo y luego de un rato se acercaron a nosotros y nos agradecieron también por esa inolvidable experiencia que ellos habían vivido.
Eran todas palabras de elogios para mi esposa Elena.
Ramiro nos encaró -Les paso el número de mi celular y si quieren sería para nosotros un honor si pudiéramos encontrarnos nuevamente- a lo que Elena contestó:
- Ramiro creo que hablo yo y habló por Ale también y te digo que seguramente volveremos a vernos, estuvo riquísimo y… Ernesto, la próxima quisiera sentir dentro mío ese hermoso pedazo de carne que cargas- dijo sonriendo y pasándose la lengua por los labios.
Dicho esto subimos al auto y emprendimos el viaje de regreso con miradas cómplices pensando cada uno en las imágenes vividas, hablando entre nosotros, contándonos nuestras sensaciones y volviendo a cachondearnos de regreso al hotel.
 

7 comentarios - De paseo por las sierras, por Ale

Sergiocorno +1
Hermosa experiencia nos dejo re calientes a los dos y deseamos que continúen con sus aventuras
Shiwwo1
Excitante experiancia!!! Los felicito!!
Marc_2
Eterno y obvio
NaneroEv2
Suban fotos del momento 😱
oxixxx
Muy buen relato pero hay cosas que no me cierran. Ustedes son argentinos por lo que perece pero cuando la están cogiendo a ella dice "culiame" no "cogeme", y antes de eso que hay "condones" no "forros". No me cierra.