#13 El de atrás paga la cuenta (perdiendo la inocencia)

Era la peor vergüenza de la vida. Eli sudaba frente al muchacho que la había atendido. La fila detrás de ella era de cuatro personas, se estaban impacientando notablemente. 
El único que no lo hacía era el muchacho. Alto, flaco y con la cara llena de acné. El estereotipo de trabajador de comida rápida. Bastante joven y con la voz átona de adolescente apenas logró tartamudear -No se preocupe señorita, otro día será-
-Lo siento, en serio, no lo encuentro.
-No se preocupe. Que tenga un buen día. Si, el siguiente. Claro. Su cuenta es...
Eli se apartó de la fila y caminó hasta la salida <<no era precisamente como tenía que acabar este día>> acababa de merendar con sus amigas, ellas se habían despedido y quedó ella acabando su café y sus donas, siempre pedía de más, la comida le encantaba. Todo transcurrió de maravilla hasta que, al momento de pagar, no encontró su monedero, lo había olvidado en casa.
Ya había llegado a la puerta cuando el remordimiento la atacó <<No, no puedo hacer esto. El pobre muchacho no tiene la culpa>> y sin saber muy bien que hacía volvió a formar la fila, después de ella no había nadie más. Era la última.
Llegó nuevamente hasta él. Al mirarla tardó un segundo en reconocerla.
-Hola de nuevo. ¿Pasa algo?- el empleado sonrió. No era muy agraciado de cara.
-Si, pasa que había sido, si tengo para pagarte.
-Ah, excelente, entonces su cuenta...
Elizabeth se bajó la parte superior del vestido, dejando al aire libre el sostén bordó de encajes que ajustaba sus senos perfectamente. La piel blanca lucía exquisita. Tenía un lunar en el seno izquierdo. Se quitó los tirantes de los brazos, el vestido era de color blanco con flores grandes rojas y anaranjas, corto y holgado, combinaba perfectamente con las gladiadoras marrón claro, que con los tacones le daban un poco más que su metro sesenta de altura.
Se acomodó el pelo pelirrojo a los costados mientras el joven quedaba mudo. Movió la boca pero no salió sonido de él.
-Espero tengas cambio- Eli se mordió la punta del dedo y miró por encima del hombro para ver si nadie la veía, estaban a solas por el momento- ¿Tienes en algún lugar más, íntimo, alguna, caja fuerte para guardarlo?
El pobre empleado asintió con la cabeza. Tragó saliva y agarrandola de la mano la llevó detrás del mostrador. A la derecha había una puerta con el rótulo "solo empleados" que llevaba a un pequeño depósito.
La tienda era pequeña. Servía cafés y tentempiés de factura rápida. No necesitaba cocina y él era el único empleado. Elizabeth había trabajado en un lugar así.
Cuando se encontraron en la pequeña habitación, rodeados de cajas de cartón, bolsas de pan y montones de servilletas en sus bolsas Eli se colocó frente al joven.
-David- leyó en el portanombre -¿Te gusta lo que ves?- comenzó a tocarle el pene por arriba del pantalón y sintió toda su dureza -ya veo que sí.
El muchacho sudaba profusamente y retrocedió al sentir el contacto. Eli se detuvo por la reacción. Mirándole a los ojos con curiosidad vió en ellos un poco de temor.
-Espera, David, no me dirás que eres... ¿Eres virgen?- la idea no se le había ocurrido antes, pero tenía sentido, era muy joven, tímido y no precisamente bello.
Después de tragar, David asintió.
-Entonces- dijo pícaramente- disfruta un poco más de ésto- con una sonrisa Eli se separó para darle panorama. Se quitó el vestido por las piernas. Abajo traía una tanga negra también de encaje, se encargó de que el afortunado joven la viera dándose media vuelta. Hacía poses provocativas, al menos las poses que se sabía. Se desprendió el sostén, lentamente se deshizo de él y se acercó a David. Lo tomó de las manos y se los llevo a sus pechos.
-¿Por lo menos habías tocado o visto unos pechos antes?
-Nno- era la primera palabra que pudo emitir el nervioso muchacho desde que entraron.
-Entonces te encantará.
Le dejo manosearla por un tiempo. Luego le desabrochó el pantalón, hizo a un lado el bóxer y le quitó la verga. -Y ésto, te encantará aún más- se arrodilló frente a él y se lo llevó a la boca.
La verga, para su sorpresa, era grande, cabezón y rosada. Lo dejó en la boca y con la lengua le hacía caricias. Estaba tan dura que no se doblaba ni un poco. Movío la cabeza y la metía hasta la mitad en la boca. Con la mano le masajeaba los testículos al mismo tiempo que aumentaba el ritmo de la mamada.
