Amigos de juventud

Mi esposo yyo, hemos estado casados por 17 años; durante los cuales, hemos criado a doshijos; y hasta hoy, nos amamos mucho.
Nuestrasrelaciones sexuales son buenas; pero, creo que él, sintió que le faltaba algode pimienta.


Después delo que aconteció, él me confesó:


-        - Sentí que a mis 43 años estabaenvejeciendo, y necesitaba enriquecer nuestras vidas. Empecé a leer páginas derelatos, que me dejaban la pija, como un turrón. Muchas fantasías e ideas,empezaron a taladrar mi mente; y a veces, cuando estábamos cogiendo, ¿teacuerdas que te decía?: imaginá que estás cogiendo con otro hombre; y vos megritabas: ¡Estás loco!


Y yo lorecordé, como así también, que, a los pocos minutos, notaba que me excitaba másde lo normal.


Continuóconfesándome:


-        - Así, poco a poco, fueron aumentandomis fantasías, y te compré un consolador, replica de una verga muy biendetallada, que me costó mucho tiempo y trabajo; pero, logré que lo usaras ¿teacuerdas?
 
Yo asentí con la cabeza, y recordé que lohabíamos usado, cuando puso en el reproductor, una película porno, de doshombres con una mujer; y me preguntó, si no me gustaría ser la protagonista. Yexcitada le dije:
 
-        - ¿con quién? No, ¿estás loco?


Recuerdoque una noche, estábamos en la cama; mientras, le mamaba la verga, y él manipulabael consolador; me dijo:


-        - Imagina que Eduardo te estácogiendo.


Inmediatamente,viene a mi mente, aquel orgasmo tremendo que tuve; nos calentamos demasiado, yterminó en mi boca, a pesar que no me gustaba; pero, lo disfruté. Así quepienso, que, desde aquel entonces, estaba elucubrando, lo que más abajodescribiré.


Luego dealgunas sesiones, con el consolador, me comentaba al oído, cuando estábamos enel clímax, que si quería coger con su amigo; yo me estremecía con un súperorgasmo; pero, no le respondía nada.


Me llamoLiliana, y tengo 39 años. Me conservo en forma; tengo un buen par de pechos, elestómago plano, con unas largas piernas, y nalgas paradas. No soy muy alta ypeso 57 Kilos. Me reconozco como educada, pero muy a la antigua.


Cuandoéramos jóvenes, atraía a varios compañeros de mi clase; pero, él, mi esposo,fue mi único novio.


Eduardo, esamigo de nosotros, desde la secundaria; vivíamos los tres, en el mismovecindario, somos muy afines; pero, desde que se casó, se separó de sus amigos;pues, su esposa es muy elitista.


Él es bienparecido, mide 1,85 mts. Es fuerte; pues, siempre ha hecho ejercicio; de pelocastaño, tez blanca y ojos verdes.


Un día, Edy,lo llamó, para comer. Lo recuerdo, porque, además, de avisarme que cenaría conellos, me preguntó:


-        - que si ya le daba el sí


A lo que lecontesté, que no jodiera con eso, que nunca lo iba a hacer, y muy enojada, legrité:



-        ¡estás enfermo!


Después deaquel llamado, y de esperar algunas horas, él volvió; y al abrir la puerta, ledije:


-        vienes tomado ¿verdad?


Sinsentimiento de culpa, me contesta:


-        - Pues sí, estuvimos hablando ytomando, Eduardo y yo.


Y yo loconduje a la cocina, como buena esposa, diciéndole:


-        - ven a cenar algo, para que se tebaje la borrachera.


Allí, él meaclaró:


-        - Por cierto, los invité a cenar, elpróximo sábado. Silvia no estaba, tuvo que salir, a un viaje de negocios; pero,regresa mañana.


Yo agregué:


-        - esa Silvia, siempre con sus"negocios”.


Mientras élcenaba, me contaba:


-        - Eduardo me contó, ya borracho,varias cosas de su matrimonio; que, casi no se llevan como esposos, que estánjuntos, solo para cubrir apariencias, que se siente muy solo; llevan meses, sintener relaciones; que esos viajes tan repentinos de ella, son porque lo engaña;que él se ha dado cuenta, de varias cosas; le ha pedido el divorcio; pero,Silvia le ha dicho que no se lo va a dar, pues por su posición social, no leconviene, se siente muy solo y deprimido. Pobre Eduardo, está muy jodido. Hayque cuidarlo, porque se puede suicidar.


Acontinuación, estuvimos recordando viejos tiempo; por cierto, estaba muy tomadoy me comentó; que cuando éramos jovencitos, tú le gustabas mucho, que inclusivete pretendió, y que sólo, porque éramos muy amigos, no te conquistó; que sedebió casar contigo, que eres una mujer muy guapa, y de muy buen carácter. Quecasarse con Silvia, fue el peor error de su vida, que se siente muy triste, yfrustrado.

