Mi timidez y mis tías 17

Por la mañana Ricardo pasando su mano por mi hombro, me dijo al oído…
-       Manu, tu tía ya me ha contado las nuevas ideas, me parecen muy bien, y aunque no conozco a Elvira estoy seguro que será una maravilla, si a ti te ha gustado.
-       Solo espero que mi tía se sienta a gusto, haría cualquier cosa por ella, se merece lo mejor.
Ricardo me dio una palmada de aprobación y siguió sirviendo en las mesas.
Imagino que con el incentivo de la reunión, Elvira se apresuró a adelantar el vestido de Julia, a la semana siguiente le llamó a mi tía para decirle que podía pasar cuando le viniera bien, pero que le avisara antes.
Mi tía organizó todo para compaginar el día de fiesta de Ricardo con el servicio del restaurante y la posibilidad de faltar también ella conmigo, cuando fue compatible le llamó a Elvira, ella ya lo tenía todo preparado desde hacía días, se había provisto de cremas, geles, condones y alguna cosa más.
Se había informado por varias fuentes y había previsto para que no fallara nada, incluso se había comprado lencería sexi.
Quedamos una tarde, lo organizamos lo más discreto posible, Ricardo llegó unos minutos más tarde que nosotros, luego supimos que estuvo en el bar de enfrente esperando hasta vernos llegar, se le notaba nervioso, yo también lo estaba e imagino que a las mujeres les pasaría lo mismo.
Mi tía iba elegante aunque no excesivamente provocativa, yo como siempre juvenil y Ricardo de sport como siempre.
Elvira en su casa se había puesto guapa, un poco maquillada y con un vestido bastante sexi, desde luego logró su propósito de impresionarnos, sobre todo a Ricardo que solo la conocía de vista, bajo un vestido color grafito brillante y bastante ceñido se le marcaban los pechos sueltos, pero no excesivamente aunque eso sí, coronados por los pezones pegados como una calcomanía.
Nos hizo pasar al salón, no era muy espacioso pero tenía un sofá largo y dos sillones muy cómodos, en el mueble de la pared un televisor grande y varios detalles de decoración, también algunas fotos, entre ellas destacaba una de su hija Raquel, era de un primer plano pero se le adivinaba en el escote las protuberancias de las dos tetas enormes.
Así por encima nos explicó la casa, que aunque antigua era muy grande, tenía varias habitaciones, unas dedicadas a su trabajo, la última del un largo pasillo era la de su hija Raquel, que en ese momento estaba trabajando en el restaurante.
Sentados repartidos en el salón estuvimos hablando de cosas banales, la anfitriona se desvivía contándonos cosas a unos y a otros, la verdad nos hacía sentir muy cómodos, ya la conversación languidecía un poco cuando Elvira nos preguntó…
-       Que poco detallista soy, no os he ofrecido nada, qué os apetece?
Antes de que pudiéramos elegir mi tía se levantó y las dos salieron del salón, nosotros nos quedamos expectantes.
Cuando volvieron las mujeres traían unas bandejas de bebidas, vasos, una cubitera llena y alguna cosa de picar, pero lo que más nos impactó es que venían con un atuendo de lo más sensual, mi tía con el sujetador nuevo que ya le habíamos visto y con las braguitas a juego, la parte oscura que se transparentaba en su braguita no era vello, era su pubis moreno perfectamente depilado, las tetas estaban adornadas con la prenda y parecía que intentaban salirse, solamente enganchadas a la puntilla por los pezones, unas medias hasta el muslo remarcaban sus piernas morenas y unos zapatos de tacón alto elevaban toda su figura, el contorneo de sus caderas al andar hacían que desapareciera de nuestra vista las bandeja que llevaba en las manos.
