Miriam (la hija de mi jefe)

Miriam (la hija de mi jefe)

Aquel trabajo parecía perfecto. Una empresa solvente, un puesto interesante como ingeniero de proyectos, un horario realmente bueno (aunque algunos días tenia que quedarme hasta tarde para terminar algunos asuntos) por lo que me quedaba tiempo libre para hacer cosas que antes no hacía.

Durante el mes de diciembre, la carga de trabajo bajaba bastante. Mi jefe, que se había tomado unos días de descanso para realizar un viaje con su esposa, me había dejado a cargo de todo lo relativo a la parte técnica de la empresa. En esos días estábamos realizando unos trabajos para un importante cliente. Como sucede en casi todas las empresas con el personal técnico me tocaba quedarme más tiempo en la oficina preparando pedidos y organizando el trabajo del día siguiente. Por lo que me pudiera hacer falta mi jefe había dejado que tuviera acceso a su PC. Aquel día me hicieron falta unos documentos y entre en su PC. Mi curiosidad hizo que indagara en el PC y bueno,… pasara de ver documentos propios del trabajo hasta una carpeta con curriculums. Fui pasando uno a uno todos sin otro fin que el de reírme con las fotos que todos tenemos en el C.V. Pero al llegar a uno me detuve en el. Era de una chica, Miriam, y mi jefe la señalaba con tres asteriscos, supuse que sería importante. La chica era preciosa, me impacto lo guapa que era y eso que solo podía ver su fotografía pequeña de tamaño carnet. Mi imaginación hizo en resto y le puso cuerpo y voz.

Pasaron unos días y tuve que volver a hacer uso del ordenador de mi jefe. Esta vez, lo primero que hice fue ver la foto de esa chica que había en el C.V. que el guardaba. Absorto estaba mirando la foto que no me di cuenta que me estaban mirando hasta que oí una voz femenina que me dijo: - ¿Qué estas cotilleando ahí?—levante mi vista del pc y me quede congelado al ver que era la chica de la foto la que me hablaba. Cerré como pude el archivo y dije:

- ¿Perdón? ¿Buscas a alguien? Dije en tono serio.

- Buscaba una mesa vacía, la de mi padre. Desde luego no esperaba a nadie cotilleando entre sus cosas.—Soy Miriam, la hija de Juan.

Desde luego descaro y soberbia le sobraban a la cría. Se acerco donde estaba yo, que en esos instantes había ido a su encuentro y me saludo con dos besos, pero al ir a darle el 2º beso giro su cara de manera que nuestros labios se encontraron y se besaron.

- Epaaaaaa…. Que haces…. Dijo ella como si hubiera sido yo el que provocaba esa situación. – pero si ni me conoces y ya me das un pico… atrevido!!!!.

Yo me quede pasmado. Mi cara enrojeció ante la situación que aquella cría estaba provocando. Ella lejos de amilanarse continuaba con la provocación.

- Y deja de mirarme las tetas feo…! Dijo en voz alta casi gritando.

Ciertamente al verla, cuando levante la vista de mi ordenador, no pude evitar mirar sus pezones marcados en esa camiseta de algodón blanca. Y ella, muy observadora, había reparado hacia donde se dirigían mis ojos. En tono serio, mas por el reto que estaba alcanzando que por la vergüenza que me estaba haciendo pasar le dije...

- Mira…. No sé quien serás ni que necesitas… pero creo que estas equivocando conmigo linda.

- No me digas que no las mirabas…. Me dijo haciéndose los pechos con ambas manos y sabiéndolos para remarcarlos.

- Si miraba y…? seguro que las llevas así para que te las miren no?...

La chica hacia honor a la foto. Era un bombón. Joven, quizás demasiado, no creo que tuviera más de 20, llevaba una mini y una camiseta en plan desenfadado con unas medias a rayas por encima de la rodilla. De un físico impresionante y muy guapa con unos ojos grandes y azules que hipnotizaban mas que sus carnosos y gruesos labios. Por supuesto no llevaba corpiño alguno que hiciera disimular los pezones remarcados.

Sin verguenza de lo mas mínimo, Miriam se acerco a mi peligrosamente. Su boca estaba a escasos centímetros de la mía y su cuerpo se había pegado al mío. Podía notar la dureza de sus pezones contra mi cuerpo a la vez que sus brazos me rodeaban mientras me susurraba

- No me envía mi padre.. vengo solita… quería conocer al nuevo responsable de la empresa.

- Para… para niña... que no respondooooo

- Mejor… es lo que ambos queremos no? Dijo suavemente a mi oído mientras su mano acariciaba mi pecho intentando colarse por entre los botones de mi camisa.

