Mí timidez y mis tías 23

Cuando llegué a casa subí a mi habitación, me di
una ducha rápida y bajé a tomar algo al restaurante, mi madre estaba más animada de lo normal, se le notaba que quería contarme algo, pero tuvo la paciencia de esperar a estar solos en la habitación, cuanto cerró la puerta y nos quedamos solos explotó como un volcán, empezó a buscar ropa en su armario, buscaba de todo y sacaba las prendas sobre la cama, buscaba de todo, ropa interior, zapatos, vestidos o complementos, evidentemente estaba angustiada pues no tenía nada que ponerse a su gusto, parecía una adolescente en su primera cita.
Se quitó el vestido que llevaba y se iba probando los que le parecían con posibilidades, yo sentado encima de la cama intentaba decirle los que me gustaban, pero ella no atendía a razones, intentaba decirle que tenía un tipo envidiable y que todo le sentaba bien, se probó varios sujetadores y bragas, con idéntico resultado, incluso el conjunto que le había regalado Julia no hacía mucho era de su agrado, ya era tarde cuando metió toda la ropa en el armario otra vez y se puso un camisón cortito, luego se metió en la cama notablemente contrariada y apago la luz después de darme unas escuetas “buenas noches”.
Por la mañana parecía que había ordenado un poco sus pensamientos y me dijo resuelta…
-       Voy a llamar a Ana, le diré si podemos ir a verla y de paso compraremos en la ciudad.
Los gritos de alegría se oían aun lejos del teléfono, mi tía estaba encantada y nos dijo que nos esperaba todo más tarde para comer en su casa.
Mi madre se excusó diciéndole que no quería molestar y que debía saberlo Jorge, pero mi tía le informó que casualmente se había ido para un viaje rápido aprovechando que ella se encontraba bien.
Los gritos volvieron a las dos de alegría, mi madre se vistió en un santiamén y me arrastró a la estación, cuando llegamos y mi tía nos abrió la puerta la vimos detrás de una inmensa barriga, apoyaba su mano en los riñones haciendo la típica estampa de una preñada, las hermanas se abrazaron efusivamente, cuando Ana me abrazó a mí noté un apretón especial, se estrecho contra mí un momento, hasta que me soltó y me miró profundamente, luego nos hizo pasar a casa, nos acribilló a preguntas, sobre todos y sobre todo, mi madre le contó todo lo que le interesaba, mi madre también se interesó como llevaba el embarazo y como estaba Jorge, nos contó que el embarazo seguía su curso bastante bien, con las molestias normales, pero la vida de matrimonio no era tal como cuando antes.
Mi madre quiso que le contara más, pero Ana le dijo que ya habría tiempo de hablar y que ahora lo importante era ir de compras, Clara contaba con su compañía pero Ana se excusó diciendo que se cansaba si estaba mucho rato, quedamos en que yo acompañaría a Clara y luego vendríamos pronto para cenar y charlar tranquilos.
Ana le recomendó una tienda de lencería en él centro, cuando entramos nos atendió una chica joven, tendría apenas veinte y algún años, era muy atractiva, le preguntó a Clara lo que quería, la chica entendió rápidamente lo que le quería decir y le trajo unos modelos, se los dio a Clara y ésta pasó al probador y salió, pero mi madre me llamó para que me quedara con ella, yo naturalmente no le di importancia y pasé dentro, mi madre pronto dejó el bolso en la percha y se quitó la blusa, llevaba puesto el conjunto de mi tía y yo no le encontraba ningún defecto, le sentaba perfecto y el modelo en sí era un primor.
Pero los diferentes modelos fueros desestimados, no encontraba lo que buscaba pero tampoco me decía que era lo que quería, la dependienta estaba un poco harta de verla tan indecisa, se temía que al final se fuera sin comprar nada, ya en el último viaje le dijo desesperada…
-       Mide señora, considero que somos la mejor tienda de lencería de la ciudad y tenemos el mejor surtido de modelos y la verdad éstos son los últimos por enseñarle, realmente qué busca?
Esto lo dijo ya con los ojos húmedos de impotencia, mi madre impasible se los probaba y los desestimaba, parecía indiferente a nuestros consejos, hasta que la cogí de un brazo, la zarandeé y le dije…
-       Pero mamá que te pasa? Porqué no te gusta nada de lo que ves?
Clara se volvió a mí y me dijo como un robot…
-       Solo quiero ir muy guapa a la cita.
