29.Una experiencia inesperada 5ta parte(SexyAracely)

Una experiencia inesperada 5a parte
-¡NADA MENDIGA GOLFA, DAME TU DIRECCION PARA IR A COGERTE, SI RICARDO TE COJE EN MI CAMA, YO TE VOY A COGER EN LA TUYA!
-¡PERO PAPI…!
-¡QUE ME LA DES GOLFA!

Y para que se calmara, sumisamente le di mi dirección, así, don Ricardo me culearía en mi propia cama convirtiéndome en su puta mientras su hijo me haría lo mismo en su casa.

Así termina mi anterior relato. Esta es la continuación.

A partir de ese día, Ricardo, don Ricardo y el amigo de Ricardo, Pablo, me hicieron su amante. Ricardo y su amigo me veían en la antigua casa de don Ricardo todos los días a medio día. A veces ambos, a veces solo uno de ellos, pero cada día disfrutaban de mi cuerpo de una manera enloquecedora que me había esclavizado a ellos.

Don Ricardo había dicho que vendría a mi casa, por lo que le solicité que fuera discreto porque no quería que nadie se enterara para que no se lo dijeran a mi esposo.

-¡JAJAJAJAJAJAJA! PENDEJA, SI TU ANDAS DE PUTA CON NOSOSTROS ES PORQUE ESE CABRÓN NO TE LLENA
-¡NO DIGA ESO DON RICARDO! YO AMO A MI MARIDO – Conteste.
-SE NOTA, SE NOTA, TANTO QUE NOS ESTAS DANDO EL CULO.

Me quede callada, era verdad, si realmente mi esposo me satisfaciera como yo necesito en la cama quizás no aceptaría otros galanteos.

-ASI QUE CUANDO YO LLEGUE ME VALE MADRE QUE SE ENTEREN TODOS TUS VECINOS, SIRVE QUE DEJAS AL CORNUDO Y TE VIENES A VIVIR CONMIGO COMO MI PUTA PARTICULAR ¡JAJAJAJAJAJAJJA!

Desde ese momento esperaba con temor su visita, tenía miedo, pero a la vez, el deseo de que me hiciera suya en mi propia cama me llenaba de morbo y lujuria.

Al día siguiente me habló Pablo, que Ricardo no iría por trabajo pero que me esperaba como siempre. Me metí a bañar temblorosa, Ricardo por su portentoso pene me seducía de manera animal, pero Pablo sabía encenderme como nadie, ambos me daban lo que yo necesitaba en la cama. Eso sin contar que sus cuerpos me fascinaban, de todos los que me han tenido, ellos son los que más me han gustado.

Salí del baño envuelta en la toalla, al despojarme de ella frente al espejo me vi de arriba a abajo, di media vuelta de manera que pude contemplar mi trasero redondo y firme, mis pechos y mi cintura, nada de celulitis o flacidez gracias al ejercicio y mi vientre comenzaba a marcarse, si, era bonita, el sueño de todo hombre, pero ya le pertenecía no a uno, sino a 3 al mismo tiempo. Mientras me secaba y seleccionaba que ropa llevaría llego un mensaje de cel, era de Don Ricardo. Vendría mañana temprano y se quedaría todo el día para que lo atendiera como se merece mi amo.

Esta vez usaría un conjunto blanco, uno que me compró mi esposo y que cuando me lo vio puesto me dijo me parezco a Karen Dejo en el video Jugo de Tamarindo pero más voluptuosa (Para que se den una idea, que por cierto, mi esposo me hizo aprenderme como baila en ese video), tanga que se amarraba a los costados y bra blancos, liguero de mallas que llega hasta debajito de las pompas y un minivestido blanco, zapatos de taco blancos del 12 y un collar de imitación perlas. Pinte mis uñas blancas para que hicieran juego con todo, labial rojo intenso y por último mi mejor y más sensual perfume.

Cuando salí de la casa, los vecinos ya me esperaban, cada día salía sexy, así que ya sabían la hora y me esperaban para comerme con la mirada, me contoneaba ligeramente, pero lo suficiente para que el vaivén de mis caderas los dejara babeando.

Luego, como la vez anterior en la calle me decían de todo, desde que era una reina y me darían lo que yo quisiera hasta los guarros que me decían que me querían montar como a una perra y reventarme el culo. Yo solo me reía de ellos.

Entonces, como la primera vez un auto bajó la velocidad y el conductor me dijo;

-¡GUAPA! ¿Te llevo?

Era Pablo. Sin decir nada me acerqué y me subí al carro, al hacerlo alcancé a escuchar como algunos decían -¡MIRA, QUE MENDIGO, QUE SUERTE DE QUE LE HICIERA CASO, SE VA A COMER ESE CULAZO EL CABRÓN! –Sin saber que ya se lo estaba comiendo.

