El salto de agua: primera parte

Saludos comunidad ¿Recuerdan el "Virgo relato" y "Hasta que nos volvamos a ver"? Como les prometí, aquí está el final de este súper relato dividida, esta última parte, en dos. Para tener mejor experiecia, les recomiendo leer...

"Virgo relato"

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Hasta que nos volvamos a ver (primera y segunda parte)

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El salto de agua: primera parte
Son pocas las personas que se cuestionan a sí mismas. El resto se sostiene por ideales sociales que hacen daño al prójimo. Es común la gente mojigata que se asusta ante lo nuevo; ante lo que no entienden. Se pierden de muchas cosas buenas. Se aferran a lo común y corriente. Viven de la amargura vomitada por lo cotidiano; de lo simple. Quizás es por eso que vivimos en una sociedad con “tendencias suicidas”, esa gente que no soporta el sistema o es víctima de ella. Sin embargo, hay quienes trascienden de esas costumbres arcaicas. Son parte del sistema, pero crean uno propio en sus hogares.


sexo
Charlot, Estefy y Gustavo llevan una relación poco convencional, feliz y alocada como solo ellos pueden sustentar. Con Estefy tiene una hija y con Charlot un hijo. A pesar de sus locuras, son buenos padres y adoran a sus vástagos. Nunca dejaron de experimentar, mucho menos de disfrutar. A esas alturas Gustavo era “medio bisexual”, digo medio porque no se define claramente lo que es, aunque eso es lo de menos, lo importante es disfrutar lo que uno hace. El problema es cuando Gustavo está intimamente con un hombre, todavía no se acostumbra a la idea, pero lo hace por satisfacer los fetiches de sus amadas. Pero lo que no sabían era que sus vidas estaban a punto de cambiar.

Eran las tres de la tarde del día lunes. Charlot se preparaba para salir al bar, su trabajo, cuando recibe una llamada de Estefy quien con llanto en su voz, pidió la presencia de Charlot. Ella llamó rápidamente a su trabajo para indicar que una urgencia debe ser atendida. Con el permiso de su jefe, Charlot se encaminó sin perder el tiempo hasta donde se encontraba Estefy. Gustavo no sabía nada puesto que Estefy pidió silencio, además no fue clara con la llamada, únicamente pedía su presencia en las afueras de la ciudad, a unos tres kilómetros de la carretera monte adentro donde solo se podía llegar a pie hasta una cabaña para campistas.

Empezaba a llover, la tarde casi se tornó en noche cuando Charlot emprendió la caminata. Estaba asustada. Cada paso aumentaba su preocupación. A lo lejos vió la cabaña, así que aceleró el paso. Llegó hasta la entrada y gritó el nombre de Estefy. De un empujón abrió la puerta. Estefy estaba sentada sobre la cama, una gran sonrisa iluminó su rostro. Apuntó hacía Charlot con una corneta y un montón de confeti salió de ésta.
- ¡Feliz aniversario! Querída mía - Exclamó Estefy mientras se lanzaba a sus brazos. Una multitud de gente salió de entre los matorrales y de los escondites para desearles lo mismo (amigos, familiares). Gustavo se acercó para abrazarlas a las dos y besarlas con amor. Charlot estaba confundida así que les regañó por el engaño.
- Casi me matan del susto - Dijo enfadada Charlot.
- Eso te pasa por ser despistada. Lo venimos planeando desde el mes pasado - Explicó Gustavo.
- Sí amor, ya son dos años desde aquella vez. Y mira quiénes están aquí - Indicó Estefy. La madre de Gustavo entra con sus dos nietos para felicitar a la feliz pareja de tres. Los pequeños saltaron a los brazos de Charlot para llenarla de cariño. Uno de los invitados gritó “qué empiece la fiesta”. Risas, bebida, comida, baile y muchas cosas más dieron cabida a esta celebración. Todos pasaron una velada inolvidable que duró hasta el día siguiente.

