Mis experiencias como una mujer escort (XVII)

Llegue alrededor de las siete de la tarde a mi casa, cuando entre a mi casa me descalcé y puse a secar en el balcón el traje de baño que use a secar. Tuve ganas de invitar a cenar a Laura, mi amiga, mi tutora en lo que ahora llamaba “trabajo”, hace un tiempo que no nos veíamos a pesar de hablar bastante seguido por escrito. Le mande un mensaje por el celular invitándola.
—Hola lau, ¿queres venir a casa a comer algo? Puedo pedir sushi a domicilio y abrimos un vino — se lo mande y fui a la heladera, a ver si en efecto tenia el numero del delivery.
—Me baño y voy, ¿dale? Y llevo el postre yo — me respondió luego de mas o menos 20 minutos, supuse que estaba haciendo algo, quizás estaba trabajando.
Me puse a preparar la mesa, puse una linda vajilla y copas, Al igual que deje una botella de vino tinto sin abrir. Recordé que había estado en una pileta, y pensando en la salud de mi pelo, elegí darme una ducha rápida. Me desnude dejando la ropa en mi habitación y fui hasta el baño, abrí el agua procurando que este tibia y luego entre. Me lave dos veces el pelo, primero con un shampoo y luego el acondicionador, procure recorrer desde la raíz hasta las puntas. Luego deje mi cabeza unos segundos bajo el grifo de la ducha para quitarme todo resquicio de producto en el pelo, agarre el jabón y comencé a pasarlo por mi cuerpo, manos, luego brazos, hombros y cuello. Lo hacia despacio, disfrutándolo, tomando placer de ello. Cuando finalice me di cuenta que podría tomarme el tiempo de depilarme, comenzaban a aparecer algunos pelos, aunque claros, haciendo juego con mi pelo, se hacían presentes por mis piernas, al igual que entremedio de ellas.
Tome una pequeña maquina de afeitar, al igual que una crema depilatoria. Rodeé las zonas que deseaba y luego pase despacio a pasar la hoja, lentamente y cuidando de no lastimar mi cuerpo. Al cabo de unos quince minutos termine y me pase las manos, limpiándome por si había quedado algo. Cerré la ducha y salí. Ni bien lo hice escuche que sonó el timbre. Salí rápido del baño como pude, rodeándome con una toalla y fui al contestador que tenia en la cocina y era mi amiga.
—Hey, ¿cómo estas? Subí, te dejo la puerta abierta que me cambio — le dije luego de levantar el tubo y abriéndole la puerta desde allí.
—Dale dale — me dijo y entro. Cuando lo hizo pude ver que traía una bolsa que supuse era el postre.
Fui al living y deje la puerta de entrada entreabierta. Fui hasta al baño para ordenarlo y luego a mi habitación para cambiarme, me puse una musculosa rayada, de color rosa y blanca, sin corpiño, con una tanga de algodón negra y un short suelto color azul. Mientras lo hacia pude escuchar la puerta abrir — había instalado un pequeño adorno del lado de adentro — y una voz conocida. Había llegado Laura. Apague la luz de mi habitación y fui a su encuentro, nos saludamos y me mostró el postre que había traído, eligió un kilo de helado, el cual me dijo que era de crema mascarpone con frutos rojos, y chocolate suizo, dos sabores que nos gustaban a las dos. Lo dejo en el freezer y yo me puse a llamar por la comida. Al rato puse música y nos sentamos en el sillón a conversar mientras esperábamos.
—¿Queres algo de tomar? — le dije.
—Si, dale, del whisky que tenes — me decía riéndose mientras se descalzaba. Tenia puesto unos zapatos negros de charol con una pequeña plataforma.
—Al final Helena fue demasiado.. creo que no aceptaría algo así de nuevo — le 
 contaba a ella, mientras servia dos vasos con un pequeño hielo en cada uno.
—Si te digo que me sorprende te mentiría, yo con la hermana, a la décima vez me sentí cómoda, y estoy segura que fue igual que con vos — me dijo tomando un poco de la bebida.
