Dulce pendeja bien culeada por el padre del novio

"Sólo llamaba para decirte que te amo".


Laura recibiría el mensaje de aquel estúpido mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas y sonreía, mientras gemía fuerte y como nunca lo había hecho, y mientras la gruesa verga de Héctor le penetraba, rompía el virginal ojete.


Laura había llegado a la casa de su noviecito, que estaría por llegar. Había pasado a la casa mientras el amable Héctor —padre del noviete— la acompañaba hacia el living, le explicaba que el colectivo de el boludito se había atrasado, y le miraba el orto en el shorcito de la pendeja; Lau también le decía que a ella también le había avisado de la demora, y que esperaba no molestar teniendo que esperarlo allí.

Obviamente, Héctor decía que no era ninguna molestia, y le ofrecía galletas y jugo, y leche de verga profundo en su ojete… jaja, eso último, no, sólo lo imaginaba… por ahora.

Pasaron los minutos, Héctor andaba de acá para allá mientras limpiaba el patio y otros quehaceres. Lau miraba para el patio hacia afuera, mirando las nubes en el cielo y la camisa sudada del señor Héctor, como así también la pija que se le notaba debajo del pantalón; boludeaba con su tablet en ocasiones.
Pasó 1 hora y media y Lau, sintiéndose tonta esperando sentada allí, le ofreció su ayuda a Héctor, saliendo al patio:

— Héctor, quiere que le haga algo..? Le ayudo? Estoy aburrida — dijo con no poca voz de estúpida y nena.

— Mmm, ¿querés meter esas hojas secas en el tacho? — dijo Héctor mientras le miraba las transpiradas tetas debajo de la remerita.

— Sí, señor, lo haré — dijo la pendeja, y lo comenzó a hacer con gran dedicación la tarea.Lau, después de un rato, termina de hacer su tarea y, con sus pezoncitos traslúcidos por el sudor en su blanca y breve vertimenta, miró sonriente a Héctor y le gritó:

— Terminé, señor Héctor! Lo hice bien?

En ese momento y mientras Héctor la felicitaba y disfrutaba, toda sucia y mojada, de sudor, a ambos le llegó un mensaje. Ambos miraron sus móviles, luego se volvieron a mirar y el hombre dijo, pero Lau lo interrumpió y se superpusieron dos veces más hasta que rieron ambos y finalmente Héctor dijo, con voz firme y responsable:

— ¿Querés que te lleve a casa de tu papá, nena?

— Bueno, señor — dijo una Lau algo entristecida y cabizbaja.

Sin embargo, luego de un rato, cuando estaban ya por salir cuando Lau dijo, para dulce condena de su ojete adolescente:

— Ay... Me puedo quedar a dormir acá, señor Héctor? Mañana temprano llega Juli y...

— Hmmm... sí, nena, claro, te quedás en la pieza de Julián, sin problemas, pero avisale a tu papá, ¿ok?

— Sííí, gracias señor! — al tiempo que se acercaba hacia él y lo abrazaba. “Qué dulce nena”, pensaba Héctor mientras le miraba el culo a la jovencita, mientras sentía el cuerpo juvenil y caliente de la nena. Lau sintió la verga del señor en su vientre, eso hubiera jurado, deseado.

Héctor la invitó a tomar una ducha, preparó la cena y así terminaron ambos sentados en la mesa riendo y charlando. Lau le preguntó, quizás desprevenidamente, sobre la difunta esposa, y así es que Héctor cambio su rostro y le contó de las penurias de esos días, de cuánto extrañaba a la muerta, etc.

