Mi timidez y mis tías 30

Los viernes eran los peores días para el negocio, aparte de los pocos clientes asiduos la mayoría de las empresas no trabajaban por la tarde y no se quedaban a comer, pero siempre había algún cliente, por ejemplo Benito el médico, o alguna pareja que venía de paso, pero aquel día ya amaneció especial, cuando me asomé a la ventana no se veía nada, una espesa niebla cegaba la visión del paisaje, por la mañana no mejoró mucho y aunque se levantó la niebla se vio que el cielo estaba muy encapotado, unos nubarrones negros amenazaban un día muy triste.
Después de comer como era costumbre Benito se sentó en la barra para tomar café y darle palique a mi madre.
Mi tía Julia les había dado la tarde libre a las camareras previendo la mala tarde, pues en todo caso estaba Ricardo que podría servir cualquier cosa, incluso el camarero una vez hubo montado las mesas se sentó en un rincón releyendo la prensa de deportes.
Julia se metió en su despacho con la intención de adelantar las cuentas y revisar facturas que se amontonaban en la gaveta de su mesa, yo pensé en subirme a casa, mi prima Lisa suponía que se estaba preparando para salir y cuando Julia llamó a su despacho a Ricardo con una excusa pueril ya lo tuve claro, se pasarían toda la tarde con la puerta cerrada y follando.
El estallido no lo esperábamos nadie, el bar se iluminó como a pleno día y el trueno que siguió nos dejó sordos, al mismo tiempo se fue la luz y se quedó todo a oscuras, excepto las luces de emergencia, al momento salió Julia, arreglándose la falda y el pelo, detrás Ricardo metiéndose la camisa por el pantalón, ni a mí ni a mi madre nos sorprendió lo más mínimo, lo que nos llamó la atención fue lo que dijo mi tía…
-       Ya está claro el día de hoy, vamos a cerrar, ya no va a venir nadie, con este tiempo no creo que se le ocurra a nadie tomar algo, lo aprovecharemos para descansar todos nosotros también, vamos a cerrar chicos, mañana más!
Fue como una orden para todos, con la penumbra de las luces de emergencia recogimos lo poco que quedaba, mi madre apagó la cafetera y Ricardo bajó las persianas.
Por el rabillo del ojo vi como Benito pasaba detrás de la barra y abrazaba a mi madre y ella le correspondía con un beso con lengua, las manos de él desaparecieron bajo el uniforme de Clara.
Cuando se separó Benito anunció en voz alta.
-       Nosotros vamos a aprovechar la tarde, nos iremos al pueblo de al lado a cenar y luego iremos a bailar, si alguien se apunta?
Se oyó un murmullo pero nadie se unió a la fiesta, en un momento el bar se quedó desierto.
Yo fui el último en subir, cuando llegaba a tientas casi al rellano del piso vi como Julia seguida de Ricardo subían corriendo a la habitación de éste, supuse de que antes de diez minutos la verga del camarero estaría a buen recaudo.
Mi madre no me dejó meterme en el baño, iba a toda prisa, Benito la esperaba en el coche, y yo me metí en mi habitación.
Al momento volvió la luz, me tumbé en la cama con un libro, en toda la casa no se oía ningún ruido, imagino que Ricardo la tendría clavada en el coño de Julia y no se estarían moviendo mucho.
Solo se oía un rumor de palabras sueltas, mi tía era bastante escandalosa cuando se corría pero aquello eran murmullos, me asomé al pasillo con la pícara curiosidad de subir hasta la puerta de Ricardo para enterarme de lo que hacían, pero entonces vi por bajo de la puerta de mi prima un reflejo azulado de luz, sabía que se había arreglado para irse con sus amigas pero lo cierto es que no me había fijado cuando se fue.
Acerque el oído a la puerta de su habitación, estaba cerrada pero no con llave y pegué la oreja a la madera, no se oía nada comprensible y por la cerradura era imposible ver nada, pensé que si iba con cuidado podría entreabrir la puerta pero nada más tocar la manivela la puerta cedió y se abrió apenas un dedo, mi ojo se encajó en la grieta, la habitación estaba solo iluminada por la lámpara de la mesita, de espaldas a mí Lisa estaba con los auriculares puestos, sentada sobre la cama y entre las piernas tenía el ordenador encendido.
De allí salía la luz, el sonido era de mi prima que hablaba muy bajito por el micro incorporado a los auriculares, desde donde estaba yo no se veía bien la pantalla pero mi prima gesticulaba mucho mientras hablaba.