Tras diez minutos de chuparle la verga, le daba la mejor mamada que podía dar. Intentó tragar toda la saliva, saboreó el sabor del pene, lamía la cabeza, lo metía todo lo que podía, hacía que la cabeza le deformase las mejillas y lo chupaba con ganas. Pero ya le dolía las rodillas y la mandíbula empezaba a endurecersele.
Quitó la verga pero David la tomó de la nuca y se lo metió otra vez. Elizabeth forcejeó un poco para volver a quitárselo. -Espera, espera, cambiaré de lugar- se levantó, miró alrededor y fue a sentarse sobre unas cajas -ven, continúa- lo apuró.
Tomó las piernas con los brazos y abrió la boca. David la sujetó con las manos de la cabeza. 
-Así, muy bien. Aprendes rápido.
Le metió la verga en la boca. Elizabeth se inclinó más hacía delante. Puso en práctica lo aprendido con su hermano. Inclinó también la cabeza y alineó la boca con el cuello, dejando una línea recta para el pene. Con eso no sentía tantas arcadas. Respiro profundamente y David aprovechó.
Y aprovechó muy bien. Cinco minutos se pasó follándola por la boca. Elizabeth resistía. A intervalos lo metía por completo, cuando sucedía, el glande le llegaba a la garganta y los testículos se aplastaban contra su barbilla. Incluso en la garganta profunda David movía la verga apretando la cabeza de Eli contra él.
<<Uff, superó su timidez. Con esa vergota me puede...>>
Alguien llamó desde la tienda.
-Oh no! Clientes!- el miedo se dibujaba en el rostro de David.
-Tranquilo, ve amor y regresa rápido a terminar.
Eli se tendió sobre las cajas cuando él salía. Carraspeó un par de veces tratando de acomodarse la garganta. <<Quince minutos y no ha terminado, dura un chingo. Me estoy mojando con toda la situación>>
David regresó. Cerró la puerta y se sacó la verga caminando apurado hacia Eli. La agarró del cabello y le puso la verga en la cara.
-¿Estas ansioso? Eh?- Eli estaba acostada sobre las cajas -¿Quieres probar algo nuevo?- abrió las piernas y las levantó, doblándolas hacia ella. -¿Quieres dejar de ser virgen?- invitándole a pasar, se hizo a un lado la tanga, mostrando sus rosados labios, estaba abierta y mojada.
El joven no cabía de gozo. Se colocó en posición y Eli le puso los pies con tacones en los hombros. Él la agarraba y recorría sus piernas con las manos. Guió su pene hacia su vagina.
-Corazón, veras, no esperaba hacer esto hoy, ¿No tendrías un preservativo?- sabía que no lo tendría pero lo preguntó igual, cuando lo negó ella asintió igualmente- no importa, pero avísame cuando vayas a terminar. Te tocó la lotería.
Con las manos, ella colocó el glande en su conchita. Tiró de él y David empujó. La verga entró sin problemas, en su trayectoria abría la vagina. Él gimió empujando. Cuando las bolas le rozaron los labios ella sentía el pene apretar contra el fondo. 
-Mmmmm que delicia. Ya no eres virgen- Elizabeth le sonrió con cariño y él reía mientras miraba su pene enterrado por completo- ahora, cógeme.
Eli apartó las manos y se sujetó los senos. No en vano, pues el arremetió con fuerza y sus pechos saltaban de un lugar a otro. Cerró los ojos y se dejó hacer.
La tomaba de las piernas. La follaba con fuerza. Procuraba dejar solo la cabeza al sacarlo para entrar con suma agilidad. Se lanzaba sobre ella y la cogía muy rápido moviendo la cadera. Ella gemía de placer y lo apremiaba para que continuase. Sentía su pene en su interior, saliendo y entrando, chocando contra ella.
Luego de cinco minutos de intensa e ininterrumpida cogida David colocó los tobillos de Elizabeth en sus hombros. Se subió a la caja y se lanzó sobre ella. Quedando doblaba y con el peso de él encima sintió la penetración más profunda aún. La cabeza del pene se apretaba contra su cérvix.
Eli abrió sus enormes ojos azules.
-Oh Dios! Si! Así! 
Sujentándose a la caja esperó el embiste. David no la hizo esperar. Saltó sobre ella, sacando y metiendo el pene al volver a caer. Se impulsaba con los pies y con las manos la agarraba de un pecho y de la nuca. Le movía tan violentamente que ambos cayeron al suelo en un momento dado. Pero él no se detuvo ni aún así, era su oportunidad y no la estaba perdiendo. Continúo follándola una y otra vez. Los gemidos de Eli iban en aumento.