Su boca había encontrado la mía y su lengua me lamió los labios. Para entonces me había aflojado el nudo de la corbata y había reparado en que mi miembro se marcaba sobre el pantalón del traje que no hacía más que traicionar mi excitación. Ella me agarro las manos y las puso en su culo.

-¿No te gusta? ¿Dime? …

Mis manos apretaron sus nalgas y bajaron para tocar esa carne por debajo de la minifalda que la envolvía. Llevaba un tanguita negro, que no dificulto mucho que mis manos asieran sus glúteos mientras mi boca respondía a aquélla lengua con un beso húmedo intercambiando nuestras lenguas en su boca y en la mía.

La chica, palpaba mi pene por encima del pantalón, con suavidad pellizcando el extremo de este. Mientras yo había metido mi mano derecha por debajo de su camiseta en busca de aquellas pequeñas tetitas coronadas por un pezón duro y erguido. Los agarré, los pellizqué, la excite con ello, a lo que respondió metiendo su mano por dentro del pantalón y agarrando mi pija.

Tomando el control de la situación, me empujo sobre la mesa y hábilmente me bajo el pantalón y el bóxer quedándome con la camisa desharrapada y la corbata aflojada pero con mi pene activado como un resorte por encima de la ropa.

Ella se inclino y comenzó a saborear mi poronga, sus labios rodearon la cabeza de mi pene y comenzó a succionarla como si de un helado se tratara. Mi cuerpo se estremecía cada vez que ella se aplicaba en mi glande. Sabía hacer una mamada. Mis manos se agarraban a los bordes de la mesa como intentando no salir de allí. Mi respiración estaba acelerada y cada vez iba más rápido. Mientras que en la habitación solo se oía el ruido de sus labios aplicados a mi chota y mis débiles gemidos ante aquella morbosa situación.

Durante unos minutos la situación se prolongo… ella me hacia una sabia y maestra paja mientras su boca actuaba contra mis órganos genitales. De vez en cuando bajaba para meterse primero uno y luego el otro huevo en su boca tratando de arrancarlo. Me volvía loco. Mis gemidos habían pasado a ser voces y mis voces gritos ante aquella mamada. Jamás había experimentado nada igual.

Sabiamente supo cuando parar, sin dejar de tocarme se levanto y se contoneo delante de mí. Se deshizo de su camiseta y de su tanga dejándose la minifalda y las medias puestas. Me beso. Me mordio. Yo no hacía nada más que seguir la corriente de todo lo que ella iba haciendo. Respondía a sus caricias. A sus besos.

- Métemela… mmmmm vamos!!!

Fue la primera vez que pedía algo. La primera vez que no exigía. Queriendo saborear aquel angelical cuerpo. Tome las riendas de la follada.

- Espera… antes quiero saborear tu coñito… mmmm

Me incorpore. Le di la vuelta y ella se coloco apoyada sobre la mesa ofreciéndome su culito y su coño. Primero la agarre. La abrace. Mis brazos la rodearon por las tetitas tersas y duras que estaban desnudas e indefensas. Restregué mi rabo por su raja. Mi boca la beso en el cuello y fue bajando por su espalda hasta llegar a su culito… lo lamí. Saboreando la dulzura de aquel cuerpo. Mi lengua paso despacio por su entrada trasera, se detuvo un instante presionando. Ella se arqueo un poco más al notar mi presión y dejo escapar varios gemidos. Mi mano derecha se concentro en su concha, rosada, pequeña, depilado como el de una muñeca. Primero introduje un dedo. Lo saqué y lo lamí. Volví a meterlo. Presiono contra su clítoris mientras mi lengua seguía lamiendo la delicia de su ojete. Al poco note como su mano empujaba mi cabeza para meterla en su cueva. Mi lengua dejo su juguete y se centro en lamer su clitoris. Delicioso. Húmedo. Ella estaba loca. Gemía de gusto. Mis dedos acariciaban la pipa del placer que tenia mientras mi lengua entraba y salía de aquella vagina.

Pero Miriam aun necesitaba más…la misma mano que había empujado mi cabeza, agarro la mano libre que tenia apretando sus muslos y la llevo hasta su culo. Entendí el mensaje. La húmeda entrada de su culo se abrió ante la presión que empecé a realizar con mi dedo índice. No sabía a dónde concentrarme. Si mi lengua se distraía ella me dirigía la cabeza a ese punto con su mano izquierda. Si lo hacia mi mano sobre su clítoris la misma mano se ocupaba de recordarlo. Si mi dedo estaba demasiado tiempo sin acariciar su culo, era la otra mano la que me lo recordaba. Sus gemidos eran más fuertes y su cuerpo se contoneaba cada vez mas contra mis elementos acariciantes.

Me incorpore. Me coloque de pie detrás de ella.

