Mi timidez y mis tías 9

En mi casa reinaba un ambiente de lo más cariñoso, Jorge se deshacía en cumplidos con Ana, procuraba evitarle cualquier esfuerzo y más cuando una mañana, estando los tres a la mesa desayunando mi tía se levantó volando y se fue al baño, las arcadas que tenía no daban lugar a dudas, mi tío me miró y su cara de preocupación se transformó en satisfacción, pronto fueron a visitar al médico que nada más reconocer a Ana le confirmó la noticia, estaba preñada.
Aun siendo pronto ya empezaba a notarse la barriguita y ya mi tío la acariciaba con motivo. Una mañana nos anunció que debía ausentarse unos días, era un viaje corto, pero en el estado de Ana le incomodaba bastante, el día antes de marchar me llevó a parte y me dijo…
-       No sabes lo que siento tener que dejar a tu tía como está, me voy más conforme porque sé que tú la vas a cuidar debidamente, de todas formas si ocurriera algo anormal me llamas inmediatamente y… otra cosa…, no sé como decírtelo, ya eres bastante mayor y responsable para comprenderlo, se que no se pueden poner puertas al campo, me entiendes?.
-       Pueees, la verdad no, Jorge.
-       Ejem…. Quiero decir que ya he visto lo bien que te llevas con Ana, tanto en la vida normal como en la cama, quisiera pedirte que consideres que lo que hemos estado haciendo era con un fin y ya está conseguido, de todas formas no soy tan ingenuo, y solo te pido mucha cabeza y discreción, vale?
-       Sí, claro tío, lo entiendo perfectamente.
Cuando se fue, creo que no había llegado a la calle cuando mi tía me abrazó y me besó buscando mi lengua, me fue llevando abrazado hasta su habitación, cuando me echo sobre la cama me dijo…
-       Tu primo te está llamando desesperadamente, quiere que lo visites, lo saludes y que le des un biberón. Te voy a ir calentando el biberón para que no lo note frío.
Me cogió la polla y con la lengua la fue poniendo dura lamiendo solo el glande, cuando ya lo tenía rojo se lo metió en la boca y sin sacárselo me dijo con la voz apenas audible…
-       A ver si me das a mí el biberón en vez de a tu primo!
-       Yo le cogí el clítoris entre dos dedos y se lo masajee hasta ponerlo brillante y duro, cuando le cogí las tetas le dije…
-       Ana te has dado cuenta de lo que te están creciendo las tetas?
-       Ah! Ya te has dado cuenta, te quería dar una sorpresa, dentro de poco las podrás coger bien y a lo mejor no te cabrán en la boca, de todas formas estas invitado a chupar de los pezones para sacarme la leche que quieras.
-       Me puse encima, entre sus piernas pero me acordé de las recomendaciones de Jorge, no quería presionarle con mi peso y me puse detrás haciendo la cucharita, la polla entró igual de fácil, mientras le amasaba las tetas crecientes, mi tía me dijo…
-       Por favor, me gustaría ponerme a cuatro, te noto más la polla y creo que a tu primo no le va a molestar.
Se levantó y apoyo la cabeza en la sabana, las piernas abiertas y el coño mojado de jugos, se la metí sin complicaciones, esperaba que mi primo me esquivara si me veía llegar, lo cierto es que el biberón se lo di todo en tres chorros, Ana presionó para que no se saliera ni una gota y con el orgasmo que tuvo agitó tanto la leche que parecía nata montada.
Caímos agotados, me aseguró que tendríamos una buena temporada para follar sin precauciones.