—Puede ser, pero por ahora no de nuevo,  ya tengo varia gente en la agenda, no es como cuando empezaba. Ah che, saque una tarjeta de crédito, y estoy ahorrando para una camioneta —le dije contándole un poco de mis últimos días.
—Ya era hora, el efectivo se junta demasiado rápido en nuestro oficio, y no da andar manejando efectivo siempre — me dijo sonriendo — ¿y una camioneta? Eso si no me lo esperaba.
—Sii, o sea, falta mucho todavía, pero estoy yendo de acá para allá en taxi, y no da, además me gustaría tener algo para mí — le di un trago a mi vaso y me reí.
—Ah... Mis comienzos — se reía — ni bien pude me compre mi auto. Es una mierda tener que depende de algo para eso, hiciste bien —sonrió.
Mientras seguíamos charlando volvió a sonar el timbre, las dos pensamos que había llegado el delivery, y nos peleábamos a ver quien iba a atender y luego a recibirlo en la puerta. Ganó ella la discusión y fue hacia el portero. Levanto el teléfono y pudo ver una persona.
—¿Hola? — pregunto ella.
—Sí, ¿esta Sofía? — pregunto esa persona, quizás al identificar que no era yo quien había atendido 
—Che te busca alguien — me aviso mi amiga, tapando el teléfono para que no se escuchara. Me acerque y antes de cruzar palabra pude ver por la pantalla que era Magali. Tenia puesto un largo vestido color azul, con lo que parecía un poco de brillo y unas botas.
—¿Magali? ¿Que haces acá? Más importante, ¿Cómo conseguiste mi dirección?
—Quería volver a verte. Perdón, ya se que pasaron menos de 10 horas que nos vimos, y pregunte a mis amigas quien te había contratado y vine.. — me dijo.
—Ahora bajo — le dije y colgué el teléfono.
—¿Tengo que llamar a Mariano? — me pregunto mi amiga.
—No, deja, es una pobre mujer que esta sola, esta medio necesitada, en un ratito vuelvo.
Agarre mis llaves del living junto a mi billetera, por si llegaba la comida mientras estaba abajo, y salí de mi departamento. Baje por el ascensor y recibí a la mujer tras salir por la puerta.
—Disculpame de verdad — me dijo antes de siquiera saludarme —no pensé que estabas con alguien, tenia que haber llamado, no tenia que haber venido sin avisar — seguía hablando y se trababa por hacerlo rápido.
—¿Vas a seguir hablando mucho mas? — le dije y la mire.
—No, perdón, ya no hablo mas — me miro y luego concentro su mirada en el suelo.
—Mira, Me halaga que hayas venido, pero si, estas muy desubicada, la próxima vez no te voy a atender, y menos voy a bajar para hablar con vos. Si queres volver a verme, tenes mi teléfono, no venís de la nada, sin avisar, así no funcionan las cosas. ¿Entendiste? 
—Si, te pido perdón, lo entendí perfectamente — volvió a cruzar su mirada con la mía.
Me acerque a ella, agarre de su pelo por detrás y le comí la boca, metiendo toda la extensión de mi lengua dentro de ella. Inmediatamente ella se copio de mi y ahora entrelazábamos ambas lenguas. La arrincone contra la pared y seguí así por al menos cinco minutos sin detenerme. Comenzaba a sentir mas y mas la presencia de saliva de las dos. Le agarre fuerte una de sus nalgas y pare de besarla.
—Ahora andate — le dije, apretando un poco mas su nalga y luego soltándosela. Vi que los labios de su boca tenían todo el maquillaje color bordo que tenia, el cual no había prestado atención antes.
—Esta bien — me dijo sin chistar. Yo me aleje de ella y se fue por donde vino. 
Cuando iba a agarrar de nuevo las llaves para abrir llego un hombre, tenia en una de sus manos un empaque en forma de bandeja, pude ver que a los costados tenia el logo del lugar donde había pedido la comida. Fui con él, me presente y le pague. Luego con el empaque en una mano entre al edificio, subí por el ascensor y volví a mi departamento. Al entrar pude ver que la mesa estaba enteramente presentada, el vino abierto y servido en las dos copas. Los dos vasos que nos había servido con el whisky estaban vacíos, sin presencia de los hielos.