La dependienta se quedó sorprendida al oírme llamar a Clara mamá, había presupuesto que yo era un “yogurin” que tenía Clara de amante y a partir de entonces me consideró como un aliado y buscó mi ayuda para convencerla.
-       Verdad de que todos los modelos le sientan bien?, díselo por favor.
-       Claro mamá te hace un escote precioso, se acopla a tus pechitos perfectamente.
-       Pues ese es el problema, que no tengo tetas y el vestido tiene un escote bastante abierto y no voy a enseñar más que huesos.
-       Ah! Si ese es el problema tiene solución, ahora le traigo otros modelos.
-       La chica salió y mi madre se quitó el que se había probado el último y me dijo.
-       No ves que no tengo tetas? Solo tengo pezón y claro no lo voy a ir enseñando por la calle.
-       Pero no pasa nada porque no tengas tetas, a mi me gustas sin tetas igual y a Benito también le gustarás.
Cuando entró la dependienta traía otros sujetadores tan bonitos como los otros, pero con relleno, mi madre se puso uno y claro, parecía que tenía dos tallas más pero se separó la prenda del pecho y miró dentro, al ver que estaba vacío empezó a llorar desconsolada, yo miré a la chica pidiéndole una solución para convencerla, ella se volvió y se apoyó contra la pared pensando, al fin se animó y le dijo a Clara.
-       O sea que lo que quiere es que se vea un pecho hinchado con canalillo?
-       Eso, eso es lo que me gustaría.
-       Pues eso es muy fácil, eso lo llevo yo.
La chica sin pensárselo se quitó la camisa del uniforme de la tienda y se quedó con el sujetador puesto, me miró buscando mi complicidad y le dijo.
-       Mire como me queda mí, no le gustaría lucir así o quiere más teta todavía.
-       Ya me gustaría tener tus tetas, pero mira lo que tengo yo, solo pezón.
-       Pues entonces estamos igual, mire yo lo que tengo.
La dependienta se soltó el cierre de la espalda y la prenda saltó hacia delante, sus tetas desaparecieron por encanto quedando tan lisas como las de Clara que se quedó abobada igual que yo, la chica viendo nuestras caras nos dijo…
-       Mirad, como es verdad que no tengo tetas.
-       Nos cogió una mano a cada uno y se las llevó sobre sus tetas, o mejor dicho sobre un pequeño bulto que rodeaba al pezón tan hinchado como los de mi madre, parecían calcadas, cuando las abarcábamos con las manos nos las cogió, las apretó y se las subió juntándolas haciendo un canalillo bastante sexi, luego nos cogió dos dedos y nos hizo que le pellizcáramos los pezones y se los pusimos como los llevaba Clara después de tanta prueba, después se puso el sujetador otra vez y nos demostró el milagro, las tetas sobresalían por el encaje de las copas y los pezones apenas se marcaban, después se lo quitó otra vez y se lo dio a mi madre para que se lo probara ella, mi madre por si había truco, me puso una mano sobre su teta y la otra sobre la de la chica, pude juzgar y eran iguales, si bien la de la chica tenía los pezones más suaves aunque igual de duros.
Luego se probó el sujetador y notó como interiormente el diseño de la penda le subía y le centraba lo poco que tenía, a la vez que le disimulaba el pezón rebelde.
Se quedó encantada, a mí también me impactó, era la primera vez que le veía a mi madre lucir sus tetas así, las de Julia era mucho más grandes y las de Ana antes de estar preñada tenía aún menos, pero ahora con el bombo también le ganaba, solo le ganaba a Cris, que si que era una tabla.
Cuando salimos del probador, estábamos sudando después de tanta tensión, había elegido tres modelos diferentes, la dependienta ya contenta recogió el montón de prendas y fue a marcar en la registradora la venta y empaquetarlas, al pasar por mi lado me dijo…
-       Perdona pero creí que eras su gigoló, pero gracias por ayudarme con tu madre, cuando quieras también tengo ropa interior de hombre, ven solo y me encargaré de probártela yo.
Disimuladamente me pellizcó en la nalga.
Cuando salimos de la tienda mi madre ya iba contenta, pisaba con agilidad y parecía la reina de la calle, entramos en unos grandes almacenes y compró zapatos y un perfume, yo compre una colonia fresca para Ana, luego unas gafas de sol y unas medias con costura,
-       Las medias son para tu tía, y sé que a ti también te gustan.