Apenas me subí y arrancó, puso su mano en mi muslo al tiempo que me decía:

–Que hermosa vienes
–Gracias, me vestí para ti mi amor – Conteste.
-Hoy no iremos a la casa. Voy a llevarte a comer y luego a un lugar especial.

Me llevó a un restaurante muy elegante, me estuvo atendiendo y chuleando todo el tiempo. Hasta el mesero cada que venía se me quedaba viendo, lo que me halagaba ver que no solo él sino varios hombres en ese lugar no me quitaban la vista de encima, a lo que Pablo dijo –Que envidia debo despertar al tener semejante muñeca a mi lado, y más envidia les ha de dar imaginarse como te desvisto y disfruto de ti preciosa- yo solo me agache ruborizada dándole las gracias. 

Sus galanteos eran tantos, a tal grado que llegue a pensar si no se enamoraría de mí, no me trataba como una puta, sino como si quisiera conquistarme. Platicamos de mí, que me gusta, como soy, etc.

-Oyes ¿No crees que para querer solo cogerme estas preguntando mucho?
-¿Y quien dijo que solo quiero sexo? -me respondió sorprendiéndome.

Seguimos platicando, al terminar de comer salimos al auto y enfiló a la salida de la ciudad, me llevó a una quinta. Era de él, dijo que quería tenerme para él solo ese día. Así que allí, ya fuera en la alberca, el jacuzzi o la cama, por completo sería solo de él.

Al entrar yo iba delante, apenas entramos sentí como el zíper de mi vestido se abría y lo dejé caer, cuando cayó al piso Pablo soltó un silbido y me dio una palmada en el trasero. Mi tanga blanca entraba en medio de mis pompas, así que él podía disfrutar la vista de ambas, el liguero era de medias de red, así que me veía divina según sus propias palabras.

Sin darle tiempo de nada comencé a bailar ondulándome levantando las manos de manera que veía mi trasero como se movía voluptuosamente ante él. El entró y se sentó en la cama y mientras él hacía eso tome una silla y comencé a hacerle el baile que me aprendí viendo el video. Mientras tanto Pablo ya había desabotonado su camisa, pero no lo dejé quitársela –No bb, ese es mi trabajo – Le dije plantándole un beso candente mordiendo sus labios al tiempo que mis manos recorrían sus pectorales y su abdomen.

Volví a mi baile ya que para entonces había puesto música de salsa en el estéreo. Acercaba mi trasero a su cara para recibir mordidas, lamidas o palmadas que me encendían cada vez más. Entonces él me abrazó las caderas por detrás dejándome totalmente a su merced.

Igual que con Ricardo, mis piernas quedaron en medio de las suyas mientras sus potentes brazos rodeaban mis caderas, aun así continuaba ondulándolas, pero él empezó a lamer mis pompas y mi espalda baja, mientras sus manos acariciaban mi vientre, mis piernas y mi puchita por encima de la tanga.

Él también se había dado cuenta de mis puntos débiles, así que acariciaba cada parte estremeciéndome por completo, metía su dedo por debajo de mi tanga para dedear mi conejito mientras metía su cara en medio de mis pompas para lamer a su gusto, yo solo jadeaba intensamente y poniendo mi mano hacia atrás sujetaba sus cabellos acariciándolos mientras sus manos continuaban explorando cada rincón de mi cuerpo.

Pero el acariciaba mi cintura, mis costillas, mis pechos descubriendo nuevas zonas que me enloquecían mientras continuaba hurgando mis agujeritos con su dedo y lengua -¡MI AMOR, MI AMOR, ME VUELVES LOCA! –le dije totalmente encendida.

-¡Y AUN FALTA MAMASITA! –me dijo al tiempo que me acostaba en la cama mientras él se despojaba de su ropa para después ponerse sobre mí, ahora su boca buscó la mía besándome apasionadamente, mordiendo mis labios dulcemente mientras sus manos suavemente desanudaban la tanga y me quitaban el bra.

Parecía que ambos se habían propuesto enamorarme, pero Pablo me estaba haciendo el amor, no solo me estaba tomando, me estaba haciendo suya en verdad, cada beso, cada palabra y caricia penetraba mi mente, mi cuerpo, mi alma.

Y yo correspondía a cada beso y caricia con toda la pasión que me era posible, así como estaba arriba de mí yo había abierto mis piernas y su tremendo pene se restregaba en mi conejito que palpitaba locamente, no sé si sería por el momento que vivíamos, pero cuando él lo puso en la entrada y lentamente comenzó a introducirlo me sentí totalmente entregada a él, enamorada y así, en la posición de misionero empezó a bombear lentamente mientras su boca se apoderaba de mi cuello y yo rodeaba su cuello con mis brazos entregándome plenamente a él.

Bombeaba lentamente, rítmicamente, disfrutando y haciéndome disfrutar cada penetración ya que su tremendo pene rozaba cada parte interna haciéndome sentir sensaciones desconocidas. Mis gemidos le indicaban que me agradaba como lo hacía, su boca seguía chupando mi cuello, cada embestida me hacía gozar, entonces empezó a arreciar el ritmo, a embestir mas violentamente haciéndome gritar -¡PABLO, PABLO, TE AMO MI VODA, TE AMO! –lo que hizo que arreciara sus embestidas de manera salvaje arrancándome gritos de placer desenfrenado.