A su lado Elvira, se había comprado también lencería especial para la ocasión, detrás de la bandeja con las botellas llevaba un sujetador que solo le levantaban las tetas desde debajo con una pequeña franja, el pecho entero estaba elevado al aire, por eso se le marcaban los pezones y no se le movían las tetas, las bragas a juego le llegaban hasta la cintura casi haciendo una forma de uve, en los muslos le llegaban hasta la cadera mientras por delante de hundían hasta el pubis depilado cortito, también en forma de uve, el ombligo se le quedaba en todo el centro adornado con una perlita, cuando se agacharon para dejar las bandejas Julia nos ofreció la visión de un canalillo impresionante, las dos tetas se juntaban hasta la oscuridad de la prenda negra, Elvira no nos dejaba nada para la imaginación las dos tetas colgaban libremente separadas y precedidas por los dos pezones puntiagudos, cuando se incorporaron las dos se dieron una vuelta entera para que las admiráramos también por detrás, Julia con más caderas se “abrigaba” con un tanga que si por delante solo le cubría el pubis depilado por detrás la única tira se incrustaba entre sus nalgas haciendo que todo el conjunto era su culo redondo, Elvira seguía con la misma línea en uve pero solo hasta enseñar los hoyuelos de las caderas, una cinta estrecha tapaba un trozo de nalgas hasta desaparecer también entre ellas.
Se sentaron entre nosotros y nos sirvieron lo que nos apeteció, aunque lo que más nos apetecía no estaba en las bandejas, cuando íbamos a medio vaso, Elvira se levantó y trajo la banqueta que usaba para probar, tendría solo medio metro de alta pero la puso en el centro del salón y dijo…
-       Ahora es el momento de conocer a nuestros ídolos, sube Manu!.
Yo me sorprendí y mire alrededor como si yo no fuera el aludido, pero todos se me quedaron mirando y me señalaron el centro del salón, Elvira me dio la mano para ayudarme a subir, haciendo una reverencia, desde arriba aún se le veían sus tetas más apetecibles.
Empezaron a aplaudir y me quité la camisa, mi pecho, aun no estando mal, acusaba la bisoñez de mi juventud, los pantalones me costaron más por lo incómodo de la banqueta pero me los quité, por fin me quede con el bóxer, la polla se marcaba pegada al vientre, Elvira le pasó la mano y se volvió a la audiencia, cogiéndolos de la cintura los fue bajando lentamente, me descubrió el capullo primero y poco a poco el tronco, que se quedó casi a la misma posición casi vertical, los huevos fueron los últimos en salir, todos aplaudieron, menos yo que estaba un poco apurado, Julia se levantó y me cogió la polla y la mano, Elvira me sostuvo de los huevos y de la otra mano y me ayudaron a bajar, todos me animaban como a un campeón.
Ricardo me felicitó, estaba muy animado, cuando Julia le hizo subir a la banqueta de presentación, ya no estaba tan contento, mi tía le sugirió que se fuera quitando cosas en plan sexi, el se quitó la camisa lentamente, cuando acabó enseño un pecho que sin ser musculoso se notaba trabajado, los pantalones enseñaron unas piernas fuertes y macizas, pero cuando se incorporó, bajo el bóxer azul claro se marcaba un bulto que se desviaba hacia un lado hasta llegar a media cadera, mi tía nos miraba orgullosa, yo asombrado, pero Elvira con la boca abierta a punto de caerle la baba.