Yo me quedécon la boca abierta, y le cuestioné:


-        - ¿eso te dijo?...


Ya quenunca lo había sospechado. Y él afirmó:


-        - Sí. Bueno, vamos a dormir.


Yo muypensativa, le volví a preguntar, si lo que le había dicho, era verdad; y él, unpoco ofuscado por mi insistencia, me dijo:


-        - Claro que sí; si no me crees,háblale a Eduardo.


Yoreaccioné y respondí:


-        - No… ¿cómo crees que le voy apreguntar eso?


Finalmente,me pidió, si para el sábado, podía mandar a nuestros hijos, a casa de mis padres,para poder atenderlos mejor.


Yosimplemente, respondí:


-        - OK.


Cuandollegó el sábado, yo no sabía que ponerme; y, preguntándole a mi esposo, me recomendabaun vestido rojo que tengo, muy bonito; de hecho, él lo sacó del closet. Es muyescotado, me queda muy pegado, y me veo muy nalgona; además, es demasiado corto;y Silvia es criticona.


Él, ante miduda, me dijo:


-        - Pero, se te ve súper bien, y no vamosa salir de casa. Silvia se va a quedar, con los ojos cuadrados, cuando te vea.Porque con todo, y sus cirugías, no tiene tu cuerpo. Yo que vos, me lo pongo,para verle la cara que pone. Además, quedarás espectacular, para cuandoquedemos a solas.


Yo lerespondí:


-        - Mmm… Quizás, ¡Tengas razón!


Él agregó:


-        - Además, Edy cuando te vea, se levan a salir los ojos, y otras cosas más…


Y yo legrité:


-        - ¡grosero!


Él siguió:


-        - Y Silvia, lo va a pellizcar toda lanoche, porque, no te va a quitar la vista de encima, hasta le deberías,coquetear un poco.


Además, miesposo me escogió un conjunto de ropa interior negro, compuesto por unadiminuta tanga negra, un sostén negro pequeñito, de media copa, para que se menotaran los pechos; y por supuesto, su debilidad, un portaligas y las mediasnegras, con costura en la parte trasera. A todo esto, le recriminé:


-        - ¿Qué, también son para poner celosaa Silvia?


Y élrespondió:


-        - No mi amor; pero, uno nunca sabe,quién te los pueda ver.


Y jugando,le pregunté:


-        - ¿Te gustaría que me los vieraalguien?


Y élconfesó:


-        - Pues, la verdad, que sí, porque estáspreciosa, y te ves divina.


Yo cortélos comentarios, diciendo:


-        - ¡Que loco estás!, déjamemaquillarme, que ya me pusiste nerviosa.


Me calzé loszapatos de tacón alto, me puse unas gotas de fino perfume, y me metí al baño,para terminar con el maquillaje.


A las nueveen punto, sonó el timbre, y corrimos a la sala a "recibirlos"; abríla puerta, y era Eduardo, con un ramo de flores, y una cesta, con dos botellasde champaña.


Me besó lamejilla, e inmediatamente disculpó a su esposa, Silvia; que no pudo venir,porque el padre, enfermó, y se fue a verlo, aclarando finalmente:


-        - Me dio pena que, canceláramos lacena, a las siete de la noche, que fue cuando nos avisaron.


Mi esposodijo:


-        - No hay ningún problema, pasa ysiéntate.


Yo puse lasrosas en un florero, inclinándome, para acomodarlo en la mesa de la sala, y sentíque se subió el vestidito; giré la mirada hacia Eduardo, y descubrí que susojos, se comían el culo; y solo le dije:


-        - Muchas gracias, están bellísimas.
 
-        - Tú estás mucho más bella.



Merespondió, y los colores se me subieron a la cara.


En eseinstante, mi esposo nos preguntó:


-        - ¿qué les sirvo?


Edy respondió:


-        - dame un Ron


Y yocontinué:


-        - a mí también una cuba.


Él fue a lacantina, a preparar los tragos.



Cuando regresó,brindamos; y puso música suave.


Conversamosde todo; los ojos de Eduardo, destellaban, me recorrían discretamente; yo eratoda sonrisa, seguramente de los nervios; ya que, su mirada, me intimidaba;brindamos de nuevo; y Edy me mencionaba que, cada día estaba más bella; miesposo asentía y exclamó:


-        - Estás mejor ahora, que cuando noscasamos.