relato
Eran cerca de las doce del día. Ya todos los invitados se habían ido. Las dos camas estaban ocupadas por esta familia poco común. Los adultos con resaca, los niños inquietos por querer regresar rápido a la casa. Charlot se levantó exaltada, estaba preocupada por su trabajo. Gustavo le explicó que eso ya estaba solucionado, además no era fin de semana y su presencia en el bar no era indispensable. Se levantaron y comenzaron con la limpieza, debían dejar todo en orden, pues la cabaña fue alquilada para el fin de semana por un profesor y su alumno. No tardaron mucho con el aseo. Subieron a su auto para tomar rumbo a la ciudad, donde comerían algo antes de ir a casa.
- La comida estuvo buena, espero algún día cocinar así de bien - Comentó Estefy desde el asiento de atrás, donde también estaban los niños.
- No bebé, así te ves más bonita - Bromeó Charlot mientras soltaba una carcajada.
- Bonita o no, la mejor comida es la que se prepara en la cama - Dijo Gustavo, quien se encontraba al volante. Los tres rieron y vieron que eso no solo era un comentario ni una indirecta, sino una propuesta. Sus mentes se encontraban fijas en el deseo mutuo, se deseaban a cada instante y al mismo tiempo se amaban con locura. Charlot quiso llegar un poco más lejos al recordar eventos pasados.
- ¿Te acuerdas de Aníbal? Su nombre lo delata - Preguntó Charlot.
- Un caníbal en la cama sin duda - Respondió Estefy. El conductor por su parte no respondió y se tornó un poco nervioso.
- Vamos Gustavo, no me digas que no te gustó. Esa fue la última vez que tuvimos un encuentro con otro hombre - Indicó Charlot.
- Acuérdate del tamaño de su “cosa”, hasta el día de hoy me duele un poco donde tú ya sabes - Aclaró Gustavo.
- Sí, pero aún no respondes a la pregunta - Intervino Estefy.
- Bueno… este… Bueno está bien, sí me gustó. Lo que en un principio lo hacía para satisfacerlas a ustedes, terminó por gustarme - Respondió Gustavo. Un chillido de emoción salió de Estefy y una sonrisa malévola de los labios de Charlot. La conversación continuó trillada por un momento, pero lo disfrutaban. Los niños se ponían cada vez más inquietos, querían llegar a la casa. En uno de esos descuidos, entre risas y niños hiperactivos, Gustavo hace una maniobra evasiva para evitar que el carro arrolle a un sujeto que estaba cruzando la calle. No lo logró por completo, así que por accidente lo golpeó. El tipo fue lanzado unos dos metros hacia adelante. Vestía un pantalón jean, camiseta azul y una gorra sobre su cabeza. Charlot salió del auto, corrió hasta el sujeto para saber su estado luego del impacto. Gustavo y Estefy le siguieron. Unos cuantos transeúntes y conductores se apresuraron hasta el lugar del accidente. El hombre herido se sentó sobre el asfalto, Charlot llegó para brindarle ayuda. Todos estaban con los nervios de punta.
- ¿Se encuentra bien, necesita algo, no tiene algún hueso roto? Déjeme ver. Hay que llamar a una ambulancia - Decía exaltada Charlot mientras trataba de examinar el cuerpo del hombre. La sangre le brotaba del brazo por el raspón. El pantalón estaba roto y la gorra estaba sobre la vereda.
- No se preocupe señorita. De todas formas mi destino es éste - Contestó el sujeto.
- No diga eso, los accidentes pasan. Le prometo que todo va a estar bien - Indicó Estefy. La multitud se aglomeró en el sitio y Gustavo, furioso, hizo que se dispersaran de inmediato, de pronto, el sujeto comenzó a llorar desconsoladamente. Algo le afectaba y desde luego no era el accidente.
- Nadie entiende que mi destino es morir. No quiero seguir sufriendo. Si no fuera por este accidente yo ya habría saltado del puente - Gritó el desconsolado hombre. Los tres se quedaron mirándose, estaban angustiados por el sujeto quien, después de todo, estaba camino a quitarse la vida. La ambulancia llegó. Un paramédico de unos 25 años se agachó para hablar con el hombre y examinarlo. El sujeto se rehusó rotundamente a ser llevado al hospital, incluso trató de escaparse mal herido. Gustavo sabía que si hablaban del suicidio planeado por aquel hombre, se lo llevarían probablemente a una clínica para personas con enfermedades mentales, así que calmó la situación y propuso llevarlo a una clínica. Se acercó al tipo y le susurró al oído.
- Si quieres, puedes quedarte e irte en la ambulancia a un hospital, donde no tardarán en saber tus intenciones y después enviarte a un manicomio. O puedes venir con nosotros, te llevaremos a una clínica para tratarte las heridas y te prometo cambiar esa idea tuya de suicidio. Tú decides, aún tienes una oportunidad de ser feliz - Proclamó Gustavo. El sujeto se quedó pensativo. Miraba a todos los lados en busca de alguna salida. Cerró sus ojos con fuerza para recordar algo, algo que al parecer le daba fuerzas. Poco a poco se relajó.
- Está bien. Vámonos - Dijo el sujeto. Se levantó con ayuda de las dos chicas y se lo llevaron al auto. Gustavo explicó al paramédico que es un familiar y lo llevarían a una clínica.