<<Joder! Puta madre! Este chico me está dando la cogida de mi vida. Sí sigue así voy a...>> El pensamiento se le interrumpió cuando le llegó el orgasmo. Su cuerpo tembló pero el peso de David no le dejó moverse. Le arañó a través de la ropa y se le escapó un grito. Él se detuvo pero ella le dió palmaditas.
-No, no pares, estoy bien, sigue, sigue- no quería admitir que le había hecho llegar al clímax. Se suponía que era ella la profesional.
-Hola? Hay alguien?
La voz venía de la tienda. David se levantó rápidamente, se ordenó el uniforme e intentó meter el pene erecto en el pantalón andando hacia la puerta.
Elizabeth quedó tendida en el suelo. <<Mierda, estoy exhausta y el ni señales de acabar>> esperó a que se normalice su respiración. Sus piernas temblaron al levantarse, trastabilló al caminar con los tacones altos. Llevaba puesto sólo las gladiadoras y la tanga. Llegó hacia otro montón de cajas que llegaban hasta la cintura. Se inclinó sobre ellas quedando parada, con la cola bien en alto y el vientre apoyado en las cajas.
<<Lo pondré un poco más apretado. Sino, me romperá en dos>> juntó las piernas y probó apretar la vagina <<no aguantará mucho más>>
En ese momento volvió a entrar David que nuevamente se quitó la verga y fue hacía ella, deteniéndose lo justo para apreciar el paisaje hermoso de las nalgas blancas que hacían desaparecer la tanga negra entre ellas.
Tanga que Elizabeth agarró con ambas manos y bajó hasta el nacimiento de las nalgas. Apartó las manos y los colocó delante, apoyándose en los codos. Él se acercó y comenzó a acariciarla con movimientos torpes. Apretaba sus nalgas y las manoseaba.
-Vamos, fóllame corazón. Se me está haciendo tarde- Eli lo miró por encima del hombro -toda tuya, recuerda no teminar dentro- David la tomó de la cintura y puso la verga entre sus nalgas. Intentó penetrarla pero falló, aún le faltaba experiencia.
Eli no lo ayudó, dejó que intentara por su cuenta. Sentía el pene pasar, rozarle y fallar otra vez.
-Ve pensando donde quieres acabar- Eli sentía como volvía a intentar entrar -en mis pechos, te puedo ayudar -el pene pasó entre sus labios, pero apuntó muy bajo y se resbaló entre ellos -o sobre mis nalgas y en la espalda- siguió hablando Eli al pensarlo mejor, no quería que David se emocionase y acabara con la boca llena de semen.
<<Soy generosa con él, pero no tanto como hacerle el favor de tragar su semen. Que espere para eso, yo soy la primera no puedo darle todo lo que...>>
El pensamiento quedó congelado nuevamente. David había cargado sobre ella, apuntando y empujando con todas sus fuerzas esta vez. Ella dio un respingo. Sentía la vagina muy húmeda y sobre ella algo caliente. Pero no dentro. O más bien no dentro de la vagina. Era doloroso y parecía arder. Muy apretado. Tardó solo una décima de segundo para llegar a la conclusión acerca de lo rara que se sentía.
-¡ES MI CULO! ¡hijo de la puta madre lo metiste mal!- Elizabeth giró y lo miró con rabia pero en el rostro de él se notaba sorpresa.
-Yo...yo... Perdón, no entraba y... Y...- abrió los ojos como platos y miró hacía su verga, tartamudeaba muy nervioso- lo..lo...lo sien... Lo siento- intentó quitar la verga y lo estaba haciendo hasta la mitad cuando Eli le puso una mano sobre la ropa y lo agarró.
-¡AY! Puta! Duele!- al retirarle media verga ella sintió como si el ano le saliese para fuera- espera, ¡ESPERA! NO TE MUEVAS.
<<Si se mueve duele más. Mierda hace tiempo no tengo un anal. Uff qué hago? Qué hago?>> Quedaron así atorados unos segundos en lo que Eli pensaba que hacer. Decidió resistir el dolor y quitarlo todo de una vez. Se mordió el labio inferior y con la mano que agarraba la ropa empezó a empujarlo para atrás, guiando el movimiento. David se había detenido completamente pero entendió las órdenes de Eli. Empezó a salir lentamente.
<<De verdad el muy tonto se equivocó de agujero>> cuando la verga salía Eli sintió como le abandonaba el sensación de estar llena y pasó a sentirse vacía. Solo faltaba la cabeza por salir.
Elizabeth volvió a detener a David.
