Mis experiencias como una mujer escort (XIV)

Estaba en  la cama, con las piernas juntas, y recientemente orinada. Quería moverme pero  algo me lo impedía, pase en limpio lo que había pasado en estas horas previas;Había cogido con un compañero de la secundaria que no veía hace un tiempo,había visto tener sexo oral a otra pareja en la misma casa, que yo no sabia de  la existencia de esa relación, y al volver a mi casa mi vecina me cogió y se  orino encima de mí.
Tarde como  quince minutos en volver a la vida, mirando el sol entrar por la ventana de mi  cuarto. El cantar de los pájaros, y el trafico de fin de semana. Me pare y  seguía sintiendo mi entrepierna mojada, y dadas las circunstancias no tarde en  desear una ducha.  Fui hasta al baño y  abrí el agua, cuando logre una temperatura agradable entre, me lave el pelo con  shampoo y acondicionador, procurando dejarlo en nuevamente un buen estado.Agarre el jabón y me refregué el cuerpo, con mas empeño de lo que venia  haciendo, mas que nada de la cintura para abajo. Me aseguré de quitarme el  maquillaje, ya que todavía tenia rezagos, y era resistente al agua. Luego de la  larga ducha salí, me cubrí con una toalla y me seque con otra. Salí de esa  forma del baño, y me dirigí a la cocina tenia hambre y debía determinar que iba  a comer.
Encontré  una pequeña tarta de verduras, agarre una botella individual de cerveza y me  dirigí a comer al living. Me recosté en el sillón, apoyando mis pies sobre la  mesa ratona. Me había olvidado un destapador, entonces recordé la forma que me  había enseñado mi papa, tome la botella y la coloque por debajo del borde de la  mesa, luego le di un golpe seco a la tapa y salió inmediatamente. Volví a mi  posición y comía tranquila. Me acorde lo que había pasado con mi amiga, así que  agarre mi celular y le mande un mensaje.
—Che.. Me  dejaste sola hoy, me re abandonaste jaja — le dije, no estaba tan enojada, pero  si quería saber que paso.
—Si, es  verdad, discúlpame, no pude encontrarte y necesitaba irme con urgencia. Tuve  que reunirme con una importante clienta y si me demoraba mas, podía llegar tarde— me comento, note sinceridad en sus palabras.
—¿Tan  importante era? — le pregunte.
—Es una  diplomática española, así que si, era importante jaja — me dijo — y en  realidad, hablando de eso, ella tiene una hermana, ¿te interesa que te haga el  contacto? Pagan muy bien.
—Si,definitivamente, arregla ya para la noche — le dije inmediatamente.
—Bueno  dale, ahora en unos minutos te vuelvo a hablar — me dijo y dejamos de  hablarnos.
Seguí  almorzando y habiéndola terminado continué disfrutando los últimos sorbos de la  cerveza. Me quite la toalla del pelo y abrí la toalla que tenia alrededor de mi  cuerpo, ya estaba suficientemente seca, disfrute la brisa y estiraba mi cuerpo.Tuve la suerte de tener una crianza donde no se debía tener vergüenza del  cuerpo propio, se debía estar orgullosa y no tener miedo de mostrarlo. Lleve mi  cerveza y fui hasta el balcón,  me daba  placer la vista y abusaba de ello. Al ser fin de semana a la tarde demasiado  movimiento no había, salvo el infrecuente colectivo, el taxi perdido y el transeúnte  solitario.
Seguía con  ansias de buscar respuestas, así que me acerque al balcón de mi vecina y  chisté, una, dos y tres veces. Esa ultima fue la vencida.
—¿Queres  una segunda ronda? — salió ella de su depto, estaba vestida con un jogging  negro, descalza con una camiseta roja. Estaba con el pelo atado y tenia un  lápiz en la mano.
—No no —dije yo apresurada — solo quería preguntarte por algo que paso... — la mire.
—¿Decís por  lo del final no? No me sorprende, igual que te quede claro que fui leve con  vos, podría haber sido mucho más.
—Pero para,¿eso lo haces regularmente? ¿Por que? — la indague.
—Es rara la  ocasión donde tengo un encuentro sexual con alguien y no lo hago, me genera  mucho placer. Hace unos años un ex novio mío me presento esa actividad y ahora  no puedo evitarla — me decía.
—¿Pero te  excita? ¿ Orinar a otra persona? — no la entendía.
—Si, Mucho,es una cuestión de dominación en parte — me dijo decidida.