Estuvimos casi una hora tumbados, uno al lado del otro, mi tía estaba de lo más contenta y habladora, me hizo alguna confidencia…
-       Sabes Manu? Soy muy feliz, estoy pasando una etapa de mi vida completamente plena, estoy esperando un hijo, mi marido parece que ya ha superado el problemas que tenía, te voy a decir que ahora follamos a diario, a veces dos veces, el tarda mucho más en correrse y yo lo hago de verdad, pero además te tengo a ti, para mí eres mi hombre, me colmas en todos los sentidos, atento, simpático, amable, nunca te enfadas y además estoy deseando estar contigo sea teniéndote dentro o no, eres un sol, si las circunstancias fueran otras te aseguro que no te habrías escapado y este niño que llevo dentro sería tuyo.
Siempre he sido un sentimental, pero después de lo que me dijo Ana no pude reprimir unas lágrimas que cayeron sobre las tetas de mi tía, ella las notó rodar entre las dos, las recogió y se las puso en la boca, luego me besó.
-       Eres un crío, pero muy hombre, no cambies.
Los exámenes estaban ya ahí, yo estaba pendiente de mi compañera Emi, de que me volviera a llamar para repasar en su casa, pero pasaban los días y siempre me ponía alguna excusa, yo no le di demasiada importancia, seguro que iría bien con los temas, aunque tengo que reconocer que me apetecía mucho volver a follar en su casa, por si acaso siempre llevaba encima un juego de futbol para Quique.
El día del examen estaba bastante nervioso, aunque los temas los llevaba bastante bien preparados, eran muy importantes, además no había vuelto a hablar con mi profesora Tere, procurábamos ser lo más discretos posible, al repartir los temas que eran anónimos se acercó a mi pupitre y me dejó el mío, yo le miré, pero ella no pareció percatarse, solo cuando fui a abrir el sobre con las preguntas me fijé en que en una esquina había marcado una silueta de los labios impresos con el carmín de Tere, la miré y esta vez si me hizo una mueca de beso.
Salí bastante contento de las respuestas que había dado, pero no fue hasta unos días cuando en las listas de aprobados vi mi nombre, y con una muy buena nota.
A mi lado saltando de alegría también estaba Emi, la habían aprobado también, pero con notable.
Al día siguiente en la cafetería se me acercó Emi, estaba súper contenta, me besó en la mejilla y me dijo que sus padres me invitaban a ir el domingo siguiente a la playa con la familia en agradecimiento de mi ayuda, yo me hice la idea de los padres de Emi, tan severos y serios y Quique danzando por todos lados, no me gustó el plan, pero Emi me insistió, dijo que sus padres no solían hacerlo nunca pero les había caído muy bien y me invitaban, lo pasaríamos bien.
El día en cuestión acudí a casa de Emi, su padre Julio me abrió la puerta y dándome un abrazo me presentó a su mujer Fina, una señora joven más o menos como mi madre, pero se notaba que se cuidaba mucho y tenía una figura muy atractiva, los dos hacían una buena pareja, aunque el semblante era casi siempre serio, Quique bajó como un huracán, me rodeó y se me subió a cuestas, me dijo al oído que el juego le encantaba y había pasado muchos niveles, Emi estaba bonita como siempre, su cara dulce y su cuerpo sensual, bajo la ropa ya sabía lo que tenía y parecía verla con rayos X, me ponía caliente al imaginarla solamente.
El coche de Julio era bastante grande y nos acomodamos muy bien, Fina a su lado con una blusa ligera y una falda que parecía un pareo, Emi estaba a mi lado, yo al medio y Quique detrás de su madre.
Según me contaron iríamos a una playa que conocían, casi siempre iban allí, era tranquila aunque estaba un poco lejos.
Emi me contaba cosas de la playa donde íbamos, me decía que me iba a gustar, Fina desde delante se volvía y también estaba en la conversación, Quique todo era preguntar cuánto faltaba para llegar.
No habían exagerado nada, después de dejar la carretera, por un camino polvoriento se llegaba a una pequeña cala, había gente, pero no estaba masificada, incluso había un chiringuito para tomar algo.
El agua muy clara ya llegaba tranquila, las olas solo iban a morir con poca fuerza y la arena se adentraba suavemente poco a poco.
