Mari, mi vecina madurita y pechugona. 2.En su casa

Mari cerró la puerta y se apoyó de espaldas contra ella como si tuviera que aguantarla contra alguien que empujase desde el exterior. Inspiro aire profundamente hinchado su pecho para luego soltarlo lentamente mientras me miraba a los ojos y dibujaba una gran sonrisa en su cara.

-¡Que susto! ¿Verdad?

-Joder sí. Tengo el corazón que se me va a salir por la boca- Contesté mirándola desde en medio del pasillo.

-Ya no hay peligro- Dijo y comenzó a avanzar hacia mí con decisión, me tomo del brazo y estirando añadió un simple-¡Ven!

Tiraba de mí mientras avanzábamos por su piso como si fuese un niño pequeño. Finalmente me llevo hasta su habitación y situándome de espaldas a su cama comenzó a retirarme la camiseta. Al comprender su intención fui yo mismo quien levantando los brazos terminé de quitármela y la arroje al suelo junto a la cama.

-Que buen cuerpo tienes Javi, estas hecho todo un hombre.

Comenzó a acariciar mi pecho y abdomen apretando y palpando los músculos, luego comenzó a besar mi pecho y enseguida paso a lamerlo mientras mi respiración se hacía cada vez más agitada a la vez que experimentaba algún que otro escalofrió.

-Mmmm Mari, me haces cosquillas.

-Creo que te voy a hacer más que cosquillas Javi.

Comenzó a descender por mi abdomen lentamente mientras dibujaba un camino de saliva con su lengua. Finalmente se arrodilló frente a mí, se retiró ligeramente y mirado hacia arriba con sonrisa picarona me dijo:

-¿Puedo ver que es lo que guardas debajo de tu chándal?

-Claro que sí Mari, a tu más entera disposición.

Situando sus manos a la altura de mi cintura introdujo sus dedos tanto por la goma del chándal como de los calzoncillos y de un solo tirón bajo ambas prendas hasta la altura de mis rodillas. Mi polla salió disparada apuntando al frente.

-Que polla más bonita. ¿Te depilas todo el cuerpo Javi?

Mari deslizó su mano por mi polla desde abajo apretándola contra mi abdomen.

-Jeje, a las chicas les gusta más así, ponen menos pegas para el sexo oral jaja.

-Que pillín eres, tendré que comprobar si es cierto.

Acerco su boca en dirección a mis testículos y sacando su lengua comenzó a lamerlos y besarlos, al primer contacto reaccione instintivamente con un encogimiento y retrocediendo involuntariamente pero pronto sus labios tomaron el control atrapando uno de mis esquivos testículos y succionándolo a través de la fina piel escrotal. Una vez superada la primera impresión del contacto de su boca conseguí relajarme y me dispuse a disfrutar de sus caricias.

La sensación de humedad que su lengua me proporcionaba y la succión de sus labios era algo que nunca había experimentado hasta entonces. Su lengua comenzó a subir por el tronco de mi polla, sujeta contra con mi abdomen por sus dedos, y al llegar a la punta la inclino hacia adelante para rodear el capullo con sus labios y comenzar a jugar con su húmeda lengua por mi glande.

-¿Lo hago bien? – Preguntó retirándose de mi polla y mirando hacia arriba.

-Joder Mari, ¡Lo haces de puta madre!

-Jaja, Esa lengua niño, no me seas mal hablado. Quizás no tenga el cuerpo el de tus amiguitas, pero una tiene su experiencia- Me dijo guiñándome el ojo y sujetando mi polla, esta vez por la base, volvió a rodearla con sus labios para, poco a poco, deslizarse por ella e introducirla en su boca.

A Mari no le faltaba razón. Mi experiencia no era gran cosa, pero jamás me habían chupado la polla de aquella manera. La sensación de humedad que experimentaba en su boca, lo mojada que quedaba mi polla cada vez que sus labios carnosos y gruesos se retiraban lentamente por el tronco era algo que no había experimentado con ninguna chica de mi edad. Se notaba claramente que ella disfrutaba tanto de aquello como lo hacía yo y se empleaba a conciencia en la mamada más húmeda y caliente que uno pudiera desear.