Me acerqué con la idea de averiguar que estaba viendo o con quien estaba hablando, estuve detrás de ella, con los auriculares no me oía y como estaba inclinada un poco sobre la pantalla tampoco me veía, estaba cubierta con una camisa sobre los hombros.
De vez en cuando se reía a carcajadas, yo no me atreví a interrumpirla y me quedé para mirar.
En un momento pude ver más claro, la cámara de la persona que estaba hablando no estaba bien iluminada y no se distinguía muy bien, además no estaba bien orientada y no se veía la cara.
Lo primero que descubrí es que era una chica, llevaba un pijama mal abrochado y estaba sentada en su cama como ella, también movía los brazos y se explicaba mientras se reía, tardé en poder situarme, tan ensimismada estaba Lisa que no se dio cuenta que me sentaba casi a su lado, estuve en silencio e inmóvil.
Cuando la otra chica se retiró hacia atrás pude ver un poco más de campo, hasta ahora solo le veía las manos y el cuello, pero ya empecé a verle los antebrazos y por consiguiente el canalillo de las tetas, ya me intrigó más y me dispuse a seguir mirando. En un movimiento que hizo hacia atrás como buscando algo asomó una de las tetas, me gustaron, eran de chica joven y no me resultaban muy desconocidas, cuando se volvió hacia la cámara en la mano llevaba un consolador, enfocó mejor la webcam, se lo enseñaba a mi prima, le mostraba lo grande que era comparándolo con su antebrazo y poniéndoselo entre las tetas como si se hiciera una cubana, era un tamaño grande, una imitación perfecta de un falo y además funcionaba con pilas que lo hacían vibrar.
Mi prima se echaba las manos a la cabeza alabándolo mientras su amiga se lo paseaba por el cuerpo, hasta que se lo metió en la boca y lo chupó, entonces fue cuando reconocí a la chica, era Elena, la amiga intima de Lisa.
Me reí para mí con la ocurrencia que había tenido con el consolador, y ya me confié al reconocer a la chica que no era para nada desconocida para mí ni para mi polla.
Al levantar los brazos mi prima la camisa que llevaba se escurrió por su espalda dejando descubierto su pecho, la luz parpadeante del ordenador iluminaron las tetas de Lisa, además de firmes se notaban los pezones excitados por lo que abultaban bastante.
Me armé de valor y me bajé los pantalones, la polla ya estaba dura hacía tiempo y me puse detrás de Lisa, ella no me veía pero la cámara de su ordenador sí que me podía captar.
Me puse de forma que solo asomaba mi polla por un ángulo, estaba cubierta por el prepucio y con la mano escondida fui retirando la piel, por la pantalla Elena podía ver como se iba asomando mi capullo.
La chica tardó en darse cuenta, entretenida en darle envidia a Lisa pasándose el consolador por los labios y las tetas, mi prima hacía como si lamiera también el falo de silicona.
Cuando Elena empezó a gritarle y preguntarle que era aquello Lisa no comprendió hasta que se quitó los auriculares y pudo oír directamente lo que le decía Elena, entonces fue cuando se volvió y me vio a mí, mejor dicho a mi polla a escasos centímetros de su cara.
En un principio de sorprendió, creía que estaba sola en casa, pero al verme y el estado en que me encontraba reaccionó de la forma más efectiva, se metió mi polla en la boca y la chupó con deleite, Elena se desmadraba en su casa, se había levantado y le ofrecía sus tetas y se abría los labios del coño enseñándolos para que se la prestara, mi prima se vengó cumplidamente, mientras Elena se metía el dildo en su coño lo más hondo que podía como consolación mi prima me había echado sobre la cama y me había dado la cámara para que la sostuviera en la mano enfocando directamente a su coño que se iba tragando mi polla lentamente, Elena se desesperaba clavándose sin misericordia el falo, se oía perfectamente el zumbido del vibrador, pero ella podía oír el chapoteo de mi verga cuando entraba encharcado de flujo vaginal.
