Mi amiga y mi marido

La mujer me contó que salió con un hombre que la cautivó. Destacó detalles de su atractivo, ninguna demostración grandilocuente de su potencial erótico, sino un combo:
*al reflejarse en un espejo, mirando hacia adelante, él, ella pudo ver que tenía un perfil precioso.
*él la encaró con originalidad, ingenio y osadía para proponérsele.
*ella acabó por ceder a la presión y a su tentación.
El hombre, mi marido Martín.
La mujer, mi amiga Liliana, que al pedirle que confirmase o desmintiese lo que había Imaginado por conjeturas fundadas en apariencias e indicios, se sinceró.
-Perdoname, me empaquetó con su simpatía y artimañas. “Me pudo”- respondió.
Ella estaba al tanto de mis correrías, andanzas y aventuras extramatrimoniales, con cuñados, colegas de trabajo, amigos de Martín, cirujano de Martín, partners casuales varios, ….., no cabía que mostrase indignación o herida en mi dignidad.
Si estaba sorprendida. No me lo esperaba de mi marido, “¡tan modosito y frugal conmigo!”
-¿No era que es muy formal, con poca chispa y corta inventiva? ¿Y que, entre las sábanas, es muy predecible y rutinario?” me chicaneó riendo, Liliana.
<Eso creía. Me tenés que contar, con lujo de detalles, como fue tu partusa con él>

-¡Bueno ahí va! Facundo, mi esposo, alquiló un departamento en Mar del Plata, cerca del mar. Disfrutábamos de unos hermosos días de sol, arena y mar – y garche diario- hasta que un lunes tuvo que dejarme sola, por un breve viaje de retorno a la empresa por un imprevisto impostergable.-
Con Facundo se fue también el sol, refrescó y llovió. Sin playa, el día fue aburrido. El martes, temprano, mientras estaba, embolada, sorbiendo un café con leche, improvisamente, sonó el timbre. Me quedé perpleja, no esperaba visitas.
Atiendí el portero eléctrico:
“Hola, Liliana, soy Martín ¿Te desperté?”
“No, esperá que bajo” respondí.
-Me calcé la bata y bajo a abrir la puerta del edificio. Martín, pulcro, elegante, pregunta: -
“¿Facu está?”
“Lamentablemente, volvió a Buenos Aires y, eso espero, vuelve el jueves a la mañana”
“¡Uhhhyy que lástima! ¡Y con este tiempo, vos sola. Parece invierno!”
“Verdad, siento casi frío y me aburro.”
-Lo invité a subir y a tomar un café. Hablamos de generalidades hasta que él (reflejado en el espejo como mencioné), me propuso:-
“Tengo que comprarle un regalo para Romina. ¿Te gustaría acompañarme? Me vendría muy bien el consejo femenino”
-Su perfil, precioso, me ayudó a “agarrar viaje”-
“¿Por qué no?, me aburro aquí, me va a servir de distracción. Dame tiempo, me visto y salimos. Te sirvo otro café.”
<¿Te dijo a que había ido a ver tu marido?>
-No. Y que hacía en Mar del Plata, tampoco.-
<Obvio: se enteró que estabas sola y armó el viaje para ver si se le daba ¡el muy cretino!>
-Si. Supongo que fue así. Te sigo contando. Anduvimos, sin un plan previo, recorriendo negocios, el resto de la mañana. Con mi aprobación- previo paso por el probador ya que vos y yo tenemos talle y físico iguales – compró un vestidito corto, rojo, muy lindo. A los postres del almuerzo que consumimos en un hermoso restaurante, Martín me dice que se decidió agregar una lencería – que a mi juicio fuese muy sexy - y una cartera.-
Volvimos a una tienda de lencería y, luego, a una de accesorios y artículos de cuero.-
-Le sugerí un precioso conjunto de corpiño, tanga, portaligas y medias, todo rigurosamente negro. Por último le aconsejé una cartera, divina. Pensé lo suertuda que eras vos, con esos regalos de novela.-
A tarde avanzada, regresamos al edificio de departamentos. Yo, había transcurrido un día realmente agradable y, el sol, reaparecido, nos regalaba un hermoso ocaso sobre el mar y prometía un amanecer esplendoroso.-
-El resplandor no esperó la mañana siguiente.-
-En la puerta del departamento, Martín, me miró fijo y:-
“¡Escuchame. Hoy fue un gran día y no me gustaría que acabe aquí: ¿Salimos a cenar esta noche?”
-Demoré unos segundos en responder, pensé que, tal vez, Facundo iba a llamar ….. bueno, en tal caso le ….. no me dejó seguir pensando en eso.-
“¡Dale Liliana! ¿Sabes qué? No es cierto lo del regalo para mi mujer, lo que compramos hoy es para vos”
-Quedé cortada, casi sin palabras-
“¿Comooo? Es una exageración, no puedo aceptar.“
“¡Por favor, Liliana! Estas horas juntos, valen, para mí, mucho más que cualquier otra cosa”
-No supe que responder, no me lo esperaba, se había comportado con simpatía y corrección, además sabía, que soy tu amiga, no creí que “se tiraría el lance conmigo. ¡Error!!-
“Escuchame …. Te pido sólo un obsequio …. ponete el conjuntito así me hago la croqueta mientras cenamos, imaginando que lo tenés debajo del vestido.”