Edy mepidió descaradamente, que diera una vueltita. Y, aunque me negué, entre los dos,me obligaron; Edy me tomó de la mano, y tuve que dar la vuelta. Él, me barríacon la mirada y exclamaba:


-        - Sí, estás mucho mejor ahora.


-        - ¡que rico perfume usas!, ¿me dejasacercarme a olerlo?


Sin esperara mi permiso, él se acercó por atrás, cerca de mis oídos, y rozó su nariz enellos; mientras, sus ojos, se posaban en mis tetas; se le notaban abultados lospantalones, y había un pequeño contacto, con mis nalgas; a mí, los pezones, meempezaban a delatar, marcándose en el vestido.


-        - Que rico hueles. Mmm, me gustamucho el aroma de tu perfume, no me canso de olerlo.


Y acercabasu nariz a las orejas, haciendo varias veces contacto con ellas.


-        - A tu salud, mi amigo.


A todo lebuscaban pretexto, para brindar, y hacerme tomar de más.


Yo fui porotro plato; la mirada de Edy me seguía, sin parpadear, y se sentó junto a miesposo.


Edybrindaba de nuevo con nosotros, y las copas, me estaban pegando.


Yo dije, yaacalorada:


-        - Porque no cenamos de una vez,porque la bebida, me está mareando un poco, y sí seguimos tomando así, no lesvoy a dar de cenar; pasemos a la mesa.


Yo habíapreparado una crema de queso con nuez, y una pierna de cerdo al horno; con unbuen vino tinto.


Eduardoexclamó, al probar la carne:


-        - ¡que rica está tu pierna!


Y mi esposoagregó:



-        - Sí, riquísimas, sobre todo, susmuslos.


Yo lo miré,y riendo, le gruñí.


La conversacióncontinuó muy amena, con algunas picardías, en doble sentido, comimos el postre;luego, serví unas copas de coñac.


En lasobremesa, hablamos de que si la artista fulana, tenía tetas de siliconas, oque si no; que fulana de tal, se puso nalgas, o sea, la charla, tomaba maticessexuales; mi amigo, más desinhibido, le preguntó a mi señora:


-        - ¿que si no se había retocado algo?


Yoorgullosamente, le respondía:


-        - No, para nada, soy totalmentenatural, ni siquiera mi nariz, que es medio chuequita.


Edybrindaba varias veces con nosotros, haciendo que yo bebiera a su ritmo.


Eduardo nosdijo:


-        - Que gusto me da verlos, unmatrimonio tan simpático, que se lleva tan bien; en cambio, Silvia y yo estamosjuntos, solo para cubrir las apariencias, con nuestros hijos, y su familia.Nuestro matrimonio es un infierno, va muy mal.


Yo pregunté:


-        - ¿y tienen relaciones de esposos?


Él lecontestó que, prácticamente no, que tenían más de dos meses, de no hacerlo, ysiguió contando más cosas tristes, de su vida matrimonial.


Mi esposoexclamó:


-        - ¡Fuera tristezas! vamos a cambiarde tema.


Rellenó lascopas, y nos propuso un brindis cruzado, por nuestra amistad; nos pusimos depie, y tomamos las copas a fondo; puso música para bailar; y Edy, me preguntó:


-        - ¿bailas?


Yo, ya casiborracha le extendí el brazo, y fuimos a la sala a bailar; mientras, mi esposolevantaba los platos y copas vacías, llevándolos a la cocina; y nos dejó comoquince minutos, a solas.


A suregreso, descorchó la botella de champagne, sirvió tres copas largas; y cuando nosla acercó, me descubrió separándome de Edy; quien me había bajado su mano,hasta mi cola; al ser descubierto, discretamente, subió su mano, a la espalda; pero,seguimos bailando lentamente. Mi esposo se sentó en la sala, para vernos bailar;terminó la música, y Edy se sentó junto a mi esposo; mientras, yo ponía otroCD.


Puse músicaalegre, empecé a bailar sola; mientras, tomábamos la champaña; las burbujas meestaban afectando; pues, con la insistencia de su amigo, tomé una copa a fondo,y seguía bailando, cada vez más sensual, al ritmo de una salsa.


Estiré mibrazo, para que mi esposo bailara; se levantó y se pegó a mi cuerpo, y lecorrespondía; pues, le rozaba mi pelvis, en su verga.


Edy fue albaño, y mi marido empezó a pasar sus manos, por mis nalgas; preguntándome aloído:


-        - ¿casi te lo coges?


Yo solocerré los ojos, y lo besaba en el cuello; él agarraba las nalgas, sin ningunainhibición, y lo dejaba hacer; en eso, Edy regresaba del baño, y se sentaba avernos bailar; lentamente, mi esposo fue subiendo el vestido, para que Edy,tuviera una vista completa, de las ligas y mis nalgas; el show que dábamos,supongo que era espectacular.