Mari tragaba mi polla con soltura avanzando por el tronco y llegando hasta la mismísima base donde aguataba por unos segundos antes de retroceder cubriéndola por completo por abundante saliva y cada que vez que abandonaba el capullo lo hacía succionado sonoramente y dejando un hilo de saliva tras de si.

-Joder Mari, que maravilla. Nunca te hubiese imaginado así.

-¿Así? ¿Cómo? ¿Chupándote la polla? Ni siquiera me verías como una mujer en lo referente al sexo, las mujeres nos volvemos invisibles con la edad para eso- Abandono la mamada que me estaba practicando y lentamente y con algo de dificultad se puso de pie frente a mí.

-Tampoco es eso Mari.

-Sí lo es, no mientas, es justamente así. Pero dime, ahora que me estas probando ¿Te gusto?- Preguntó esto mirándome a los ojos y sujetándome por la barbilla con su mano.

-Me encantas, Mari. Estoy disfrutando como nunca hubiera pensado.

-Así me gusta mi niño- Contestó y abriendo su boca busco la mía mientras con su otra mano sujeto mi polla comenzando una lenta paja.

Abrí mi boca también y me agache ligeramente para recibir la suya. Nos enlazamos en un húmedo beso, los gruesos labios de Mari succionaban mi lengua que intentaba buscar la suya y cuando ambas se enzarzaron en una lucha Mari mordió la mía varias veces marcando su ritmo y riendo cada vez que lo hacía y me tenía prisionero en su boca.

Se notaba que ella disfrutaba especialmente al sentir mi deseo por beber de su boca y cada vez que me detenía con un mordisco volvía a recibirme todavía con más pasión cuando, al volver liberarme, yo intentaba devorar sus labios.

Aquel lúbrico beso duro varios minutos durante y fue ella quien, finalmente, le puso fin disfrutando cuando al separarse intente perseguir su boca.

-Espera, espera, no seas impaciente- Me dijo con sonrisa picarona y separándome con una mano.

Llevó las manos a su cadera para bajar la cremallera, que sus pantalones tenían a un costado, y dejándolos caer al suelo levantó los pies alternativamente para deshacerse de ellos, luego buscó su blusa y uno a uno fue soltando los botones para seguidamente alcanzar su sujetador y sin dejar de mirarme a la cara soltó los corchetes que retenían sus enormes tetas. Estas al verse liberadas apartaron las copas a un lado y cayeron buscando una posición más natural para su enorme peso.

Acerque mis manos y tomando sus prendas termine de quitárselas y las arrojé a un costado de la cama, entonces sujetándola por los hombros la empuje un paso hacia atrás para poder contemplar su cuerpo cubierto solo por unas bragas de considerable tamaño, pero para nada descuidas en cuanto a aspecto.

Su cuerpo no se correspondía a los actuales cánones de belleza, pero sin embargo me resultó de lo más voluptuoso y apetecible. Su abundancia de carnes, sin llegar a ser excesiva, me recordó a las formas de las diosas de la fertilidad representadas por nuestros ancestros en ciertas estatuillas.

-Me sobran muchos quilos ¿verdad?- Pregunto algo tímida al ver como la examinaba

-Esos quilos me los como yo a bocados Mari.

Me abalance de nuevo a por sus tetas, quería morderlas, lamerlas, magrearlas. Aquella mujer originó en mí un deseo que me era desconocido hasta entonces.

-Joder que ricas tetas Mari, me vuelven loco-

Sujetaba una de sus tetas con una mano y la lamia desesperadamente mientras mi polla totalmente erecta chocaba contra su vientre y mi otra mano magreaba un culazo en perfecta consonancia con sus pechos.