—Ah bueno,esta bien — la mire y sonreí.
—Te dejo  que estaba haciendo unos bocetos para la facultad, ¿sí? — me dijo y volvió a  entrar a su departamento.
Mientras  bebía el ultimo sorbo de la cerveza me puse a pensar lo que me dijo, estaba  sorprendida, pero aprendí a no juzgar a las personas, a ella eso le gustaba yeso estaba bien.
Paso un  rato y volví a recibir un mensaje de mi amiga.
—Te va a  estar esperando en este restaurante a las diez de la noche — me escribió la  dirección, era a un poca distancia de mi departamento — se llama Helena, y va a  estar con un vestido color bordo. Te recomiendo vestirte acorde, no creo que  vayas a querer desentonar, maquillate bien y perfumate.
Leí  atentamente el mensaje y se lo agradecí. Inmediatamente fui hacia mi habitación  y abrí el placard, debía asegurarme que tenia ropa para la ocasión. Separe unos  zapatos de corte “Mary Jane” con tacos de color negro junto a medias del mismo  color, encontré un pantalón de vestir ceñido al cuerpo color gris oscuro, saque  un blazer de color azul Francia y una camisa de color blanco. Para finalizar la  vestimenta, elegí separar un fino reloj de color blanco, siendo la malla de  este, del mismo color que el resto del reloj. Si eso no era formal o elegante,yo no sabría que lo seria.
Faltaban  varias horas para el encuentro así que me relaje, me puse a ver televisión  haciendo zapping, nunca fue mi obsesión, pero si la he usado varias veces para  pasar el tiempo. Había cruzado un canal donde comentaban de un festival de  música electrónica que se iba a hacer pronto, hablaban del predio en donde iba  a tomar lugar, era un lugar grande, tradicional destino para eventos así. Las  localidades iban a ser numerosas, iba a ser un gran evento en efecto. También  hablaban de los artistas que iban a estar presentes, algunos internacionales y  otros nacionales. Se veía muy interesante el evento, quizás después averiguaba  por las entradas e iba. Permanecí ahí, viendo la “caja boba” como así le decían  muchos por varias horas. Cuando me quise acordar ya era de noche, comenzaba a  acercarse el horario del encuentro así que empecé a prepararme. Pese a que ya  me había bañado horas antes, quería estar impecable para aquella mujer. Me di  un baño profundo, siendo efectivo al mismo tiempo que corto. Me vestí con la  ropa que había separado y prepare una pequeña cartera que iba a llevar, me  perfume y salí de mi departamento.
Todavía  restaba un poco de tiempo, pero preferí llegar bien con el horario. Espere un  taxi afuera del edificio y suspiré, minutos después estaba ya en camino, no  sabia que esperar de la mujer, estaba expectante a como seria ella, y que iba arequerir de mí, de mis servicios. Al llegar a la dirección indicada vi que era  un fino restaurante, pague el transporte y me baje, antes de entrar intente  verme en el reflejo de una de las ventanas, para asegurarme que estaba  arreglada, luego ingrese y comencé visualmente a ver si la podía divisar entrelas mesas, no la llegaba a ver, cuando un hombre, vestido de traje muy  elegante, con lentes de sol negros se acerco a mi, me tomo de uno de los brazos  suavemente y me miro.
—¿Señorita  Sofía? — me preguntó.
—Si, soy  yo, ¿por qué?
—Acompáñeme  por favor, ella la esta esperando — dijo.
Decidí  confiar en este hombre y lo seguí, pasamos por varias mesas, hasta la parte que  parecía mas reservada del lugar. Nuestro destino final fue una mesa donde  estaba una mujer con un vestido bordo, ate los cabos rápidamente y mi cabeza  concluyo que estaba frente a Helena. Era una mujer hermosa, voluptuosa con  atributos generosos. Tenia un pelo color castaño claro, el mismo arreglado conun rodete, sostenido por dos palitos chinos color negro, además tenia ojos  celestes y una piel que a la vista se veía de seda, en la mesa estaba servido  una paella de mariscos, en su respectiva platería en el centro de la mesa,habían dos copas y un vino blanco.
Se paro y  quedamos frente a frente, el hombre que me había acompañado hasta allí se fue y  quedamos solas. Extendió su mano derecha y me miro, sobre su anular ostentaba  un anillo plateado, con una linda piedra, de ópalo color negro. Nos  devolvíamosmiradas, estando ambas quietas. Frente a un silencio que duro solo unos  segundos, ella se dirigió a mí.
