Mis experiencias como una mujer escort (XX)

Estaba saliendo junto a mi papa de la concesionaria, con mi camioneta nueva, estaba muy feliz. Hace un tiempo había tomado un curso de manejo y pude sacar el registro para manejar fácil y rápidamente. Había pasado un tiempo desde que volví a hablar o saber algo de Magali, desde la ultima vez que nos vimos. Supuse que al volver su marido de esas vacaciones, y luego de finalmente casarse habían cambiado sus prioridades y eso estaba perfecto.
Por mi parte mis prioridades se mantenían estables, seguir con el trabajo lo mas reservado posible, disfrutar mi vida sin presiones académicas y por sobre todo ser feliz.  Con mi nueva adquisición lo lleve a su casa a mi papa, se lo agradecí y nos saludamos. Habíamos prendido el aire acondicionado por que la temperatura lo ameritaba. Al emprender el regreso a mi casa puse un pendrive que había preparado con una música variada y ajuste el volumen a un nivel medio, estando las ventanas cerradas esto no seria un problema. Disfrutaba mucho la libertad que ya podía sentir manejando, y teniendo la posibilidad de ir a donde quisiera sin tener que depender de otros vehículos. Al gozar de dicha libertad me puse a reflexionar los últimos meses de mi vida, ya se estaba acercando al año de comenzar esta aventura, y ya la había asimilado por completo. Aun así todavía mis padres desconocían esto, eran felices sabiendo que era una “exitosa” secretaria de abogados, y prefería que así siguiera.
Con delfina, mi vecina, construimos una mejor relación, logramos compartir mas momentos, conversaciones y algunas salidas. Con las ocasionales actividades sexuales claramente. Ella al cabo de un tiempo cumplió con una promesa que me había hecho, y un día me trajo unas prendas que había confeccionado para sus estudios, entre ellas había una calza de color negro, con una especie de ajustes, al nivel de la cintura y de los tobillos, también había una camisa con un estampado floreado y una musculosa color crema. Al recibir eso, para demostrar mi agradecimiento la invite a cenar. La pasamos muy bien, y terminamos compartiendo el “postre”, arriba de mi cama con el uso abundante crema.
La agenda de clientes seguía un ritmo de crecimiento continuo, afortunadamente no era una situación de que todo el mundo me conocía, a pesar de tenes varios clientes de todos los estilos, podía seguir teniendo un perfil bajo. Y esto era muy bueno para mi trabajo, y siempre intento que permanezca así.
Había conocido algunos “príncipes azules” que se veían horrorizados — una vez después de cogerme — de que una mujer como yo estuviera en esa situación, trabajando de eso. Me ofrecían trabajos “formales”, de modelaje o de muchos otros estilos par que deje mi trabajo. Estas personas por suerte expresaban estas ideas al final de nuestros encuentros, sino los habría echado en el comienzo, estaba mas que feliz de mi profesión,  y por unos largos años no lo dejaría por nada. A pesar de no tener experiencia laboral adicional, sabia que algunas cosas que me daba este trabajo no las podría conseguir en ningún otro lado, algunas de las cuales bajo ningún aspecto estaba dispuesta a ceder. Yo no estaba en necesidad de alguna salvación ni nada que se le parezca.
Luego de un largo camino, en el cual tuve esas reflexiones, me desvié intencionalmente para estar relajada, al volver a casa decidí antes pasar por el café que había visitado tiempo atrás. Al llegar al lugar estacione y salí, cerrando el auto y acercándome al bar con intenciones de entrar. Al hacerlo pude notar que había cambiado al menos un poco. Seguía siendo un café, si, pero habían habilitado un segundo piso, con mas mesas para sentarse, y  dos o tres mesas de pool. Habían armado una especie de barra con butacas en el primer piso, y estaba siendo atendido por una mujer, de aspecto un poco varonil. En el mismo lugar también habían armado una especie de pequeño escenario, con lo que parecía ser un piso ideal para bailar. En fin, habían transformado ese café de tarde en un posible café de noche, o semi boliche, y bar. Decisión que no me desagradaba en lo mas mínimo, es mas disfrutaba tener algo así cerca. Al no ser un boliche bailable iba a estar presente mas seguido. Luego de esa investigación fugaz que hice con mis ojos pensé en que podía tomar algo fresco, así que fui hasta la barra y me senté en una de esas butacas. La mujer que allí se encontraba, vestía  un chaleco de color negro, con una camisa blanca por debajo, pude también ver que vestía un pantalón de jean color gris oscuro, y una corbata fina color roja, un poco desajustada, y con el cuello de la camisa abierto. Su cabello era de color negro, con ojos oscuros que supuse marrones o negros.
—¿Hola que tal? — le pregunté a la mujer llamando su atención, ella estaba lavando unas copas y unos vasos en un pequeño lavador que había.
—Hey hola —me dijo dejando de lavar y se puso un pequeño trapo de tela color violeta sobre uno de sus hombros — decime, ¿Qué te sirvo? 
—Mm, ¿un daiquiri frozen puede ser? — se lo dije después de haber visto un listado de tragos que había en un papel plastificado sobre la barra.
—Si obvio, no hay problema — Me sonrió y lo comenzó a preparar.
—Cambiaron mucho este lugar, y yo había venido hace poco — le comente riendo.
—Si las dueñas querían algo mas que solo un café, no les estaba rindiendo — con una eficiencia formidable ya había terminado el trago, me lo sirvió en una copa grande y ancha, con una rodaja de naranja  de adorno y una pequeña servilleta por debajo.