Emi no esperó a extender las toallas, se quitó la falda y la camiseta que llevaba y salió corriendo en bikini hacia el agua, Fina tuvo que preparar todo, las toallas, los bronceadores, los gafas para el sol, Julio se ocupó solo de clavar la sombrilla y ponerse la hamaca y abrir la prensa.
La chica desde el agua me llamó con los brazos, yo miré a su madre pidiéndole autorización, me regaló una amplia sonrisa, salí corriendo con Quique detrás, me lancé al agua en el momento que me llegaba por la cintura, solo saqué la cabeza cuando toqué el cuerpo de Emi que me esperaba, me volví y vi que Quique se había vuelto cuando le llegaba el agua por las rodillas, estaba jugando en la arena.
Nos pusimos a jugar, a tirarnos agua, Emi quería subiese en mis hombros y usarme como trampolín, el resultado siempre era el mismo, bajo la superficie del agua las manos se nos disparaban y siempre iban a parar a los mismos sitios, las tetas de la chica, su culo, mi polla o su coño, continuamente mirábamos hacia la orilla, su padre a la sombra con el periódico en la mano indiferente al entorno, Fina con gafas de sol ojeaba una revista, nosotros estuvimos jugando, de vez en cuando la cabeza de Emi buceaba y después de bajarme el bañador se metía mi polla en la boca hasta que podía resistir sin respirar, yo le ladeaba el bikini y le acariciaba los labios del coño.
Ya estábamos bastante calientes, mi polla ya no la escondía, se veía balancearse entre dos aguas, las manos o la boca de Emi no la soltaban, yo estaba ideando la forma de metérsela en el coño dentro del agua, entramos un poco más adentro, el agua nos llegaba a la barbilla, las olas nos hacían saltar para salvarlas, la braguita del bikini de Emi, ya estaba enganchada en su ingle y las tetas salían por debajo del sujetador, el agua hervía alrededor nuestro.
Desde la orilla se oyó el nombre de Emi, nos volvimos y vimos a su madre como se levantaba de la toalla y se dirigía hacia nosotros, su padre se veía a lo lejos camino del chiringuito para tomarse alguna cerveza.
Rápidamente, nos arreglamos el atuendo, me separé de Emi para que se me bajara la erección, cuando llegaba Fina salimos más hacia fuera a recibirla, ella le dijo…
-       Emi ya estás mucho tiempo en el agua, mira como tienes los labios, morados, y no te has puesto crema para el sol, salte ya y cuida de Quique.
La chica con ojos de pena obedeció, poco a poco con paso lento se fue hacia la orilla, Fina se quedó un momento conmigo, el agua nos llegaba a la cintura, por vez primera me fijé que tenía la piel morena, un bronceado bonito, tenía una melena morena también y unas tetas más que regulares, buena cintura y unas caderas como un cántaro de agua.
Me iba a decir algo, seguramente a reprocharme que aguantáramos tanto tiempo sin bronceador, ella tenía una piel mucho más quemada, se había atado los tirantes del bikini del cuello por debajo de los brazos a la espalda, pero una ola que venía un poco más fuerte que las otras chocó contra mi espalda, casi me tira, pero a Fina le dio de frente, la consecuencia fue que le subió tanto las tetas que se las sacó del bikini, solo dijo…
-       Ooops, lo siento… ha sido la ola, no la esperaba.
-       Dios mío, -dije yo- mirándola absorto.
Ella estaba tan sorprendida como yo, no entendía mi expresión mientras se las guardaba otra vez.
-       Qué te pasa, no has visto nunca unas tetas? Si solo ha sido un segundo!
-       No son unas tetas, son LAS TETAS, no quiero que se enfade conmigo, no se lo debía decir, pero son el ideal de tetas que siempre he querido tocar, morenas, redondas con una areola oscura como el café y unos pezones como aceitunas.
