Vacaciones sexuales en familia cap 8

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Como era lógico, después de aquella noche todos estuvimos tensos, incómodos, sin saber qué hacer o decir para relajar la tensión sexual que reinaba en la casa. Por la mañana no desayunamos en familia, sino que cada quien fue al comedor, agarró su plato y se fue a comer a otro sitio, todo con tal de no tener que mirarnos a la cara por la vergüenza. Tampoco era como si no lo hubiéramos disfrutado y nos arrepintiéramos, por lo menos

Lilian parecía encantada con las atenciones de nuestro hermano. Yo no me podía concentrar en mi lectura, pues los jadeos de mi hermana, que estaba en la cama de al lado masturbándose, llamaban mi atención como un insecto a la luz.

Como ella era una vouyerista que le encantaba mirar y que la miraran, disfrutaba con que su yo estuviera a su lado. La miré de reojo y vi que estaba desnuda, con sus pechos rígidos por la excitación, las mejillas rojas y las piernas abiertas mientras metía y sacaba la botella de perfume de su sexo.

—¿Me puedes dejar leer, cabrona?

—Pues puedes irte a otro cuarto.

—Mejor vete tú —declaré y quité la vista de ella.

Un tiempo después, cuando alcanzó su tercer o cuarto orgasmo, Lilian se acostó conmigo a descansar.

—Eso fue riquísimo. Oye ¿qué crees que suceda ahora? Mamá y papá están muy callados, y Tifany y su novia no han salido de la habitación. Alejandro se fue a caminar por la playa. ¿No sientes que nos estamos distanciando?

—Por favor, ¿piensas que lo que pasó ayer fue algo así de simple? Además, tu tuviste sexo con Alejandro.

—Celosa.

—Ese no es el punto. Imagina cómo se sentirá mamá por haber propiciado esa escena. Debe de estar muerta de vergüenza, y también papá. Es lógico que tengamos que hablarlo entre todos.

—¿Quieres que se repita?

No tenía caso mentirle ¿verdad? Me daba mucho morbo que todos lo hiciéramos en familia. El incesto era una práctica... prohibida y tabú. Maravillosa por supuesto y había leído por allí que ayudaba a fortalecer las relaciones entre los miembros.

—Quizá sí, pero por lo pronto nosotros podemos hacer lo que queramos.

—¿Quién nosotros?

—Alejandro, tú, yo. Incluso Tifany.

—¿Entonces nosotras podemos seguir con nuestro rollo?

—Sí, pero si me dejas leer primero.

—No seas nerd —exclamó y me arrebató el libro. Acto seguido colocó sus labios justo encima de los míos.

De todas las personas que me habían besado, Lilian era la mejor. Su boca azucarada se entretejía con la mía e intercambiábamos besos llenos de chasquidos. Yo la abracé por la cintura y bajé hasta sus relucientes nalgas para pellizcarlas. También deslicé mi dedo por su raja, que estaba muy lubricada. Incluso yo empecé a mojarme cuando mi hermana me mordió los labios y bajó por mi cuello.

Penetré a Lilian con fuerza, ayudándome de mis dedos. Ella me besaba con dulzura, gemía a mis oídos y me lamía el cuello dejando una marca de saliva. Las dos estábamos disfrutando cuando la puerta se abrió. Lilian ni se molestó en quitarse y se quedó a horcajadas sobre mí cuando mamá entró y se quedó paralizada al vernos. Sin embargo entró y cerró la puerta con llave.

—Chicas... pónganle seguro a su puerta.

—Lo sentimos, mamá —se disculpó Lilian y se acostó a mi lado.

—¿Papá se fue?

—Salió un momento —se recostó en la cama de Lilian y respiró profundamente—. Anoche nos salimos de control ¿verdad?

—Pero fue maravilloso. Jennifer y yo queremos que se repita.

—¿En serio?

Las dos asentimos.

—Bueno... el incesto es una práctica no muy bien vista, así que siempre se ha llevado en la clandestinidad. Por otro lado sería hipócrita de mi parte decir que no me gustó. A decir verdad, ya he tenido experiencia con el incesto.

—Nuestra familia está llena de gente pervertida —reflexionó Lilian.

—Creo que sí.

Mamá se notó desanimada.