—Bésame el  anillo — me dijo firme, su acento haciéndose presente.
Agarre  suavemente su mano e hice lo que me indicaron, luego se la solté y se la lleve  despacio al costado de su cuerpo. Al volverla a ver pude entrever una pequeña  sonrisa escondida.
—Siéntate,puedes beber y comer de lo que ves en la mesa — me volvió a indicar. Ella se  sentó y luego yo ahí hice lo mismo, deje sobre el respaldo de mi silla la  cartera y tome un poco del vino de mi copa
—¿Por qué  ese hombre me trajo hasta acá? — consulté.
—Es Omar,  parte de mi seguridad, además de Xavier, y Alonso, si miras alrededor, los tres  están cerca de mí, vestidos de traje y con capacidades para protegerme — medecía.
—Ah estabien.. — saber eso me intimido un poco. Agarre un pequeño tenedor y comí un  poco de ese gran plato para relajarme — ¿Qué es lo que tenes pensado hacer? ¿ O  que deseas de mí?
—Lo  sabrásen el momento adecuado, pretendo tenerte por una cantidad de horas sin  determinar, puede ser poco o puede ser mucho. No quiero estar comprometida a unhorario, ¿entendido? — me dijo.
—Emm no es  como usualmente trabajo.. Pero me puedo acomodar — le dije sincera.
Inmediatamente  saco de su cartera un sobre color negro y me lo entrego. Mire su contenido y  eran varios billetes de denominación media de moneda europea. Lo cerré y lo  guarde en mi propia cartera, continuamos la cena con una conversación amena sin  asuntos muy relevantes, por al menos una hora cuando ella me dijo.
—Quiero que  tomes tu cartera, y vayas al baño, te quitaras las bragas y te tomaras una foto  en el espejo, con tu pantalón en las rodillas mostrando que te has quitado las  mismas, al volver a la mesa me las entregaras, ¿has entendido? — Me dijo, su  modo de hacerlo parecía autoritario.
Sin hacerme  esperar agarre mi cartera y me dirigí al baño femenino, entre y por suerte alser un restaurante elegante, estaba muy cuidado y no había nadie. Entre a uno  de los cubículos y puse el pestillo de seguridad. Deje mi cartera a un lado y  me quite los zapatos, luego el pantalón, que doble sobre la tapa del inodoro y  luego me quite la tanga, había elegido una de encaje color negro, con detalles  en blanco. La guarde en mi cartera y ahora era cuestión de la foto. Agarre mi  celular y salí, despacio asegurándome que seguía sola.
Por suerte  comprobé que continuaba sola, me pare enfrente del espejo grande que había, por  encima de los lavamanos en medio del lugar, agarré mi celular y abrí la cámara,separe un poco mis piernas y me saque algunas fotos, mi cuerpo se acelero,respire hondo y volví al cubículo. Volví a vestirme despacio y salí, me fije enel espejo que estuviera arreglada y volví a la mesa en silencio.
Busque la  tanga y se la entregue con el puño cerrado por un costado de la mesa. Ella la tomo  y por encima de la mesa la olió, apoyándola sobre su nariz y boca. Fueron dos o  tres largas inspiraciones y luego la guardo en su propio bolso.
—Muéstrame  la foto ahora — me dijo mirándome. Yo abrí las imágenes con mi celular y se las  mostré. Se veía complacida.
Había  concluido la cena y pidió la cuenta,  al  llegar el resumen dejo una tarjeta de crédito negra y esperábamos ahora el  recibo.
—Ahora  vamos a ir a mi hogar, estaremos solas, así que no te preocupes — me indicó.
—Muy bien —la mire haciéndole comprender que estaba todo bien. Momentos después llegaba el  recibo, ella firmo y nos levantamos.
—Tres pasos  detrás de mí — me dijo y comenzó a caminar, yo la seguí como me fue indicado.Al caminar note como tres hombres de traje nos seguían tomando distancia,recordé que eran la seguridad de la mujer.
Salimos del  restaurante y caminamos por el estacionamiento, llegamos hasta una camioneta demarca BMW modelo x5, color negra con vidrios polarizados. Uno de los hombres  que nos estaban siguiendo se había adelantado, y ahora abría la puerta y la  sostenía para Helena. Ella entró y yo espere afuera, al tomar la distancia  indicada, ella no me podía ver desde la apertura del vehículo. El hombre que  sostenía la puerta me miro extrañado por mi conducta.