Julia se tomó su tiempo, le pasó la mano varias veces a lo largo de la polla, apenas creció de longitud pero si de grosor, cuando le empezó a bajar el calzoncillo, instintivamente Elvira se levantó y se puso en primera fila, yo también quise ver ese portento, Julia se paró justo cuando empezaba a salir un pequeño mechón de vello, claramente estaba depilado, luego me enteré que se lo había depilado ella a su gusto, le bajó el bóxer de un tirón, nos asustó, tengo que confesarlo, la polla enorme saltó hacia nosotros, era gigante, de larga y de gruesa, nunca me lo hubiera imaginado de Ricardo, era un tipo majo y guapo pero no era de una estatura extraordinaria ni nada de eso, la polla se quedó cimbreando en horizontal frente a nuestras caras incrédulas, Julia como presentadora, le bajó la piel del prepucio para acabarnos de enseñar toda la maravilla completa, el glande abultaba más que el tronco, no era puntiagudo como el mío, sino redondo como una manzana, parecía una porra, lo movió en todas direcciones, las venas se le marcaban hinchadas a punto de reventar, mi tía la rodeó con un puño desde la raíz, luego el otro puño más adelante, Elvira se apresuró a poner el suyo a continuación y aún pudo poner el otro seguido, casi lo cubre también, cuando mi tía ya lo había soltado, Elvira aún lo tenía sujeto con la mano que le cubría el capullo, lo apretaba y lo amasaba notando como palpitaba, luego le dio un beso suave.
Nos íbamos a sentar los cuatro en el sofá pero Elvira nos dijo que no estaríamos muy cómodos y nos pidió que la acompañáramos, pasamos a otra habitación, lo había preparado todo, en ella había dos camas de 110 cm. juntas, había quitado la mesita que las separaba y unidas hacían una súper cama, además por todos los rincones tenía unas velitas aromáticas encendidas, corrió las cortinas lo bastante para atenuar un poco la luz, cerró la puerta y sin quitarse los zapatos se subió a la cama, tumbada sobre toda la superficie blanca de la sabana perecía un pastel que había que comérselo entero, por la otra parte le siguió Julia, esta sí que se quitó los zapatos, pero para seguir quitándose el tanga, el pubis se le marcaba ya con diferente color del vientre, Elvira, se soltó el sujetador y apenas lo acusaron sus tetas pues quedaron a la misma altura, a su vez le soltó a Julia el suyo y estirándolo lo dejó sobre la mesita, mi tía le correspondió tirando de las bragas de la modista hasta sacárselas por los pies después de haberle quitado los zaparos de tacón fino, con el ancho de las dos camas las chicas eran como dos diosas, Ricardo fue el primero en subir, se puso al lado de Julia, Elvira me hizo señas con los dedos para que fuera con ella, cuando me tumbé a su lado Ricardo ya estaba besando apasionadamente a Julia, la mano de mi tía estaba aferrada a la polla de Ricardo, le estaba recorriendo toda su longitud con la mano hasta los huevos, la tenía como una estaca, él le acariciaba las tetas, que sobresalían duras y brillantes, Elvira me besó mordiéndome en el labio inferior pero pronto se agachó y me buscó la polla, la lamió toda antes de meterse el capullo en los labios, la saboreó y se la trago, yo le busque el mechón de vello en uve, seguí la flecha que indicaba y busque sus labios, no tuve que buscar mucho, bajo el vello rizado ya nacían los labios carnosos, caí en la cuenta a quien se parecía Raquel, su hija también tenía un coño hinchado y con unos labios larguísimos, seguí por ellos hasta encontrar el clítoris, este sí que era más grade que el de su hija y más sensible, apenas lo roce se puso duro y cuando los liberé de su piel apareció brillante y húmedo, mientras me chupaba la polla vi como mi tía le cogía la mano y la llevaba a la polla de Ricardo, al notarla la cogió con fuerza, casi no la abarcaba con los dedos, noté su emoción en mi polla, empezó a chupar con más fuerza, yo con una mano atrape una teta de mi tía, ésta se acercó para que llegara mejor, mientras Ricardo le estaba comiendo el coño, ella solo le podía lamer el glande no le daba la boca para tragarlo, Elvira se lo sostenía quieto, cuando Ricardo se dio la vuelta y le metió la polla a Julia nos enteramos todos, el gemido sonó en toda la habitación, Elvira no lo había soltado, solamente iba corriendo la mano según la iba metiendo en el coño de mi tía, cuando Julia parecía que no podía respirar dejó de meterle más y empezó a sacarla, Elvira sintió la imperiosa necesidad de tener una polla el su coño y se puso sobre mí, estaba encharcada de flujo y se la clavó entera, por lo menos le cabía, a mi tía le sobró media fuera, Julia quiso servirse ella misma y se sentó también sobre Ricardo, así se dejaba caer hasta que le presionaba en la matriz, Elvira saltaba sin control sobre mí, Ricardo le cogió una teta a Elvira, esta le puso su mano sobre la de Ricardo y la guió para que la magreara bien, yo veía las tetas de Julia balanceándose sobre Ricardo, las agarré y sujetándolas de los pezones las mantenía quietas.