Mari volvió a envalentonarse al sentir mi deseo hacia e interpuso su mano para separarme.

-Ssshh, tranquilo mi niño, vas a ver que estas tetas sirven para algo más aparte de para comérselas.

Me plantó un beso en la boca, en el que nuestras lenguas volvieron a intercambiar saliva, y acto seguido, de un empujón, me hizo caer sobre la cama.

Mari se arrodillo y lentamente me quito las deportivas, el pantalón y los calzoncillos lanzándolo todo bien lejos. Separo mis piernas a la vez que, atrayéndome hacia ella, situó mi culo justo al borde de la cama.

-Vas a ver que rico- Su sonrisa era puro deseo.

Clavando los codos en la cama me incorpore parcialmente para poder observar mejor lo que Mari se proponía. Saco su lengua y sujetando mi polla con la mano comenzó a lamer mis huevos humedeciéndolos por completo antes de pasar a engullir mi verga deslizando sus labios y su lengua arriba y abajo por el tronco varias veces hasta dejarla perfectamente lubricada. Se separó lentamente dejando por unos segundos un pequeño hilo de saliva que iba desde mi glande hasta su boca.

-¿Que me vas a hacer Mari?

-Ya te he dicho, mi niño, que estas tetas sirven para mucho más que para comérselas- Contestó levantando ambos pechos con sus manos y sin dejar de mirarme a los ojos rodeo mi mojada polla con ellos. Apretó mi miembro con sus tetas mientras con sus dedos jugaba con sus enormes y erectos pezones.

-Que gusto Mari- dije mirando embobado como mi polla se perdía entre sus tetas.

-¿Te han hecho esto alguna vez?

-Las tetas de las chicas con las que acostumbro a relacionarme no dan para tanto Mari.

-Jajaja, claro que no- Contestó orgullosa.

Mari comenzó a mover lentamente sus tetas arriba y abajo transportándome al mismísimo cielo. El contacto era total y la suavidad de sus tetas junto a la saliva depositada en mi polla contribuía a la fluidez de los movimientos.

-¿Cómo se siente niño?

-Joder, me encanta estar entre tus tetas.

No suficientemente contenta por la cantidad de lubricante presente Mari relajo la presión de sus tetas sobre mi polla y escupió suavemente sobre está dejando que un rio de saliva colgase desde su boca hasta mi capullo para deslizarse luego hacia abajo por el tronco de mi miembro.

-Veras ahora jaja.

Apretó de nuevo sus tetas entorno a mi miembro y comenzó a restregarlas alternativamente subiendo una mientras bajaba la otra distribuyendo así la saliva por toda la zona de contacto.

Aquello se sentía realmente delicioso y cuando Mari consideró que la lubricación era suficiente comenzó otra vez a subir y bajar sus tetas al unísono aumentando el ritmo poco a poco.

-Mejor así ¿verdad?

-Has mejorado lo inmejorable, además me pone súper cachondo ver como se mueven tus tetas brillantes mojadas y como me escupes en la polla. No sé cómo podía vivir sin esto.

-¿Eso significa que volverás a por más?

-Joder SÍ.

-Jajaja, te daremos entonces el trato especial de la casa guapo- Me guiño el ojo y acto seguido volvió a escupir entre sus tetas.

Mari comenzó a acelerar el movimiento de sus tetas, mi polla se perdí a entre ellas para luego volver a asomar mi capullo cada vez que sus tetas bajaban y se aplastaban contra mi cuerpo dejándome notar su peso con la inercia del impacto.

Yo estaba en la gloria mientras Mari apretaba cada vez más sus tetas y alternaba su mirada entre mi cara y mi polla que aparecía y desaparecía entre sus pechos. Cada vez que la fricción aumentaba ella volvía a escupir entre sus tetas volviéndome loco con este gesto que me resultaba de los más morboso.

-¿Sabes que es lo que vas a hacer ahora?

-Lo que quieras Mari, hare lo que quieras.