Entonces me dijo al oído 
-¡ME VOY A VENIR!
-¡SI MI AMOR, SI, VENTE DENTRO DE MI!

Entonces arreció sus embestidas y pude sentir como se estremecía su cuerpo al tiempo que su pene vibrando dentro de mí empezó su descarga enloquecedora de semen, lo que me provocó que yo también explotara empapando su pene de mis jugos. Así entre gritos nos vinimos al mismo tiempo.

Se quedó quieto arriba de mí mientras yo sentía como se estremecía aun, temblaba y gemía como nunca había visto a un hombre hacerlo. Se enderezó un poco, ahora su boca se apoderó de mis pezones, su lengua jugaba con ellos, los mordía estirándolos para luego succionarlos con su boca, yo solo podía tener los ojos cerrados y dejarme hacer, su pene aun estaba adentro y sentí como recobraba su dureza.

Volvió a embestirme, lentamente y luego aumento el ritmo, su pelvis se movía de manera animal, salvaje, enloquecedora, mientras bombeaba mordía y succionaba mis pechos a la vez que metía un dedo en mi boca para chuparlo, lo chupaba desesperada, como si fuese su pene y él al darse cuenta lo sacó y sacando su pene se acostó boca arriba.

Inmediatamente entendí que quería, así que me acerqué para meterlo a mi boca, lentamente lamí todo su pene, desde la base hasta su capullo rojizo y brillante. Masajeando sus testículos, bese su glande y lo metí como niña golosa a mi boca haciéndolo gemir -¡AHH, ERES UNA PUTA DELICIOSA ARACELY! – a lo que yo respondía mamando más intensamente y con gemidos ahogados.

Estuve mamando y chupando su pene de manera deliciosa hasta que sentí como boqueaba, entonces él me detuvo, no quería acabar en mi boca, me dijo -¡MONTAME! – entonces me subí dándole la espalda y guiando con mi mano su pene lo dirigí a mi conejito para clavármelo lentamente, hasta que estuvo totalmente adentro, entonces empecé a subir y bajar locamente y él empezó a gemir, a bufar como bestia.

Mis manos las apoyaba en sus rodillas estando hincada de manera que subía y bajaba clavándome su pene en mi conejito gritando como loca y entonces él se enderezó para sujetarme firmemente por las caderas y guiar la penetración más intensamente, sentía su pelvis chocar con mi trasero desnudo, como su pene entraba totalmente y luego lo sacaba casi todo para clavarlo de golpe -¡AAAHHH, PAPITO, AAAHHHHH!- gritaba y gritaba, enloquecida, ardiendo.

Entonces se levantó poniéndome en 4 en la cama para dirigir su poderosa herramienta a mi ano y meterlo poco a poco, cada centímetro me arrancaba gritos y lágrimas de placer, hasta que su pelvis chocó con mi trasero y empezó a arremeter con furia, salvajemente, la sacaba casi toda para luego clavarla de golpe, repetía varias veces y luego aceleraba sus embestidas viendo mi trasero rebotar en su pelvis, luego sujetó mi pelo jalándolo y dándome nalgadas fuertísimas que no hacían más que acrecentar mi calentura, cuando con su mano alcanzó mi clítoris no pude más y en medio de tremendos estertores tuve la mejor corrida de mi vida que hizo que mi ano apretara su pene provocando que él gritando derramara su semen en mi ano llenando mis entrañas.

Comencé a llorar, la mezcla de emociones me hizo llorar, el placer, la lujuria, sentirme dominada y a la vez seducida me hizo derramar lágrimas. Cuando él lo vio me dijo:

-¿Por qué lloras? ¿Te lastimé?
-¡No mi amor, es que nadie me había cogido así!
-¿Te gustó?
-¿Sip! Tanto que creo me he enamorado de ti…

Entonces sellamos esas palabras con un beso candente, mi confesión lo había excitado tanto que su pene recobró su dureza y volvió a arremeter contra mi ano hasta hacerme venir otra vez y él volvió a regalarme su semen en mis entrañas.

Nos quedamos acostados acariciándonos y besándonos un tiempo más para luego vestirnos e irme a dejar donde me recogió. Antes de irme le regalé mi tanga -¿No te la pusiste? – Me dijo –No papito, es tuya, quiero que pienses en mí cada vez que la veas – y me despedí dándole un beso.

Al llegar a mi casa, Don Ricardo me habló, que mañana temprano estaría allí y me preparara para lo que vendría. Después de la experiencia que acababa de vivir, verlo era lo que menos quería, pero ese viejo sabía cómo excitarme y él se encargaría de despertar en mí a la hembra en celo…

Continuara.
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