-       Ja ja ja, que chiquillo, haberlo dicho, me habías asustado!, de verdad te gustan mis tetas tanto?
-       He soñado con ellas desde que tengo uso de razón, son la gloria para mí.
-       Bueno, si es una cuestión de cumplir un sueño, no voy a cargar yo con esa responsabilidad.
Se bajó el sujetador y las dos maravillas saltaron fuera y flotaron mecidas por el agua, mis manos salieron disparadas hacia ellas, pero me contuve a unos centímetros. Fina me cogió las dos manos y se las puso sobre los pezones.
-       Anda tonto, no pasa nada, ves? Te gustan más ahora cuando las tienes en las manos?
-       Son una delicia, tan suaves, tan duras, y estos pezones, ásperos pidiendo ser comidos.
-       Bueno, vamos un poco más adentro que nos cubra más el agua y te dejaré que me los chupes.
Miró hacia la orilla, Emi se había puesto crema y estaba tumbada boca abajo, Quique bajo la sombrilla haciendo torres con la arena y su padre desaparecido en el bar.
Yo no me soltaba de las tetas mientras andábamos hacia dentro del mar, cuando el agua cubría por los hombros, metí la cabeza bajo el agua, las dos tetas se balanceaban entre dos aguas, ávidamente pegue mi boca a un pezón, ella me cogió la cabeza y la dirigía por todo el contorno de su pecho, cuando ya tenía el pezón salido del todo me llevó a la otra, seguí con el mismo trato, estaba ensimismado mordiendo, chupando y lamiendo, aguantando la respiración, cuando le oí decir…
-       Qué tal? Te gustan las mías más que las de mi hija?
Me entró agua salada por la nariz, y al abrir la boca trague una bocanada, tosí, no me atrevía a sacar la cabeza del agua, creí morirme.
Cuando lo hice me sonreía de forma socarrona.
-       No creerás que me tragué que habíais estado solamente estudiando en su habitación, verdad?, de todas formas me aseguré cuando vi a Quique siempre jugando con la consola con un juego que no era suyo, le pregunté y me dijo que lo había comprado con el dinero que le dio Julio para que os vigilara, pero ese juego vale muchísimo más, al final confesó, me lo dijo todo, los ruidos, la cama deshecha, todo. Conozco a mi hija y sé que es bastante selectiva con los chicos, así que si estuvo follando contigo es porque valía la pena o me equivoco?
Sus palabras las subrayó cogiéndome la polla por encima de mi bañador.
-       No, no me equivoco, noto que calzas buen número, pero a mí también me gustaría verlo, otro capricho, comprendes?
No pude responder, solo me bajó el pantalón y la polla saltó como un pez volador, el agua era bastante transparente, pero quiso verla de cerca y buceo, se cogió de mis caderas y se la metió en la boca, yo solo veía su pelo revuelto entre el agua, cuando no pudo aguantar más salió.
-       Emi no me ha decepcionado, seguro que la habrá disfrutado varias veces, sabes hacer el muerto en el agua?, yo sí, mira.
Se quedó tumbada flotando sobre el agua, frente a mí, cuando separó las piernas a mi lado vi que se había quitado la parte de bajo del bikini, paso una pierna al lado de mi cabeza y la otra al otro lado, las fue cerrando y mi cara se iba acercando inexorablemente a su coño, me sorprendió, creí que lo llevaría peludo, enmarañado, pero no, con lo severa que parecía lucía un coño totalmente depilado excepto un triangulito en el pubis, mientras braceaba para mantenerse a flote abrí sus labios y apareciendo el clítoris me lo metí en la boca, tragué algo de agua pero me daba igual, con mis manos le sostenía el culo para que no se hundiera, sobre su pecho podía admirar los dos globos de sus tetas morenas culminados por los pezones puntiagudos mirando al cielo.