-Vas correrte en las tetas de la tita Mari, vas a darle toda tu lechita como un campeón.

-No vas a tener que esperar mucho, con este ritmo.

Movía sus tetas de una forma increíble y con el acicate de mis palabras incremento todavía más su ritmo en busca de su recompensa.

-Que gusto Mari, que gusto, creo que me corro.

-Sí, vamos dame tu lechita…normalmente las tetas se ordeñan, pero hoy van a ser mis tetas las que ordeñen tu preciosa polla mi niño, vamos córrete, córrete en mis tetas- Sus palabras sonaban entrecortadas debido a la velocidad con la que sus tetas subían y bajaban recorriendo mi mástil.

-Joder que me corro, que me corro Mari, que gusto.

No resistí más, un primer chorro de semen salió disparado a gran velocidad y aterrizando en su barbilla los siguientes se derramaron por sus tetas que no dejan de moverse arriba y abajo ayudando a salir hasta la última gota.

-Así mi niño, dame toda tu lechita, déjame las tetas bien pringosas con tu corrida cariño.

Fue un orgasmo increíblemente largo, prácticamente veía las estrellas mientras Mari, poco a poco, aminoraba el ritmo y restregaba mi corrida por sus tetas.

-Umm que rica leche ha sacado mi niño.

-Bufff menudo gustazo Mari.

Intentaba recobrar el aliento cuando Mari decidió poner la guinda al pastel y agachando la cabeza a la vez que levantaba sus tetas con las manos saco la lengua y comenzó a lamerlas limpiando mi corrida. Lamia lentamente, degustando y alternado las miradas a sus pechos con otras hacia a mí con una cara de vicio que cada vez me resultaba más y más morbosa.

-Esta riquísima cariño.

Mari se levantó del suelo, termino de lamer sus tetas, dejándolas totalmente limpias y relucientes, y gateando por la cama avanzo quedando yo entre sus piernas. Sus enormes tetas colgaban rozando mis piernas primero, mi sexo semiflácido después y finalmente mi abdomen y mi pecho hasta que Mari se detuvo al llegar a la altura de mi cabeza. Me ofreció su boca y la tome sin dudarlo a pesar de que pude notar el sabor de mi propio semen en su boca.

Fue otro beso largo y húmedo, Mari se echó a un lado tumbándose de costado en la cama, yo la seguí girando a mi vez y sin dejar que su boca se alejase de la mía. Lleve una de mis manos hasta sus tetas, que descansaban la una sobre la otra, y las magreé fugazmente antes de comenzar a bajar por su vientre y penetrar bajo sus bragas donde encontré una verdadera almohada de vello púbico.

-Qué coño más peludito Mari.

-Qué vergüenza, no contaba tener que enseñárselo a nadie rey- Contestó mientras abría las piernas facilitando mi exploración.

-No importa, me gusta así como esta, esto sí es un auténtico coño madurito- Nos hablábamos entre besos.

Mis dedos exploraron los alrededores de sus labios mayores sintiendo la humedad que su coño había desprendido, su pelambrera se hallaba totalmente mojada por sus jugos. Comencé a deslizar las yemas de mis dedos por sus labios vaginales encontrándolos gruesos e hinchados y estos rápidamente rodearon mis dedos escapándosele a Mari un pequeño gemido.

Estaba realmente mojada, mis dedos chapoteaban literalmente en su coño mientras su respiración crecía en agitación por momentos. Deslice mis dedo anular por el interior de su caliente sexo describiendo un camino desde abajo hacia arriba hasta que llegue a su abultado clítoris y comencé a masajearlo ejerciendo una suave presión sobre este.

-Ayy, hacía tanto tiempo que nadie me tocaba así, sigue, sigue dándome gusto por favor- Suplicó entre suspiros.

