Mi esposa y mi suegra

Mi nombre es Julio, hoy es mi 1° aniversario de matrimonio y creí conveniente contar en esta fecha mi historia. Sandra mi esposa es una joven de actualmente 20 años, muy guapa y riquísima por donde se la mire, con un hermoso cabello largo y negro. Yo tengo 30 años y me case muy enamorado de su belleza y juventud. Al casarnos su madre Luisa una mujer de 39 años, de cuerpo provocativo, ojos claros y mirada tierna, hermosa como la hija nos pidió como favor que viviéramos con ella, ya que enviudo cuando Sandra tenía 5 años no volviendo a tener pareja y así ella se convirtió en la única razón de su vida, engriéndola y consintiéndola en todo cuanto podía. No concebía la idea de separarse de su única hija y familia. Yo acepte complacido pues es una buena mujer y me caía muy bien. Los primeros meses de casados fueron fantásticos nuestras relaciones eran increíbles, y nuestro amor crecía a cada momento, solo faltaba lo que sería el complemento ideal de esta unión, la presencia de un pequeño que juguetee por toda la casa derramando alegría, pero por alguna razón Sandra no salía embarazada, lo que traía pena y angustia a nuestro hogar, pasadas unas semanas decidimos consultar un especialista, que luego de muchos análisis y pruebas, diagnosticó que mi mujer tenía bajas hormonas y otros pequeños problemas. 


Esto entristeció mucho a nuestra familia, en especial a mi mujer, que se deprimió muchísimo, prácticamente se �??enlutó�?� nuestro hogar. Tratando de consolarla, deslice la idea de la adopción, a lo que ella se negó rotundamente, quería que su hijo lleve nuestra sangre. 


Como es de suponer a causa del problema nuestras relaciones sexuales se hicieron muy esporádicas, y casi sin erotismo, ella ya no tenía ni el deseo ni el ímpetu que la caracterizaba y yo cada vez estaba mas angustiado tanto en lo sexual como en lo anímico, algunas veces que se encontraba muy afligida por no molestarla me masturbaba solo tratando de rozarla, otras que cada vez eran mas las hacia pensando en mi suegra, ella como dije es una mujer de muy buen ver, de grandes pechos, y de piernas ni hablar, de campeonato.


Fue justamente en unos momentos de esos en que me vino a la mente la idea de poseerla. Cada día mi obsesión era mayor, mis fantasías se tornaron pervertidas, y el plan que esboce no era muy difícil de predecir.


Le comente a mi mujer como quien no quiere la cosa, de que algunas mujeres se embarazan alquilando su vientre para personas con problemas como nosotros, también deslice el comentario de que es una lastima que no tengamos el dinero suficiente para el tratamiento y aparte el pago de estas mujeres.


Ella se quedó pensando un rato meditando lo dicho, cuando de pronto dio un brinco de la cama, y con una expresión de felicidad grito: ¡ Mi mamá es la solución!. Y se dirigió en ese mismo momento al cuarto de mi suegra a comunicarle. Yo me acerque sigilosamente a la puerta para escuchar la conversación. Sandra le comento buen rato sobre los vientres de alquiler, terminando con un �??tú eres mi solución�?�. Doña Luisa quedo sorprendida, casi perpleja por el pedido de su hija, ella intentó replicar diciendo que el tratamiento de la concepción in Vitro era sumamente costoso. Mi mujer argumento que ella quería que la concepción del niño fuera de lo más natural, sin intromisión de la ciencia especialmente que nadie se entere. Que una vez que nazca él bebe ella lo declararía como suyo y que lo amaría mucho porque este niño llevaría su sangre (la de su madre) y la de su esposo a quien ama.


Mi suegra estaba de una pieza, no podía comprender como su hija le estaba pidiendo todo eso, que se acostara con su yerno y quedara embarazada. Ella que por tanto tiempo había consentido en todo a su hija, quiso pedirle que la entendiera, que por protección y respeto a ella nunca permitió que otro hombre se le acerque al quedar viuda.


Pero la expresión de felicidad de su hija por haber encontrado una solución a su maternidad, no la dejaron pronunciar palabra, resignadamente agacho la cabeza, y con los ojos llenos de lagrimas consintió una vez mas y le dijo que si era por su felicidad ella disponga lo que debía hacerse.


Al día siguiente mi mujer dijo que iríamos los tres de compras, pues pretendía hacer de la noche de la concepción algo muy especial. Compramos varios ajuares de ropa interior toda muy sexy como baby dolls, medias ligueros, porta ligas etc. Y por supuesto toda compra era con mi aprobación y complacencia.