viaje
Camino a la clínica, el sujeto estaba en completo silencio, solo la voz de Estefy terminó con el incómodo ambiente.
- ¿Cuál es tu nombre? - Preguntó la joven. El hombre se quedó pensativo. Una lágrima se deslizó por su rostro. Cerró los ojos.
- Omar - Respondió triste. El pequeño Alexis, hijo de Charlot y Gustavo, abrazó a Omar mientras le decía - “Cama, cama. Tanquilo” - Omar no comprendía cómo una criaturita tan pequeña le dé ánimos a un desconocido. No pudo contener el llanto. Las miradas desconsoladas de las dos chicas y Gustavo desataron la tristeza dentro del carro. No dijeron nada hasta llegar a la clínica.
- Hemos llegado. No te preocupes, nosotros cubriremos todos los gastos - Aseguró Charlot. Gustavo habló en recepción y sin perder el tiempo, una enfermera llevó una silla de ruedas para internar a Omar. Esperaron dos horas, tiempo suficiente para llamar a sus empleos e indicar la situación por la que atravesaban. Pidieron vacaciones por quince días, así tendrían tiempo para tratar con el sujeto y hacerle cambiar de idea.

Era casi de noche. El doctor salió de la habitación para dar el diagnóstico. Describió que Omar tenía tres costillas rotas, el fémur derecho quebrado y una contusión en la cabeza. Nada grave, únicamente necesitaría cuidados de la clínica por dos días. Dicho eso, podían pasar a ver cómo estaba el paciente. Ingresaron a la habitación. Omar tenía la mirada perdida a través de la ventana. Tenía moretones en el rostro y los brazos. Gustavo se percató de sus hermosos ojos, eran de un color casi azul, pero se fijó más a fondo y se dió cuenta de sus ojos son de un color esmeralda que, sumado al rojo de su rostro por tanto llanto, brillaban con ese hermoso color.
- ¿Ya te encuentras mejor? - Preguntó Estefy.
- Sí, muchas gracias. - Respondió Omar.
- ¿Por qué quieres quitarte la vida? - Preguntó Charlot. Pero el hombre de los ojos lindos se quedó callado.
- No tengas miedo, puedes confiar en nosotros - Insistió Gustavo que se sentó a su lado para regalarle una sonrisa. De esa forma, Omar se sintió en confianza y comenzó a contar su historia. La de su familia conservadora, la de su inútil fortuna. Su ex esposa Miriam que ahora cumple una condena perpetua por asesinato y la de su amado Erick, que murió a manos de la ya mencionada mujer loca. Todos se quedaron asombrados, más por el hecho de que aún después de tanto tiempo, él no logre olvidar a su enamorado. Ése era el motivo por el que él ya no quería seguir con vida, por eso es que Omar estaba camino a lanzarse del puente y porque, a la final, ya no le quedaba dinero para sustentarse. Ya no le quedaba nada. Hace muchos meses que dejó de hablar con las personas que verdaderamente le importaban, como: Zacarías, Paco, Cecilia, Jorge y Lupe, su personal de la mansión en donde vivía a quienes quería mucho. Estefy, con su dulzura, se acercó a él y le dió un fuerte abrazo seguido de un beso en la mejilla.
- Tú tranqui Omar, que nosotros te cuidaremos muy bien ¿Verdad? - Preguntó Estefy a Charlot y Gustavo. Ambos asintieron positivamente y con eso Omar se sintió más tranquilo.

