Lo que quedo de la belleza

Si es la primera vez que me lees, bienvenido; si ya me habías leído antes, mil gracias.


La pubertad fue una época intensa, recuerdo que me excitaba con cualquier cosa, un catálogo de lenceríade mamá, un comercial de condones y con las escenas de sexo en las películas(por eso me gustan las películas de terror). Tenía 14 años y en la secundaria adonde iba había muchas chicas que desarrollaron rápido, a esa edad ya tenían busto y buenas curvas. Mis hormonas estaban imparables y como la escuela se me hacía fácil, me la pasaba todo el día viendo a las chicas y tratando de armar con ellas a una "mujer perfecta", las piernas de esta y la cara de aquella, el culo de esa otra y las tetas de ella, algo así. 

Yo por entonces ya vivía con mi mamá en su departamento y como ella trabajaba en la tarde, yo me quedaba solo y aprovechaba para masturbarme a diario. La mayoría de las veces me masturbaba con fantasías de artistas o actrices, pero también me gustaba eyacular pensando en mis compañeras y dentro de ellas, había dos que me hacían acabar rápidamente: Perla y Samantha. 

Perla era la menos bonita, pero despedía una vibra sexual que era imposible de ocultar, las malas lenguas decían que Perla había masturbado a un chico en el salón, que le hacía sexo oral a los profes para pasar las materias y cosas por el estilo. Samantha por otro lado era la chica más linda de la secundaria, tenía un cuerpo bien formado, era de piel blanca y tenía unos ojos azules hermosos. Ella no era tan sexual como Perla pero sabía bien que era bonita y usaba eso como medio de persuasión. 

Samantha estaba fuera de mi alcance, yo no figuraba entre los populares. Pero gracias a ella aprendí que a veces lo inalcanzable es solo cuestión de tiempo. Salimos de la secundaria, Perla se inscribió en la misma escuela que yo y lo último que supe de Samantha era que había salido embarazada a los 16 y que era madre soltera.

Tendría ya 22 años cuando me la encontré por casualidad cerca de la universidad. Por esas fechas yo era un caos completo y no muy responsable o consciente de la carrera, ya venia arrastrado unas materias y mi horario me hacía estar en la escuela todo el día. 

Eran las 8:20 de la mañana de un lunes y el profesor ya no me había dejado entrar al salón (otra vez) así que fui a un centro comercial que estaba cerca del plantel para buscar un café y algo de comer; entro sin mucho animoy no encuentro ni café ni comida, así que decido regresar a la universidad. 

En la entrada del centro comercial, luchando por cargar y acomodar las bolsas en un taxi estaba Samantha. Al principio no la reconocí,estaba diferente, pero en cuanto me di cuenta que era ella decidí ayudarla. 

—Hola... Necesitas ayuda —pregunto primero con la esperanzade que me vea y me reconozca. 

—No gracias... Tengo todo bajo control —dice como autodefensa sin voltear a verme; se agacha para recoger una bolsa y puedo admirar su culo atrapado en unas calzas negras, grande y suave, redondo. 

—Sam... Dejame ayudarte... —ella voltea intrigada, yo sonrió. 

—Hola tú... ¿Como has estado...? —dice al reconocerme, me da un beso en la mejilla y un abrazo.

—Bien, todo bien. Te ayudo. 

—Gracias —contesta y acomodamos las bolsas en el taxi —. Al llegar a casa a ver como me las arreglo. 

—Si no hay problema te puedo acompañar, sirve que hablamos un rato. 

—No, no te preocupes, de seguro tienes cosas que hacer. 

—Insisto, si no te molesta, claro. 

—Bueno, esta bien. 

Nos subimos al taxi y comenzamos a ponernos al día con nuestras vidas, si bien no fuimos muy cercanos en la secundaria, si hablamos un par de veces. Le cuento sobre la carrera y que estoy atrasado, ella me cuenta su cansada rutina. 

Samantha trabajaba de 4 de la tarde a 12 de la noche en una farmacia, su madre cuidaba a su hijo hasta esa hora y su papá iba por ella después de dejar a su hija en la casa. Ella llegaba, dormía un poco y se despertaba para alistar y llevar a su pequeño a la escuela, después regresaba para arreglar las cosas y hacer comida, iba por su hijo y esperaba a su mamá; todos los días (a excepción de los fines de semana) eran iguales; Sam decía que el dinero les alcanzaba para los dos pero que pronto iba a conseguir un trabajo de secretaria que tenía un mejor horario. Me impresionó su fuerza y también me puso nervioso el imaginarla con el atuendo de secretaria haciéndole favores a su jefe. 