Terminó lapieza, nuestro amigo había llenado las copas de nuevo; y, brindó por la mujermás hermosa, mi esposo me hizo girar nuevamente; mientras, él hacía unsilbidito, levantamos las copas, las tomamos a fondo; estábamos bastante"alegres", bailando los tres, una Samba; hasta que mi esposo sedisculpó, y se fue al baño a orinar; cuando salió del baño, y regresaba a lasala, se detuvo un momento, a vernos.


Edy bailabamuy pegado, corría suavemente sus manos, por mis nalgas; yo estaba muy caliente,y dejaba que me besara y mordisqueara tímidamente, los lóbulos de mis orejas,aspirando con su nariz, el perfume; mi esposo, estuvo un rato más, sin hacerruido, solo observando, como su amigo me abrazaba, y me besaba en los labios; yo,aunque me resistía, y lo apartaba; él insistía nuevamente, y logró besarme loslabios, por un momento.


Al rato, mimarido se acercó lentamente, por atrás mío, rozándome con su verga, entre misnalgas; al mismo tiempo que, me oprimía contra nuestro amigo; yo giré consorpresa, y me recibió con un beso, rozando mi lengua con la suya; pasé losbrazos sobre su cuello, y lo besé con fuego, estaba calientísima; ahora Edy, esel que me pegaba su paquete, en las nalgas; comenzando a acariciar mis pechos,por los costados; me tenían atrapada, en un rico sándwich.


Seguíamos"bailando" así, varios minutos; yo tenía las mejillas rojas, y lospezones marcadísimos, en el vestido; con movimientos muy sensuales, restregaba lapelvis, en la durísima verga de mi esposo; mientras, Edy me refregaba su verga,en las nalgas, me besaba el cuello, y las orejas.


Entonces,bien prendida a mi marido, me giré lentamente hacia Edy, y lo beséapasionadamente, y él, aprovechó, para soltar el sujetador, y bajar el vestido,a la cintura; quedando en tetas, con los pezones, súper parados. Yo, ya noponía ninguna resistencia, estaba aturdida, solo me dejaba llevar.


Edy tomó unpezón en su boca, lo besaba y chupaba, con ternura; yo, le acariciaba la nucacon las manos; su otra mano, en mi otro pezón; luego, juntaba los pezones, losbesaba, y mamaba al mismo tiempo. Una mano de nuestro amigo, fue desapareciendo,debajo del vestido, acariciando mis labios vaginales; y, mientras, mi esposo,estrujaba mis nalgas; por ahí, de vez en cuando, sus dedos chocaban.


Asíestuvimos un rato, hasta que los gemidos, y mi respiración entrecortada, eranmuy fuertes. Entonces, mi esposo se agachó por la parte de atrás, y me bajó latanguita; me besó las nalgas; mientras, Edy, jalaba el vestido, por arriba de micabeza; quedando totalmente desnuda, enfundada en las medias negras; y, mehacían girar; yo estaba en órbita, de lo caliente que estaba.


Edyemocionado, gritaba:


- ¡estas buenísima Mamacita!


Me llevaronal sillón, quedando sentada en la orilla; Edy me separó las piernas, y empezó amamarme la entrepierna; mis mejillas, estaban encendidas, jadiaba y volteaba,para ver a mi esposo, con cara de interrogación, y lujuria.


Los bigotesde Edy, se perdían en mis entrepiernas, lo que me hacía retorcer, de placer, enla boca de Edy; estaba tan caliente, que yo sola, me pellizcaba los pezones. Nolo podía creer, parecía una película porno; de pronto, mi marido se desabrochóel pantalón, brincando su verga, estaba bañada y durísima; se la acercó a micara; y comencé a mamarla, con mucha fuerza; unos minutos después, le suplicabajadiando, y gimiendo:


-        - Cógeme, ya no puedo más.


Me preguntó:


-        - ¿no quieres que te coja Eduardo?
 
-        - Sí, él también ¡pero, Cójanme ya!


Respondí. YEdy, se desnuda rápidamente. ¡Tenía una vergota! gruesa y larga, con unacabezota, soltando líquidos espesos; me puso de pie, y me hizo girarnuevamente, escudriñando cada centímetro de mi cuerpo, con sus ojos llenos dedeseo, murmurándome:


-        - estas buenísima mi amor, siempretuve muchas ganas de coger contigo.


Me besabacon fuego, yo con los ojos como plato, no daba crédito al tamaño de la verga,que tímidamente agarraba, y pajeaba suavemente; Edy se sentó, y me decía:


-        - ven súbete


Pero, fuidirecto, a mamar su verga, murmurando:


-        - ¡la tenes enorme!