trio
Pasaron los dos días en los que sin falta estuvieron a lado de Omar. No lo desampararon ni un momento. Se llegaron a conocer mejor, incluso lograron sacarle una sonrisa al deprimido Omar cuando le contaron la historia que dio lugar a esa pareja de tres. Adicional, tuvieron tiempo de convencer a Omar para que se quede en la casa de ellos, él se negaba al principio, pero finalmente aceptó.
- Pasa, estás en tu casa - Invitó Gustavo.
- Qué bonito hogar tienen aquí - Aseguró Omar.
- Aquí están para recibirte Alexis y Pandora, hijo de Charlot, mi hija y de Gustavo. A la final son mis hijos y sus hijos. Ups, espero no haberte confundido. Aún así, corran niños, denle un fuerte abrazo al tío Omar y rompánle una costilla más - Dijo la ocurrida Estefy. Los niños se lanzaron hasta el cuello del hombre que aún conservaba su belleza.
- ¡Ay! Creo que en serio me rompieron una costilla - Todos rieron con la broma de Omar y se fueron sintiendo cada vez más a gusto. Jugaron, comieron, vieron películas, conversaron. En fin, hicieron muchas cosas ese día, pero Omar estaba preocupado. Sabía que esa no era su casa y pronto debería retomar su camino a solas, además, el recuerdo de Erick lo atormentaba por momentos, cosa que olvidaba de inmediato por la diversión en la que estaba inmerso.

Llegó la noche. Charlot dejó reluciente el cuarto de huéspedes para Omar. Lo acostaron sobre la cama y le dijeron que si algo necesita, no dude en avisarles. Todos se fueron a dormir. Omar se quedó despierto, no podía conciliar el sueño. La escena trágica de la muerte de Erick invadía su cabeza, de pronto, una brisa dulce rozó su rostro. Omar recordó los momentos de pasión con su amado. Eran imágenes vívidas que consolaron su corazón durante unas dos horas, antes de sentir ganas de ir al baño. Se levantó en silencio, abrió la puerta y caminó despacio hasta el baño. Su miembro estaba duro, producto de los recuerdos, de ese modo no podría orinar. Se mojó la cara con agua fría para calmar el apetito venéreo. Logró calmar el deseo y con eso pudo orinar sin problemas. De regreso a su dormitorio no pudo evitar ver la puerta entre abierta de la habitación de sus anfitriones. Espió por la abertura y vió cómo las dos chicas se turnaban para ser ensartadas por Gustavo quien gozaba de una verga majestuosa. Charlot succionaba las bolas de su hombre mientras éste cabalgaba a Estefy, también aprovechaba para llevarse a la boca la rosquilla expuesta de Estefy. Omar no pudo evitar una erección. Se tocaba con lujuria viendo atónito esa escena, sin embargo, sus recuerdos atacaron de nuevo y obligaron a su voluntad regresar al dormitorio. Regresó sin hacer ruido. Se acostó sobre la cama, se preguntó que qué es lo que le pasa, por qué no puede simplemente olvidar e iniciar una nueva vida. Dedujo incluso que está maldecido y su destino es el de sufrir. Todos esos recuerdos se mezclaron en su cabeza y poco a poco fue vencido por el sueño.

Ya que se encuentran de vacaciones, Charlot tiene la idea de salir a pasear con la familia junto a su huésped, quien necesita de distracción. Primero desayunarían y en la mesa harían los planes. Omar fue el último en llegar a la mesa; con recelo dijo buenos días y se sentó. La muy perspicaz de Charlot se da cuenta de las miradas que Omar le hace a Gustavo. Una sonrisa picarona denota una idea, quizá sea el momento de llevar las cosas a otro nivel, pensó.
- Ya que estamos de vacaciones ¿Qué les parece un paseo al parque natural? Hay ríos, cascadas, discotecas… - Preguntó Charlot.
- ¡Güiiiii! - Gritó Estefy emocionada por la idea.
- Me parece una excelente idea. Tú vienes con nosotros Omar - Ordenó Gustavo, pero el invitado estaba receloso. Tenía vergüenza de ser una carga. Encima, pensaba, no tenía dinero.
- Omar, si te preocupan los gastos, puedes estar tranquilo. No seas tímido y acompáñanos en este viaje. Además ni creas que te dejaremos ir. No hasta que te recuperes por completo, tanto en lo físico como en lo mental - Explicó Charlot, mientras le daba un beso en la mejilla a Omar. Él aceptó la invitación.

placer
Gustavo le prestó unas vestimentas a Omar. Le regaló ropa interior nueva, que había comprado, pero aún no ha usado, sin embargo, para Omar hubiera sido mejor que estuviera usada (se sonrojó por la idea). Se prepararon para el viaje. Gustavo llamó a su madre quien cuidaría de los niños. Ella estaba por llegar a la casa; feliz al pasar tiempo con sus amados nietos.
- Mamá, nos llamas cualquier emergencia, por favor. Aquí tienes todo lo que necesitas. Ya sabes, estás en tu casa - Indicó Gustavo.
- Ok, tú tranquilo. Yo me hago cargo. Ah, por cierto ¿Quién es el que va ustedes? - Preguntó la señora con ojos de sospecha.
- Larga historia mamá. Te la cuento al regreso - Aseguró mientras le daba un fuerte abrazo y un dulce beso a su madre.
- Apúrate Gus, debemos llegar para la caminata de medio día - Gritó impaciente Estefy.