Por el tráfico llegamos casi a las 9 a su casa, le ayude a subir las bolsas al segundo piso y me invito a pasar. Me senté en su pequeña sala mientras ella acomodaba lo que había comprado, yo pude apreciarla por completo, su cuerpo ya no era como el de la secundaria, sus piernas eran más gruesas sin ser gordas, sus pechos eran grandes, aún bajo la blusa y la chamarra deportiva que llevaba se podía notar con claridad su redondes. Su culo era espectacular, recuerdo que en la secundaria lo tenía chico y apretado,ahora era grande y bien definido; seguía teniendo una cara bellísima y su piel pálida con sus ojos azules daban un efecto impactante, llevaba el cabello sujeto por una liga y el leggin que llevaba puesto era muy ajustado. 

—¿Quieres un café? —dice al terminar de acomodar y me atrapa viéndole el culo. 

—Si... Gracias —volteo la cara con cierta vergüenza, era mi fantasía de la pubertad después de todo y había eyaculado litros en su honor. 

Ella prepara el café y yo sigo observándola, a mi parecer esta sacando y moviendo de más su hermoso culo pero caí en la cuenta de que es mi imaginación. 

—¿A quienes has visto de la escuela? —me pregunta y le cuento algunos encuentros con ex compañeros, omitiendo el hecho de que me había comido a Perla hace algún tiempo —... Vaya, yo no he visto a tantos... Eran buenos tiempos. 

Yo le sonrió, comenzamos a contar anécdotas y leyendas urbanas de la secundaria. Nos reíamos mucho y nos fuimos acercando más sin darnos cuenta. 

—Se que es muy temprano pero... Quieres una cerveza —dice entre emocionada y alegre. 

Eran las 10 de la mañana, si era muy temprano pero... ¿Que tendría de malo? —Claro —le contesto. 

Ella camina al refrigerador, al levantarse su culo pasó apocos centímetros de mi cara, pude sentir su calor y se me estaba haciendo agua la boca. Sam regresa con un six pack, ella toma una cerveza y me da una a mi. 

Seguimos hablando y riendo, a las anécdotas le siguieron loschismes y rumores de nuestros compañeros, a pesar que yo nunca había tomado tan temprano, la primer cerveza se fue rápido. 

—Oye... Y ya así en confianza... ¿Era cierto lo que decían de Perla? —me aventuro a preguntar. 

—De todo lo que decían de ella, ¿a qué te refieres? 

—A eso de que se ganaba la calificación a mamadas —dije sin pudor, íbamos a la mitad de la segunda cerveza y tal vez porque no había desayunado me empezaba a marear. 

Samantha suelta una carcajada —no, no era cierto... Si era medio puta pero no, era nadamas una calienta huevos, a veces me incomodaba, una vez incluso me beso con manoseo incluido—dice y se empina el resto de su cerveza. 

Mi cabeza explota y de repente tengo una erección muy fuerte,no había sentido mi verga así de dura en algún tiempo. No pensé que las groserías sonaran tan sexy en ella. También termino la cerveza y abro las últimas del paquete. Sam se queda viendo al infinito, con ojos de nostalgia. 

—¿Todo en orden? —pregunto sacándola de su ensimismamiento. 

—Si... Solo me quede pensando.

—¿En qué? 

—Fue una buena época —da un sorbo a su cerveza —tengo tantos recuerdos... Todo era más fácil, no había tantas preocupaciones... —dice y luego sonríe con la sonrisa que tenia en la secundaria, cálida y hasta inocente. 

—Si, bueno... Para mi no fue tan fácil... —doy un largo trago—pero yo era un simple mortal, un chico más, tu en cambio eras la reina de la secundaria... La chica más bonita. 

Samantha sonríe con indulgencia —no seas mentiroso. 

—Es cierto, eras la fantasía de todos. 

—¿Todos? 

—Si. 

—¿Hasta tú? —Me quedo callado un segundo, incomodo y avergonzado —hijo de puta —dice con humor —¿era tu fantasía? ¿Te masturbandola pensando en mi? —mi silencio es respuesta —por eso no dejas de verme el culo. 

—No, digo si... Pero... —el valor liquido entra en acción—eras la chica más hermosa, tienes unas piernas hermosas y en esa época tenías más tetas que todas las chicas... Además tenía las hormonas alborotadas —ella sonríe y toma más cerveza —y tienes un culo espectacular, por eso me lo quedo viendo, eres muy bella. 

Ella sonríe y mueve la cabeza negativamente —eres un mentiroso, estoy bien fea, antes quizá... Pero después de mi hijo ya no soy bonita —estaba incrédulo, no sabía si me estaba engañando o de verdad lo pensaba —antes era flaca y linda ahora estoy más llenita. 