Me agaché amamar como nunca, ese glande que, apenas me entraba en la boca, y se caían lashebras de líquido, de mis labios; lo mamaba en una forma impresionante; Edyrecostado en el sillón, con los ojos cerrados, luchaba para no acabar.


Mi maridoaprovechó a desnudarse, viéndome como movía las nalgas, de un lado al otro; seacercó por atrás, para acariciarme la vagina, que estaba empapada, de lacantidad de líquidos que salían; me separó las piernas, y me empezó a coger, comoun perrito; mientras, yo, seguía mamando la verga de Edy; sentían punzadas, en lavagina y en el culo, teniendo un orgasmo muy largo.


Estábamoslos tres, súper calientes; sentía como ellos luchaban, no querían acabar tanrápido, con esos momentos maravillosos.


Cuando miesposo se separó; entonces, me puse de pie, me subí al sillón, y me acomodé enla verga de Edy; él se tragaba mis; mientras, yo me centraba en la cabezota,con suaves movimientos de mi vagina, con una cara lujuriosa, y con gritando:


-        - ¡Agh, que lindo!


La cabezotade la verga, iba desapareciendo lentamente; disfrutando los tres, de cadacentímetro ensartado; un momento después, Edy, me la dejo ir a fondo.


Yo gemía,gritaba ¡huff, haaghh! ¡Que vergota tienes!, y nos besábamos con desesperación,trenzando las lenguas, jadiando con todo.


Sentía comomi cavidad abrazaba perfectamente su verga, hasta que tuve que soltar unorgasmo fuertísimo, hasta las nalgas, me temblaban, y me quedé desvanecidasobre él, quedando la verga inmóvil, encajada hasta el fondo.


Un ratodespués, me reanimé, y lo cabalgaba con todo; subía y bajaba; mi esposo, veía todala acción, a escasos 40 centímetros, veía como mi vagina, abrazaba fuertementela verga de Edy, que entraba y salía, bañada de líquidos.


Él se sintióceloso y encabronado, de oírme gritar y jadiar, en esa forma.  Creo que habíadescubierto que, esa verga era perfecta para mí.


Eduardo meestrujaba las nalgas con fuerza, y me gritaba:


- ¡que nalgastan lindas tienes, tu vagina está apretadísima!


Jadiábamosy gemíamos los dos.


Edy mebombeaba con todas sus fuerzas, para luego parar, y dejarme unos momentos,encajada hasta el fondo; mis jadeos y orgasmos, eran continuos; un ratodespués, nuestro amigo gritó jadiando:
-        ¡me estoy viniendo!


Yo me dejécaer en su verga, metiéndomela toda; con mis nalgas, hacía círculos rápidos;besándole con mucha pasión, los dos convulsionábamos; y yo sentía claramente,las contracciones, en la base de su verga, como estaba llenándome de leche;luego de un rato, los jugos salían, y bañaban sus huevos; un momento después, medesmonto, chorreando leche por los muslos y ensuciando mis medias.


Mi esposome tomó entre sus brazos, me besó con fuego; y me recostó en la alfombra, y mecogió con todas sus ganas; sentía la vagina muy floja, y muy lubricada, despuésde la cogida, que me metió Edy; yo jadiaba, lo besaba, y mis orgasmos seguíansiendo muy fuertes, tenía muchas contracciones en el interior.


Él mepreguntó, en medio de mis orgasmos:


-        - ¿qué tal la verga de mi amigo?


Yo, ya sinpudor, contesté:


     - ¡¡¡Me calza de formaespectacular!!!


Edy nosveía coger, pajeándose su pitón; yo aceleré mis movimientos; me mamaba lospezones, y pronto, me llenaba de leche, en el fondo de mi agujero; fue uno delos orgasmos más fuertes, que he tenido; no podía parar de echar y recibir leche;terminamos con un beso muy tierno, que yo le di; luego, tomé mi vestido y corríal baño.


Salí delbaño, con cara de arrepentida, con el vestido puesto.


Edy meacercó una copa, yo le di un sorbo, y les dije:


-        - Tengo una pena tremenda, ¿qué van apensar de mí?


Me dirigí ami marido, y le dije:


-        - me siento muy avergonzada,perdóname por lo que pasó, estaba muy borracha.


Él mecontestó:


-        - no te preocupes de nada, fue solonuestra fantasía, echa realidad, Edy lo sabe, y solo nos ayudó a realizarla, noha pasado nada, relájate y disfruta.


- Ami amigo, le has cumplido su sueño, pues siempre te deseó. Mi fantasía de vertecoger con otro, se me realizó. Mejor brinda con nosotros, por nuestra amistad.

Luego lepregunté a nuestro amigo:


-        - y tú Edy ¿qué piensas?