En el camino fueron haciendo juegos bobos. Reían como nunca y es que simpatizaron muchísimo con Omar quien resultó ser una persona interesante y divertida. Pero Charlot tramaba algo.
- Ya en serio, qué te gusta más ¿La mujer o el hombre? - Preguntó Charlot al joven de ojos misteriosos.
- Las dos opciones son buenos partidos, pero prefiero más a los hombres - Dijo Omar al centrar su vista en Gustavo. Las dos chicas llenaron el lugar con un “uuuuuh”.
- ¡Ja! Yo no soy un hombre fácil para que lo sepan. Además el pobre está mal herido y no creo que aguante mi poder - Se defendió Gustavo. Todos rieron por lo divertida que estaba la charla. Les tomó dos horas llegar al sitio. Buscaron un hotel donde descargaron el equipaje en una habitación amplia con dos literas y una cama de tres plazas. Las chicas se separaron con el pretexto de ir a hacer compras, mientras los dos hombres se quedaron solos en la habitación arreglando el equipaje.
- Como que no te conociera, dime qué es lo que tienes en mente - Acusó Estefy.
- Cosas buenas bebé, cosas buenas - Dijo Charlot.
- Anda, dime o te doy un beso delante de esta inocente gente - Amenazó tiernamente Estefy en los pasillos del súper.
- Ok, tú ganas, aunque el beso es tentador - Indicó Charlot y prosiguió - Gustavo no se ha sentido bien con el tema de los hombres, tú misma lo escuchaste el otro día decir que se acostaba con uno para satisfacer nuestros fetiches. Es hora de que él sólo dé el primer paso. Omar es un buen partido para que Gustavo expanda sus horizontes hacia nuevas experiencias hasta que decida seguir su propio camino, claro, siempre y cuando se le quite esa idea de acabar con su vida - Explicó Charlot.
- Eres malévola, una rica y sexi villana - Detalló Estefy. Ambas rieron cómplices.

gay
Charlot y Estefy regresaron de hacer compras, encontraron a Omar y a Gustavo vestidos para ya salir. Las chicas se apresuraron en vestirse y salieron sin perder el tiempo a la caminata del medio día. Una programación recreada por ese centro turístico para personas que desean conocer la naturaleza. El guía era un sujeto de unos 40 años: flaco y aburrido. Dió la señal para emprender la marcha hacia el bosque. Todas las personas caminaban en fila. Tomaban fotografías y admiraban los bellos paisajes. El guía daba sus charlas con poca energía acerca de los lugares que visitaban, pero todo se tornó más interesante cuando contó la historia de un espectro que se escondía entre la maleza luego de asustar a mucha gente que pasaba por ahí.
- Las apariciones son recientes y por alguna extraña razón, ha muerto gente que posteriores investigaciones demuestran suicidio. Cuenta la leyenda que se trata de un alma en pena que busca desesperadamente a su amado. Nadie sabe de quién podrá tratarse, pero el espíritu, según cuentan algunos testigos, es horrible. Dicen que sus cabellos son como llamas encendidas que iluminan la noche. Sus ojos brillan como los de un demonio y... - El guía se detuvo al ver que Estefy estaba asustada. Ella se sujetó fuertemente del brazo de Gustavo - Pero no se preocupen, es un solo un cuento espanta niños - Contó el guía. La caminata continuó por una hora más. Regresaron al mismo lugar, pero por el otro lado. Todo el mundo estaba satisfecho y cada quién siguió en lo suyo. Gustavo propuso bañarse en la cascada hasta que sea tarde, antes de ir a bailar. Todos estuvieron de acuerdo, así que volvieron al hotel para preparar ropa de baño.