Me acabo la cerveza de un trago, me levanto del sofá y obligo a Samantha a levantarse. 

—¿Estas loca mujer? Estas buenísima, seguro hay varios con ganas de cogerte... 

—Si, pero por el morbo de estar con una milf, no por que yo les guste.

—Te equivocas, enserio ¿no te das cuenta del cuerpo que tienes? Tienes unas piernas hermosas y tus ojos... Esas tetas se ven deliciosas y tu culo... Dios que culo tienes...—mi erección estaba en su punto más alto—mira como me tienes —le digo agarrandome la verga sobre el pantalón. 

—Si... Ya vi... —dice sonriendo y su mano se acerca tímidamente a mi pantalón —¿enserio te masturbabas pensando en mi? —pregunta con un tono aterciopelado, cargado de erotismo. 

—Si... —contesto antes de besarla salvajemente. 

Pongo mis manos sobre su culo, masajeando bien sus nalgas, nuestras lenguas se mueven deliciosamente, ella sigue masajeandome sobre el pantalón. Subo una mano para bajar la cremallera de su chamarra deportiva, debajo esperan un par de tetas grandes cubiertas solo por una delgada blusa de algodón, sus pezones apuntan excitados como dos lanzas de placer. 

—¿Sin brazier? —le pregunto y ella sonríe. 

—Así es más cómodo —contesta con las mejillas encendidas y la voz de zorra pasiva. 

Mis manos se cuelan debajo de la blusa y comienzo a masaje artesanal sus tetas hermosas, suaves, con un par de pezones alargados un poco por darle pecho a su hijo. Ella cierra los ojos con la cabeza hacia atrás, disfrutando de las caricias. 

—Eres un sueño... —le susurro, ella sonríe con lujuria;levantó la blusa liberando el hermoso par de tetas que tiene, blancas con los pezones oscuros, sin esperar más mi boca se adueña de sus pechos, lamiendo y chupando, convirtiendo su respiración en jadeos y gemidos. 

Mientras succiono sus pechos mis manos se entretienen debajode sus calzas, masajenado su culo y su coño, humedeciendome los dedos de sus fluidos. Me quedo unos minutos más disfrutando de esos pechos y de la música erótica de sus gemidos. Bajo los leggins junto con sus calzones hasta media pierna. 

—Déjame... Dejame chuparte... Antes déjame chupartela —dice alejándose un paso. 

La imagen es hermosa, la chica de mis fantasías, por la que tuve tantos orgasmos parada frente a mí, su piel blanca apenas manchada por uno que otro furtivo lunar, los pezones atractivos y erectos, las calzas a mediapierna, su vello cubriendo un coño húmedo, listo para el sexo. 

Se arrodilla frente a mi, saca de su encierro mi verga que salta entusiasmada derramando lubricante transparente de la punta. Samantha la mira hipnotizada y comienza a masturbarme, se muerde el labio inferior y pasa discreta la lengua por la comisura. Comienza a lamer y succionar la punta de mi pene, después se la mete completa, con cierta desesperación y nostalgia. 

Me da una mamada deliciosa, me empuja al sillón para que me siente, ella sigue chupando feliz lame mis huevos de vez en cuando. 

—Ssss... Que rica verga tienes... Que rico sabor... La tienes muy rica corazón... —dice entre chupada y chupada —mmm... Que rico cabron...Hace mucho que no me comía una verga tan rica... 

La sujeto por la coleta y comienzo a cogerme su boca lentamente —cometela toda putita —ella succiona a mi ritmo. 

Se la saca de la boca y comienza a masturbarme —¿Así te imaginabas tu fantasía? —pregunta escupiendo la cabeza de mi sexo, siendo lo más puta y guarra que pueda. 

—En realidad... Lo hacías con tus tetas —le suelto una mentirilla para provocarla. 

—Hijo de puta... —dice antes de poner mi verga entre sus tetas —¿Así cabron? 

Deja resbalar un hilo de saliva sobre mi verga entre sus pechos para lubricar y después comienza a mover de arriba a abajo sus pechos estrujando mi verga entre ellos en una maravillosa rusa. 

—Que rico putita... Que ricas tetas tienes... 

—¿Te gustan cabron? —aprieta más sus pechos estrangulando mi verga y después los mueve —¿Me vas a llenar las tetas de leche cabron? 

—Claro que si putita... Pero quiero cogerte primero. 

Ella se me queda viendo a los ojos como esperando esa frase, sonríe dulcemente. Sus tetas liberan mi verga y le da unas profundas y deliciosas chupadas más, se lo saca de la boca provocando un fuerte chasquido su boca y la punta de mi miembro quedan unidos por un hilo de saliva y lubricante. 