Él contestó:


-        - para mí, se me cumplió un deseosecreto, guardado muy profundo, estas buenísima, toda la vida me gustaste; nosabes, la cantidad de pajas que me he hecho, pensando en ti; y me siento muyfeliz, de estar con ustedes, cogen súper lindo; y no me voy a ir, sin echarmeotro polvo.


De nuevosonreímos los tres, y me dieron un beso, al mismo tiempo, en las mejillas,servimos más tragos.


Yo lespreguntaba en confianza, si se habían puesto de acuerdo, para seducirme.


Eduardo leconfesó que sí, que él toda la vida la había deseado, y que cuando mi esposo mehabló de su fantasía, sintió que se le abrieron las puertas del cielo, y diogracias al señor, por ser el elegido.


-        - Par de cabrones, no saben cómo mehicieron sufrir; tu discurso Eduardo, de galán con manos largas, y yo sufriendo,con un conflicto interno, luchando por respetar a mi maridito. Hasta que lolograron, hijos de puta.


- Yonunca pensé ser infiel a mi esposo, pero él, muy cabrón, así lo quiso, y laverdad, la pasé muy bien. A vuestra salud par de cabrones

Tomé micopa de champaña a fondo. (Estaba bastante borrachita)


Nossentamos los tres, en el mismo sillón, empezaron a acariciarme nuevamente, sealternaban, para besarme en la boca; Edy metió una mano, por debajo delvestido, acariciándome los muslos, comentando lo linda que estaba; al rato, yaestaba investigando en la vagina, con sus dedos; mientras, mi marido,nuevamente me bajaba la parte de arriba del vestido, y acariciaba mis tetas.


Edy tomó unpezón en su boca, y mi esposo, el otro; me los mamában suavemente; unos minutosdespués, tenía las piernas abiertas, con un dedo de Edy y otro de mi marido,adentro de la vagina; y yo, inevitablemente moviendo las nalgas, y les decía:


-        - que calentura me están dando,cabrones


Mientras, lesacariciaba la verga, al mismo tiempo.


Me desvistieron,y ellos se quitaron los calzones; me chuperon y besaron, todo el cuerpo.


Yo sentada,Eduardo y mi marido de pie, tenía una verga en cada mano; las pajeabalentamente, concentrando la atención, en el nuevo juguete, que le corría el capuchón,de arriba abajo; le iba creciendo, en una forma monumental; yo disfrutabaintensamente, la paja que le hacía a Edy, y sin quitarle un segundo la vista, lescomentaba absorta:


-        - no sé cómo, me cabe semejante verga,cuando me la metías, sentía que me partías.


Y alternabaunas mamadas riquísimas, y les restregaba una verga con la otra, pasando lalengua entre las pijas, y las volvía a mamar, con lujuria.


Mi esposo encontrómi tanga empapada, con una gran mancha blanca; la pegaba a sus narices, como sioliese delicioso; se la ponía a Edy, en su nariz, la aspiraba a fondo.


-        - Que rico huele; pero, la prefierodirectamente, es que tiene rico sabor


Y se agachóde nuevo en la alfombra, a mamarme la vagina, hundiendo sus labios, memordisqueába el clítoris; yo jadeaba y me retorcía de placer; mientras, metragaba la verga de mi marido, hasta el fondo, de la garganta; las mamadas erantan fuertes, que él decidió separarse, y se fue a mamar mis tetas, pellizcándomelos pezones; nos besábamos rozando las lenguas.


Edy megritaba:


-        - ¡mira, somos la pareja ideal, tuclítoris es enorme! y hace juego con mi verga


Por laexcitación, el clítoris me sobresalía bastante, de la vagina; él aprovechaba, yfrotaba la punta de su verga, con el clítoris.


La escenafue demasiado fuerte para mí, y me vino un orgasmo muy intenso, que punzaba la vagina,y me temblaban las nalgas.


Mientras,Edy recorría la punta de su verga, por toda la raja, haciéndome presión, en laentrada de mi agujero, pero no entraba nada.


Edy me dice:


-        - ven, vamos a coger de perrito


Y yo lecontestaba jadeando, que primero me cogiera mi esposo, para que me fueraabriendo la vagina, pues la tenía inflamada; Edy se acuesta en la alfombra, yyo me pongo en cuatro, y le digo:


-        - cógeme mi amor, que estoy muycaliente; mientras, chupo y mamo, la verga de Edy.


Mi vaginaestaba súper lubricada y ardiendo; se la dejé ir a fondo; un momento después,tenía uno de los orgasmos más intensos de mi vida; gimiendo con la boca bienllena de verga, los tres estábamos en la gloria.