Lisa quiso hacer una exhibición de follada y colocó la cámara bien iluminada en un primerísimo plano, mi glande ocupaba toda la pantalla del ordenador, el frenillo se veía perfectamente y las gotas pre seminales se notaban cuando salían lentamente, ella misma las recibía con la punta de la lengua y las saboreaba, cuando ya no salían rodeaba el glande con los labios y absorbía, sacando alguna más, me dijo que sostuviera yo la cámara y que siguiera la escena mirando al monitor, yo solo me preocupaba de que no perdiera detalle Elena al otro lado, hacia unas pasadas desde los huevos hacia la punta, con todo lujo de detalle de las venas hinchadas y la boquita de pez balbuceando, su amiga había desechado el vibrador y se metía tres dedos en la vagina mientras con la otra mano lijaba literalmente su clítoris, cuando Lisa se cansaba de chuparme la polla se sentaba sobre ella después de haber cabalgado sobre mi abrazando con sus labios mi verga, Elena gritaba, estaba sola en su casa y no tenía pudor en expresar su calentura, cuando se corrió, se oyó en toda la habitación de Lisa como si hubiera cantado un gol en un partido de futbol.
Lisa aguantó más, siguió tratándome con cuidado, cuando me notaba a punto de eyacular cambiaba de táctica y me rebajaba la tensión.
Elena ya se había corrido pero su atención no había disminuido, se veía su cara sudorosa pegada a su monitor, apenas podíamos ver nosotros como su mano seguía frotando su clítoris y pellizcando sus pezones, le pedía o mejor le rogaba a Lisa que se metiera mi polla por su culo, mi prima se hacía de rogar, en el monitor se apreciaban hasta los mínimos poros de la piel, perfectamente depilada.
Lisa disfrutaba haciéndole sufrir, paseaba la punta de mi polla entre sus labios insistiendo en el clítoris, cuando llegaba a su culo presionaba hasta hacerlo hundirse un poco, pero luego se lo metía en la vagina de golpe, en la pantalla se oía un noooo! Y volvía a rogar que se la metiera ya en el culo.
Cuando Lisa se volvió hacia su mesita y sacó un tarro de crema Elena aplaudió, las tetas de mi prima colgaban cuando se movía y yo se las sujetaba de los pezones. Elena se volvió y nos ofreció la imagen de sus nalgas puesta de rodillas, se abrió los labios de su coño y metiendo los dedos nos demostró los pegajosos que salían, luego se los metía en su culo hasta donde podía. Mi prima me cogía la punta del capullo y se la restregaba por el clítoris engrasado hasta el culo deteniéndose donde quería y engañando a su amiga, ésta sacaba la lengua para recibir mi polla mientras su pelo en desorden tapaba su cara.
Elena nos propuso que saliéramos y fuésemos a su casa, estaría sola toda la tarde, pero Lisa prefirió seguir con mi polla dentro y gozarla para ella sola.
Le concedió a su amiga todos los caprichos que le dictaba, que se la metiera en la boca, que le chupara los pezones, que se sentara sobre mí, Lisa a todo accedía, yo como un muñeco hinchable me ponía en la posición que las dos chicas preferían, cuando no pude aguantar más se lo dije a mi prima, con la cámara pegada a su cara apoye el capullo a su mejilla y le fui rociando leche hasta que se colaba en su boca, Elena tragaba a su vez como si fuera ella la receptora de mi semen, mi prima se puso con las piernas abiertas frente a la cámara y mi boca acabó con su calentura, Elena me animaba y me decía donde tenía que lamerle y chuparle mientras ella se metía el consolador en su coño.
Se corrieron las dos a la vez, Elena escandalosamente mientras mi prima se reprimió más aunque me aprisionó la cara entre sus muslos hasta que le pasó el orgasmo.
Ya más calmadas estuvieron hablando de lo bien que se lo habían pasado y del tiempo que hacía que no nos habíamos reunido, Elena entonces le recordó a Lisa que el próximo fin de semana era el cumpleaños de las dos gemelas Mónica y Andrea, las dos amigas que nos habían invitado a su chalet en una ocasión.
Elena enseguida programó que fuéramos a su casa los tres, a mi me dejó claro que era imprescindible pero yo me imaginé rodeado de cuatro chicas hambrientas de sexo y me excusé en redondo, Lisa también tenía ganas de fiesta pero reconocía que un chico para cuatro chicas era demasiado por lo que le propuso que se lo dijera a sus hermanos, Elena lo descartó de momento.
-       Mis hermanos? Ni hablar, nunca han estado de fiesta con nosotras, además Alex es más joven que yo y Ginés ya tiene 23 años y seguro que pasará de nosotras, nunca me han visto de fiesta y además son mis hermanos, Lisa.