Cuando llegamos a casa de Ana estaba en la cocina, tenía un delantal puesto pero que no se podía atar por la circunferencia, yo me acerqué mientras mi madre montaba la mesa del comedor, le abracé por detrás, apenas le llagaba a media tripa, pero ella se acurrucó entre mis brazos, se volvió hacia mí y me dio un beso fugaz en la comisura de los labios.
-       Manu gracias por venir, ha sido una agradable sorpresa, te he añorado mucho.
Yo le volví a abrazar, su culo estaba adelantado para compensar el equilibrio que le faltaba delante, le entregué el regalo de las medias, ella las miró, eran con costura grises y hasta el muslo, con su sonrisa me dio a entender que le había acertado el gusto, me dio un piquito en los labios.
Mi madre entró y volvió a salir despacio sin hacerse notar, luego me dijo que hacíamos buena pareja, lástima que la vida nos llevara por caminos diferentes.
Cuando volvió a entrar en la cocina se llevó los platos y cubiertos y como si no hubiera visto nada, nos metió prisa para sentarnos a comer.
Estuvimos toda la tarde con Ana sentados en el sofá, mi tía procuraba cambiar de postura según se cansaba, hubo un momento que se le hinchaban las piernas, se las cogí y me las puse sobre las mías, ella se recostó sobre el sofá, me cogió la mano y la puso sobre el vientre, bajo los dedos notaba el abultado ombligo que hacía un efecto extraño, por debajo de la piel se sentía el movimiento de Manuel que pugnaba por ponerse cómodo, o quizá quería saludarme, eso quisiera yo, el caso es que Ana estaba a gusto en aquella postura, mi madre nos miraba, aunque disimulaba estaba emocionada al ver la complicidad que había entre los dos, sobre todo cuando Ana se subió el suéter que llevaba y se bajó la falda hasta prácticamente el pubis, me dejó todo el vientre para que le acariciara con la mano y que apreciara el milagro que estaba gestando, el niño se movía, estaba nervioso o contento creía yo, según le pasaba la mano en bulto cambiaba de pose hasta que llegué hasta bajo del ombligo, el peque se calmó inmediatamente, pero Ana cerró los ojos y suspiró, sin darme cuenta mis dedos habían pasado bajo la tela y acariciaban la abundante cabellera rizada que escondía el comienzo de sus labios.
Mi madre nos observaba mirando de reojo y sin darse cuenta se estiraba los pezones con los brazos cruzados.
Estuvimos hablando de lo humano y lo divino y nos reímos con todo lo que contábamos, yo conté alguna de mis correrías y se mondaban, Clara le insinuó que le gustaba un cliente y que pensaba salir con él para probar, a Ana le pareció bien, claro y me preguntó que me parecía a mí, por supuesto le dije que solo quería su felicidad y que no me parecía mala persona, terminó por confesarle que las compras de la mañana eran para la cita con el médico, entre las dos se dieron un montón de consejos y se rieron de las posibles escenas posibles hasta que llegó la hora de acostarse, yo tenía sueño y ella muchas ganas de hablar, por lo que me despedí y me fui a mi antigua habitación, Ana convenció a Clara para que se acostara con ella y siguiera contándole cosas, estaba claro que no tenía muchas ocasiones de expansionarse con nadie.
Ya estaba un rato durmiendo cuando noté como alguien estaba sentado a mi lado, abrí los ojos y vi a mi madre, llevaba un camisón de mi tía, lo conocía perfectamente, se lo había quitado en más de una ocasión, Clara me recordó a Ana antes de que Jorge la preñara con mi ayuda.
-       Manu, perdona que te moleste, pero estamos desveladas hablando mucho rato y cada vez me doy más cuenta que tu tía te echa de menos, y me ha dicho si te podría convencer para que te vinieras con nosotras.
-       Pero Clara, si estáis las dos hermanas hablando de vuestras cosas, que pinto yo entre vosotras?
-       Pues eres lo que nos hace falta a las dos, y nos hemos dado cuenta a la vez, pero si no quieres lo comprenderemos.
-       Como puedes creer que no quiero ir con vosotras?, si me ha costado muchísimo dormir pensando en que estabais solas juntas las dos.
Clara estiró de mí forzándome a seguirla, yo estaba adormecido, apenas pude fijarme en la hora que era, el reloj en la mesita marcaba las 3.45 AM, me llevo directo a la habitación de Ana, estaba iluminada con las lamparillas de las mesitas, cubiertas con un pañuelo, pero aún así se distinguía perfectamente.