Luego de dos días de tantos preparativos que no tenían cuando acabar (peluquería, maquillaje, compra de sabanas, etc., etc.) al tercer día quedamos en salir a cenar y a una discoteca para poder intimar. Sandra le dijo a su mamá que se relajara y tratara de disfrutar el momento y que si aún ella no se sentía bien esperaríamos otra ocasión conversándolo mejor. 


En las salidas a las discotecas con mi suegra cada vez nos sentíamos mejor y tomábamos un poco mas y en los bailes cada vez la pegaba mas a mi cuerpo, en uno de esos momentos le susurre al oído que sentía lo incomodo de la situación para ella, que aunque me gustaba mucho como mujer, quizá por no hacerla �??padecer, yo preferiría adoptar un niño, pero su hija no lo permitiría, a lo que ella contesto que ella tenía la esperanza que su hija en esos días recapacitara, pero cada vez la notaba mas decidida, y también comento que yo me había comportado como un caballero, al no hacer comentarios salidos de lugar ni al querer aprovecharme apresurando la situación, me dijo además que me quería tanto como a su hija, y que Si era para el bien de la familia, regresáramos a casa que ya estaba decidida. Ella temblaba ligeramente y le alcance una copa, la que por su nerviosismo derramo un poco. Yo la abrace ligeramente y ella apoyo su cabeza sobre mi pecho y regresamos los tres abrazados.


Ya en casa mi esposa preparó el ambiente mientras que yo reventaba de ganas de tener frente a mí a la mujer deseada, pero tenía que controlarme si quería hacer de esto algo duradero. Cuando Sandra me llamo para ir al dormitorio que estaba perfumado y alumbrado a velas, esmeradamente romántico, encontré a mi suegra acostada, hermosa, con un babydoll negro que contrastaba con su piel sumamente blanca, mi esposa estaba feliz, sentada al lado en una esquina de la cama contemplando la situación. Me acerque y vi que Luisa tenía los ojos cerrados, pase mis manos sobre sus piernas y las acaricie suavemente sintiendo como se estremecía, de forma leve también bese todo su cuerpo aun por debajo del vestido, cuando le retire el calzón se puso ligeramente rígida, separe sus piernas y comenze a besarle la vagina subcionandole el clítoris, también introduje mis dedos y sentí como aflojaba las piernas y se lubricaba su sexo, signo que comenzaba a sentir placer, me coloque en cima de ella besándole el cuello y los pezones erectos de sus senos restregándole mi pene sobre su vagina incluso por la entrada, y recién cuando sentí que ella comenzó a levantar las caderas fue que me anime a metérsela muy lentamente, angustiándola.


Cuando me sintió dentro suyo me abrazo y por primera vez la bese en la boca. Sandra estaba a mi lado muy excitada masturbándose y acariciándome la espalda y acercándose a mí, me dijo al oído �??haz con muchas ganas a nuestro hijo�?� esto colmo mis ansias y explote entre gemidos y pujidos dentro de mi suegra en los momentos en que ella tenia otro orgasmo. Luisa resulto ser una mujer muy excitante y ardiente. Nos quedamos abrazados los tres hasta dormirnos. Me desperté al rato sintiendo a mi esposa mamármelo frenéticamente, pidiéndome que le haga el amor que estaba muy excitada por lo vivido, mi suegra ya no se encontraba. En la mañana me acerque a Luisa y le agradecí lo bien que lo había pasado y le comente que ahora la quería mas como mujer, que era muy hermosa, ella contesto que le hubiera gustado de ser mas joven, encontrar un hombre como yo.


A los dos días durante la cena, mi esposa comentó �??tenemos que repetirlo mámi podrías no haber estado en tus días fértiles�?�, mi suegra puso una cara de asombro, pero no dijo nada. A partir de esa segunda noche todo sería diferente, pues mi esposa quería participar y también se metía a la cama, pero nuestra concentración mayor era para Luisa, cuando terminaba con ella tenía que continuar con mi esposa. Demás esta decir que fueron dos meses muy extenuantes, llenos de lujuria, pues ambas mujeres se acostumbraron una a la otra y siempre tratábamos de complacernos los tres sin el menor atisbo de celos. 


Fue en esas fechas en que hicimos una prueba de embarazo a Luisa que dio positivo, mi esposa también quiso una prueba para ella, dándonos con la sorpresa de que también estaba embarazada.


Mi suegra le dijo: �??ahora tendrás que criar dos hijos�?� yo sonreí y comente �??solo yo tendré dos hijos, pues mis dos mujeres están embarazadas�?� mi esposa también río y abrazándonos nos dijo: �??Salgamos por una botella de champan�?� y riéndonos los tres salimos a celebrar.

3 comentarios - Mi esposa y mi suegra

kramalo
muy bueno....!! por lo menos, no tenés que salir de putas...ja! tenés conchas de sobra...jeje!! hubo más...?