La cascada era un lugar mágico, sus aguas transparentes reposaban sobre un amplio radio donde la gente podía nadar o dejarse golpear por el agua que caía desde arriba. No había nadie más que ellos. Colocaron las cosas a la orilla y procedieron a quitarse la ropa. Las chicas usaron, como no, traje de baño muy provocativo. Gustavo se quedó en bóxer. Su bulto era magistral. Omar miró de reojo, se quitó la ropa y se quedó en trusa, una ropa interior tan chiquita que poco dejaba a la imaginación, pues él tampoco se quedaba atrás. Además, las vendas sobre su tórax, daban una escena fetiche exquisita.
- ¡Vaya! Qué cuerpo - Expresó Estefy al ver los dotes de Omar. A pesar de su depresión, Omar nunca dejó de cuidar su figura.
- Gracias - Dijo tímido el apuesto hombre mientras se sentaba sobre la orilla y hundía sus pies en el lago. Estefy lucía un cachetero naranja que dejaba relucir sus nalgas. El sostén cubría la mitad de sus abultados pechos, dejando a la vista un escote digno de admirar. Se puso en posición y se lanzó de un clavado siendo la primera en entrar al agua. Charlot llevaba una brasilera negra que dejaba todo su trasero, hermoso trasero, al descubierto. Su sostén era del mismo color, pero a diferencia de Estefy, ella cubría solo la cuarta parte de sus pechos, mucho más atrevida en cuanto a gustos. Fue la segunda en entrar al agua.
- ¿Qué pasa mi amigo? ¿Hay algo que te afecte? - Preguntó Gustavo quien se sentó a lado de Omar. Ambos veían cómo las chicas se divertían en el agua y se daban besos de vez en cuando.
- Las cosas que pude haber hecho con Erick - Suspiró Omar.
- Estoy seguro que desde dónde se encuentre, él te estará cuidando. No estés triste y vamos a nadar. Pero cuida tus heridas - Indicó Gustavo. Los dos entraron al agua. Las chicas propusieron un juego de pelota playera que terminó en un juego de forcejeos, donde Gustavo puso en sus hombros a Omar contra Charlot que llevaba encima a Estefy. Desde luego, las chicas ganaron. Omar cayó al agua cuyo golpe provocó mucho dolor en sus costillas, no obstante, el apuesto hombre disimuló estar bien. Así se fueron creando los equipos. Jugaron hasta que el sol estaba por ocultarse. Comieron un refrigerio y regresaron al hotel.

Amor
Todos se habían preparado para salir. Las chicas estaban radiantes, hermosas como musas de la antigüedad en tiempos modernos; sexis al mismo tiempo; provocativas por donde quiera. Gustavo tuvo que sentarse un rato por la bochornosa hinchazón de su miembro, su cremallera estaba al reventar. Por suerte nadie se dio cuenta.
El grupo salió rumbo a la discoteca, los dos apuestos sujetos las escoltaron desde atrás. Escuchaban sus risitas de una conversación que no entendían.
- Ahora sí, cuéntame tu plan - Pidió Estefy.
- Está bien. Resulta que conozco a Omar hace unos años. Fueron pocas las veces, pero asistía al bar donde trabajo con un grupo de gente que supongo eran compañeros de oficina. Me llamaba la atención su falta de interés hacía el grupo. Luego de algunas copas él demostraba sutílmente apego hacía un sujeto en particular (supongo que él era Erick). Cuando se levantaba para ir al baño, noté su excitación. Era obvio, porque en un pantalón de tela… - Se detuvo Charlot por la interrupción de Estefy.
- Pero no te entiendo ¿Eso qué tiene que ver con tu plan? - Preguntó.
- A eso voy bebé. Cuando Omar lleva copas encima, se excita y me he dado cuenta que le atrae Gustavo - Explicó Charlot.
- ¡Oh! Entiendo. Quieres emborracharlo para que se lleve a la cama a Gustavo - Dijo Estefy.
- Precisamente, pero Gustavo no querrá hacer nada si no estamos nosotras, es por eso que tengo unas pastillas potenciadoras del deseo sexual para la bebida de Gustavo - Aclaró Charlot.
- Pero ¿Dónde podrán consumar el acto? - Preguntó Estefy.
- Eso es lo de menos. Cuando se quiere, se puede - Argumentó Charlot. Las dos reían cómplices de un plan. Como siempre, Charlot es la de las ideas y es muy buena para eso.
- Recuerda, cuando yo te diga, nos vamos para otra parte - Finalizó Charlot quien se sintió contenta de que su cómplice asintiera positivamente.