—Puedes  entrar — La escuche y lo hice, entre muy despacio, y sentí la puerta cerrarse  detrás de mí.
Elegí  sentarme con la espalda erguida, y con las manos sobre mi regazo mirando al  piso de la camioneta, el hombre que estaba con nosotras se subió del lado del  conductor y comenzamos el camino.
—Quiero que  te quites la ropa, Ahora — me dijo. Al tener un conductor y no estar solas me  había puesto un poco tímida, pero cerré los ojos y cumplí, mientras que lo  hacia pude ver de reojo como ella tomaba una bolsa de tela color rojo vacía, y  la sostenía con sus manos. Al estar enteramente desnuda coloco toda mi ropa  dentro y tomo de un lugar que no pude ver, un pequeño collar de cuero, el cual  tenia conectada una corta cadena de eslabones, color plateada bien brillosa.
—Serás mi perra,por el tiempo en que estemos juntas, y te dirigirás hacia a mí diciéndome Ama  ¿Sí? — me dijo mientras se acercaba a mí y colocaba el collar alrededor de mi  cuello. Yo asentí y la miraba — tienes unos pezones turgentes, ¿estas  excitadaperra mía? — me preguntó.
—Si mi ama— respondí, inmediatamente los tomo con ambas manos y los apretó fuerte, al no  esperar tal trato gemí fuerte, no pude contenerme. Segundos después los soltó,mi cuerpo mantuvo esa sensación de presión, y ahora se habían vuelto sensible,al igual que levemente erectos.
Me agarrode la nuca, juntando el pelo en un puñado por mi espalda y tiro despacio hacia  abajo. Instintivamente mi cabeza siguió el mismo camino, lo que produjo que mi  cuello este expuesto, Helena se acerco, y lo lamió en toda su extensión. Antes  de separarse me dio un suave mordisco y luego se volvió a su lugar. Cuando  recupere mi postura pode ver y sentir que nos deteníamos, ya habíamos llegado  al destino, pude ver que estábamos en una especie de jardín, había una fuente  de agua grande en el centro, y muchas flores plantadas. Pude también ver que un  auto entraba al mismo lugar detrás nuestro, quizás allí iba el resto de la  seguridad.
—Ya pueden  retirarse Omar, no van a requerirse sus servicios por el resto de la noche — dijo  la mujer dirigiéndose al conductor. A la voz de “Si, Señora” el hombre acató la  orden y salió del vehículo, señalo al otro vehículo y los demás hicieron lo  mismo, los tres entraron al edificio por una entrada algo lejos y  desaparecieron.
—Vamos a ira mi alcoba, ¿entendido?, y al ser una perra vas a ir gateando — dijo  mientrasabría la puerta de la camioneta en su lado y salía, sosteniendo un extremo dela cadena.
—Si señora— dije yo, luego salía despacio y al sentir el contacto el suelo me arrodille.
Inmediatamente  pude ver que el suelo eran pequeñas rocas blancas. “Esto me va a doler” —dije y  pensé en mi mente— comenzó ella a caminar y yo la intente seguir lo mas cerca  posible, al tener ahora ella el control de la cadena no quise que por lentitud  tirara de ella o algo. Mis rodillas, los empeines de mis pies, y las palmas de  mis manos ya sentían el castigo de las piedras, definitivamente esto no estaba  diseñado para caminar sobre ellos de este modo.
Fueron  alrededor de treinta pasos de Helena, cuando llegamos a su alcoba, estaba  iluminada por candelabros antiguos, y velas. Había nada mas que una cama  grande, con sabanas color blanco, y los cobertores de las almohadas color  negro, el piso era de una madera color cobre oscuro y había un gran cofre, que  parecía haber salido de otro siglo, a los pies de la cama. Era de un color  marrón nuez, con tiras de lo que parecía viejo metal, color negro. Me hizo  caminar hasta el armazón de la cama, y anudo la cadena a el. Me miro y me dijo.
—Permanecerás  aquí, quieta hasta que vuelta, ¿entendido? — me dijo mirándome.
—Si señora—le dije y me senté sobre mis piernas, con las manos sobre mi regazo.
Ella se fue  por un pasillo que no sabia a donde conducía, cerré mis ojos e intente  relajarme y re pensar la situación. Evidentemente Helena era una mujer que  disfrutaba del poder, sabiendo la vida que llevaba, no me extrañaba que se  sintiera así. Me imagine que su preocupación por los intereses de los demás,estaba en el milésimo lugar, donde todos los demás lugares, estaba ocupados  solo por sus propias necesidades al igual que intereses.