Mi tía se cansó de cabalgar agachada y se puso a cuatro patas, Ricardo se colocó detrás de ella que busco entre sus piernas la polla del chico, mientas él se la sostenía con las dos manos manteniendo la dirección, cuando estuvo encarada solo esperó, fue Julia quien reculo hasta sentir como le iba entrando la barra de carne, era espectacular ver la tranca deslizarse hacia dentro.
Elvira se quedó embobada, se bajó de mi y se puso a cuatro patas igual al lado de Julia, pero pegada a su culo, veía ante sus narices como la polla venosa de Ricardo iba taladrando al coño de mi tía, ella la seguía fijamente como si estuviera viendo un partido de tenis, con la mirada seguía embelesada a derecha e izquierda la polla entrando y saliendo, le acompañaba apretándole los huevos a Ricardo, yo pegado a sus nalgas le metía la polla en el coño, a cada empujón gemía, claramente no le disgustaba, aunque yo sabía que su ilusión era la polla de Ricardo, cuando se la saqué mi tía me llamó, me puse frente a ella y se la metió en la boca, a cada empujón de Ricardo ella se tragaba media polla mía, Elvira le había cogido parte de la polla que Ricardo no le podía meter a mi tía y se la apretaba notando las sangre que fluía dentro de sus venas, mi tía tuvo su primer orgasmo, empezó suavemente pero explotó de pronto, casi me muerde mi polla, Ricardo le bombeaba sin cesar, hasta que cayó rendida en la sabana.
Elvira vio el cielo abierto, al salirse Ricardo se quedaba su polla disponible, no se lo pensó, le dijo a Ricardo que se tumbara boca arriba por temor a la tranca que tenía, ella se subió de un salto, se restregó el glande entre sus largos labios y el clítoris, y sin esperar más se la apuntó a la entrada, el cabezón de la polla del chico se abrió paso sin misericordia, los labios forzados se abrieron a duras penas pero no podían hacer otra cosa, la modista respiraba con dificultad, pero no se rendía, siguió bajando sobre la polla y se la fue enterrando, ya llevaba casi la mitad cuando se salió un poco, la miró y quiso aprovecha más, se dejó caer más y más, casi llegó a las tres cuartas partes, se tumbó sobre el pecho de Ricardo para descansar un momento, mi tía se levantó ya repuesta y me cogió la polla dura, se puso sobre las nalgas de Elvira y le dejó caer saliva por la raja del culo, fue bastante cantidad porque le llegó hasta el ano, luego con el dedo lo masajeó, Elvira al notarla se relajó y le buscaba el dedo, cuando le entró estaba distendida, mi tía me señalo con la mirada el objetivo, me coloqué detrás, Ricardo lentamente iba metiéndole y sacándole la polla, de momento aceleró al verme a mí, Elvira empezó a gemir y gritar de placer, cuando mi tía me dio una palmada en la nalga, yo solo tuve que empujarle y al notar que ya estaba en la entrada del ano presione, sin brusquedad pero con firmeza, cuando Elvira se quiso enterar de lo que le pasaba de verdad en el culo ya lo tenía lleno de carne dura, la polla de Ricardo no paraba de bombear rápidamente y ya no quiso o no pudo decir que no, se relajó y se separo las nalgas, le fui metiendo la polla poco a poco pero sin parar, dentro de Elvira notaba el roce de la barra de Ricardo con la mía apenas separadas.