Mi madre cuando llegamos a la altura de la cama apartó la sabana que cubría a Ana, mi tía estaba con los brazos por encima de la cabeza, sin ninguna prenda, su pelo rodeaba su cara iluminada por una sonrisa encantadora, sus mejillas marcadas por un rubor que se extendía por el cuello hasta el pecho, sus tetas anteriormente apenas visibles ahora estaban redondas y turgentes coronadas por una areolas grandes de donde emergían los pezones duros y ásperos, tras un breve estomago crecía en una curva ascendente como en una montaña rusa un vientre que brillaba con la tensión de la piel, un ombligo que semejaba un tercer pezón y luego descendía hasta el pubis casi en vertical, pero oh! Sorpresa, el pubis que hacía apenas un rato era una maraña de vello ahora parecía un prado recién segado, estaba cuidadosamente depilado, pero no solo eso, los labios estaban tan limpios de vello como él, hasta en las nalgas había desaparecido todo vestigio piloso, lo pude apreciar al tener las piernas un poco abiertas, lo suficiente para dejar salir apenas el glande de clítoris, todavía cubierto de piel, en las piernas lucía las medias que yo le acababa de regalar, se sujetaban a los muslos por las bandas adhesivas y le hacían un efecto de estar “vestida” para la ocasión.
Mi cara debió reflejar mi sorpresa pues me quedé hipnotizado, la última vez que lo vi estaba cubierto de una espesa cabellera.
Ana me vio y dirigió su mirada a mi madre que estaba a mi lado al pie de la cama, me volví hacia ella, en ese momento se estaba quitando por encima de la cabeza el camisón prestado de Ana, se apreciaba las grandes diferencias que se marcaban en sus cuerpos por la circunstancia de la preñez, pero en otro tiempo eran casi iguales, lo que sí que era igual era que mi madre también lucia su coño depilado totalmente, como el de Ana no se notaba ningún pelo, solo la oscuridad de la piel en esta zona que resaltaba con la piel rosada del interior de los labios y la vagina.
Clara me invitó a subir a la cama delante de ella, cuando me agache para hacerlo, ella misma me cogió de las cintura de mi calzoncillo y lo bajo hasta los pies, luego entró ella dejándome entre las dos hermanas.
Mi tía se volvió hacia mí y me dio un beso en mi hombro, yo levante su mentón y se lo devolví en los labios, ya los tenía entornados cuando mi lengua exploró buscando la suya, me cogió la cabeza con sus manos y metiendo los dedos entre mi pelo me besó ardientemente, con desesperación diría yo, a la vez que su cuerpo se aceraba al mío estrechamente, mi polla quedaba pegada bajo su vientre ladeada saliendo por un costado, Clara detrás de mi me acariciaba la espalda y fue bajando hasta mis caderas y buscó mi polla, la encontró entre su hermana y yo, estiró de ella y la liberó lo suficiente para bajarle el prepucio y lamerlo rodeándolo con la punta de la lengua.
Ana y yo nos separamos para poder respirar de nuestro beso, con la mano empujó mi cabeza hacia sus tetas, ella misma me dirigía para que mi boca recorriera primero toda su redondez hasta que fue acercándose hasta el pezón, me presionó contra él y lo estuve chupando y lamiendo hasta que ya no podía estar más duro y erguido.
Clara ya se había apoderado de toda la polla y también de mis huevos, yo se lo facilitaba abriendo mis piernas mientras le comía las tetas a Ana, se tumbó boca arriba y se iba tragando mi verga a la vez que me amasaba los huevos.
Ana reclamó su parte y me rozó el muslo para que pasara mi pierna sobre su cabeza, lo hice y pronto mi polla pasó a su poder, tuve que arquearme para poder esquivar su bombo y poder lamer su coño depilado, Clara se había concentrado en mis huevos mientras su hermana se quedaba con la polla, Clara todavía exploró más y llegó a lamerme el culo, la polla cada vez más dura llenaba la boca de Ana , mientras yo ya había alcanzado los labios de Ana, al estar sin ningún obstáculo el clítoris estaba a mi disposición, lo lamí y lo liberé del prepucio haciéndole salir brillante y húmedo, a dos centímetros mi nariz entraba en su vagina y aspiraba el aroma de mujer caliente, los labios menores de Ana rodeaban mi nariz y me obligaban a abrir la boca para respirar, un poco más adelante veía como su culo se contraía él solo abriéndose y cerrándose, sin parar.