-       Oye y Manu es mi primo y a todas nos gusta y tus hermanos aunque Alex es muy serio Ginés es muy divertido, por lo menos díselo, por favor.
-       Vale ya te diré algo, pero creo que no querrán.
Cuando mi prima desconectó el ordenador me abrazó y tumbándose sobre mí me dijo al oído.
-       Gracias primo me has hecho pasar un rato muy bueno, hacía mucho que no tenía una corrida como esta.
-       Yo también Lisa, aunque me lo has hecho desear me he corrido muy a gusto.
-       Qué te parece lo que ha dicho Elena de la fiesta de cumpleaños?
-       Pues que si voy me vais a matar a polvos, sois todas unas fieras follando, me gustaría que fueran más chicos.
-       A mí también por eso he intentado que vengan sus hermanos, están muy buenos los dos.
-       Si pero los hermanos no querrán nada con Elena y seguiré estando en minoría.
-       No te preocupes por eso, ya me encargo yo de que los chicos no distingan ningún coño.
-       Bueno ya veremos, siento dejarte sola, me gustaría acabar la noche en tu cama, pero mi madre no tardará en volver y la tuya tampoco.
-       Por la mía no te preocupes ya sabemos dónde está, y lo que hace la tendrá ocupada toda la noche.
-       Jajaja, me parece que con Ricardo ha encontrado la horma de su zapato, por lo menos calza un buen numero.
-       Ya me lo han dicho, algún día te propondré algo para que me la meta a mi también,
-       Pues por el no quedará, seguro.
-       Jajaja, adiós follador, vete con mamá.
-       Adiós coño hambriento, ya tendremos otro encuentro más largo.
Me di una ducha rápida, no quería que mi madre me viera correteando los pasillos y me acosté dejando la toalla en una silla.
Me dormí inmediatamente, solo me desperté cuando oí un pequeño ruido, mi madre había tropezado con la silla donde me había dejado la toalla, por la ventana ya amanecía.
-       Perdona Manu, no quería despertarte, sigue durmiendo.
-       Pero mamá que llegas ahora? Esta amaneciendo!
-       Shiiit, no hagas ruido, llego ahora mismo, me ducho, me cambio de ropa y bajo al bar a abrir, ya es casi la hora.
-       Pero si los bailes harán horas que han cerrado.
-       Bueno es que ha habido un cambio de planes, cuando hemos llegado al pueblo de al lado todo estaba a oscuras también, los restaurantes no podían servir nada.
-       Pero al rato ya ha venido la luz.
-       Si pero ya habíamos decidido tomar algún aperitivo en un bar e irnos a bailar, pero la sala también había cerrado.
-       Y que habéis hecho luego?
-       Pues hemos ido al hotel, por suerte el conserje nos ha preparado unos bocadillos y nos los hemos subido a una habitación, hemos cenado mejor de lo que pensábamos.
-       Solo cenar?, no me lo creo.
-       Bueno a ti no te puedo ocultar nada, como no llevábamos ropa nos hemos acostado desnudos, la cama era gigante y hemos estado follando casi toda la noche, te digo un secreto, me he corrido tres veces.
-       Clara, no me digas con esa polla de Benito, tres veces?
-       Lo que oyes, la tiene como una banana enroscada para arriba pero me toca el punto G o todos los puntos posibles, Ah! Y me ha asegurado que la próxima ocasión me hará correrme más veces aún.
-       Joder Clara, me estás dando envidia aunque no me extraña, he visto como la tiene y no lo dudo, se me está poniendo la polla como un burro de oírte.
-       Ya me ha contado algo sobre las consultas que tenéis entre manos, ya. Sabes que estoy pensando? Que aún falta media hora para abrir el bar, hazme un hueco en tu cama y te cuento más cosas.
-       Mamá que te conozco y me conozco, vamos a terminar follando los dos.
-       Y qué? Sería el cuarto orgasmo en la noche, creo que podré resistirlo.
Me hice a un lado, su piel estaba fresca al lado de la mía y se me abrazó para que le diera calor, era lo que me faltaba para ponérmela más dura, mientras me daba todo lujo de detalles de cómo habían estado follando me daba demostraciones prácticas, me la chupaba o se la metía en el coño con toda naturalidad pero acusando el efecto que le producía tener mi polla dentro, sorprendentemente se corrió por cuarta vez y antes que yo, gocé lo indecible viéndola como se deshacía en sus estertores como si fuera el primer orgasmo de la noche, cuando me llegó mi hora me apreté dentro de ella y la llené de leche, se estuvo quieta, solo me masajeaba la polla con su vagina hasta dejarme exprimido.