Se dejó hundirse abrazada a mí, resbalo por mi cuerpo rodeándome con las piernas, cuando llegó a mi polla se enganchó y hábilmente movió el culo hasta centrar mi capullo en su coño, su hundió hasta casi desaparecer su cabeza, cuando se asomaba respiraba y me decía,
-       Fóllame Manu, fóllame antes que venga mi marido.
La cogí de las tetas, apenas pesaba dentro del agua, ella se movía, lo hacía todo, se corrió braceando como si nadara mariposa, notó como me palpitaba el capullo y se salió, hundió la cabeza y se la metió en la boca, cuando la sacó un hilillo de semen se escapaba por sus labios.
Julio no tardó en llegar, nos contó que había reservado una mesa en el bar para comer, nos encantó la idea, todavía estuvimos jugando con la arena, yo tuve que atender a Quique, me vino bien porque las madre y la hija se habían tumbado en las toallas sin sujetador del bikini, contrastaban la blancura de la piel de Emi con el bronceado de Fina, los pezones rosados con las galletas morenas y las caderas estrechas con las redondeadas de su madre, Julio leyendo los deportes.
Cuando fuimos a comer, Quique iba delante con su padre, la sombrilla y la hamaca, detrás, íbamos Fina, yo con la bolsa de las toallas y Emi a mi otro lado, la madre y la hija iban bromeando conmigo, habiéndome tropezar, empujándome y haciéndome cosquillas, sin poder defenderme con las manos ocupadas.
Comimos marisco, la madre y la hija competían en provocarme, se metían las gambas ya peladas en la boca y las chupaban metiéndolas y sacándolas, las ostras, las lamían con la punta de la lengua como si fuera sus clítoris, yo procuraba no mirarlas, pues bajo la mesa la polla levantaba peligrosamente mi bañador.
Cuando volvimos a la playa, ya no nos metimos en el agua, soplaba una brisa fresca, pero tras una duna de arena se estaba resguardado, las dos mujeres, se tumbaron en la misma toalla para dejarme a mí la otra, pero enseguida quisieron que las embadurnara con la crema solar, no sabía cual atender primero, pero Fina me dijo que se la pusiera a Emi porque era más blanca, me senté sobre sus muslos, repartí generosamente crema por su espalda, cuando me alargaba hasta su cuello, mi polla se apretaba contra sus nalgas, ella las separaba para notarme más, no me atreví a pedirle que se diera la vuelta, lo hizo su madre.
-       Anda Emi date la vuelta, precisamente la piel más delicada y sensible está delante.
Me llene las manos de crema bronceadora, empecé por el cuello, hombros y bajando, al llegar a las tetas las rodeé y seguí por el estómago y el vientre, mi polla se apoyaba entre los muslos de la chica, cuando ya iba a dar por terminado, Fina se incorporó y señalando a una teta de Emi me dijo…
-       Manu te has dejado la piel más delicada, fíjate, le están saliendo manchas cada vez más grandes.
Lo decía señalando a los pezones rosados de Emi, esta le respondió avergonzada…
-       Mamá… por favor.
Fina cogió el frasco de la crema y con el espray, le cubrió las tetas a su hija y me dijo…
-       Manu dale una buena friega a Emi, para repartirla mejor empieza debajo hacia arriba y no te dejes nada, entiendes?
Tuve que animarme, le puse las dos manos en el estomago de Emi y fui subiendo, al llegar a las tetas me paré, pero Fina con los ojos me dijo adelante, desde bajo como me había aconsejado le apreté las suaves tetas, hasta los pezones, luego desde los lados siempre en la misma dirección, la chica ya tenía las areolas rojas y los pequeños puntos duros su madre le dijo…
-       Que tal Emi, te gusta cómo te reparte la crema?
-       Siii, mamá, pero me da vergüenza.
-       Está bien Manu, cuéntale a Emi todo lo que ha pasado en el agua hace un rato.