Eduardogrita:


-        - ¡vamos a cambiar!


Él se separó,y tomó el lugar de Edy, este me abrió más las piernas, y me empezó a ensartarsu cabezota; yo jadiaba y sollozaba, con una cara de puta lujuriosa, mevolteaba a ver a los ojos a mi marido, y le decía:


-        - Edy me la está metiendo muy lindo


Eduardo mebombeaba lentamente, dejándome por momentos, con su verga bien clavada hasta elfondo, estrujándome las nalgas.


Yo gemía yjadiaba, con unos gritos tremendos:


-        - ¡Ay Edyyy, que lindo me estascogiendo! Despacio, déjamela adentro, no te muevas; así, hasta adentro,¡hhaaaaag que ricooo!


Tenía unacadena de orgasmos, como nunca; yo quería mamar la verga de marido, pero noatinaba a metérmela en la boca, por las convulsiones tan tremendas que tenía;por momentos, ponía hasta los ojos en blanco, por la magnitud de la cogida. Edyse aferraba con todo a mis nalgas.


Después deun rato, se separa y me recuesta en la alfombra, diciéndome el muy cabrón:


-        - es que te la quiero "meterbien" a fondo.


Yo abrí laspiernas al máximo, y siento claramente, que su verga, la tenía bañada de mis jugos;la centraba de nuevo en mi agujero, y me la va empujando hasta los huevos, laescena era tremenda; y mi esposo no perdía detalle; yo sentía que se veníaorgasmo tras orgasmo, con contracciones y punzadas incontrolables, nuestrasbocas fundidas en un interminable beso, sin dejar de jadear los dos; lasacometidas de Eduardo, eran cada vez más rápidas y violentas, que sacudían mistetas.


Un ratodespués, mi amigo gritó:


-        - ¡me voy a correr!


Yototalmente despatarrada, lo abrazaba con brazos y piernas; Eduardo jadiaba yresoplaba, dejándose caer a fondo; empezamos a convulsionar los dos, los huevoschocaban con mi culo; un momento después, nuestro amigo, me rellenaba de leche,en mi interior.


Cuando mi Edyse levantó, mi marido me cogió hasta el fondo, de un solo empujón, porque nuestroamigo, me había dejado bien abierta, y llena de leche, que salía directa del culo;se notaba que tenía una extraña súper calentura, pues su verga estaba durísimae insensible; yo jadeaba de nuevo, era una máquina de coger, nunca lo habíasospechado, tenía una hermosa cara desencajada de calentura; me mordía suslabios.


Mi vagina,se iba ajustando a su verga, y gritaba:


-        - siiií cojéeme así ¡hhaaag!


Y veníaotro orgasmo, él siguió bombeando con todo; la leche de nuestro amigo, quemaba lazona; sentí que estaba a punto de venirse; se separó violentamente de mi vagina,y me gritó:


-         - ¡mámalo!


Me lo pusoen la boca, bien embarrado de leche de Edy; me lo tragué todo, lo chupaba contodas mis fuerzas, me rebasaba su glande en la garganta, sentía unas punzadasmuy fuertes en su verga; un momento después, me atragantaba con la leche, que meestaba llenando.


Al momentode levantarme mi mujer, Edy me ayuda, quedando los dos de pie; él me abraza ysin importarle la leche de mi esposo, me da un profundo beso en la boca,trenzando las lenguas, estrujando con sus dos manos, mis nalgas; la leche deEdy, escurría por la parte interna de los muslos, hasta mis rodillas; élintentaba cogerme de pie; pero, no se lo permito, gritando:


-        - ¡tengo que ir baño!


Escuchabaque nuestro amigo, le daba las gracias a mi marido, estaba emocionado, me hashecho el tipo más feliz del mundo, le decía, mientras lo abrazaba, y brindaron,según él, por la mujer más linda que se había cogido.


Salí delbaño, y les comentó:


-        - que bárbaros, que cogida tan fuerteme dieron, no puedo ni caminar
-        Eduardo quiere más.


Exclamó mimarido.


Sobre lascaras internas de mis muslos, las medias negras de liga, denunciaban losucedido; el reflejo, dejaba notar las chorreadas, casi hasta mis rodillas.


-        - No Edy. Perdón, pero estoy muycansada, y dolorida. Me han sacado más de diez orgasmos. Mejor vamos a sentarnosa charlar.


Les servíotra ronda, y hablamos vestidos, como 20 minutos.


Eduardo, meinsistía en echarme otro polvo, y me mostraba su verga medio parada, suplicándome:


-        - Dale mi amor, vamos a coger.