El grupo ingresó a un bar muy amplio, con pista de baile, barra, asientos cómodos, baños. Incluso tenían un segundo piso con balcón para varias mesas y sillas, donde la gente podía beber y bailar al aire libre. Gustavo pidió vino tinto para empezar con algo suave. Las chicas por su parte se dispusieron a bailar un rato dejando solos a Gustavo y Omar.
- ¿Te gusta estar aquí? - Preguntó Gustavo.
- Sí, es muy bonito. Hace tanto que no visito un sitio así - Respondió Omar.
- Vamos a bailar con las chicas - Propuso Gustavo antes de dejar los vasos listos con vino. Omar aceptó. Estefy eligió a Gustavo y Omar se quedó con Charlot. Todos se quedaron asombrados cuando vieron, que a pesar de las heridas, Omar sabía bailar más que bien.
- ¡Uy! Ricura, llevas la danza en tus venas - Gritó Charlot. El resto de personas también se quedaron la boca abierta desatando una que otra mirada perdida. Una joven de veintitantos años, pasó a lado de Omar, propinándole una nalgada que produjo las risas del grupo, pero él seguía con lo suyo, el baile.
- Uf, ya me cansé y eso que soy la más joven - Dijo Estefy. Terminaron el baile. Se desplazaron hasta su mesa donde esperaban las bebidas. Omar se acabó la suya de un sorbo. La charla empezó. Hablaron de cosas banales, como la vida del colegio, los amigos, los paseos y, por supuesto, la primera vez.
- … Me sacaron del baño con los pantalones y el bóxer hasta las rodillas. Todo el colegio se enteró. Mis padres me castigaron, se podría decir, por siempre. Sus padres, cambiaron al chico de plantel y nunca más supe nada de él - Contaba Omar mientras se reía al recordar su primera vez.
- Espera, recuerdo eso. Yo cursaba el primer año de bachillerato cuando vi una multitud concentrarse fuera del baño. No te vi en ese momento, pero creo recordarte de algunas veces. Tú estabas por terminar el colegio, me ganas por dos años - Indicó asombrado Gustavo.
- ¡Qué coincidencia tan grande! No me lo puedo creer - Exclamó Omar. Ambos se hundieron en la charla de viejos tiempos, recordando a la gente del pasado que por alguna extraña movida del destino, volvían a encontrarse.
- Esta ciudad es más chica de lo que pensaba - Murmuró Charlot al oído de Estefy y siguió - Perfecto, mi plan, sin querer, va perfecto - Los chicos estaban absortos con la conversación. Ellas propinaron las bebidas y vieron que ya era hora de seguir con el plan. Charlot colocó una pastilla molida en la bebida de Gustavo, sabía que Omar no la necesitaría. Sirvió los tragos sobre la mesa que desaparecieron de inmediato por la boca de aquellos apuestos amigos. Charlot se sentó cual villana de película para observar la reacción de Gustavo. Ya se había percatado poco antes de la erección que tenía Omar.
- Es la hora bebé. Vámonos - Pidió Charlot.
- Ok, yo te sigo - Dijo Estefy.
- Muchachos, nos vamos a bailar. Ustedes sigan poniéndose al día - Dijo Charlot. Gustavo le envió un beso volado para seguir prestando atención a la charla.

