Morocha maquina sexual

Cuando tenía entre 18 y 19 años conoci a una mujer que tenía 28 años, morocha, 1,80 de altura, cabello largo, una gomas impresionantes, buenas piernas, buena cola pero se me hacia la dificil cada vez que la encaraba.

Por esos dias, yo me calmaba sexualmente masturbandome ya que mi novia, de 19, vivia en otra localidad y solo nos veíamos fin de semana por medio y era un polvo apurado rara vez.
Esta morocha, a la que llamaré Lidia (no es su nombre) me coqueteaba en los boliches pero nunca me dejaba avanzar, sabía donde vivía, que había estado casada pero se había separado, vivía sola y trabajaba en un estudio jurídico.

Una noche calurosa, tipo 22 hs, la encuentro en pleno centro de la ciudad, nos pusimos a charlar y me cuenta que estaba visitando a una amiga en la clínica y que había estado hasta recién en ese lugar, charlamos un rato hasta que me dice “Porque no vamos a tomar algo?”, yo le pregunto “Adonde?” (pensando, si me dice en un bar, me voy a mi casa, ya me había cansado del coqueteo y que no me dejaba avanzar) y me dice “Vos vivis solo, podemos ir a tu casa o a la mia, yo tambien vivo sola”, pensé dos segundos y me acordé que mi hermana tenía llave de mi departamento y por ahi venia a quedarse un par de días.

Nos fuimos a su casa, nos pusimos a tomar un cervecita, (esas chiquitas), luego otra y empezamos a transar, nos fuimos a su cama, tenía una cama de dos plazas, nos desnudamos, empecé a chuparle las gomas, eran deliciosas, a todo esto yo tenía poca experiencia, debut con una prostituta en el auto y un par de polvos apurados con mi novia, ella me besaba el cuello, las tetillas, toque su concha, grande, abierta, mojada, bien rasurada, me puse un forro (siempre tenía uno en la billetera) y empezamos a coger, yo arriba de ella y así estuvimos un buen rato, era muy buena moviendose, y yo experimentando con una mujer que realmente me estaba cojiendo, cambiamos de posición, me hizo acostar, me acaricio los huevos y me saco el forro, me dijo “quiero sentir tu carne, no te preocupes, sé cuidarme” y se la metio, esa concha estaba tan abierta que entró de golpe y se empezó a mover, acabó un par de veces y seguia moviendose, cuando se dio cuenta que yo estaba por acabar, se movia mas rapido, en un momento no aguante mas y empece a acabar adentro de esa concha que no paraba de moverse, seguía acabando, ella no paraba, mi pija me ardia, luego se bajó, nos besamos y nos bañamos.

Nos acostamos luego de cambiar las sábanas y nos dormimos un par de horas, los dos estábamos desnudos así que empezamos nuevamente a besarnos y mis ganas de cogerla nuevamente eran como cuando me calentaba en los boliches, le dije que me chupara la pija, lo hizo, aunque no era su fuerte, luego la puse patas al hombro y le di duro, acabó varias veces y yo notaba que no podía acabar, me costaba, esa concha era un mar de fluido, le propuse hacerle la cola, me dijo “si, pero mojala bien y despacito”, la puse en 4 patas, con el mismo fluido de su concha lubrique su culito y le meti mi pija mojada, note que al entrar se puso un poco incomoda pero a los minutos estaba gozando, mi pija entro bien, no soy pijudo, le estuve dando buen rato hasta que cambiamos de posicion, yo me senté a la orilla de la cama y ella se subio arriba mio abrazandome, dejando sus tetas a la altura de mi boca, eran tetas adultas, pezones bien negros, tetas grandes y firmes.

Seguimos cojiendo buen rato hasta que miramos la hora y eran las 7 y media de la mañana, me dice, “a las 9 entro a trabajar, tenemos un buen rato todavía”. Cojimos hasta las 8 y media, recuerdo que la estaba cojiendo patas al hombro y no quise acabar adentro de ella, así que cuando supe que no aguantaba más, me salí de ella y la acabe en esas tetas hermosas que antes habia chupado.
Nos bañamos nuevamente, sacamos la cuenta que dormimos solo dos horas y nos despedimos.
A la tarde me llama a mi trabajo y me dice “esta noche quiero repetir” y así fue por un tiempo, de noche, me iba a dormir y coger en su casa.

Después se puso de novio y dejamos de vernos un tiempo, un domingo a la noche la encuentro y me dijo que estaba sola, que en ese momento había extraviado la llave de su casa, le dije que se quede a dormir en mi departamento, cojimos nuevamente y al otro dia se fue a trabajar.

No nos vimos por largo tiempo hasta que un dia la encontre, estaba de remera ajustada, sin corpiño, le marcaba bien los pezones, esos que tanto había saboreado varias veces, un jeans ajustado que le marcaba ese culo redondo que tenía y me contó que se había casado hacía un tiempo y en ese momento estaba cursando el segundo mes de embarazo, le propuse ir a un telo a coger pero me dijo que no, que quería serle fiel a su esposo.

Desde ese dia no la vi más, pero guardo ese gran recuerdo. Hoy, a los 41 años, no pude encontrar una mujer que sea tan cogedora como Lidia.

2 comentarios - Morocha maquina sexual