Clara metió la yema del pulgar debidamente mojada con saliva en mi culo, cuando involuntariamente lo cerré ella esperó y lo sustituyó por el índice, ya no lo extrañé por lo que lo cambió por el corazón, lo fue metiendo hasta tocarme la próstata, nunca creí que se me podía poner más dura de lo que ya me la ponía Ana con su lengua.
Ana notó lo exagerado de mi erección y decidió no desperdiciarla, quiso tenerla dentro, pero con el bulto por medio era muy difícil, a lo sumo podía meterle el glande y con dificultad.
Mi madre estuvo atenta y le dijo a Ana que se pusiera de lado y a mí me puso detrás, ella prefirió quedarse entre las piernas de los dos y dirigir la maniobra.
Levantó la pierna de Ana hasta dejar hueco a pasar la mía entre las de ella, estiró de mí hasta quedar entrelazados, mi polla frente al coño de Ana, solo tuvo que cogerla del tronco y pasarla repetidas veces por la raja de los labios de Ana, cuando su vagina ya balbuceaba buscándome, me dio una palmada en las nalgas y empujé, se coló directamente hasta la mitad, Ana colaboró haciendo el culo hacia atrás y acabó metiéndosela hasta que mis huevos parecían comunes, mi madre me los lamía rodeándolos con la lengua hasta las ingles, necesariamente lamía las de los dos a la vez, nuestras piernas pegadas solo conseguían unos centímetros de retroceso, mientras Ana me masajeaba con sus músculos vaginales, mi polla al no tener mucho movimiento permanecía dura y gruesa, llenando el coño de Ana, pero ella empezó a sentir como por su espalda corría una descarga de electricidad, mi madre atenta en todo momento alcanzo con su lengua el clítoris excitado de Ana, lo lamió verticalmente, la misma Ana aprisionó la cabeza de Clara y no la soltó hasta que el orgasmo le permitió moverse, luego con una débil voz dijo.
-       Gracias Clara ha sido una corrida como hacía mucho que no la gozaba, ahora ya sabes lo que me gustaría.
Mi madre dejó de lamerle el clítoris, estaba tan excitada que saltaba con espasmos, con la mano sacó mi polla del coño de Ana, se metió mi polla en la boca y la limpio de flujo de Ana, estaba blanca de espuma, pero después de untar sus dedos dentro de la vagina de Ana lo repartió por su cercano culo, volvió a darme otra palmada en mi glúteo y apreté, parecía que se iba a doblar mi polla pero Clara la guiaba y dirigía el glande para que entrara, Ana lo facilitaba relajándose y empujando hacia atrás, mi madre nos animaba…
-       Vamos, ya ha entrado la punta, ahora va ensanchando y entra hasta la mitad, ahora…
Ya no hizo falta más explicación, los dos notamos el escalón del glande cuando se coló dentro del culo, para mí fue un suspiro, pero para Ana un alivio.
Clara ya solo tuvo que mantenerla recta hasta que apartando los dedos iba metiendo la polla hasta no quedar nada fuera, empecé a empujar cada vez más fuerte, mi tía con una pierna levantaba admitía mi verga caliente y dura con gusto, me dijo…
-       Manu córrete cuando quieras, pero si puedes esperar un momento me va a venir otro orgasmo a mí también.
Pude esperar, mi madre me ayudaba apretándome los huevos, yo le tenía cogidos los pezones mientras ella se balanceaba a mi ritmo, cuando notó como mi tía temblaba todo su cuerpo, me apretó suavemente los huevos y el tronco de la polla, empujé hasta el fondo, por la polla se notaban los chorros que le estaba inyectando en su culo, cuando bajó la pierna mi polla quedó prisionera entre sus nalgas, al momento ya blanda salió, pero la leche se quedó dentro.
Nos quedamos tumbados boca arriba los tres, pase mis brazos bajo los cuellos de las dos hermanas y ellas se apretaron contra mí, aunque estábamos solos en la casa me dijeron al oído.
-       Manu gracias por hacerme tan feliz, soñaba todas las noches con tenerte dentro, se lo dije a Clara, mi querida hermana ha hecho posible que haya gozado contigo, ella sabe que eres mi autentico hombre, me gustaría tenerte siempre cerca y casi siempre dentro.