<¡Qué sucio. Ahí tenías todas las señales de que te quería fifar!>
-Siii. Y, te soy sincera, la perspectiva, ya la miraba con cariño-
“Vuelvo a las 8:00.”
-Dijo Martín. Se dio media vuelta y se fue sin esperar mi respuesta. Dio por descontado que había aceptado el convite. Y no estaba equivocado.-
Me duché con agua tibia – me encanta – y comencé a prepararme. Me calcé las cuatro piezas de lencería, ¡woww! Me sentaban muy bien ¡De película! Me arreglé cara y cabello, me puse el vestidito, maravilloso, estaba eligiendo los zapatos con tacos cuando sonó el teléfono-
-Era Facundo, preguntó como estaba, le respondí que bien, me dijo lo mismo de él. No le mencioné la venida de Martín ni el día juntos. En el fondo me sentí culpable. Él trabajando, yo paseando y divirtiéndome y yendo por más. Aunque él también tuvo/tiene sus “agachadas” me dio un no sé qué. Le dije que lo extrañaba y que esperaba que volviese pronto.-
<¡Zafaste! No tuviste que improvisar justificación para tu salida nocturna>
-¡Siii! Decididos lo tacones, trasladé mis cosas a la nueva cartera …. Estaba lista. -
-Martín, al abrirle yo la puerta, me miró de arriba abajo y quedó sin aliento-
“¡Estas lindísima!!!”
-Yo me ruboricé y le agradecí el cumplido, halagada-
-Fuimos a un restaurante del puerto, cómodo y acogedor. Cuando entramos, muchos comensales, me siguieron con la mirada, mi vestido rojo no pasó desapercibido.-
-La cena transcurrió agradablemente, el vino blanco, que acompañó el plato principal de pescado, se nos subió un poco a la cabeza y teníamos la risa a flor de labios y las manos, acariciándose, mutuamente.-
-Martín me acompañó al departamento y, supuestamente, salía de regreso a Buenos Aires. Bromeamos que si lo paraba la policía le iba a retirar el registro de conductor por alcoholemia.-
-“Subí, te preparo un café así, por lo menos, no te dormís en el camino” le dije-
-Subimos, abrí la puerta y Martín me siguió, cerrándola e, inmediatamente, me tomó de un brazo, me atrajo hacia él y amagó besarme-
-Yo traté de evitarlo pero me apretó, con sus brazos, contra su cuerpo y contra su verga crecida. Me dio una sensación repentina, violenta de calor con epicentro en mi pubis y percibí humedad en mi concha –
-Dejé que me comiera (y le comí) la boca con un beso apasionado-
-Me levantó en vilo y me depositó en el piso del dormitorio, retrocedió un paso y levantó y quitó el vestidito, pasándolo por mi cabeza.-
-Quedé delante de él en corpiño, tanga, portaligas y medias, recomponiendo mi peinado-
“Sos lindísima. No tenés idea de cuánto te deseo y desde cuanto tiempo”
-murmuró y me arrastró sobre la cama. Yo tenía presente su verga presionando mi pubis y la busqué con mi mano. La sentí pulsar bajo los pantalones y me excité aún más-
-Su mano se deslizó entre mis muslos, desplazó de costado la tanguita y palpó lo mojada que estaba. Me dio algo de pudor, de vergüenza, pero no me opuse a que quitara las medias y arrastrara portaligas y la bombachita hasta sacarme, ambos, por los pies, sin sacarme los tacones. Comenzó a lamerme la conchita depilada. Su lengua resbalaba haciéndome vibrar. El agregado de sus dedos hurgando adentro, hizo que me excitase a lo loco y acabé enseguida como no me sucedía desde mucho tiempo.-
-A ese punto, me cruzó un breve instante de Inquietud, de pesar interno, de remordimiento por la mala acción, en perjuicio de Facu y tuyo.-
<¡Andáaa! ¡Te creo pero no es cierto!>
-¡De veras! Fue brevísimo. Él se había quitado camisa y pantalones y arrodillado sobre la cama. Le veo el paquete dentro de su slip. Se lo bajo y me acomodé para pasarle la lengua por la pija, tremendamente dura y por los huevos, me la metí, luego, en la boca y se la mamé un buen rato. Los dos estábamos zarpados a mil.-
-Lo obligué a acostarse, con comezón en la concha, me subí encima – vestida aún con corpiño y tacos- y me “entierré el palote” y comencé a cabalgarlo. Sentía su verga llenándome, la gozaba con locura, subiendo y bajando y gritando-
-Me quitó el corpiño, suspendí momentáneamente el sube y baja, para inclinarme hasta dejarle su cara hundida entre mis tetas.-
