De nunca acabar

Soledad miro la pija parada ante sus ojos, paso la lenguapor sus labios y se la comió mientras Raul estiraba la cabeza para atrás y sedejaba llevar por esa succión. Raul quedo boca arriba y tiro los brazos encruz  como muerto. Soledad apretaba el nacimientodel tronco de su pija y solo introducía profundamente el glande hasta sugarganta. Un torbellino de baba y calidez rodeaba la pija, entusiasmadaapretaba la base del tronco con más fervor mientras la boca seguía con esaininteligible cadencia que a Raul lo hacía gemir.
Soledad se perdió en esa nube donde solo se sostiene el purosentir y Raul hacia lo mismo. Muchas veces soledad le había pedido que dejarade pensar. Solo era gemidos y espasmódicos movimientos de su pubis al compás dela acción de Soledad.
Hubo un punto un punto muy preciso. En ese punto ni lohubiera pensado Raul, ni Soledad donde un torrente de leche salía desde la basedel tronco de la pija y buscaba la boca que la estimulaba.
Un suspiro profundo de Raul y la sin respuesta de Soledadhicieron que su boca se llene de semen. Supongo que no fue sorpresa ya que alinvite Soledad se la trago toda.
Descaradamente se acercó a la boca de Raul y lo beso. Se apoyócontra su pecho y comenzó a masturbarse.

1 comentario - De nunca acabar