No había sentido más dolor. Un poco de ardor y algo de molestia, pero no dolor. Su vagina estaba muy mojada aún y sentía caer sus líquidos por las piernas. El recorrido del pene en su recto había acariciado por dentro su canal vaginal y el útero. Una sensación única. Sin pensarlo mejor, tiró de la ropa y lo atrajo hacía él. David dudó, pero enseguida volvió a meter su verga. La penetración fue lenta. El culo de Eli ya estaba dilatado, de todas formas sintió algo de dolor al entrarle otra vez por el culo semejante verga.
Ella cerró los ojos, se concentró en aguantar e hizo falta otro par de cogidas lentas para aclimatarla. Suspiró, soltó la mano que lo sujetaba y con ella se abrió una de sus nalgas.
-Ok, sigue.
<<Uff, ¿Por qué esto se siente tan bien? Al menos mate dos pájaros. Terminará más rápido y puede acabar ahí>>
Sólo que se equivocó en una de sus predicciones. David la sujetó de su cintura y empezó a follarla más rápido. Al instante ya estaba cogiéndola como si mañana mismo se acabase el mundo. Al embestirla con fuerza sus nalgas temblaban y sonaban. Elizabeth no tardó en retirar la mano y aferrarse a las cajas para resistir las cogidas. Se mordía los labios aveces, cuando se daba cuenta que tenía la mejilla apoyada en la caja y babeaba. Las penetraciones eran tan intensas y profundas. Sintió perder el control de sus piernas y un orgasmo la hizo sacudirse. Llevaba diez minutos de defloración anal y Eli ya no aguantaba un minuto más. Tragó el orgullo y rogó.
-¡YA! David, por..fa...vor- tuvo que separar las palabras entre los instantes de la follada que le permitía poder hablar.
David siguió cogiéndola.
-Por el amor de Dios, acaba, acaba David. Acaba de una vez- Eli lo miró a los ojos y él hizo lo mismo, sin detenerse preguntó.
-¿Dentro? ¿No te preñaré?
-No, por el culo, no se embaraza, imbécil.
El insulto le salió natural <<¿Puede ser tan tonto?>> Luego pensó <<preñar. Como a una perra, o una vaca>> el pensamiento la hizo sonreír, pero la sonrisa se transformó en un gesto de placer. Le siguió un gemido cuando David cargó contra ella.
La follada más fuerte de toda su vida.
Tras unos instantes de frenética taladrada David terminó. Empujó su verga un par de veces al mismo tiempo que eyaculaba dentro de ella.
Eli sintió el semen caliente dentro. Contó hasta cinco espasmos del pene. Sentía el culo mojado, lleno y adolorido. David quedó unos minutos más hasta que se aseguró de descargar todo lo que traía, dentro de ella. La verga se le puso blanda dentro del culo.
-Ya, David. Ya no eres virgen, <<y de que manera muchacho>> ahora vete, anda, tienes que atender tu tienda. ¿Puedo salir por ahí?- Eli señaló una salida de emergencia.
-Si, si claro, claro- la besó en la espalda, y retiró su verga lentamente, cayó flácida al salir del ano que no recuperó su tamaño y quedó abierto -no sé tu nombre, gracias, puedo darte mi número...
-Si, anótalo en esa servilleta. Vamos, tienes que irte. 
El muchacho así lo hizo, se arregló y salió con una sonrisa de oreja a oreja.
Elizabeth se tocó el culo. No se había cerrado. Intentó apretarlo pero lo que consiguió fue que un hilo de semen se saliera y empapase su tanga más abajo. Tomó más servilletas y se lo limpió.
<<Me dejó el orto más abierto que ojo de Sauron> sonrió <<mis mejores chistes son cuando nadie está>>
Metió unas cuantas servilletas en su ano, otras más las puso en la tanga cuando se la subió. <<Se me derramará de camino a la facultad>> aún seguía muy abierta, tomó más servilletas y se lo guardó en la cartera. Volvió sujetarse el sostén y se puso el vestido que quedaron en el suelo. Se arregló el pelo y maquilló. Al final guardó la servilleta donde el joven había anotado su número.
<<Ésta merienda me salió bastante cara>> pensó mientras guardaba el papel y salía por la puerta.

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Gracias una vez mas a todo/as. Por sus consejos, sus experiencias y sus ideas. Pero por sobre todo, por su apoyo.

3 comentarios - #13 El de atrás paga la cuenta (perdiendo la inocencia)

may6369
Estupendo relato Eli, Saludos
mucha-chota
Uffff,tremendo.Imposible no tocarse mientras lo leés.
eli_zorch +1
Gracias! Espero que sea de tu agrado
mucha-chota
De solo imaginar cómo le quedó el culo a Elizabeth,me tube que dar una ducha fria.
Beso preciosa.
barnum77
Y porque yo me pague la carrera trabajando en una pescadería...😢