—Gracias — sonreí y mire a amiga, estaba esperándome sentada en la mesa.
—¿De verdad no debería hablar con Mariano? ¿Esta es la primera vez que pasa? — me dijo ella de forma seria, mirándome.
—No hay nada de que preocuparse, hace unos días fui a su despedida de soltera, hoy estuve en su casa y nada, se engancho conmigo, pero todo bien, esta sola y le gusta la compañía, no hay nada que preocuparse o algo así — le dije.
—Bueno, te voy a creer — sonrió —ahora dale, saca la comida que tengo hambre — se reía.
Y así lo hice, saque del envoltorio la bandeja y la puse en el centro. Rompí los dos juegos de palillos chinos que vinieron dentro y le di uno a Laura.  Hicimos un brindis y comenzamos a comer.
Mientras comíamos charlábamos sobre nuestros trabajos, le conté mi experiencia hasta ahora, dado que ella me llevaba un tiempo largo de ventaja. Le había contado por ejemplo que era algo nuevo el tener que dejar de lado principalmente mis deseos, para darle lugar a los de los clientes, aunque me encontré también disfrutando complacer dichos deseos. Le conté que la accesibilidad que tenia con el dinero era algo que no me esperaba, y disfrutaba placidamente. Pasaron así las horas, como así la cena y luego el postre. Antes de que se fuera quería darle una sorpresa, y agradecerle lo que había hecho por mí.
—Sabes que mis actuales condiciones de vida son gracias a vos, ¿No? — le dije.
—No sé si es tan así.. Decidiste por vos misma también — sonreía.
—Si, pero si no me hubieras dicho en esa salida del colegio lo que eras yo no hubiera sabido nada, y ahora anda a saber en donde estaría trabajando, en un trabajo de ocho horas esclavas con exigencias de mierda — me reí.
—Era algo que necesitaba contárselo a alguien,  mis padres ni loca, y vos sos mi mejor amiga, si vos no me entendías y juzgabas, imaginate personas de sangre, mi familia. Además de que sabia que ibas a decirme si, frente a mi pregunta de si querías también trabajar de esto — se rió.
—Es verdad, por ahí tuve mis reservas al principio, pero ya no, y me encanta, gracias — le agradecí.
Con eso me levante y fui hacia el cajón donde guardaba mi alcohol, saque una caja cerrada con un film transparente de forma hermética. Era del mismo whisky que había comprado al llegar, y que tanto le gustaba a mi amiga. Me acerque y se lo di.
—¡Noo, no hacia falta che! Muchas gracias — tomo la caja y la abrazo, tenia en su cara una amplia sonrisa de lado a lado. Luego la dejo en la mesa y cambio la caja por mi cuerpo, me abrazaba fuerte estrujando mis costillas.
—Es lo mínimo que te mereces — le dije sonriendo y acariciando su espalda — gracias por todo.
Luego de un rato mas charlando, ella me dijo que debía irse, tenia temprano un cliente que era muy agotador y prefería descansar. Guardo la caja del whisky en una bolsa de papel madera con dos manijas y agarro sus cosas. Yo tome la llave y la acompañe hasta abajo. Nos saludamos y luego ella se fue. Minutos después había vuelto a mi casa. Guardando el resto de comida, el vino que no se tomo y limpiando la vajilla. Eran como las diez de la noche, no había rastros ya de luz natural, sino una oscuridad profunda. Por suerte había una pequeña brisa que entraba por la ventana que daba a mi balcón. Sonó el teléfono y fui a atenderlo.
—¿Estas libre? — me dijo la voz del otro lado.

1 comentario - Mis experiencias como una mujer escort (XVII)

mdqpablo
Muy bue relato . Sin sexo pero pura amistad y agradecimiento . Eso vale muchovan pts