No me enteré cuando se levantó, pero cuando bajé por la mañana a desayunar la vi en la barra, tenía un aspecto radiante, tan fresco como una flor, por lo menos si que la habían regado, si.
Mi tía Julia tampoco parecía que había tenido mala noche, Ricardo sí que estaba un poco más mohíno, pero me lo imagino y lo compadecí.
A medio día vino Benito como siempre y después de saludarnos a todos le hizo un guiño a Clara, ésta le respondió con una sonrisa de oreja a oreja, se sentó en su mesa reservada y Ricardo le preguntó cómo había estado el baile, el médico sonrió y mirando embelesado a Clara le dijo.
-       Me gustan mucho los “corridos” mejicanos.
Ricardo sonrió y salió hacia la cocina a por el segundo plato.
Cuando Benito se sentó en la barra a tomar café como todos los días me llamó, simplemente me preguntó si estaba libre esta tarde.
Al rato me dijo que tenía que contarme una historia que le habían nombrado confidencialmente, aprovechamos un momento que Clara estaba atendiendo a unos clientes en la otra punta de la barra, el caso era sencillo aparentemente, me preguntó si me acordaba del farmacéutico que me había dado una serie de productos de su farmacia, por supuesto que me acordaba y le conté el detalle de que había visto una chica muy joven que debía ser su hija dando de mamar a un bebé discretamente tapada.
-       Precisamente, esa era la historia, la chica realmente es su esposa, mucho más joven que él, se hablaba que tenía mucho que ver la posición del farmacéutico, pero el caso es que le lleva muchos años de diferencia.
-       Pero no parecía tener ningún problema de salud, el niño estaba rollizo.
-       Realmente no es un problema de salud, por eso había pensado en que le podíamos ayudar entre todos, al decir todos incluyo a mi hija Alba.
-       Me parece muy bien, ya me dirás cómo.
-       Pues sí, esta tarde vendrá Ángela que es como se llama la chica y se vendrá con nosotros a casa, luego la traeremos, espero que podamos ayudarla.
Al rato apareció tímidamente la chica en el bar, Benito nada más verla fue a recibirla, se acercó a la barra y le presentó a mi madre, luego me llamó a mí, también la salude y después de tomar un café con leche nos fuimos hacia el coche.
Yo iba detrás de ellos por la acera y me fijé en el tipo de la chica, estaba como cohibida, se abrigaba con una chaqueta aunque el día era caluroso y llevaba una falda ancha que no se podía decir que era de última moda.
Benito le abrió la puerta del coche a su lado y yo me pasé al asiento de detrás, previamente le había llamado a su hija Alba anunciándole que íbamos hacia allí para que preparara la consulta.
Realmente el médico no me había comentado la naturaleza del problema de la chica, aparentemente se le veía un aspecto saludable, aparte de su timidez, pero esperé pacientemente a que me pusiera al corriente.
Cuando llegamos a casa de Benito, Alba ya estaba esperándonos en la puerta, saludo con dos besos a Ángela y nos acompañó a la consulta.
Benito le comentó que yo era su ayudante y su hija estaba interesada en enfermería y también colaboraba en lo que podía, además al ser mujer se sentiría más cómoda.
La cara de Ángela se iluminó agradecida pero cuando ya Benito le dijo que se sentara y le contara su problema la chica borró toda sonrisa de su rostro y bajó la cara, sin decir nada se quitó la chaqueta que llevaba y la dejó a su lado, nosotros tres frente a ella nos dimos cuenta de que a la altura de las tetas unas manchas empapaban la ropa que llevaba y se escurrían hasta el estómago.
Nos quedamos mirando sorprendidos los tres pero no dijimos nada, la chica interpretó que no habíamos comprendido lo suficiente y se quitó la camisa que llevaba, se quedó a la vista una camiseta que aguantaba una serie de gasas que cubrían el sujetador, por supuesto todo el conjunto de prendas estaba mojado de leche, por último se quitó las gasas y nos enseño el sujetador que era especial para dar de mamar, pues estaba partido de forma que por una abertura sacaba el pezón lo suficiente para el bebe, la mancha le llegaba casi a la espalda, estaba pegajoso y blanquecino.