-Martín giró la cabeza hasta dar, con su boca, primero en uno, luego en el otro de mis pezones para chuparlos. Volví a ensartarme la verga y a cabalgarlo Con las manos, él, manoseaba mis nalgas y, de pronto, me metió un dedo en el culito. Es más de lo que podíamos aguantar: el gritó:
“¡…me voy, ….. me voy …. Me voyyyy …. Te voy a hacer mámáaaaa…- Yo seguí a los brincos hasta que sentí el chorro de leche caliente adentro y acabé por segunda vez-
<¡Qué lo parió! Vos estas segura que era mi Martín?-
-Por supuesto, boludaaa…jajajaj –
-Me derrumbé sobre él. Nos besamos, luego quedamos acostados lado a lado, con mi conchita derramando semen y fluido vaginales sobre el cubrecama (al día siguiente tuve que llevarlo al lavadero, estaba hecho un desastre)-
-No demoré en excitarme de nuevo, quería otra dosis, aunque su verga estaba flaca, floja, sin consistencia, apagada, Se la manotee y acaricié. Tardó más de lo que yo pretendía, pero la sentí crecer entre mis dedos. Él también me tenía ganas aún.-
<¡Hijo de una iena! ¡Conmigo uno y gracias!>
-Me quité los tacones, él se incorporó lo suficiente para darme otra biaba de lengua y dedos en la conchita. Al rato, me pidió que me diera vuelta, me acarició el culo, me lo mordisqueó también y comenzó a jugar con el agujerito. Me re-calentó. Me preguntó:-
“¿Alguna vez te la dieron por la colectora?”
-Le dije que sí. La respuesta le debe haber completado el temple, Se subió y percibí el empuje de su pija comenzando a entrar. Un pequeño escozor inicial dejó lugar al goce. Me entraba y salía como un adolescente, empujando, manoseándome las tetas y gruñendo, por sobre mis gemidos de placer. Él consciente de mi goce, aceleró el ritmo de la culeada y me murmuró al oído:-
“ Sos más puta de lo que imaginé, gozá trolita.”
-Me sorprendieron sus obscenidades, pero no me ofendieron. Estaba demasiado caliente y disfrutando. Acabamos los dos a los gritos-
Se acostó a mi lado, me di vuelta, nos besamos y “nos tiramos flores”, un buen tiempo. Luego él se fue a higienizar y volvió a acostarse. No lo podía creer, otra vez tenía la verga dura apuntando al zénit. –
<¿Había comido puré de viagra, con el pescado, el animal?>
-No sé pero estaba otra vez al palo, se irguió, me abrió las piernas y empezó a lamerme la concha mojada y sucia, hasta hacerme gritar, me metió dedos en el culo, no conseguí controlarme temblé de placer y le pedí que me coja. Me penetró y con expresión libidinosa me dijo; -
“¡Esta es mi putita!”
-y comenzó un ponga y saca, con vigor sorprendente a esa altura de la velada y de las cogidas. No aflojó hasta provocarme el enésimo orgasmo y obsequiarme otro generoso chorro de semen caliente, como no me había dado hasta ese día otro-
-Ahí sí, pareció desinflado, saciado de placer, se derrumbó a mi lado, me sonrió y:-
“No sabes desde cuando quería cogerte y hacerte el ojete”
-¡Pero, soy muy amiga de tu esposa y la esposa de un amigo tuyo! Le rebato perpleja-
“A ninguno de los dos los perjudicamos ni le afectamos órgano alguno. Sólo los nuestros quedaron zarandeados pero, bien que valió la pena ¿O nooo?”
-Asentí con la cabeza. De otro modo hubiese sido mentira-
<¡Bueno, vaya maridito tapado y amiguita leal que tengo!!>
Lo que siguió en la conversación, entre Liliana y yo, carece de interés para este relato. Sólo agrego que sigo amiga de ella, esposa de Martín y con mis correrías carnales.
Descuento que ellos dos también, hacen de las suyas.
En los eventos sociales que compartimos, sólo debemos tener cuidado de no acercar demasiado nuestras cabezas “para no entrechocar los cuernos”.

5 comentarios - Mi amiga y mi marido

Elpndjomacho
que bueno!! muy caliente y morboso relato!! un género dificil pero lo hacés muy bien, por ahi medio se mezcla y no se sabe quien está hablando de las dos amigas...pero muy muy caliente!!! @MariaYute te sigo a partir de ahora, vos seguime a mi!! dejo muy merecidos +10
exiliado-40
excelente y calienteeeeeeeeeeeeeeeee +3
sfdk
Genial!!!! 10 puntos y fan nuevo! 😉
ferchus2008
hola maria como nos calentas con mi mujer,esperamos conocerte algun dia
murdoc77
👏🏾👏🏾👏🏾
+3