Lau, muy dulce como es, se acercó al hombre y volvió a abrazarlo y besarle la mejilla. Él se moría de ganas de tomarle el culo a la pendeja, de tirarla sobre la mesa y saboreárle la concha como el mejor postre que pudiera haber, pero vamos, la situación era complicada: era la noviecita de su hijo y no más que una pendeja.Terminaron viendo tele, Lau pasó al baño, se bideteó bien el ojete y a la vuelta, sin decir demasiado, se acomodó upa del señor, y dijo:


— No tiene que estar más triste, señor Héctor — dijo Lau al tiempo que le besaba de nuevo la mejilla, luego de lo cual se lo quedaba mirando.
Héctor le acarició la frente y luego el pelo, luego llevó su mano al glúteo de la pendeja y fue a aquí cuando Lau acercó sus labios a los del señor… desde aquí fue la otra mano de Héctor en la cabeza de la jovencita la que terminó de definir ese prolongado y baboso beso. Mientras tanto, Héctor, masajeando ese orto y concha adolescentes, hacía que su verga se engrosara rápidamente, para alegría de la nena, que torpemente se lo palpaba sobre el pantalón.


Lau dejó de besar al señor al tiempo que éste la ayudaba a quitarse la remera y dejar ver así sus pequeñas tetas de pendeja; Héctor le beso las tetas para deleite de la putita, le besó las tetas al tiempo que le dedeaba la concha casi virginal, bien depìlada para el novio ausente, boludo y gorreado.
Qué delicia el gemido de Lau, qué dulzura la de Lau que, luego de recibir las caricias y besos del señor, supo arrodillarse y pedir verga en su boca, por favor…


— Quiero verga, señor Héctor, tengo hambre, por favor….

Y Héctor supo darle pija en la boca a jovencita, que primero la lamió con toda dulzura, y luego, dificultósamente, se la engulló con su boquita, mientras miraba a su Héctor, tomándole el pelo mientras disfrutaba culeándole la boquita a la pendeja prohibida, a la que ni soñaba entrarle así.Héctor supo culeárse bien la boquita a la pendeja, hasta que decidió acomodarla sobre el sillón, para que el culito de la susudicha quede bien entregado a su verga tiesa.

— Hágame la cola, papi, rómpame la cola — dijo una virginal y puta del ojete Lau.Héctor acomodó su pija en la concha de Lau y supo redesvirgarla con su tremenda pija en tan dulce y pequeña concha, bien se la cogió mientras Lau gritaba y gemía como la mejor de las putas, al mismo tiempo Héctor presenciaba el orto de esa niña y, luego de reiterados chirlos en la cola mientras se la cogía, supo dedearle y ensalivarle la colita mientras se la cogía.


— La quiero en la cola, papi, pooorfi… — decía la muy putita, y Héctor ya no dudó ni un instante, y, con un rápido movimiento, sacó la verga de la mojada conchita de Lau, y supo puertéarse a la putita bien cerrada. Héctor le lamió el ano a la jovencita, se lo babeó bien, y volvió a culeársela como era debido.
Luego de dos vergazos en el ojete, ya tomando ritmo la culeada, fue cuando llegó el mensaje del enamorado al teléfono de Lau. Ella no lo leería sino hasta tener el recto y la pancita llenos de semen de su nuevo amor.



Dulce pendeja bien culeada por el padre del novio
— Tomá, putita hermosa, qué delicia de orto tenés, Lau, ¿te gusta como papi te rompe la cola?

— Sí, mmm, aaaah, mmmm, uuuh… — decía la putita.


Así hablaban los enamorados mientras Héctor se la re culeaba. Sendas fueron las cargas de leche que rebalsaron el orto de Lau, para deleite de la pendeja, que, agradecida, una vez que su nuevo papi se la haya sacado del recto, se abalanzaría a mamarle la verga a su Héctor, para agradecerle y dejársela limpita.

Tamaña sería la sorpresa al ver que la pija de Héctor se volvería a endurecer en la boquita de la dulce Lau, que, luego de una larga mamada, también recibiría recompensa láctea en la boquita.


— Tragate todo, bebé… mmm, muy bien mi puta… — diría un enamorado nuevo dueño de Lau.

Fuente:
https://steemit.com/nsfw/@gololita/dulce-pendeja-culeada-por-el-padre-del-novio

.

3 comentarios - Dulce pendeja bien culeada por el padre del novio

kramalo
Y cuando llegó el novio...!! chan..!! pasó de largo...jaja!! le dejaron el orto como tambor de fiesta...jeje!! muy bueno..
Soyyo277
Uuufff muy bueno como siempre!