Pero, yoseguía se negándome, argumentando:


-        - no estoy acostumbrada a coger enesta forma. No te enojes Edy, tienes una vergota muy linda; pero, me dejó muy exhausta.Sigo caliente, si quieres, te doy una mamada;


Y Edy medijo:


-        - bueno.


Entonces, sintiendoel dolor de rodillas, por las acciones anteriores en el piso; y lo tomé de lamano, llevándolo hacia nuestra cama; allí, lo empecé a pajear lentamente;mientras, le daba pases, con la punta de la lengua, por todo su glande; en uninstante, Edy, la tenía bien dura; mi esposo estaba mirando, sentado junto a mí;y nuestro amigo, de pie; él veía a escasos centímetros, como el vergón,penetraba más y más mi garganta, Edy se movía rápidamente, cogiendo con todo, miboca y garganta; en eso, la saqué de mi boca, diciéndole:


-        - ¡déjame respirar!


Lo pajeabarápidamente, me giré hacia mi esposo, y le di un ardiente beso; luego, empecé aalternar dos mamadas y un beso en su boca.


Yo estabaque explotaba por el morbo, la veía súper dura. Entonces, me levanté y deslicéen la cama hacia arriba, quedando de costado, frente a Edy; luego, tomé suvergón, y lo coloqué en la puerta de mi vagina; moviendo el empapado agujero,de adelante para atrás; mi marido me pellizcaba los pezones; yo volvíaconvulsionar con un orgasmo, con media tranca de Edy; luego, le pidí a miesposo, que se acomodara detrás mío.


Él obedeció,y le tomé la pija, acomodándola, en la puerta de mi ano.


No lo podíacreer; jamás lo había dejado, entrar por ahí.


Mi pelvisdesarrollaba un movimiento perfecto; mi vagina, abrazaba toda la verga de Edy,y cuando me retiraba de él, sentía la pija de mi esposo, que se introducía en miano, con dificultad. Sentí que explotaba. Era una doble penetración.


Edy con sumano, nos acariciaba al mismo tiempo, mi ano, y la verga de mi esposo. Suscaricias nos estaban volviendo locos, hacían que su pija, creciera más y sedificultaba abrirse camino, en mi culo.


Estábamosen el cielo los tres; en eso, a Eduardo le empiezan a temblar las piernas,gritaba:


-        - ¡¡me voy!!


A mí, queesas exclamaciones, no me gustaba, empecé a metérmela lo más que podía.



Edy meestaba descargando varios chorros de leche; yo bufaba, jadiaba, y tenía unorgasmo tremendo, mis nalgas se movían como en el baile de la lambada.


Luego, sinesperarlo, me volteo hacia mi esposo, y lo beso, trenzando su lengua con la mía;al sentir su lengua en mi boca, se empezó a correr como adolescente, y bañando miculo de semen caliente. Uffff, que sensaciones, quedé recostada sobre él,totalmente despatarrada.


Edy y miesposo, se alternaban para decirme barbaridades:


-        - Ahora, serás nuestra putita.
 
-        - Te cogeremos cuando queramos.
 
-        - Harás lo que te ordenemos. Siquieres ser nuestra putita.


Entonces,ante mi falta de respuesta, mi esposo me susurra al oído:


-        - ¿qué respondes?


Yo sóloasentí con la cabeza, y Edy insistió:


-        - ¿Harías lo que te pidamos?


Yo volví a asentircon la cabeza.


Edyinsistió:


-        - Quiero escucharlo con tu voz.


-        ¿se la mamarías a un extraño? Para,luego recibir el premio de nuestras dos vergas.


Yo, yafastidiada con la insistencia, les dije:


-        - Siii


Y me quedédormida. Mi esposo le pidió a Edy que, lo ayudara a acomodarme; él me levantó,y de mi vagina, se escurrió un buen chorro de leche, que le mojé el brazo a Edy;me recostó desnuda.


Edy mecontemplaba y decía:


-        - está preciosa, que suerte tienes,con esta mina tan rica.


Me dio unbeso muy tierno en los labios, me acarició los pechos, y salieron de larecamara; vio la hora que era, 5:30 AM. Y dijo que muy tarde, y le dio un granabrazo a mi marido, diciéndole:


-        - Muchas gracias, no sabes lo felizque me hiciste.


Han pasadodos semanas, y Eduardo nos llama frecuentemente, para saludarnos, ysuplicándome que lo repitamos.


Co miesposo cogemos como locos, con mucha pasión, y muy seguido; pero, cada vez quehabla de nuestro amigo, cambio el tema; y le digo sonriendo:


-        - que eso ya pasó, solo fue unaborrachera tremenda.


Aunque, mimarido me está convenciendo de irnos un fin de semana, para disfrutar del sexo,los tres; lo cual se concretaría; pero esto, será tema de otro relato.
 

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