-       Todooo?,
-       Sí, todo.
-       Está bien, Emi tu madre ha averiguado lo que hicimos el día que estuve en tu casa estudiando, y lo sabe todo, se lo ha sacado a Quique.
-       Mamá, lo sabes todo? De verdad?
-       Claro hija, crees que soy tonta, he sido joven antes que tú, sigue contándole a Emi lo que ha pasado luego.
-       También eso?
-       Sí, todo, quiero que mi hija lo sepa todo.
-       Bueno, por accidente… se le han salido las tetas a tu madre del bikini.
-       Bien no es tan grave, en la playa se ven muchas, ahora se las estás viendo también.
-       Vale, pero tu madre tiene las tetas de mis sueños, me he hecho muchas pajas pensando que tenía unas como estas para mí. Las cosas fueron a más, se salieron de madre y acabamos comiéndonos el coño y la polla y follando bajo el agua.
-       Mamá es verdad todo esto o se lo inventa.
-       No, es toda la verdad.
-       Y papá? No te da miedo que te pille?
-       Tu padre? Míralo, a dos metros de nosotros y roncando como un cerdo.
-       Y Quique?
-       Ah sí! Quique. Quiqueeee!
Lo llamó, el crio estaba persiguiendo por las dunas a unas gaviotas, se taparon las tetas cuando acudió.
-       Quique, te apetece un helado con tres bolas y un barquillo?
-       Claro mamá, donde lo compro?
-       Mira, vete al bar donde hemos comido y te lo compras, de paso, ves aquellos niños que están volando una cometa? Diles que te enseñen a volarla.
Ni que decir tiene que Quique salió embalado, Fina se quitó la revista que tapaba sus dos maravillas y me dijo…
-       Manu ahora me toca a mí, y yo no tengo tanta vergüenza como Emi, y tú hija fíjate.
Pasé de estar sentado sobre los muslos de Emi a los de Fina, pero ésta abrió las piernas y me dejó a mi entre ellas, la crema en la espalda la puse rápido, cuando le frotaba en la nuca mi polla rozaba su culo, ya estaba toda cubierta de bronceador cuando se bajó la braguita del bikini.
-       Ponme por aquí también para que no se note la marca.
Las nalgas de Fina apenas tenían marcas, pero ya metidos en harina, le rocié generosamente las nalgas sobre todo entre ellas, mi mano desapreció varias veces y noté la humedad de sus labios.
Emi a su lado no se perdía detalle, más bien se apretaba los pezones suavemente, cuando se dio la vuelta Fina, tenía las tetas marcadas por las arrugas de la toalla, me dijo que se las alisara, estaban tan morenas que no necesitaban crema, pero le puse en cantidad, me alargue hasta el cuello, mi polla bajo el bañador se abría paso entre los labios de la madre con el pubis hinchado, las tetas las amasé como me había dicho con su hija, los pezones que le salieron no tenían comparación con los de Emi, duros negros, anchos y brillantes, dijo que le iba a lastimar con el roce y me bajó el pantalón, la polla salió disparada, Emi a un palmo de ella se mordía el labio.
Fina me insistió para que le masajeara el cuello, estaba en tensión, dijo.
Me alargué sobre ella, mi pecho resbalaba sobre las tetas de Fina y mi polla se abrió paso entre sus labios, Emi apoyada la cabeza en el muslo de su madre, veía como mi capullo se colaba entre los labios hinchados y morenos y apartando el clítoris a un lado seguía hasta buscar los labios menores que precedían a la vagina y se iba introduciendo poco a poco dentro de ella, la mano de Emi ya no se veía, perdida entre sus piernas bajo la braguita del bikini.
Fina suspiró cuando me dejé caer sobre ella, abrió las piernas y aún recibió el resto de polla que pugnaba por entrar, empecé a mover el culo, la polla entraba a fondo y salía hasta casi el glande, lentamente, Julio roncaba estruendosamente, Fina levantó la piernas sobre mis hombros, la polla entraba y salía rápida, de vez en cuando se salía del todo y allí estaba Emi para cogerla y volverla a meter en el coño mojado de su madre.