—Ven, vamos a coger a la habitación —me toma de la mano para guiarme. Nos besamos en el camino y vamos arrancandonos la ropa, cuando entramos en la habitación estamos completamente desnudos y excitados —.Enséñame... Enséñame como te masturbabas pensando en mi... —susurra y se acuesta en la cama con las piernas abiertas. Yo obedezco y comienzo a pajearme—mmm... Que rico... —comienza a meterse dos dedos —¿así te tocabas? ...¿Querías mis tetas?... ¿Mi culito?... 

No resisto más —ponte en cuatro puta —le ordeno. 

—Claro corazón —dice poniéndose sobre rodillas y manos —¿así?—dice lujuriosa moviendo el culo. 

Me abalanzo enterrando mi cara entre sus nalgas, no puedo creer que me voy a comer el culo que tanto me hizo fantasear de puberto. Le chupo desde el ano a la vagina succionando los labios de su sexo ella gime y habla sucio yo estoy concentrado lamiendo y saboreando. 

—¿Quieres que te la meta? 

—Si... Sí cabron... No me hagas esperar... 

—Pídemelo por favor putita. 

—Cogeme... Cogeme por favor... Hace mucho que no me cojen...Meteme tu verga... Por favor... —no la hago esperar más, tomo mi pene y la acomodo en la entrada de su coño —mmm... Dame duro corazón... —se la encajo toda de golpe —aayy... Que rico... Dame duro... Dios que delicia... —comienzo adarle duro, haciendo que sus nalgas aplaudan con fuerza, Samantha grita y gime lujuriosa, saca más el culo, la agarro a nalgadas —así... Así... Duró, así...Si... Dame duroo... Dame, dame, dame... Hijo de puta... Que ricoo... Aaaah...Más, más, más... Maaas... —siento que su sexo se contrae, Samantha grita en un orgasmo, mi respiración se convierte en gruñidos, escucharla me excitaba demasiado y siento que voy a terminar. 

—Date la vuelta —le dijo después de sacarsela, el cambio deposición quizá me haga durar un poco más. 

Sam se acuesta y abre bien las piernas, yo me acomodo enmedio y se la meto sin previo aviso. Le sigo dando duro, metiendo y sacando mi verga, me las arreglo para succionar un pezón mientras la penetro duro, ella pone una mano en mi nuca y me empuja para seguir chupando su seno, dice cosas entre gemidos que no entiendo, solo puedo escuchar mis propios latidos dentrodel oído. 

—Ya no aguanto Sam... —empiezo a gruñir —me vengo...

—En las tetas... —escucho distorsionado —en las tetas...—dice desesperada casi en una orden. 

Salgo de ella y me acomodo con las rodillas al lado de su abdomen, gruño jalandome la verga rápidamente, mi orgasmo estalla y salen 4 o 5chorros copiosos y espesos. Cierro los ojos algo mareado y al abrirlos veo a la chica de mis primeras fantasías cubierta de mi esperma, tiene dos chorros calientes de leche sobre las tetas, uno en los labios y otro en la barbilla,unas gotas perdidas quedan cerca de sus ojos azules, la imagen hace que salgan disparadas unas gotas más de leche que caen en su abdomen. Tiene las mejillas rojas y la cara de satisfacción. Me desplomo a su lado respirando agitadamente. 

De la nada Samantha empieza a reír, una risa de alegría, yo río con ella de satisfacción. 

—Tenía siglos sin coger... —dice y con un dedo se limpia el semen para después beberlo —coges muy rico, se ve que tienes práctica. 

—No mucha. 

—Estuvo muy rico, yo a veces me masturbo pero no es lo mismo y es... Algo triste. 

—Yo te echo una mano cuando quieras —Samantha vuelve a reír. 

—Claro, te dejo mi número y otro día volvemos a... Desayunar—me guiña un ojo —eso hasta que entre a trabajar y mi horario cambie. 

—Trato hecho —le contesto y nos paramos de la cama. 

Era casi la 1:00pm y se me hacia tarde para una clase importante, ella también estaba retrasada y a pesar de sus insinuaciones por quedarme tuve que irme, me da su número y quedamos de vernos otra vez, ella me despide en la puerta desnuda con un beso. 

De camino a la universidad me pongo un poco del desodorante que siempre cargo en la mochila, eso no enmascara el descarado aroma a sexo que despido. El día pasa tranquilo, me duermo en una clase por el cansancio y a la media noche le mando un mensaje: "eres la fantasía que más me excita...Espero verte pronto". 

Así sucedió, créanlo o no.

2 comentarios - Lo que quedo de la belleza

aristizaba +1
Que buen relato. De 10. ¡Gracias!
Des-conocido- +1
Gracias por leer amigo, espero me sigas leyendo