Unos minutos después ya tenia a la mitad mi trago, me había hecho sentir un poco ligera de mente, estaba minimamente mareada, pero todavía nada grave.
—¿Alguna vez tuviste algo en la barra? — las palabras salían de mi boca sin mi permiso ni mi intención.
—¿Acá atrás? — me señalo su lado de la barra riéndose.
—Si ahí atrás, ¿te cogieron, cogiste, metiste mano o algo?  — mi incontinencia verbal no parecía tener fin.
—Sí, varias veces, pero todavía en esta barra no, ¿por qué?
—¿No queres estrenarla? — sentencie.
—Tenes muy poco alcohol encima — me dijo riendo.
—Ah.. ¿Se supone que tengo que tener mas? — la mire sin entender y vacié mi copa.
Me escucho decir eso y saco de debajo de la barra una botella de Smirnoff de cereza, una de las primeras marcas de vodka.
—Vas a tener algo conmigo cuando no haya nada en esta botella, pero no acá, este bar es demasiado iluminado, no podemos acá.
—Trae esa botella y vamos a mi casa — le dije de inmediato.
Con eso salió de detrás de la barra, agarrando esa botella y me tomo de la mano. Aviso que se iba y parecía que no le habían hecho problema. Como pude fui hasta mi camioneta y subimos. Al caminar a su lado pude ver mejor su cuerpo, para hacerlo simple y bien definido, tenia un cuerpo como el de hilary duff en los recientes años, unas piernas con tamaño abundante aun así tonificadas, abdomen plano y ligeramente marcado, senos de medianos a pequeños y una cola decente. Inmediatamente me había dado cuenta que conducir yo en el estado que estaba no era lo mejor bajo ningún aspecto.
Unos minutos después llegamos a mi departamento, y lentamente el trago que me había tomado surgía mas y más efecto. Subimos por el ascensor, y al llegar le abrí la puerta, le pedí que me espere un segundo y la cerré una vez que ella había pasado. Fui hasta la puerta de mi vecina y le golpee suavemente, al tercer toque ella respondió a mi llamado y la abrió, estaba con el pelo recogido, una camisa arremangada, anteojos y una cinta métrica alrededor de su cuello.
—Hey hola — me sonrió mirándome.
—No tengo tiempo para hablar, necesito que cuides que no me roben, voy a coger y estoy tomada — le dije intentando concentrarme en sus ojos.
—No te preocupes, anda y disfruta — me dijo, robándome un fuerte beso de lengua y cerro la puerta.
Volví lo más rápido que pude a mi departamento, al abrir la puerta vi a mi invitada ya desnuda, sosteniendo la botella.
—¿Te vas a aprovechar de mi no? — la mire y rápidamente me desnude, quería estar en igual condición que ella.
—Es gracioso que te queden dudas, ahora empeza a tomar dale, a mí me encanta coger a mujeres borrachitas — me lo decía sonriendo.
—¿Me pusiste algo en el daiquiri del bar? No suelo ser tan puta — Le dije, mientras caminaba hasta donde estaba ella, me senté en el sillón al lado suyo y agarre la botella, la abrí a la fuerza, lastimándome ligeramente los dedos y tire la tapa.
—Te desinhibiste muy rápido. Fue por el alcohol nada mas, yo no hice nada — me dijo agarrando mis tetas y apretándolas.
Comencé a tomar e inmediatamente después de cada trago debía parar por uno o dos segundos,  tomar rápidamente vodka me estaba acalorando la garganta, y al tragar era aun peor. Mientras seguía tomando ella me manoseaba el cuerpo entero y lamía por donde podía. Mi calor interno iba cada vez mas en aumento, al contrario de mis sensaciones que iban decreciendo, cada vez mas todo parecía una gran cosa, no podía discernir con detalles lo que pasaba. Iba por la mitad de la botella cuando mi entrepierna y mi cola comenzaron a arder, en ese momento estábamos compartiendo un beso largo, el cual fue interrumpido por mi necesidad de demostrar el placer que estaba obteniendo. En cierto punto parecía que tenia cuarenta manos sobre mí,  al igual que cuarenta lenguas, mis sentidos se habían descontrolado a la máxima potencia, mi disfrute estaba en niveles indescriptibles.
Esto siguió por un largo tiempo mas, a duras penas pude terminar conscientemente la botella de vodka, ya prácticamente estaba en otra dimensión, pero aun así podía escuchar el murmullo de mi acompañante insistiéndome que no dejara de beber. Cerré los ojos y sentí en mi garganta lo que supuse fue el fin del contenido de la botella.  Mi mano que la sostenía ahora estaba libre, sin poder abrir los ojos manosee lo que podía, gemí fuerte y me movía. Sentía un cuerpo sobre mi, alrededor de mi y  por debajo de mi, definitivamente mis sentidos ya me fallaban, y no tenia la capacidad cognitiva para formar un pensamiento racional.
Lo próximo que sentí era el sonido de unas cataratas a lo muy lejos, me sentía mojada, y escuchaba un tenue tarareo de una canción que obviamente no pude identificar, intente levemente abrir los ojos, tarea la cual falle. Me sentía flotar. Iban pasando los segundos y los sonidos se hacían mas presentes.
—Tranquilizate, ya todo esta bien, no te paso nada y no te robaron nada. Estoy acá el tiempo que necesites, no te apures en levantarte ni nada, vi la botella de vodka y te pude oler desde la puerta.
Abrí los ojos suavemente y era delfina, estaba metida en la bañadera con el agua hasta el tope, de la canilla seguía saliendo agua, y la vi tarareando. Ella vestía de la misma manera que hace un rato la había visto cuando le pedí que me cuidara. Me quede quieta manteniendo el flote en el que mi cuerpo estaba. Comenzaba a tener una resaca monumental. ¿Que hice? ¿ Que paso?

2 comentarios - Mis experiencias como una mujer escort (XX)

mdqpablo
Muy buen relato . Hermosa experiiencia . Van pts