Un rato  después — el cual no podía precisar cuanto, al no tener un reloj a la vista —pude escuchar unos pasos acercarse, parecían ser de un calzado pesado. Pasaban los segundos y ese ruido se  hacia cada vez mas presente, mas cercano. Cuando finalmente llego nuevamente  Helena, estaba vestida con botas de plataforma bien altas, llevaba el pelo  acomodado en una cola de caballo y estaba desnuda. Llevaba en una de sus manos  una fusta de color negro, con mango color rojo.
Se acerco a  mí de forma amenazante y me tomo del cuello, aplico una presión y me golpeaba  suavemente con la fusta en mis mejillas. Ahí pude comprender que esto iba enserio. Desanudo mi correa del armazón de la cama, y me la quitó, solo dejándome  puesto el collar, me tomo del pelo y me tiro hacia la cama, volé levemente y  caí en el centro, por suerte el colchón se sintió muy acolchonado, y eso no me  lastimo. Me agarro de los pies y tiro de ellos, acercándome mas al borde de la  cama, estando en el rango de sus manos, sentí como manoseaba brutamente mi  cuerpo, apretaba los labios de mi concha sin ningún cuidado y los estiraba, yo  ya deje de gemir, para solo pasar a gritar, cuatro de cada 5 gritos eran de  dolor, siendo uno solo de placer. Agarro mis pezones y los estiro hacia el  techo, cada segundo que pasaba se endurecían más.
—¿Sos mí  perra? — me preguntaba mientras ahora, al dejar sueltos mis pezones me  rasguñaba el abdomen. No eran uñas felinas en punta, pero aun así me dolían un  poco.
—¡Si mi  ama! ¡Si! — se lo dije sumida en el intenso castigo que mi cuerpo recibía.
Me dejo  sola, para tomar un respiro y así lo hice, me tomaba el cuerpo acariciándomelo  despacio, intentando reducir la intensidad de los dolores que tenia. Ella  comenzó a caminar alrededor de la cama como una leona enjaulada. Podía escuchara cada paso por el piso, debido a la sensibilidad de este, y al peso de su  calzado. Pude ver como se sentó sobre el cofre, y se cruzo de piernas, seguía  teniendo en su mano la fusta. Al ver esa escena pensé que lo mejor seria  recuperar la compostura y al menos sentarme en la cama, lo hice del mismo modo  que tiempo atrás, estando atada al armazón de la cama, a diferencia que ahora  estaba sobre la misma. Me miro con sus ojos penetrantes y me dijo.
—A mis  pies, perra — lo hizo sin quitarme la mirada, mientras movía sus botas  acomodándose. Intente cumplir la orden lo más rápido posible, me levante de la  cama y me pare, me dirigí hasta ella y luego allí resumí mi posición de estar  sentada, el pie que estaba elevado había quedado enfrente de mí, podía ver el  brillante estado de la parte superior de su calzado, al igual que la gastada  suela por debajo.
—¿Crees quese lamerán solos? — me dijo.
—No mi ama— Le dije y comencé a usar mi lengua, procuré usar la mayor extensión de la  misma posible, así cubrir mas superficie. Tenia un sabor entre a látex y a  plástico, a decir verdad nada agradable pero aun así seguía mi tarea. Mantuve  mis manos por detrás de mi espalda, juntas y sin moverlas, de un momento a otro  sentí una mano acariciándome levemente el pelo, atiné a detenerme, pero  segundos después unas palabras sonaron — No te he dicho que te detuvieras — lo  que me hicieron continuar con la tarea. Pasaron unos cinco minutos, mi lengua  comenzaba a entumecerse. Allí pude sentir como la bota que estaba lamiendo  bajaba hasta tocar el piso, y ahora la otra bota ocupaba su lugar, se había  cruzado de piernas y había cambiado las posiciones, sin haber notado esto ahora  estaba lamiendo la bota que tocaba el piso, y sentía una suave presencia sobremi  pelo, era la suela de la bota que tenia sobre mi.
Cambie de  posición y ahora lamía la nueva bota, seguí así y ahora mi abdomen comenzaba a  doler, era una posición algo incomoda. Al sentir que había dejado el par de calzado  en igual condiciones pude sentir una caricia en mi pelo. Era de una mano algo  áspera.