Se hizo un silencio y Benito le dijo…
-       Ángela por lo que veo y lo que me ha contado tu marido tienes un gran complejo por la cantidad de leche que producen tus pechos, normalmente es una bendición, cuantas mujeres conozco que darían cualquier cosa por tener ese don, pero también reconozco que es excesivo y que te produce muchos problemas e incomodidades.
-       Ya sé que es muy bueno que tenga leche para mi bebé además es de muy buena calidad pues está creciendo de una forma perfecta, pero no se qué hacer para poder hacer una vida medianamente normal, mi marido me ha dado un saca leches de la farmacia, pero no es suficiente y me ha dicho que usted tiene otro más potente y otras soluciones para mí.
-       Bueno es cierto de una forma u otra intentaremos dar alguna solución, aunque es difícil, te lo advierto desde ahora, pero no te preocupes que entre los tres te ayudaremos.
-       La chica más confiada e ilusionada ya se soltó el sujetador que cayó pesadamente en la camilla, estaba completamente mojado.
-       Se cubrió las tetas, entre sus dedos cubriendo los pezones se escurrían pequeños regueros de leche, al fin se descubrió del todo y le vimos las tetas directamente.
-       Contra todo pronóstico mío no eran grandes, seguramente antes de parir las tendría preciosas, altas y muy bien colocadas, con unos pezones rosados y separados con unas areolas bastante anchas, pero ahora las tenía redondas llenas de leche y con los pezones alargados y manando sin cesar gotas de leche, alguno por varios sitios.
Benito se acercó con unas gasas secas y le limpió dentro de lo posible las tetas, luego le presionó lentamente y una serie de chorrillos blancos que le caían a cierta distancia.
Ya la mancha le llegaba a la cintura la falda y amenazaba en mojarle la ropa.
El médico le dio unas instrucciones a Alba y se puso a buscar el aparato de sacar leche que tenía guardado por no usarlo desde hacía mucho.
Alba le indicó a Ángela que se tumbara en la camilla, le puso dos sabanas bajo y le ayudó a soltarse la falda, le tuvo que convencer para que se la quitara para no mancharla, inmediatamente Ángela se cubrió la entrepierna con las dos manos, incluso cruzando las piernas, Alba con todo su poder de convicción pudo hacer que descansara las piernas y separara las manos y las dejara a su lado.
Cuando volvió Benito nos explicó el funcionamiento del aparato, aunque con apariencia anticuada era eléctrico y bastante capaz, a Ángela le gusto ante la diferencia con el que tenía en casa.
El médico ante la sencillez del tratamiento nos dejó solos encargados de la lenta tarea de rebajar la tensión de la leche y se marchó a revisar a los trabajadores del campo.
Miré a Alba y mutuamente nos dimos ánimo, primeramente Alba limpió totalmente con toallitas húmedas toda la zona de los pechos de la chica incluso los flancos y el estomago, ya limpio todo solos ocupamos de los pezones que seguían goteando, nos sentamos uno a cada lado de la camilla y le aplicamos el aparato, pronto empezó a sacar largos chorros de leche que iban a recogerse en una esfera de cristal, de vez en cuando la vaciábamos en unas botellitas para que se las llevara y las pusiera en el frigo para poder dársela en horas intempestivas con biberón.
Aún la efectividad del aparato el otro pecho seguía goteando que era el que estaba en mi lado, Alba estaba pendiente del aparato, yo intenté impedir que siguiera goteando y con los dedos le presioné el pezón, de momento dejó de salir, pero cuando solté dos hilillos de leche salieron despedidos más de 15 cm. de altos, me lamí los dedos por curiosidad, no tenía idea del sabor de la leche materna, me llevé una decepción porque no estaba azucarada, luego lo comprendí, pero sabía bien, sabía a leche desnatada o parecida y como estaba tibia apetecía lamerla.
Alba me vio y moje mi dedo y se lo di a probar, ella me chupó el dedo, me dio la impresión en el breve instante que me estaba chupando el dedo que se imaginaba que me chupaba la polla y saboreaba mi leche, con la lengua me acarició la yema de mi dedo.
Se giró a Ángela y le sugirió si quería que aceleráramos el proceso, pues aunque el aparato extraía bastante había mucha que sacar, la chica estuvo conforme, pues parecía eterno.
Alba me miró y con los ojos me señaló el pezón goteante, yo le pregunté a la chica si quería que le chupara yo y se lo pensó un instante, luego dijo…
-       Bueno que más da si de todas formas mi hijo se pasa las horas mamando, tú lo harás con más fuerza.