Pase a masajear su clítoris con mi pulgar mientras uno a uno fui introduciendo el resto de mis dedos en su resbaladizo coño sin la menor dificultad. Aceleré mis movimientos y mientras la follaba con los cuatro dedos no dejaba de presionar y estimular su botón con el pulgar arrancando multitud de gemidos de su boca. El abundante flujo que su coño segregaba se derramaba por sus muslos cada vez que mis dedos se salían de su sexo.

Mari cerró sus ojos concentrándose en sentir las caricias que le proporcionaba con mi mano mientras trataba de responder a mis besos, pero cuando finalmente su boca quedo abierta e inmóvil y sus ojos se cerraron, con mayor fuerza, en un gesto de concentración comprendí que el placer estaba saturando por completo sus sentidos.

-Quiero que te corras Mari, quiero que te corras en mi mano.

Mi mano entraba y salía de su coño con mayor intensidad y fuerza emitiendo un atentico ruido de chapoteo. Mari encadenaba un gemido con otro convirtiéndose su voz en un pequeño lamento que le impedía pronunciar palabra alguna mientras su cuerpo se tensaba poniéndose rígido en un intento de resistirse a la inminente descarga de placer que estaba por llegar.

Un temblor comenzó a recorrer su cuerpo, su respiración se detuvo a pesar de abrir la boca de par en par intentando tomar aire y justo al mismo tiempo comencé a sentir las contracciones de su coño sobre mis dedos y un torrente de flujo que se derramaba por sus muslos mientras con su mano sujetaba mi brazo intentando detener el movimiento que le había llevado a sentir aquella pequeña muerte.

Mari comenzó a relajarse poco a poco y la tensión desapareció de su rostro al mismo tiempo que conseguía cerrar la boca y comenzaba a respirar profundamente por su nariz mientras una profunda sonrisa de relajación se dibujaba en su rostro.

Abrió sus ojos y me miro a los míos mientras una lágrima de felicidad se deslizaba por su lacrimal. Puso su mano en mi mejilla y acercando su boca comenzó a besarme suavemente en los labios y ya sin la desesperación y urgencia de minutos antes.

Ambos nos giramos en la cama y quedamos mirando al techo respirando relajadamente. Durante un buen rato no intercambiamos palabra.

-Buff ha sido maravilloso- Dije cortando el silencio.

-Lo se mi niño, lo sé- Contestó con un suspiro-

-¿Qué hora es?

-Son las dos de la tarde- Contestó mirando su reloj- ¿Te apetece comer algo?

-¿Las dos de la tarde? ¡No jodas! Tengo prácticas de laboratorio en la Uni a las tres, si no voy me cartean- Conteste levantándome de un salto y buscando mi ropa comencé a vestirme a toda prisa.

Ella se incorporó en la cama clavando un codo en esta y miro divertida mientras yo me vestía con torpeza.

-Tengo que irme Mari lo siento.

-Jajaja ¿Me dejas así sin más?

Me detuve y contemple su cuerpo desnudo, la sensación de deseo por aquella mujer volvió a invadirme y ya vestido gateé sobre la cama y buscando su boca volví a besarla fugazmente.

-Tengo que irme, de verdad Mari- Le dije mirándola a los ojos- Pero prométeme que esto se repetirá.

-Prométeme tú que volverás a mi cama.

-Te lo prometo Mari, todavía no he podido probar ese coño maravilloso que tienes.

-Es tuyo cuando quieras- Contestó y fue ella la que buscó otra vez mi boca en un caliente beso con lengua.

Me retire torpemente y salí marcha atrás de su habitación contemplándola hasta el último momento y tropezando con todo lo que se interponía en mi camino. Un minuto después bajaba las escaleras de dos en dos mientras me llevaba la mano a la cara y aspiraba el olor a sexo de mi vecina Mari.

Aquel día llegué tarde a mis prácticas, por suerte me dejaron entrar.

Continuará.

2 comentarios - Mari, mi vecina madurita y pechugona. 2.En su casa

gust7387
Muy bueno y como habrá quedado de caliente por más que la hiciste acabar pero todavía no la pudiste cojer