Elvira gruñía palabras inconexas, solo se le pudo entender que ya tenía los dos agujeros ocupados pero quería los tres, mi tía no se arredró, se sentó frente a ella apoyada en el cabezal de la cama y abrió las piernas al máximo, Elvira vio el coño de Julia como la puerta del paraíso y se lanzó a comérselo, su boca se pegó como una ventosa y le lamió y chupo el clítoris y la vagina sacándole todos los jugos del orgasmo que acababa de gozar, mi tía estaba entre nubes, la comida que le daba Elvira era lo que necesitaba después de su orgasmo.
Lo que ocurrió fue algo excepcional, imprevisto, Ricardo acelerando cada vez más notó como iba a eyacular, yo también se lo noté por las palpitaciones que notaba a través de Elvira y ella misma también, el resultado fue que Elvira se calentó tanto que Ricardo no pudo aguantar, se corrió dentro de ella, yo me corrí en su culo, caí sobre la espalda de Elvira y ella por mi peso se hundió la polla de Ricardo entera hasta dentro, no lo notó hasta después de el orgasmo violento que tuvo le dejó sensibilidad en el coño, a la vez mi tía viendo la escena se corrió también, más dulcemente pero le lleno la cara de flujo a Elvira.
Tardamos casi un minuto en poder movernos, yo fui el primero, caí al lado de Ricardo, la polla ya blanda y limpia, pues el esfínter de Elvira se había cerrado lo suficiente para dejar pasar solo mi polla, el semen no pudo salir, al momento Elvira se incorporó lo suficiente para mirar entre ella y Ricardo, entre sus tetas vio la polla del chico enteramente dentro de su coño, los escasos pelos de él se enredaban con la uve recortada de ella, se volvió a dejar caer sobre el asustada, mi tía despatarrada se limpiaba el coño con una toallita húmeda, la saliva y sus jugos llegaban a la sabana.
Cuando Elvira se pudo incorporar se quedó tumbada de lado, no se atrevía a sentarse correctamente ni en la cama, tenía los bajos completamente dilatados, estaban rojos de irritación y bañados de leche blanca, mi tía se puso a su lado, con la mirada le preguntó cómo se encontraba, ella dijo…
-       Estoy como en el cielo, no siento mi cuerpo, no me esperaba nunca nada igual, de las previsiones que había hecho no ha salido nada, había comprado preservativos, geles, cremas y un dildo pequeño por si se me ocurría meterme algo por el culo, todo ha sido inútil, me han follado por todos lados y tú me has regalado tu coño, estaba sabroso de verdad, gracias.
-       Me alegro que lo hayas pasado bien, pero tranquila, a mí también me han follado bien y tu boca me ha hecho correrme por segunda vez, pero no creas que hemos terminado, los chicos ya casi tienen la polla a punto otra vez para seguir una segunda ronda.