Mi madre me apretó el pecho contra ella orgullosa de haber hecho feliz un rato a su hermana, yo le pregunté a Ana.
-       Pero y Jorge? Sigue con sus manías?,
-       Verdaderamente hace lo que puede, no le culpo, pero esto le viene un poco grande, le gustaría que folláramos como antes de estar preñada, pero lo que no se acuerda que antes de que tú le enseñaste a follarme él estaba también agobiado por otros motivos, por lo que el problema se reduce a él, pero me quiere y tengo que procurar que esté lo más tranquilo posible.
-       Pero todavía sigue follando por ahí?.
-       Pues seguro que sí, yo ya no me fijo en los detalles de la ropa y demás, pero en su carácter se nota cuando viene relajado y cariñoso es que se la ha metido a alguna, entonces pasa unos días desconocido, todo son atenciones y cariños conmigo, entonces sí que follamos a placer.
-       Pues ahora cuando te vea toda depilada no se extrañara?
-       No creo, ya le dije que veníais vosotros y que mi hermana dormiría conmigo, le diré que me molestaba toda esa pelambrera y que Clara me depiló.
-       Y no le dirás nada de mí?
-       Pues no, seguramente se me olvidará!
Nos reímos todos a carcajadas, la tripa de Ana saltaba como un balón rebotando, el crío también parecía divertirse pues aparecieron unos bultos por todos lados, los calmé poniéndoles la mano encima, Ana me cogió la mano y me la puso sobre su coño otra vez.
Clara tenía su mano entre mis muslos y yo la tenía en su vientre, sin querer comparaba el diámetro de su feminidad, Clara hundía su vientre haciendo aparecer los huesos de las caderas provocando que el pubis emergiera de su cuerpo.
El efecto de mi mano en el sexo de Ana lo notó Clara en seguida, una serie de palpitaciones en mi verga me delataron, mi madre había decidido que esta noche estaba dedicada a Ana y ella seguiría en un segundo plano, pero su hermana no era egoísta y volviéndose de lado hizo que subiera sobre Clara y me quedara entre sus piernas, esta las abrió y me quedé encajado en sus muslos, se arrastró sobre la sabana hasta asegurarse de que mi polla iba en dirección del coño también depilado de Clara, primero antes de que se la metiera Ana acarició el clítoris de Clara, estaba empapado de flujo desde que nos había ayudado a follar unos minutos antes, yo con la polla aún blanda dejaba pasar la mano de Ana entre mi polla y el coño de Clara, mi madre encogió las piernas abriéndolas esperando recibirme, Ana al ver que no me reponía a la velocidad que quería metió la cabeza entre nuestras piernas y me cazó la polla blanda en su boca, su lengua la descapulló y la lamió hasta que tras un trato exquisito en mi frenillo, dio signos de vida, fue rápido, en unos instantes ya no le cabía toda en la boca y tuvo que ceder carne, al momento la dirigió a la entrada de Clara y la hundió hasta el fondo.
Clara gimió, ya estaba esperando hacía tiempo y fue como un bálsamo, yo no tenía prisa y estuve clavándosela lentamente, los pliegues de la vagina vibraban como un diapasón a mi paso.
Se abrazó a Ana, incluso se besaron en la boca, fue un beso de felicidad, de agradecimiento y de complicidad que me lleno de emoción, yo desde una posición privilegiada las admiré mientras se besaban, fue un beso largo, sin lengua pero sus labios se buscaban sintiendo todo tipo de sensaciones, mis manos se apoderaron de sus tetas y me corrí, si, me corrí viéndolas tan felices, mi madre mientras seguía besándola movía sus caderas ofreciéndome más su coño, yo pensé que Ana también estaba gozando del orgasmo de Clara y de mi eyaculación combinada.
Nos quedamos dormidos juntos, mi tía ocupaba la mayor parte de la cama pero Clara y yo nos acoplamos de lado uno detrás del otro, mi madre me marcaba sus pezones en la espalda mientras apretaba su pubis contra mi culo, Ana en cambio estaba boca arriba, con los brazos sobre la cabeza y estirada bajo la sabana se notaban los bultos de las tetas subir y bajar con su respiración, su tripa puntiaguda se movía misteriosamente, cambiaba de forma de momento, su pubis depilado, estaba rezumando humedad entre sus labios y las piernas una cruzada y la otra recta con las medias medio bajadas.