Me acerqué a la chica y le apreté la teta de mi lado, los chorros salían verticales pero se derramaban sobre el resto de la teta además cada uno salía en una dirección.
Ángela misma me aconsejó que aplicara mis labios sobre el pezón pues, sino no podría chupar.
Lo hice bajo la atenta mirada de Alba, abrí la boca y cuando estaba casi sobre el pezón apreté la teta, los chorros me regaban el paladar, cerré la boca y absorbí, los chorros salían mucho más fuertes y gruesos.
Ángela cerró los ojos, no sé si por tranquilidad o por sentir mi boca en su teta.
Estuve chupando varios minutos, primero cuando tenía la boca llena la echaba en un recipiente pero después la iba tragando según iba saliendo, Alba viendo como avanzaba más que el aparato, lo apagó y me dijo que me cambiara de sitio y le chupara la otra mama, cuando nos cruzamos a los pies de la camilla Alba me rozó el pantalón, notó que tenía una gran erección y me apretó la polla mientras me miraba a los ojos con una mirada burlona.
Ángela no abrió los ojos cuando notó el cambio de mi boca en su otra teta, incluso se colocó para que la tuviera más a mano, como la otra que acababa de dejar ya no goteaba estuve acariciando el pezón manteniéndolo duro y áspero, Alba me quitó los dedos y acercó su boca y con sus labios le siguió masajeando el pezón hasta sacarle leche otra vez.
Ángela estaba tan relajada que sobre la camilla estaba extendida, con los brazos medio cayéndole por los lados y las piernas separadas lo suficiente para que se apreciaran los labios bajo las bragas blancas, Alba con su cara casi pegada a la mía sobre el pecho de la chica, los dos mamando de sus tetas me señaló el bulto que marcaba su pubis, le dije que probara ella esta vez.
Alba siguió chupándole el pezón ávidamente, ya se había rebajado la tensión de la leche y la teta había recuperado su forma inicial, estaba brillante y tersa pero no se notaban las venas como antes.
Su mano fue desde la tetas bajando por su estomago hasta llegar al vientre, con delicadeza bajó hasta el pubis de Ángela, instintivamente separó unos centímetros las piernas, Alba mantuvo su mano sin moverla pero sobre los labios de la chica.
Yo mientras mamaba miraba como se comportaba la chica, el final le cogió la mano a Alba y le dijo que se acercara, ella acercó su oreja a la boca de la chica, le susurró algo y sonrió, y le dijo…
-       Pero Ángela como no lo habías dicho antes, cuéntaselo a Manu ahora, es de toda confianza y si te puede ayudar lo hará, sé que lo hará.
-       Perdona Manu, no es desconfianza, es por vergüenza, es que tengo un problema con mi marido, no deja de insistir que hagamos el amor, y a mí no me apetece, es porque es muy brusco, tan amable que es con la gente y conmigo se ciega y solo quiere una cosa y procuro evitarlo, oh! me muero de vergüenza contarlo.
-       No te preocupes mujer, pero cuéntanos que te pasa.
-       Pues desde que nació el bebe hace dos meses mi marido está insistiendo en metérmela, pero al principio tenía la excusa de que me dieron puntos al parir, pero ya me los quitaron pero como él solo me la mete sin lubricar ni nada me hace daño y no me apetece y tengo miedo de que me vuelva frígida.
-       No creo que llegue a tanto el problema, ahora veremos que se puede hacer.
Cuando estaba acabando de animar a la chica la mano de Alba ya había vuelto sobre el pubis de Ángela, ésta ya no la extrañaba, mi compañera paseaba sus dedos sobre los labios por encima de las bragas de la chica, no eran muy pequeñas pero eran de encaje, los dedos paseaban sobre el leve tejido hasta que uno de ellos, el corazón concretamente pasó bajo la goma de la cintura de la prenda mientras los otros cuatro recorrían de una ingle a otra, el otro dedo rozaba el vello rizado pero bien recortado deteniéndose entre los labios del coño, cada vez que lo hacía los tobillos de la chica se separaban un poco.
Cuando ya los pies de Ángela estaban por salirse de la camilla, Alba pasó las manos bajo las bragas de la chuca y tiró despacio de ellas, la chica facilitó levantando el culo para que salieran por las piernas, luego Alba pasó las manos desde los tobillos hacia arriba por el interior de los muslos hasta las ingles, Ángela separó los muslos mientras encogía las piernas abriéndolas del todo.
