Reencuentro casual de placer

Me invitan a un cumpleaños de una conocida de la chica con la que estoy empezando a salir. Para sumar algunos porotos el hombre decide ser un complaciente compañero y accede a esos encuentros. Pensaba estar un rato y luego tantear el escape hacia otros rumbos con algunos amigos, para luego coordinar la vuelta y terminar la noche con esta señorita.
Al llegar mis planes empezaran a esfumarce. En el cumpleaños estaba la rubia que atendía el local de autos (http://www.poringa.net/posts/relatos/3235800/Complaciendo-a-una-rubia-insatisfecha.html y http://www.poringa.net/posts/relatos/3245166/Complaciendo-a-una-rubia-insatisfecha-II.html). Habían pasado varios meses sin tener contacto, fui un par de veces al local pero no coincidimos en horarios, lamentablemente. Me asesoré y confirmé que aun seguía trabajando allí. En fin, al saludar descubrí que esa bomba estaba en el mismo SUM que yo. Ella era muy amiga de la cumpleañera por lo que se veía en su complicidad. El saludo fue normal, beso en el cachete y ni una palabra fuera del "Hola". 
Transcurría la velada con algunas pizzetas, cerveza y varios fernets. Ella bebía vino y se movía muy contenta con copa en mano. Estaba sola, su pareja no había concurrido. Yo atento pero sin querer aparentar nada. 
Mi chica se había apartado a charlar con otro grupete de amigas, yo hablaba de fútbol y vacaciones con un flaco que conocía porque era el novio de una amiga. En eso me levanto a buscar hielo para mi quinto fernet aprox. me cruzo con la cumpleañera y su hermosa amiga en la cocina. Ellas cuchicheaban y yo para alcanzar la heladera debía pasar por donde estaban ellas. "Hola, cómo va? Disculpen venía a buscar hielo"
"Mmm" se escucha, y me sonó a que era de la rubia exuberante. "No hay hielo no, Flor". Le pregunta a la dueña de casa. "No, me parece que se terminó. En el freezer de casa tengo una bolsa, anda a buscarla y subila, porfa.". "Ah y fijate si alguien te da una mano, porque es grande".
Yo parado entre la heladera y ellas, sin decir nada. "Me acompañas?" me dice la fierrera. "Dale, si, no hay problema". Paso por donde estaba mi chica hablando con las amigas, le digo que voy a bucar un faso al auto y a buscar hielo, no me dio mucha bola, le di un beso y me fui hasta la puerta. Allí estaba ellas.
Salimos del SUM los tres, esperamos el ascensor, la cumpleañera se quedó y subimos nosotros. Piso 6 era el destino, yo hasta el momento, un caballlero. En el piso 1 ella se empezó a acomodar hacia atras como apoyándose en un baranda del ascensor y me dice: "Que bueno que me acompañaste no quería subir sola".
Y se acercó como para darme un beso en el cachete y "sin querer" me rozó el bulto, que aún no estaba a ful pero si muy atento con esta situación". 
"No hay por que, me gusta ayudarte, lo sabes?" en doble sentido recordandole nuestras aventuras. 
"Lo se y quiero volver a saberlo" me dijo, mientras me mordía la oreja y ya me acariciaba la pija sin tapujos.
"El boludo me vuelve a dejar sola, se ve que no le gusto, yo mientras venía pensaba que quería que me atiendan". Y me come la boca mientras yo empiezo a tocarle la cola. Ella estaba vestida con una especie de calza oxford de flores y arriba una remera ajustada blanca, sin breteles, donde se podían apreciar sus hermosas tetas operadas. 
Mientras transcurría todo esto, llegamos al piso 6, bajamos, abrimos la puerta que esta enfrente del ascensor y entramos al departamento. Al toque de ingresar ella cerró la puerta, me dio vuelta y me empezó a transar ahí apoyado. Me levantaba la remera, me tocaba la verga, yo devolvía sus caricias con masajes en la cola y con la otra mano le acariciaba un pezón sobre la tela de la remera. 
Ella me dice que no puede aguantar más y baja a desabrocharme el jean para sacar mi pija que a esa altura estaba con ganas de salir a la luz.
La saboreaba desesperada, le pasaba la lengua se golpeaba la cara y me miraba con una cara de putita goloza que me hacia estremecer. "Aunque sea un boludo no me gusta cagarlo, pero vos me calentas mal". Me decía al oído mientras yo habia metido mi mano dentro de su calza y había recorrido desde su cola hasta llegar a la húmeda conchita. ""Mira como estoy, empapada" me dijo y automáticamente, la di vuelta, le bajé la calza colocandola en 4 contra un sillón, le corrí la tanguita finita blanca y le pegué una chupada de concha y cola descomunal. Ella gemía, al principio casi en silencio aunque luego fue incrementando sus gritos y pedidos. "Chupame bien la concha, bebé. No pares, comeme toda". Y yo obedecía. Hasta que no pude más con ese espectáculo infernal de esa cola y tanga corrida, coloqué la pija en posición y le cogí toda la conchita desde atrás. Se había olvidado del silencio y explotaba de placer. Yo cada tanto desde atrás le ponía la mano en la boca para que me chupe y no haga tanto ruido. La verdad que no fue mucho el tiempo que estuve bombeandola, pero fue intenso, debido a la adrenalina del tiempo y espacio. 
Ella me aviso que acababa y que no pare, que siga más fuerte. Yo accedí y en 5 embestidas más comencé a decirle que quería darle la lechita. Ella al instante se la sacó de la cola y se puso de rodillas, me dio dos lenguetazos en la verga y me dijo: "Quiero que me bañes las tetas con tu lechita, bebe". Y empezó a alternar pajeadas y chupadas de pija. "La quiero toda". Me repetía, yo no aguante más y exploté de placer en su cara, tetas y panza. Ella rejuntó todo lo que no agarró con su boca y empezó a untarselo en el cuerpo. Fue al baño, volvió, me dio un beso con lengua. Yo ya me había cambiado en el ínterin que ella se había ido. Miramos y habían pasado 40 minutos desde que habíamos subido. Ella me sonrió y me dijo:"Vamos?". Si, subimos al ascensor y no estallamos. No bajamos nada, el hielo  había quedado en el freezer sin tocar. Ella subió y yo fui hasta un kiosko que está a dos cuadras. Compré dos cocas, pasé por la bolsa de hielo y subí. 
Mi chica me preguntó donde andaba y le conté la jugada. En realidad una parte. Obvié la estadía con la rubia, en verdad.
Al rato me sentía que había cumplido mi misión y me fui a fumar uno con los pibes. Al volver a casa apelé a la memoria emotiva y le pegué flor de culeada a mi chica aún con la imagen de aquella rubia despampanante con mi lechita en su cara.

No puedo evitar complacer a las damas, soy todo un caballero.

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