—No sé si estamos haciendo lo correcto, hijas.

—A mí me gustó —indicó Lilian con naturalidad.

—? Nos puede unir o nos puede separar.

—Yo creo que nos unirá —opiné y mamá me devolvió una sonrisa.

—Bueno, las dejaré pensando en eso. Iré a hablar con su hermana, Tifany, que parece ser la más incómoda con la situación.

Nada más mamá irse, Lilian se puso de pie encima del colchón y me miró con una sonrisa malvada.

—¿Qué vas...?

Y sin poder detenerla, su boca volvió a ensombrecer la mía.

Más tarde, Papá, mamá, Tifany y yo salimos a dar un paseo por la playa. Dejar a Alejandro y a Lilian fue una idea peligrosa. En estos momentos los dos deberían de estar dándole duro contra el muro.

Celia, amante de mi hermana, se había quedado por flojera, aunque yo realmente pienso que tenía curiosidad por el sexo con un hombre.

—¿A dónde vamos exactamente? —Preguntó mi hermana.

—Quiero ir a visitar a un amigo que vive cerca de aquí.

—Pero parece que se aproxima una tormenta. Deberíamos volver.

—Tranquila—dijo Julia y nos miró desde el retrovisor—. No hay reporte del clima con lluvias hoy. Quizá mañana.

Pero fue un grave error pensar así. Como nadie controla el clima, un poco más tarde una fuerte tormenta golpeó la costa. Los vientos eran feroces y las palmeras se mecían peligrosamente sobre sus troncos. Las olas eran muy salvajes y chocaban con fuerza contra la arena. Nosotros estábamos refugiados en el coche, dentro del cual hacía calor. Como no veíamos nada por la lluvia, Manuel no podía arriesgarse a conducir.

—¿Qué decías de la lluvia, Julia?

—Ups, me equivoqué tantito.

—Yo tengo calor, estoy asándome.

—Quítate la ropa —sugirió Manuel y me guiñó el ojo.

—Está bien —dije feliz y me deshice del brasier del bikini y de los shorts. No llevaba nada más debajo, así que quedé desnuda de inmediato. La mirada que Tifany le puso a mi sexo fue espectacular.

Al poco rato mamá también se quitó la ropa y lo mismo con papá. Lo bueno es que las ventanas estaban polarizadas y nadie nos podía ver.

—Encenderé el aire acondicionado un rato.

Con el frío y nosotros desnudos, estar atrapados se hizo más incómodo. La única que seguía vestida era Tifany, aunque sólo llevaba una camisa y una minifalda suavecita. Tenía sus piernas fuertemente cruzadas y se distraía mirando por el vidrio.

—Esa cosa se te está poniendo dura —oí que decía Julia a su esposo.

Eso le llamó la atención a mi hermana, que discretamente miró. Yo también, y vimos a papá tocándose suavemente, masturbándose como si la tarea le resultara molesta.

—Es que no hay mucho que hacer.

—¿Y si les mostramos a las chicas como hacer una buena felación? —sugirió Julia.

—A mí no me interesan los penes —dijo Tifany y se recluyó en su asiento.

Julia me miró con una sonrisa y se acomodó para meterse el miembro de su esposo a la boca. No sabía que ella podía hacer gargantas profundas. Yo me quedé pegada a esa imagen de mi hermosa madre chupando un pene igual de poderoso y prominente, cuyas venas resaltaban por la sangre acumulada.

—Tifany, tienes que ver esto —dije maravillada y le piqué el hombro.

Mi hermana apenas miró a mamá y puso cara de asquito.

—Es que no me excita.

—¿Y yo?

—¿Tú, qué?

Sonreí presumida y separé mis piernas.

Tifany se abochornó de inmediato cuando me vio.

—Bueno, eso está mejor.

—¿Vienes?

—¡Ay! Como joden. Somos hermanas. Sería como hacerme sexo oral a mí misma.

—Tifany... —le llamé mientras me abría con los dedos. Mi hermana se empezó a poner nerviosa, muy colorada e hizo como que no le atraía el espectáculo.

A mí se me estaba haciendo muy divertido joderla, por lo que empecé a masturbarme. Papá reclinó su silla y Julia montó sobre él. Esto llamó la atención de Tifany, que descruzó las piernas y de repente ya estaba mirando sin pudor a mamá, que brincaba rápidamente con el sonido característico de dos cuerpos unidos.