Mi madre respiraba detrás de mi nuca y me enervaba la polla, no podía conciliar el sueño, Clara tampoco descansaba con tranquilidad, pasó un brazo sobre mi y parece que se relajó un poco, pero a mí en cambio me puso peor, la punta de sus dedos se movían como en un tic tecleando como en un piano pero en la punta de mi polla, yo intentaba pensar en cualquier cosa, para distraer mi mente, hasta pensé en Jorge, cuando ocupara su sitio en su cama podría tocar y gozar de Ana cuando quisiera y como quisiera, yo solo lo podría hacer en ocasiones contadas, pero me compensaba que mi compañía era más apreciada que la de él, todo esto no hacía más que complicar mi noche, pero aún se podría poner más difícil, mi tía se volvió hacia mí y me cogió la polla con toda la mano apretándola como si fuera el rabo de una escoba, creció entre sus dedos y tuvo que ir aflojando según engordaba, mi madre no colaboraba tampoco, pasó una mano por encima de mí y le cogió una teta a su hermana, a pocos centímetros de mi cara veía como la redondez de la mama de Ana se deformaba bajo los dedos de Clara, los dedos aprisionaban el pezón haciendo que saliera entre ellos apuntándome directamente a mí, mi tía me cogió de la cintura y me atrajo hacia ella, seguía durmiendo profundamente, quizá soñando pero la postura era inequívoca, si no hubiera tenido su bombo por medio la habría podido penetrar, así quedaba a pocos centímetros de su vagina pero rozando con el glande el pubis depilado que al pasar a contrapelo raspaba el frenillo y me hacía saltar de tan sensible.
Mi madre no sé cuando se despertó, pero en un momento soltó la teta de Ana y me empujó contra ella, por la cintura no pude acercarme más, pero mi boca sí que llegó a su pezón, cerré los ojos y absorbí la protuberancia que le salía de la areola, abrí la boca al máximo y me entró casi media teta, me llenó el paladar, estaba tierna y un poco salada del sudor producido un rato antes con sus orgasmos.
Ana pasó una pierna sobre las mías, sentía el calor de su entrepierna sobre mi muslo, me humedecía y me raspaba mientras mi polla rezumaba liquido pre seminal, por un momento soltó mi polla y la dejó tumbada sobre mi vientre.
Ya clareaba el día cuando noté un peso sobre mí, a mi lado estaba mi madre durmiendo tranquilamente, pero sentada sobre mi estaba Ana, parecía esperar a que me despertara, pues nada más abrir los ojos empezó a moverse, tenía mi polla entre los labios del coño, con su vientre casi cubría todo pero cuando se deslizaba hacia atrás descubría el capullo, rojo de excitación pero bañado de flujos, con los movimientos mi madre no tardo en despertar también, las tetas de Ana se balanceaban sobre mi yo pase la mano entre mi polla y sus labios hasta alcanzar su clítoris, ella levantó un poco el culo hasta que centrando la polla en sus labios menores se dejó caer, yo temí por Manuel, pero parece que a esas horas ya había madrugado y viéndome venir se aparto a un lado, mi madre se incorporó y se sentó sobre mi cara frente a su hermana, se abrazaron pero me imposibilitaron para hacer otra cosa que comerme el coño de Clara y amasar las tetas de Ana mientras levantaba las caderas para que ella se suministrara la polla que quisiera.
Mi madre para ser la última que se unió a la fiesta fue la primera en correrse, pero no le dejé quitarse, me bebí todos sus jugos y agité su clítoris hasta que no pudo aguantar los espasmos que tenía y cayó de lado con las piernas abiertas totalmente.
Ana siguió cabalgándome hasta que se apoyó en mis tobillos, y con las tetas mirando al techo se corrió gritando, al volver sobre mí, estuvo cabalgándome presionando su vientre contra el mío, la llene de leche que se derramó por sus piernas cuando se levantó, me dejó extenuado.
Mi madre ya se había levantado y preparado el desayuno, me duché el primero, las esperé sentado en el sofá, abierto de brazos y piernas, ellas hicieron mención de seguir follando, pero les pedí piedad con las manos y riéndonos desayunamos juntos.
Clara ayudó a Ana a poner la casa en orden, cuando viniera Jorge le contaría que apenas habíamos estado charlando de los viejos tiempos.
Con la promesa de acudir cuando le hiciéramos falta nos fuimos hacia la estación.
Continuará.

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