Solté el pezón que ya no salía leche y me acerqué a las piernas de la chica, Alba me esperaba pasándole la manos entre los muslos, me señaló las cicatrices de los puntos que tenía en la vagina que ya estaban curados, yo le señalé los labios menores y luego el clítoris, sin decir ninguna palabra Alba pasó los dedos suavemente por los labios de la vagina y por los puntos curados, Ángela se encogió al notarlo pero Alba se acercó al oído de la chica y le dijo…
-       No te preocupes Ángela, ya estás completamente curada de los puntos.
-       Ah! Gracias, pero no tengo flujo y es muy doloroso.
Alba se fue a la estantería donde tenía el gel con efecto de calor, le untó desde las ingles hasta los labios y el clítoris, la chica levantaba las caderas buscando los dedos suaves de Alba para que le repartiera tan agradable sensación, primero metió un dedo luego dos y los sacó mojados de flujo blanquecino y me lo enseñó, también se lo enseñó a la chica que se alegró mucho, le volvió a decir que se le acercara al oído, mientras yo le seguía masajeando las tetas y le mantenía los pezones secos pero duros.
Cuando le dijo al oído algo Alba se levantó y me hizo levantarme también, sin decirme palabra me abrió la bata y me soltó los pantalones bajándomelos, la polla la tenía dura pero ella me descubrió el capullo y me lo chupó hasta ponerme la polla horizontal.
Se acercó a la chica y tiró de sus piernas hasta acercar su culo a la orilla de la camilla, luego me cogió de la polla y me llevó hasta colocarme entre las piernas de la chica, la cogió de los tobillos y los subió sobre mis hombros, acompañó mi capullo hacia los labios cosidos de Ángela y los apoyo frente a ellos, con dos dedos los abrió y me empujó lo suficiente para que entrara un par de centímetros, después pasó dos dedos por su clítoris, las piernas se abrieron como un abanico y Alba me puso las manos en mis nalgas y empujo suave pero sin cesar hasta que vio que mi polla había desaparecido dentro del coño de Ángela, la chica se apretaba las tetas sin que le saliera de momento leche pero por sus ojos caían dos lagrimas de alegría.
-       Gracias a los dos, Alba me has devuelto la confianza en el sexo, Manu no podía tener una polla mejor que la tuya dentro, me haces muy feliz, me haces sentir mujer otra vez, y me gustaría sentir un orgasmo tan deseado provocado por ti y que tu leche me riegue a gusto, quisiera que mi marido supiera follar igual que tú y no como los conejos, que solo la mete y se corre.
No le pude responder, me había emocionado, como única respuesta me pegué a ella y le metí la polla hasta dentro del todo, sentí su matriz al fondo y deseé tener una súper polla para llenarla hasta que hubiese suplicado que no le cabía más.
Ya no hablamos más, Alba alternaba chupándole los pezones y lamiéndole el clítoris, a ella también le había afectado las palabras de la chica y quería proporcionarle un orgasmo memorable, y entre los dos lo conseguimos, mi polla salía blanca completamente de flujo de Ángela y al momento también cuando me salí de ella, Alba estaba atenta en el momento que vio salir mi capullo dejó de lamerle el clítoris y se metió el glande en la boca yo empuje como si fuera el coño de Ángela y me vacié dentro de Alba, ella fue tragando leche según le llegaba.
Alba limpió el coño de Ángela de flujos y semen.
Cuando Ángela ya se estaba vistiendo con un sujetador limpio que llevaba en el bolso y unas bragas secas, entró Benito le preguntó si se había solucionado algo y la chica se le abrazó.
El médico sin comprender nada le correspondió, y cuando estuvo dispuesta nos dispusimos a volver al pueblo.
Por el camino Ángela le dijo que le dijera a su marido que le convenía vaciarse las tetas de vez en cuando y que también podía follar pero con mucha delicadeza y siempre procurando que tuviera un orgasmo, que eso le frenaría la producción de leche.
Benito y yo sonreímos pero no comentamos, solo el médico le prometió decírselo al farmacéutico, cuando bajó del coche frente a la farmacia iba muy alegre con las tetas en su tamaño de soltera y con el coño húmedo todavía.
Me fui andando hasta el bar, mi madre me dijo…
-       Manu te apetece un vaso de leche calentito?
-       No mamá, gracias pero hoy ya he tomado mi ración.
Continuara

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