—Ya puedes  dejar de lamer — me dijo Helena. Así lo hice y la mire. Me sonreía mirándome alos ojos — tienes sed, ¿verdad? —me preguntó.
—Si mi ama— le dije, siendo sincera, un poco de agua o algo que me refrescara la boca no  me vendría nada mal.
Fue ahí  cuando pude ver que al lado de ella tenia una pequeña botella de agua, no tenia  claro de donde la había tomado, pero allí estaba. Ella la tomo y yo me acerque,ofreciendo mi boca como para tomar, cerré mis ojos y espere a que ella me diera  de tomar. Segundos después fui recibida por agua, por toda mi cara y mi pelo,abrí los ojos y estaba Helena sosteniendo la botella por encima de mi cabeza,  la había vertido toda sobre mi. Tenia la  mayor parte de mi pelo mojado, mis hombros y cuello. Unos hilos de agua seguían  hasta abajo, pasando por mis senos hasta mi abdomen, al igual que me mojaban la  espalda llegando hasta la cintura.
—¿Mejor?—me preguntó.
—Si ama,gracias — Mentí, había preferido tomarla directo en mi boca, aunque había sidoun poco refrescada por el agua.
—Por hoy es  todo, pronto te voy a volver a llamar para organizar otra cita, ¿esta bien? —me dijo — quédate aquí, en unos minutos uno de mi seguridad te traerá la ropa y  te llevara hasta tu casa. Dejare mi numero para que lo anotes. Hasta luego. —termino de decirme y se levanto, sin saludarme se dirigió hasta la puerta y se  fue.
Permanecí  unos segundos inmóvil, sentí mucha vergüenza, me acaricie el cuerpo y tome el  agua que pude del mismo llevándomela a mi boca. Me pare fui a sentarme a la  cama, estaba agitada y físicamente cansada. Es posible que los castigos que hoy  recibí me acompañaran por algunos días. Suspire y salte sobre mis pies cuando  escuche un toque en la puerta. Me dirigí a la misma y abrí, priorizando quedar  del lado interno de la puerta y así ocultar mi desnudez.
—Señorita,acá esta su ropa — me dijo un hombre en traje, pude reconocer que era uno de  los tres que estaba con Helena y conmigo en el restaurante. Me dio la misma  bolsa donde ella la había guardado estando en la camioneta al llegar. Se lo  agradecí y cerré la puerta. Acomode la ropa en la cama y todo estaba  pulcramente ordenado y doblado, además de haber una tarjeta de presentación  color rosa, estaba su nombre y su numero de celular. Me vestí rápidamente, e  intente arreglar mi pelo, al estar mojado fue algo un poco más fácil.
Cuando  termine salí despacio de la habitación, estaba el mismo hombre esperando allado de la puerta. Me vio y me preguntó.
—¿Lista? —dijo el hombre, siendo conciso en sus palabras.
—Así es —le dije yo.
Me señalo un pequeño auto Mercedes-Benz color  plateado. Nos dirigimos a el y muy caballerosamente me abrió la puerta del  mismo. Entre y minutos después estábamos en camino a mi casa. No hubo  conversación, era todo silencio, por eso decidí abrir una ventana así al menos  escuchar los ruidos de la ciudad. Luego del largo recorrido llegamos, se lo  agradecí y me baje. Entre al edificio y me subí al ascensor

3 comentarios - Mis experiencias como una mujer escort (XIV)

MIGUELFERREZ
No es mi onda la de hoy, no se si vas a juntar los puntos para seguir, igual te dejo 10
Vreeemos
agradezco tu sinceridad, la verdad es que lo hice mas como una prueba para "evaluar" el gusto de mis lectores,los limites,argumentos y demas
mdqpablo
Muy buen relato . Probar cosas nuevas siempre es exitante . Un estilo 50 sombras no puede fallar nos gustó
Vreeemos +1
(que se interprete con el mejor humor) por favor no compares mi intento de relato con esa pila de porqueria jaja, mi abuela puede escribir algo mas erotico y bien escrito que 50 sombras
mdqpablo
Tu relato nos gusto . Es algo distinto a lo que hacemos . Y 50 riene lo suyo . . Es cierto no es gran cosa . Por suerte el sexo y el herotismo es muy amplio y en algo nos identifica siempre . Saludos
juan226
Muy buen relato,uno de los mejorcito de que leo en mucho tiempo,muy bien redactado,detallista y muy caliente.... Prácticamente me sentí parte del relato.un 10