Y era verdad, Julia me había cogido la polla y presionando los huevos me la estaba poniendo dura, Ricardo tenía la suya caída sobre la cadera, parecía un pez recién sacado del agua, no tardó en dar señales de vida y agitándose poco a poco fue elevándose, Elvira al ver renacer a Ricardo, quiso aprovechar al máximo y con la polla aún blanda se la metió en la boca, a duras penas pero como aún no estaba en plena forma lo consiguió, el capullo redondo del chico cabía justo en la boca de la modista, ella con las dos manos recorría toda la longitud del rabo del camarero, de vez en cuando le frotaba los huevos, poniéndoselos duros y tirantes, según iba cogiendo volumen al glande Elvira se veía obligada a ir abriendo más y más la boca, las mandíbulas no le daban más de sí, los labios parecía querer romperse por las comisuras, los ojos de Elvira parecían salirse de las orbitas, tenía los dientes enganchados en el borde del glande de Ricardo y no los podía soltar, Ricardo ajeno al problema se dedicaba a magrearle las tetas a la modista, estaba claro que los pezones iban por otro canal que la boca, pues se ponían más duros cuanto más los acariciaba, Elvira empezó a agitar los brazos pidiendo ayuda, nosotros no la veíamos pues yo estaba entre las piernas de mi tía mientras ella me comía la polla. Elvira empezó a golpear los muslos de Ricardo con desesperación y eso fue lo mejor que pudo hacer, este al ver el problema por la cara desencajada de Elvira se desinfló de golpe y su polla salió toda marcada con los dientes de Elvira, pero la chica ya pudo cerrar la boca y respirar, tosía y lloraba a la vez, lo había pasado mal, se quedó mirando el glande del chico también se lo había hecho pasar mal a él por su osadía, le pidió perdón pero él para sellar las paces le abrió las piernas y le metió media polla en el coño, lo hizo suavemente pero no paró hasta hacer tope dentro de ella, cuando nos volvimos estaban abrazados, el chico sobre ella apoyado sobre los codos en la sabana y con las manos acariciándole las tetas, se besaron y en medio del beso Elvira rodeó la cintura a Ricardo y se apretó contra él, no vi la cantidad de polla que se metió ella sola pero sí que se corrió abrazándolo, me tía me dijo…
-       Parece que Elvira ha encontrado la medida que siempre había soñado, yo tengo que reconocer que me gusta más la tuya, me entra toda, sin miedo y me toca donde me da más gusto, además me llena la vagina rozando todos los nervios sensibles, me gustas mucho Manu, eres mi preferido.
-       Gracias Julia, tú también me gustas mucho, tienes un cuerpo espectacular, unas tetas divinas y te gusta follar, se nota que te gusta tanto dar placer como recibir, por eso todo me parece poco para ti.
-       Ya tengo ganas de estar sola contigo y poder follar solos, Ricardo es solo un desahogo, pero tú eres todo lo que puede desear una mujer.
-       Gracias Julia, no sabes lo que me gusta estar dentro de ti, noto como me estrujas la poya con tu coño, me demuestras que me aprecias.
-       De eso estate seguro, con lo que me dices estás haciendo que me venga otro orgasmo, muévete y no pares, quiero sentir tu polla arrojando leche dentro de mi
-       Pues no tardaré en hacerlo, me has puesto muy caliente.
Los dos cumplimos la palabra, mientras mi tía se corría abrazándome, yo me vaciaba dentro de ella, fue un acto de amor más que de sexo, pero ninguno de los dos lo entendimos así, era solo sexo.
Ricardo se sentó en la cama, atrajo sobre él a Elvira que con las piernas abiertas se cruzo en su cintura, su coño abierto fue recibiendo la polla del chico, con la comodidad de la postura, ella con los brazos sobre la cabeza se movía al ritmo de las metidas del chico, cuando aceleró Ricardo ella se sujetaba las tetas que le saltaban de arriba abajo, con los dedos se pellizcaba los pezones y se los estiraba despegándolos casi, Ricardo cogido de las caderas de Elvira la atrajo y le clavó la polla, la chica ya no se preocupó de la cantidad, solo abrió los ojos asombrada y suspiró, lo cierto es que se había tragado otra vez toda la polla del chico, este con la leche que le estaba llenando la vagina aminoró el efecto pero cuando salió un chorro a presión de semen llenó la sabana.
Cuando nos duchamos no cabíamos en la ducha pero lo hicimos por turnos rápidamente, cuando salí, Julia se estaba poniendo las medias, aún no llevaba las bragas puestas, yo me agache y le lamí el culo, ella se volvió y me dijo…
-       Manu no seas malo, eso ya me lo harás otro día.
Mi madre me preguntó cómo iban las pruebas, le contesté que esperaba que hubiera alguna más, había que hacer algunos retoques. También me comentó que mi tía le había prometido a la modista que le llevaría a una clienta y que ella le pagaría la confección de los vestidos, esta nueva clienta era mi madre, claro.
Yo cruce los dedos.
Continuará

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