- Ahora si vamos a gozar. … voy a metértela hasta el fondo… queiro gozar de este cuerpo con mi pija. – le susurre al oído.

- Siiii… hazlo. Mmmmm. Quiero sentir tu pedazo dentro…-- su voz apenas era legible.

Su mano derecha agarro mi polla y la dirigió hacia su coño. Casi sin darme cuenta mi polla estaba dentro de ella. Se movía contoneándose para que cada milímetro cuadrado de su interior fuera rozado. Comencé a moverme a su ritmo. Cada vez más rápido. La tenia asida por la cintura con una mano y con la otra buscaba sus tetas primero y su clítoris después.

La chica buscaba cada vez más rápido que la pija no se saliera nunca.

- Siiii. Aggggg aggggg agggggg. Me encanta como coges…..

Yo hacia lo contrario. Mi pene salía por completo y volvía a entrar. Nuestros cuerpos estaban pegados y gemíamos al unísono. Nadie controlaba nada. Estábamos desbocados.

- OHHHHHH…. Que buenooooooo

Al cabo de unos minutos, recordé el sabor de su culito en mi boca y su reacción ante mis caricias. Sin pensarlo, uno de mis dedos empezó a actuar sobre su culo. Su cuerpo lejos de negarse se arqueo mas buscando que entrara mi dedo a la vez que me la estaba follando por el concha.

Ante aquella respuesta, me decidí a ir más allá. Pare mis embestidas. La saque. Mis dedos habían hecho su trabajo en aquel pequeño agujero. Mi mano derecha se apoyo en su espalda empujando para que se reclinara más. Abrí su culito con mis manos y mi polla se poso en aquella entrada. Yo me excite en sobremanera, ante aquella situación.

- Te voy a follar el culito nena…. Vas a gozar…

- Noooo… nooooo… no lo hagas…

- Siiii..es lo que has venido a buscar… Apuestas y ganas…Le contesté.

Su boca decía una cosa… pero sus manos hacían otra… con ambas manos se apartaba las nalgas mostrando su culo y dejando que mi pija poco a poco fuera entrando en aquella carnosa cavidad. Poco a poco fue entrando…. OHHHHHHHH…. SIIIIIII…. Mis gemidos casi no acertaban a describir lo que aquello era. Al poco tiempo mi poronga estaba dentro… completamente. Ella había dado algunos gritos por el dolor que supongo le había producido aquel ensartamiento, pero enseguida se había acomodado a la nueva situación pidiendo mas..

- Siiiii…. AGGGG… SIIIII… Vamos dame mas… Culiame papi.....

- ¿quieres más? …TOMA OHHHHHH!!!!!!!!

Mi pene estaba estrangulado ante la acción de los anillos del culo de Miriam. Tuve que escupir para facilitar la fricción y empezar a darle lo que me estaba pidiendo.

- Tomaaaaa…. Me encanta darte por culo, nena…

- Siiiii. Dámelo ahhhh asiiii me encanta aggggggg

- Ufffff siiii … que culito tienesssss.

Poco a poco la situación se hacía insostenible. La presión sobre mi polla hacia que se acercara el momento de correrme. Intentaba resistirme pero no podía. Ella no me dejaba. Un fuerte placer nacía de mi vientre y se iba apoderando de mi ser. Ella se dio cuenta de lo que venia.

- Vamos cariñooooo… quiero que te corras… asiiii dentro de miiiii

- Agggg siiiiii

Me agarre a su cintura y, cuando mis piernas comenzaron a fallar, ella movía su culo para que no se perdiera el ritmo. Mis ojos se cerraron. Mi mente se quedo vacía. Un intenso placer se apodero de mi que solo fue decreciendo cuando de mi interior mi semen comenzó a llenar su culo. Ella se movía como una autentica maquina de ordeñar. Me iba a dejar vacio. Mi cuerpo no aguantaba tanto placer y ella seguía exigiendo más.

Su mano llevo a la mía hacia su clítoris. Lo apreté. Ella cerro sus piernas y apretaba lo que podía su culo mientras se corría. Mi polla iba a reventar pero ella no la dejaba libre. Cuando hubo terminado la libero. Caímos al suelo. Ella se apoyo contra mi pecho, mientras se llevaba una mano al muslo para recoger el semen que le resbalaba.

Se giro y me beso. La bese. Nos besamos.

- Ha sido fantástico amor. El mejor polvo que he echado nunca. Le dije.

- Bueno tu tampoco has estado mal… me sonrió.

Después de un rato, fue al baño y cuando salió, sin dejarme hablar, sin decirme nada. Me dio un piquito y se fue. Nunca he olvidado aquel polvo.

0 comentarios - Miriam (la hija de mi jefe)