—Anda, puedes tocarte un poco —le dijo Julia con mucho cariño.

La pobre chica torció los labios. Tímidamente, metió una mano por entre su falda.

Pasaron cinco minutos. Tifany seguía sin despegar la mirada de nuestros padres. De un momento a otro se sacó la falda y yo le ayudé a quitarle el resto de la ropa hasta dejarla totalmente desnuda.

—Esto es algo que tienes que probar —le aconsejó Manuel.

Tifany me miró con cara de que no quería hacerlo, pero yo la conocía. Ella estaba muy excitada y demasiado mojada como para que yo no me diera cuenta de eso.

—Anda —le alenté.

—Bueno... sólo un poco.

—Sí.

Dado que la camioneta era grande, Tifany se acomodó con la cara entre mis piernas. Nada más poner su boca en mí, hizo tal presión con su lengua que metafóricamente vi estrellas explotando dentro de mi cabeza. Yo estaba entre que me reía y gemía. Incluso vi que mamá arqueaba una ceja al ver la ferocidad con la que su otra hija entre mis rodillas y tomaba mi clítoris como si quisiera arrancármelo. Lo que comenzó como una lamida avergonzada, se convirtió en una completa odisea. Una fiesta sobre mi vagina, que estaba humedecida con una miel que mi hermana se apresuró a beber.

Me abrió más las piernas, tanto como lo permitía el espacio y deslizó su lengua por todo mi trasero, Acto seguido, presionó mi clítoris y penetró con sus dedos en forma de gancho. Yo me corrí en ese punto, excitada más por la situación que por el placer.

Tomé a mi hermana de la cabeza para pegarla más a mi coño. Ella me invadía con su lengua, tan hondo como podía permitirse. Inmediatamente se fue contra mis senos, mordiéndolos y succionando mis puntas rígidas.

Mamá gimoteaba como una princesa al ver a sus dos hermosa hijas intimando como un par de lesbianas en celo. Manuel no alcanzaba a ver, pero estaba disfrutando con su boca devorando los pechos de su esposa.

—No tan duro... —le pedí a Tifany cuando vi que al separarse de mi pecho dejaba la marca de sus dientes. Acto seguido me besó con mucha pasión directo en la boca. Yo estaba a su merced, completamente sumisa e incapaz de moverme ante los instintos de mi hermana.

—Cambiemos de posición —sugerí.

Ella estuvo de acuerdo y se recostó. Abrió sus piernas y me ofreció su hermosa raja. Rápidamente tomé el lugar que me correspondía y al probar los jugos que caían en abundancia, me encendí y chupé con apremio. Mamá se había quedado quieta mientras papá la penetraba lentamente. Nos observaba con un gesto de amor maternal, como orgullosa de que sus hijas al fin se relacionaran y rompieran todas sus diferencias.

Le sonreí con devoción y le di un beso en la boca a Julia. Ella lo saboreó y luego me pidió a seguir brindándole cariño a mi hermana, quien para esos momentos estaba en las nubes, pellizcándose los pezones y lamiendo la saliva que se le escurría de la boca.

—¿Qué decías de incesto, hija?

—Nada... no dije nada... —rio ella cuando le vino su correspondiente y bien merecido orgasmo.

Y esa fue la primera vez que Tifany aceptó que el sexo en familia le encantaba. Todos felices, todos unidos. Y todavía nos quedaba vacaciones.

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No olviden comentar. Cinco comentarios para la siguiente continuación 🙂 nos leemos pronto

6 comentarios - Vacaciones sexuales en familia cap 8

Dario404 +1
Comenten gente, que estas historias me dan las mejores pajas del mundo
Leona40k
gracias!!!
postgeniales +1
Cada vez mejor la historia
Leona40k
por supuesto jeje, muchas gracias por leer
FacuuMonzon +2
Que buen relato y super exitante
Leona40k
gracias a ti por comentar
Jodoon765 +1
Me gusta mucho esta historia!
Leona40k -1
me encanta oir esto 🙂
VoyeaurXVII +1
me encantaría ser el jefe de esa familia!
Leona40k +1
jeje a muchos