bisexual
Pasó un rato. La bebida hizo efecto en Gustavo.
- … Y bueno, así perdí al único amor verdadero. No te imaginas cuánto lo extraño - Dijo Omar con una lágrima en su rostro. Gustavo posó su mano sobre la pierna de Omar mientras le obsequiaba una sonrisa.
- Sabes, me recuerdas a él. Tienes la misma mirada, la misma sonrisa. Yo… - Decía Omar al mismo tiempo que tocaba su rostro. Gustavo se dejó llevar y lo besó sin importar el resto. Las chicas se percataron y saltaron de gusto. Se ocultaron en un rincón y vieron cómo por poco se comían el uno al otro. Ambos estaban mareados por efecto del licor, pero más por el triunfo de esos sentimientos encontrados. Se levantaron y salieron del bar. Las chicas les siguieron de lejos hasta una casa en construcción. Gustavo arrojó a su compañero a la pared. Recorría su lengua por el cuello mientras soltaba los botones de la camisa de su amante, para después succionar los pezones excitados de Omar. A la distancia, Charlot imitaba lo mismo que Gustavo. Retiró el brasier de Estefy dejando sus pechos desnudos que saboreó con deseo infinito. La muchacha dejaba salir unos gemidos detenidos por el dedo índice de Charlot sobre sus labios. Bajó despacio hasta sus piernas y con delicadeza, retiró el seguro del pantalón para que éste cayera sin esfuerzo. Abrió la boca para liberar su lengua y juguetear con el clítoris de Estefy, al mismo tiempo la metía por aquella vajina donde la viscocidad es puro placer. Por su parte, Omar liberó a la bestia de Gustavo. Su mano no era suficiente para semejante trozo, pero su boca era otra historia. Dejaba que esa verga entrara por completo haciendo que Gustavo sufriera de placer. La saboreó por largo rato. Las chicas en cambio se besaban dejando que sus manos hicieran el trabajo extra. Se recostaron sobre el césped para adoptar la posición del 69. Charlot era maestra en su labor, provocó el orgasmo de su amada sobre su boca. Colocó a Estefy boca arriba para así ponerse de rodillas sobre la cabeza ella. Se meneaba con furia. Un  fuego intenso invadió su cuerpo, era señal de su inevitable descarga. Estefy recibió todo ese néctar en su boca, dejando un poco para los besos que después se dieron con amor. Se acariciaban mutuamente y se quedaron como espectadoras. Miraban cómo Gustavo daba de latigazos con su lengua al falo de Omar. Se quedaron asombradas, porque nunca antes habían visto semejante deseo en su hombre y fascinadas por los dotes de Omar. Gustavo se colocó en cuatro poniendo en punta sus nalgas. Su ano estaba dilatado, así que el hombre de los ojos esmeralda comenzó a dar unos sabrosos masajes con su lengua. Logró que se relajara por completo, se puso de rodillas para, con delicadeza, insertar su viril mercancía. Poco a poco iba ingresando dentro de Gustavo. Ambos se quejaban de placer al darse amor el uno al otro. Las chicas, aunque saciadas, seguían tocándose mientras observaban aquella deliciosa escena. Omar dejó escapar un chillido de gusto. Sacó su miembro y empezó a rozarlo sobre las nalgas de Gustavo. Un baño de esperma dejó empapada su espalda, puesto que por dos años Omar dejó atrás esa experiencia. Agitado, se puso en la misma posición que Gustavo.
- Nunca antes me ha penetrado un hombre. Por favor, sé amable - Pidió Omar. Levantó su cola para dejarse introducir el pene erecto de Gustavo, quien con cuidado fue excavando las profundidades de ese hoyo primerizo. El coito era lento y prudente. Las vendas de Omar hervían con cada penetración, pero en medio de tanta excitación, las chicas escucharon un crujido de ramas sobre el suelo, cerca de ellas. Estefy y Charlot vieron una sombra espectral alejarse entre los matorrales, se asustaron por el hecho de haberse sentido observadas, cosa que le atribuyeron al fantasma de la localidad. Se vistieron y esperaron a que los muchachos terminaran su encuentro. Gustavo no tardó en arrojar toda su esperma dentro de Omar. Sacó despacio su verga, le seguían gotas de semén que caían desde el ano de Omar. Se abrazaron por un momento y luego se ayudaron mutuamente a vestirse.
- Gracias por darme otra oportunidad. Ahora sé que puedo enamorarme y dejar atrás el pasado - Dijo Omar.
- Yo soy quien debe darte las gracias, porque de no ser por ti, nunca hubiera logrado sentir lo que hoy siento - Afirmó Gustavo.
- Quieres decir que… - Habló confuso Omar.
- Así es. Me gustas demasiado y sé que las chicas aprobarán esto - Aseguró Gustavo. Juntos regresaron al hotel. Las damas estaban esperando. El cansancio pudo más y durmieron donde pudieron.

hetero
A la mañana siguiente, Charlot fue la primera en despertarse, a su lado, se encontraba Estefy. Tenía dolor de cabeza por el abuso con las bebidas de la noche anterior. Aún estaba confundida. En una de las literas se encontraba durmiendo Omar. Caminó por la habitación, pero no encontró a Gustavo por ninguna parte. Asustada, despertó al resto. Buscaron por todas partes y no daban con su paradero. Dieron aviso al recepcionista del hotel, quien supo indicarles que lo vió salir a la madrugada.
- Dijo que quería un poco de aire fresco. Supuse que regresó sin darme cuenta - Con semejante afirmación del recepcionista, se les bajó el alma al piso. Cada hora que pasaba, la angustia crecía sin medida. No tardó en llegarles una noticia trágica. Un hombre con las mismas características que Gustavo, yacía muerto en el lago que se bañaron el día anterior...

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