Fina tuvo que coger una esquina de la toalla y morderla para no gritar cuando le llegó el orgasmo, su hija le cogía de la mano, mientras con la otra se acariciaba su coño, explotaron las dos con un intervalo mínimo de tiempo, ya estaban casi calmadas cuando Julio, tosió, se había atragantado de saliva, cuando se incorporó, los tres estábamos boca abajo, las chicas ocultando sus tetas y yo con la polla clavada en la arena esperando que se calmara.
Ya estaba atardeciendo, el aire del mar resultaba molesto, por lo que decidimos volver, Quique se empeño en ponerse delante, quería ver los coches e imitar a su padre conduciendo, las chicas se sentaron en las ventanillas y yo me quedé en el centro, el viaje a esas horas era lento por el tráfico que volvía a la ciudad, las chicas charlaban animadamente entre ellas, yo desde el centro intentaba seguirlas, dijeron que tenían fresco y pusieron una toalla sobre nuestras piernas, las dos chicas se apretaron contra mí, notaba el calor de sus muslos pegados, sus manos pronto desaparecieron debajo de la toalla, no sé qué mano fue la primera que me apretó la polla, pero la segunda fue la que me la sacó, parecía que llevaba una tienda de campaña, yo también pasé los brazos sobre los hombros de las chicas, les tenía una teta de cada entre los dedos, ellas se alternaban mis huevos y mi polla, noté que al subir no llevaban los bikinis bajo las faldas, ni nada de ropa.
Quique no tardó en dormirse, en el asiento trasero la temperatura subía, Julio todo era quejarse del tráfico, que mal adelantaba ese coche, que frenazos, etc., Emi se incorporó y se adelantó entre los dos asientos de delante, le comentaba a su padre el lío de carretera y que debía tener cuidado, lo que no le comentaba era que estaba sentada sobre mí, su madre me cogía la polla y se la orientaba para que ella se dejara caer y se la metiera, sus caderas se movían deliciosamente, yo le cogía las tetas mientras Fina me amasaba los huevos, ella misma fue la que notó que mi polla iba cogiendo un carácter peligroso y le dijo a Emi que cambiara de sitio, esta vez fue Fina la que le dio conversación a Julio, hablaban de cualquier cosa y le recomendaba que estuviera atento a la carretera y no se distrajera, Emi ya le había insertado mi polla a Fina y ella giraba y retorcía su coño sobre mí, ahora eran sus tetas las que apretaba, los pezones se me salían entre los dedos.
Estuvimos varios kilómetros viajando en esta postura, cada vez Fina le hacía fijarse más en la conducción mientras saltaba sobre mí, esta vez no sé si Emi notó que me iba a correr, pero estoy seguro que Fina sí notaba los golpes que me daba el capullo, pero no hizo caso, sino que apretó la vagina y me estrujó como a un limón, Emi viéndome la cara me besó en la boca en el momento que regaba a su madre con varios chorros de leche caliente, ella no dejó de moverse, yo adelante el culo para no manchar la tapicería del coche, pero Emi ya estaba preparada con unas toallitas húmedas e iba recogiendo el semen y los jugos que se escurrían de la vagina de su madre.
Cuando Fina volvió a su asiento, Julio le pregunto…
-       Chicas, no notáis un olor raro?
-       Pues no, quizá sea de la carretera.
-       Pues eso será.
Me dejaron en la puerta de casa de mi tía, se lo agradecí enormemente a Julio, las piernas me temblaban al meter la llave en la cerradura.
Cuando arrancaba el coche Fina bajó el cristal de su puerta y me gritó…
-       Ojala el curso que viene vengas a casa a estudiar con Emi.
Continuará

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